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16 de agosto de 2016

¿Cómo funcionan los músculos de Usain Bolt?

El doctor John Brewer, experto de la Universidad de St. Marys, analizó los movimientos de Bolt durante la final de 100 metros.




A diferencia del resto de los mortales, el 80% de la musculatura de Usain Bolt está compuesta de fibras rápidas.


Detuvo el cronómetro en 9,81 segundos y se adjudicó su tercera medalla olímpica consecutiva en los 100 metros planos masculinos. Muchos dicen que Usain Bolt no corre, vuela. Otros, que simplemente no es de carne y hueso.

Pero el programa Today de la Radio 4 de la BBC invitó a un destacado doctor a ver la final de los 100 metros planos y analizar los movimientos de Usain Bolt, para entender qué pasa con su cuerpo durante la carrera.

Estas son las explicaciones de John Brewer, director de la Escuela de Salud Deportiva y Ciencias Aplicadas de la Universidad de St. Marys (EE.UU.).

Para enfrentar una carrera como la final de los 100 metros planos, los corredores deben llegar recuperados de la semifinal, realizada una hora y media antes, y haber calentado para asegurarse de que sus músculos estén flexibles, calientes y elásticos, con menos posibilidad de lesión.

La mayoría de estos músculos contienen lo que llamamos fibra muscular de contractura rápida: músculos fuertes, poderosos y rápidos de contraerse, pero también fáciles de fatigarse.

Muchos tenemos cerca de mitad de músculos con fibras rápidas y la mitad con fibras lentas. Pero Usain Bolt tiene 80% de su musculatura compuesta de fibras rápidas.

El artículo completo en:

BBC


3 de diciembre de 2012

¿Escuchando nuestra música favorita rendimos más?

Tanto si te gusta la música clásica como si lo tuyo es el rock, el funky o el pop, escuchar tus canciones favoritas cuando practicas un deporte competitivo mejora tu rendimiento, según se desprende de un estudio presentado esta semana en la Conferencia Anual de la Sociedad Británica de Psicología por Alexandra Lamont y sus colegas de la Universidad de Keele.

De acuerdo con los investigadores, oyendo la música que nos gusta se reduce la sensación de esfuerzo durante el entrenamiento y en el momento de la competición. Además, cuando disfrutamos con la música aumenta la sensación de concentración, de “estar en la zona”. Los efectos positivos se comprobaron en partidos de fútbol y de baloncesto, así como en carreras de atletismo.


Fuente:

Muy Interesante

13 de agosto de 2012

Por qué un blanco (probablemente) nunca ganará los 100 metros planos


 De los 500 mejores tiempos de la historia de los 100 metros lisos, tan sólo 6 corresponden a atletas blancos. Algo parecido pasa en las pruebas de resistencia, totalmente dominadas por los keniatas -han ganado 13 de las últimas 14 maratones de Boston. Comparados con los caucásicos, los atletas africanos tienen huesos más densos -¿por eso son malos en natación?-, menos grasa corporal -¿también esto influye en la natación?-, caderas más estrechas, piernas más largas, muslos más gruesos y “gemelos” más ligeros que los blancos. Pero eso no es todo. En este artículo se trata de dar una explicación fisiológica a tan tamaña desviación estadística en cuanto a rendimiento atlético.


Resistencia: una cuestión de eficiencia energética
 
Las pruebas de resistencia son dominadas por atletas que provienen de una pequeña región de Kenia de apenas 3 millones de habitantes -Kalenjin-, mientras que los mejores esprinters son atletas africanos de la otra parte del continente, de la África occidental.
Bengt Saltin, fisiólogo sueco del Copenhagen Muscle Research Centre de Dinamarca, ha investigado la supremacía keniata en el atletismo de fondo. Los hallazgos llevados a cabo por este equipo científico han descartado la mayoría de las explicaciones populares a este fenómeno: la altitud, la dieta, y el que los niños van corriendo a la escuela. En cuanto al consumo de oxígeno, los keniatas arrojaron valores similares a los escandinavos; en lo correspondiente a la dieta, más bien es al contrario, su dieta no es rica en aminoácidos esenciales, vitaminas o grasas; y finalmente, la hipótesis de la actividad física en la infancia tampoco resultó verdadera, los niños keniatas son tan activos como los daneses.
La clave parece residir en la habilidad de los keniatas para resistir la fatiga, para no dejarse vencer por el lactato. El ácido láctico se genera cuando se ha llegado al límite del consumo de oxígeno; entonces ya no se puede generar energía de forma aeróbica -con consumo de oxígeno-, y se comienza a sacar partido de la fermentación láctica, lo que produce como subproducto el lactato, que se acumula en la sangre, acidifica el medio celular y merma el rendimiento. El grupo de Saltin descubrió que, con el mismo oxígeno de partida, los keniatas eran capaces de correr una distancia un 10% mayor que la que corrían los europeos; es decir, al igual que un coche más aerodinámico, estos realizaban un consumo de “combustible” más efectivo que los europeos.
¿Qué tenían los keniatas que los hacía “más aerodinámicos”? El grupo de Saltin encontró que las diferencias más importantes se daban en la masa muscular de los “gemelos” -múculos gastrocnemios, que se encuentra en la parte posterior de la pierna entre la rodilla y el tobillo. Los atletas africanos tenían como promedio 400 gramos menos de “carne” en cada pierna. Cuanto más lejos del centro de gravedad -que suele estar en torno a la cintura- se encuentre el peso, más energía es necesaria para moverlo. El grupo de Saltin calculó que añadir 50 gramos de peso en los tobillos incrementaba el consumo de oxígeno en un 1%, por lo tanto, según Saltin, los gramos de menos que tienen los gemelos de los keniatas, se traducían en un ahorro de un 8% de consumo por cada kilómetro recorrido. En definitiva, en palabras de Henrik Larsen, otro investigador del Copenhagen Muscle Research Centre de Dinamarca: “los keniatas son corredores más resistentes porque emplean menos energía en mover sus piernas.”
En posteriores estudios también se descubrió que el músculo esquelético de los corredores keniatas posee, en cantidades mayores de las promedio, una enzima que se encarga de bajar la producción de lactato, llevando las reacciones bioquímicas de obtención de energía hacia la oxidación de ácidos grasos. Según el autor, los altos niveles de esta enzima se pueden deber al entrenamiento, pero en su opinión, “tiene grandes posibilidades de ser un mecanismo genético”.
Resultados similares en consumo de oxígeno y niveles de enzima y lactato fueron encontrados en un grupo de corredores negros del Sur de África, cuyos “tiempos” son similares a los de los keniatas.
Además de esto, está el hecho de que los keniatas son fenotípicamente delgados y ligeros (50 o 60 kilogramos de media). Es decir, que no es sólo que sus piernas sean más livianas, sino que todo el “chasis” pesa menos.
Y finalmente está el tema de las fibras musculares, lo que para muchos es el factor clave de la supremacía keniata (y africana en general) en las pruebas de resistencia. Existen dos tipos de fibras musculares: tipo I o roja, de contracción lenta; y tipo II o blanca, de contracción rápida. Los corredores de resistencia tienen hasta un 90% de fibras tipo I, que tienen una densidad vascular elevada y muchas mitocondrias -orgánulos celulares que se encargan de producir energía en presencia de oxígeno.
SI juntamos todos los datos, tenemos que los keniatas tienen poca masa muscular en sus piernas, pesan poco, y encima la escasa masa muscular que tienen es tremendamente eficiente para obtener energía aeróbica -con oxígeno- y así producir muy poco lactato. Además, por si fuera poco, tienen una carga enzimática superior para recurrir antes a los ácidos grasos que a la fermentación láctica. El resultado: que de una misma cantidad de combustible obtienen mucha energía, sin pagar peaje ninguno -producción de ácido láctico-, y encima van en un coche más ligero, con lo que pueden viajar mucho más tiempo por la autopista y así llegar más rápido a su destino.

Velocidad: negros con fibras blancas
 
Y en el otro extremo del atletismo, están los mejores sprinters, que también son negros, aunque en este caso del África occidental. (Y todos sus descendientes de EEUU, Jamaica, Bahamas, Grenada, etc...) Y aquí, paradójicamente, nos encontramos también en el otro extremo fisiológico: los atletas del oeste africano son más altos y pesan hasta 30 kilogramos más que sus parientes del sureste. Pero la diferencia más reseñable está en el tipo de fibra muscular: los sprinters negros tienen un porcentaje más alto de fibras blancas tipo II -las de contracción rápida- que el resto de los mortales, incluidos los keniatas. Estas fibras funcionan de manera totalmente contraria a las rojas tipo I: están especializadas en producir energía de manera rápida y explosiva sin recurrir al oxígeno. Las fibras tipo II obtienen casi toda su energía de la fermentación láctica. El resultado: no son buenos en carreras largas -sacan poca energía del oxígeno y mucha del sistema anaeróbico por lo que acumularían mucho lactato-, pero en distancias cortas -donde casi toda la energía se obtiene en anaerobiosis por que estás en esfuerzo máximo y la corta duración no da tiempo al efecto inhibitorio del lactato- están comodísimos, y de esta manera consiguen marcas tan espectaculares como las que consigue el genial Usain Bolt.

El porqué evolutivamente hemos llegado a tener estas diferencias es un tema muy interesante para reflexionar e investigar, pero eso da para otro post y un par de libros por lo menos. Por supuesto, no todo es genética -aunque es mucho- porque de nada vale tener unas fibras musculares maravillosas si estamos tirados todo el día en el sofá. Las marcas que estamos viendo estos días en los juegos olímpicos, se consiguen con mucho esfuerzo y mucho entrenamiento -incluso Usain Bolt-, pero lamentablemente, aunque parte de las fibras tipo II -las "menos rápidas" IIa- se pueden transformar en las lentas tipo I después de un entrenamiento de resistencia intenso, hasta ahora no hay evidencia de que las fibras tipo I se puedan transformar en las tipo II. Es decir, que los músculos de los blancos y sus fibras rojas tienen minúsculas posibilidades de llegar al nivel -y la velocidad- de los músculos de los sprinters negros y sus rápidas fibras blancas.
Fuente:

20 de julio de 2012

Los corredores de Jamaica y el supuesto gen de la velocidad

Los Juegos Olímpicos están a la vuelta de la esquina. Durante varias semanas, miraremos a los atletas del mundo tratar de superar las plusmarcas en diferentes disciplinas. En una competencia dominada por potencias como Estados Unidos, China o Rusia, el caso de Jamaica es muy especial. Se trata de una pequeña isla en el Caribe con una inusual propensión a ganar medallas en las pruebas de velocidad. Tan sólo en Londres, Jamaica estará representada por un trío imparable: Usain Bolt, Asafa Powell y Yohan Blake. ¿Qué hay en ese diminuto país que produce a los hombres más rápidos del planeta?


La pregunta no es nueva. En 2008, en el marco de los Juegos Olímpicos de Pekín, se habló sobre la predisposición genética de los habitantes de Jamaica para ser veloces. La investigación citada proviene de un trabajo conjunto de la Universidad de Glasgow y la Universidad de las Indias Occidentales, en el que se halló que “70% de los jamaicanos tenían una variación “fuerte” del gen ACTN3.” Este gen produce una proteína en las fibras musculares de rápida flexión, asociada con el rendimiento explosivo. La población en Jamaica con esta variación es más alta que la que existe, por ejemplo, en Estados Unidos (60%). Los hallazgos de la investigación bastaron para que decenas de artículos circularan con una afirmación categórica: el éxito de los corredores jamaicanos está en los genes.

A los pocos días de haber sido publicada la investigación en 2008, espacios como Wired señalaron que la inferencia era inexacta. Brandon Keim, de Wired Science, cuestionó el determinismo genético con el que se estaba tratando el tema. A propósito, citó a Daniel MacArthur, autor del blog de divulgación Genetic Future, quien realizó sus estudios de doctorado en Sydney acerca del gen ACTN3 y su relación con el desempeño atlético y la fuerza muscular.

En su respuesta, MacArthur mencionó las razones por las que el tratamiento mediático de la investigación era exagerado. Al respecto, señaló:
Las historias toman ventaja de una percepción generalizada -no completamente injustificada pero controversial- de que los jamaicanos y otros grupos con ancestros en África Occidental tienen una ventaja genética cuando se habla de poder explosivo muscular. Tener evidencia científica aparente para justificar esta percepción es el sueño del reportero; los titulares se escriben solos.

El interés de MacArthur en el tema era personal, pues él fue coautor de una de las primeras obras que señaló relaciones entre la genética y los deportistas de élite. En su texto, explica que el gen ACTN3 codifica la proteína α-actinin-3 (o Actinen A, como mencionan erróneamente algunos medios), la cual se halla en las fibras musculares. El gen se presenta en dos variantes: una, la 577R; la otra -considerada “defectuosa”-, la 577X. La variante 557X previene la producción de la proteína. Según MacArthur, las personas que poseen dos copias de la 577x (o individuos X/X) no producen α-actinin-3. Más adelante, el autor indica que entre una cuarta y una sexta parte de la población mundial es X/X. Aunque la falta de la proteína no destruye al músculo, sí afecta el rendimiento deportivo en detrimento de las fibras de rápida flexión.

Es decir, la evidencia sugiere que el rendimiento deportivo en sprint mejora si se tiene al menos una copia del gen 577R (individuos R/R y R/X). El argumento que se utiliza para defender al “gen de la velocidad” es la distribución de esta población: 82% en habitantes de Europa contra 98% en habitantes de Jamaica. Sin embargo, se encontró una propensión mayor en Kenya (99%), un país que se distingue más por las pruebas de resistencia que las de rapidez. Así, se descarta que existe una relación determinante entre la población con dicha combinación genética y la capacidad para producir velocistas de élite.

El último punto de McArthur es muy ilustrativo. Si se toma como ejemplo el apabullante triunfo de Usain Bolt, habría que notar contra quiénes compitió. ¡Todos eran atletas con al menos una copia R! ¿Cómo puede explicar la variación genética la supremacía que mostró ante sus contrincantes? Es más, como pregunta también Keim de Wired Science, ¿por qué los genes explicarían los triunfos de Jamaica en 2008 pero no su pobre actuación en Atenas 2004 -apenas una medalla de plata-?


Al final, el tema es la sobresimplificación. MacArthur señala que, en efecto, la genética puede explicar que ciertas poblaciones tengan una predisposición, pero los reportajes ignoran por completo que se trata de un tema más complejo en el que intervienen factores ambientales, culturales y (por supuesto) la interacción con otros genes. La sola presencia de una copia R/R no hace que una persona tenga la calidad para llegar a ser velocista de élite; tampoco hace que un país se convierta en una fábrica de talentos por su pool genético. MacArthur cierra categóricamente:
El argumento centrado en el ACTN3 desdeña la importancia de la impresionante inversión de Jamaica en sistemas de infraestructura y entrenamiento necesarios para identificar y crear atletas de pista de élite, los efectos de una cultura que idolatra a los héroes de pista locales y el poderoso deseo de los jóvenes jamaicanos de usar el éxito atlético para sacarse a sí mismos y a sus familias de la pobreza.
Ahora que se acercan las Olimpiadas, comienzan a asomarse los artículos sobre el gen de la velocidad. La idea del determinismo genético ha sido muy cultivada en la opinión pública, en parte por su constante aparición en la ficción -personas que adquieren habilidades suprahumanas por una variación genética, por ejemplo- y nutrida por el reduccionismo de muchos medios que, en su afán por hacer muy simple el conocimiento científico, terminan por tergiversarlo. Por supuesto, esto seguirá mientras sea más atractivo un titular que alega la gente de Jamaica nace con el gen de la velocidad a explicar con detalle lo que realmente ocurre.

Fuente:

13 de julio de 2010

¿Por qué los negros son mejores velocistas y los blancos destacan en natación?


Martes, 13 de julio de 2010

¿Por qué los negros son mejores velocistas y los blancos destacan en natación?

Científicos creen tener la clave de qué lleva al podio a deportistas de diferente color: el centro de gravedad de su cuerpo

Usain Bolt y Michael Phelps. Pueden ser los dos grandes ejemplos que ilustran esta investigación. El primero, jamaicano, negro, es campeón olímpico de 100 y 200 metros y recordman mundial en estas dos pruebas. El segundo, blanco y estadounidense, batió en Pekín 2008 el récord de medallas de oro en unos Juegos Olímpicos. Su especialidad, la natación. Si uno repasa los últimos récords, los mejores velocistas de elite suelen ser jamaicanos, africanos y canadienses, todos de ascendencia africana, mientras que los nadadores más rápidos son blancos, muchos de origen europeo. Un equipo de científicos, dirigido por Adrian Bejan, un investigador de la Pratt School, la escuela de ingeniería de la Universidad de Duke, cree tener la respuesta que explica la diferencia de «color» a la hora de subirse al podio en diferentes disciplinas. Y es, nada menos, que el centro de gravedad del cuerpo de los atletas negros es más alto que el de los blancos. El estudio aparece publicado en la revista Internacional Journal of Design and Nature and Ecodynamics.


Usain Bolt

Según los investigadores «hay una serie de evidencias que demuestran que existen claras diferencias en los tipos de cuerpos de blancos y negros». Los deportistas de color «suelen tener miembros más largos con menores circunferencias, lo que significa que sus centros de gravedad son más altos en comparación a los blancos de la misma altura», explica Edward Jones, coautor del estudio, especializado en nutrición y antropometría, el estudio de la composición corporal.

Esto les beneficia a la hora de correr, de acuerdo a las leyes de la locomoción. «Los asiáticos y blancos tienen torsos más largos, y sus centros de gravedad son más bajos, lo que facilita nadar más rápido». El centro de gravedad de los asiáticos es aún más ventajoso para nadar, pero como no son tan altos, es más difícil que se impongan.

Ventaja en el agua

El experto se refiere a estudios anteriores sobre el cuerpo humano que encontraron que, como promedio, el centro de gravedad del cuerpo es aproximadamente un 3% más alto en los negros. Con esta diferencia biológica, los investigadores calcularon que los velocistas negros son un 1,5% más rápidos que los blancos, mientras que estos tienen la misma ventaja en el agua. La diferencia puede parecer pequeña, pero no lo es si se tiene en cuenta que los récords mundiales se rompen por fracciones de segundo.

Bejan ha explicado al diario The Daily Telegraph que se trata de un estudio científico, no una cuestión de opinión. A pesar de ello, ha reconocido tener alguna preocupación porque la investigación se malinterprete. En ningún caso se habla de una raza mejor que otra, sino de capacidades físicas distintas a muy alto nivel. De igual forma, Jones concede que los factores sociales y culturales también pueden influir a la hora de tener éxito en un deporte.

Fuente:

ABC (España)
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