Tanto si te gusta la música clásica como si lo tuyo es el rock, el funky o el pop, escuchar tus canciones favoritas cuando practicas un deporte competitivo mejora tu rendimiento,
según se desprende de un estudio presentado esta semana en la
Conferencia Anual de la Sociedad Británica de Psicología por Alexandra
Lamont y sus colegas de la Universidad de Keele.
De acuerdo con
los investigadores, oyendo la música que nos gusta se reduce la
sensación de esfuerzo durante el entrenamiento y en el momento de la
competición. Además, cuando disfrutamos con la música aumenta la sensación de concentración, de “estar en la zona”. Los efectos positivos se comprobaron en partidos de fútbol y de baloncesto, así como en carreras de atletismo.
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