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30 de enero de 2013

Guinea Ecuatorial, el imperio tropical de Franco






La colonia se independizó de España en 1968, tras un tenso pulso diplomático que acabó con una salida apresurada del reciente país que quedaba en manos de un sádico, Macías Nguema. Analizamos el origen y desarrollo del imperio colonial que alcanzó su auge durante el régimen franquista


Cuando Marruecos se independizó de la tutela de Francia y España, en 1956, al régimen dictatorial del general Franco no le quedó más patio trasero en África que el desértico Sáhara Occidental y una diminuta huella en el golfo de Guinea, compuesta por la isla de Fernando Poo (hoy Bioko) y una franja de terreno continental, apenas una cuña entre Camerún y Gabón a la que dedicamos el Dossier de febrero de la revista.

Ese modesto imperio tropical de Franco fue destino de unas decenas de miles de colonos españoles que encontraron en el cacao y la madera fuentes de inversión y medio de vida, gracias al trabajo indígena local o importado de otros puntos de la costa africana cercanos, como Nigeria, o lejanos, como Liberia. Tras el fin de la Guerra Civil, que en Guinea se decantó casi de inmediato por los sublevados, este territorio se convirtió en una colonia similar a las francesas, inglesas o portuguesas de la época, una sociedad con un  apartheid de facto en las que el europeo llevaba una vida de cierto privilegio y el nativo esta legalmente sujeto a un gobierno extranjero.

En 1968, Franco no quiso retrasar más la hora de la independencia, a la vista de lo que estaba sucediendo en el resto de África negra, y su mano derecha, el almirante Carrero Blanco, fue encargado de diseñar una transición en la que los españoles mantuvieran sus inversiones. Pero en poco tiempo se desató el caos y la metrópoli hubo de proceder a repatriar a los antiguos colonos, en previsión de un baño de sangre.


Las tres décadas transcurridas entre el fin de la Guerra Civil y la independencia de Guinea son las protagonistas de nuestro Dossier del mes de febrero. Gustau Nerín traza con Un pie en el África negra, el panorama general de la colonia, sus funcionamiento administrativo, su rentabilidad económica y las tensiones políticas que generó en España la demanda guineana de independencia. Julio Martín Alarcón  recaba los testimonios de colonos que escaparon para salvar sus vidas, abandonando apresuradamente sus haciendas, y recrea en A punta de pistola, alguno de los momentos más arriesgados y sangrientos.

Fernando Ballano ha investigado en los archivos los expedientes de los españoles que fueron Expulsados del paraíso guineano por los gobernadores, fuera por su conducta inmoral a los ojos de la conservadora elite política dle momento, fuera por manifestar ideas políticas opuestas al régimen. Por último, Nerín relee las memorias y novelas de los españoles y guineanos que evocan el periodo o reflexionan sobre él, con conclusiones y ópticas casi siempre contrapuestas en Negros, blancos y ennegrecidos.


Fuente: 

La Aventura de la Historia

4 de enero de 2013

Guinea Ecuatorial: en busca de una ciudad futurista en medio de la pobreza

El presidente Teodoro Obiang 
Teodoro Obiang

  • Derrocó a su tío tras un golpe militar, el 1979
  • Se convirtió en el jefe de estado no monárquico más longevo del mundo, tras el derrocamiento de Gaddafi en 2011
  • En 2006, la revista Forbes calculó que su fortuna en 600 millones de dólares

Nueva Guinea

La población de Guinea Ecuatorial debería ser una de las más ricas del mundo. Pero por algún motivo, los ingresos que genera la producción de petróleo y madera parecen estar fuera de su alcance.

Ocho años después de un fallido golpe de Estado, proveer a la gente con dinero no parece ser la prioridad del presidente.

En la profundidad de la selva, una cúpula gigante hecha de acero y cristal, es la pieza principal de uno de los proyectos de construcción más grandes y costosos de África.
La librería de la nueva Universidad Internacional de África Central tiene el aspecto de una nave espacial en medio de un ambiente selvático.
"Oyala será la nueva capital del país y un juguete de miles de millones de dólares para el dictador más longevo de todo el continente africano."
Alrededor de la cúpula, un gran campus empieza a tomar forma.

Excavadoras, grúas y constructoras internacionales provenientes de lugares tan lejanos como Brasil, Polonia y Corea del Norte, están convirtiendo los sueños del presidente Teodoro Obiang, en una realidad que desafía a la lógica.

La universidad no es más que una pequeña consecuencia de la ambición del presidente, quien planea construir la ciudad futurista de África.

Oyala será la nueva capital del país y un juguete de miles de millones de dólares para el dictador más longevo de todo el continente africano.

Debajo de una autopista de seis carriles recién construida, conocida como la Avenida de Justicia, se está construyendo el primer hotel de lujo de Oyala. Cuenta con 450 habitaciones, un spa, un teatro y un centro de convenciones.

"Para mí es un parque de ensueño", dice Vicente Cabrera, ingeniero jefe de la nueva universidad, y mi guía por Oyala.
"Yo soy de España. En mi país la construcción está muerta. Aquí no hay límites".

Pero hay frustraciones. El presidente visita las obras con frecuencia. Tuvieron que mover uno de los edificios de la universidad porque a él no le gustaba la vista.

Como era de esperarse, el proyecto está retrasado.

Cada clavo, cada ladrillo y cada baldosa es importada. Guinea Ecuatorial es rica en petróleo, gas y madera, pero no fabrica nada.

Hasta la comida que consumen los trabajadores de las constructoras la traen de Camerún.

En una década, Oyala será el hogar del presidente, del gobierno y - de acuerdo con el plan maestro – de hasta 200.000 personas.

De dónde vendrán los habitantes, sigue siendo un misterio. La población total del país cabría en la ciudad de Leeds, y la gran mayoría vive muy lejos, cerca a la costa.

Lea el artículo completo en:

BBC Economía 


16 de septiembre de 2007

Especial: Simios.
Al hombre se le conquista por el estómago... y al chimpancé también
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Un grupo de chimpancés que vivía cerca de un pueblo en Guinea acudía asiduamente a la localidad para robar fruta, especialmente papayas, que regalaban a sus parejas para asegurarse sus favores, según un estudio publicado por la revista de internet PLoS One.




Un chimpancé come un helado en el zoo de Riad, en abril de este año.
Un chimpancé come un helado
Según el responsable de este estudio internacional, Kimberley Hockings de la universidad británica de Stirling, éste es el primer caso conocido de reparto sistemático de alimentos vegetales por los chimpacés salvajes.

Este comportamiento fue observado en el pueblo de Bossu, a unos 500 km al sureste de Conakry, cerca de la frontera con Liberia.

'Consideramos que los machos intentan demostrar así su valor a otros miembros del grupo, en primer lugar a los del sexo opuesto', afirma el científico. 'Su audacia parece dar resultados y atraer la atención principalemente de las hembras', agrega.

Así, el macho que acostumbra a compartir una gran parte de su botín con una hembra es 'espulgado' por ésta -un gesto social elemental de los primates- más amenudo que los otros, incluído el jefe del grupo.

Los machos eligen preferentemente a hembras en edad de procreación, señalaron los autores del estudio, que así se dieron cuenta de que a los chimpacés también se les conquista por el estómago.

Fuente:

Terra Actualidad - AFP
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