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8 de enero de 2018

Innovación educativa: ¿Preparar trabajadores eficientes o ciudadanos libres?

La transformación de la enseñanza debe caminar hacia la inclusión de la tecnología en y el uso de metodologías activas sin olvidar el desarrollo del pensamiento crítico.



Derrochar energía o no reciclar son acciones que tienen consecuencias para todo el planeta. Esta es la lección que aprendieron los alumnos de infantil del CEIP San Agustín (Casas Ibáñez, Albacete) a través de un itinerario interactivo creado con Google Earth. La visita virtual al globo con esta herramienta les permitió conocer el deshielo de los polos o la desertificación en Marruecos. Con este trabajo, Cambio climáTICo, la maestra Cati Navarro buscó dar a sus alumnos una formación “acorde con la sociedad tecnológica en la que viven”. El aprendizaje por proyectos que emplea la docente combinado con tecnología impulsa, según cuenta, la digitalización, la creatividad y forma a los niños en competencias como el liderazgo o el trabajo en equipo, características cada vez más demandadas en el mercado laboral de la economía del conocimiento.
Es necesario dotar a los estudiantes de recursos que les ayuden a hacer su mundo pensativo
Laura Morillas, Intef
Pero la calidad educativa no queda ahí. El aterrizaje de las tabletas electrónicas en el aula acompañadas de nuevas metodologías debe poner el foco, en cuanto al contenido, sobre los cambios sociales, culturales o ecológicos que atraviesan el mundo del siglo XXI, según coinciden los expertos. En este punto, nace una corriente dentro del mundo educativo crítica con esta inclinación de la enseñanza hacia las demandas del mercado. “Hay que educar para vivir no para trabajar. Aunque las empresas son una parte importante de la vida, hay muchas más cosas a las que tendrá que enfrentarse un niño cuando crezca”, opina Andrés Dancausa, CEO de SofíaSquare, una startup que conecta profesores particulares y estudiantes.

Un punto de vista que comparte Laura Morillas, directora del Intef (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado dependiente del Ministerio de Educación). La experta destaca que la tecnología no debe entenderse como la protagonista de la educación, sino un medio para mejorarla. “La clave de la enseñanza sigue siendo el desarrollo del pensamiento crítico y esa es la labor esencial del profesor. El conocimiento es ahora accesible a todos en la red, pero el trabajo del docente es fomentar que el alumno piense por sí mismo y se haga preguntas”, reflexiona en un evento organizado por Xataka Live Citizen.

Aunque Remedios Zafra, escritora y teórica sobre la Cultura Digital, valora las mejoras innegables que aportan las nuevas herramientas tecnológicas a la educación, introduce una lanza a favor del pensamiento crítico ante las ansias de digitalización de todas las esferas de la vida. “Es necesario dotar a los estudiantes de recursos que les ayuden a hacer su mundo pensativo, a desarrollarse como ciudadanos libres capaces de elegir por sí mismos sus trabajos, sin que les predestinemos en función del género, la clase social o los empleos disponibles o visibilizados por el mercado”, reflexiona. Zafra considera que la libertad es el escalón que debería facilitar la educación para permitir a los jóvenes “cuestionar mundos y trabajos”. “Desde aquí se podría mejorarlos e imaginar otros, no cambiando unas verdades por otras, sino haciendo reflexivas las formas en que hoy se diseñan las verdades”, cuenta.

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El País (Retina)

"La evaluación no debe reducirse a un número o una expresión"

Calificamos porque así lo exigen las administraciones, la tradición académica y muchas familias, pero creemos que se equivocan.



En la educación obligatoria, la calificación es un recurso poco o nada eficaz, sobre todo si se acaba reduciendo a un número o a una expresión. Esta forma de categorizar los aprendizajes, comparando, enjuiciando… contribuye a deformar la imagen que cada estudiante se construye de sí mismo; al tiempo que es poco útil para en la mejora del trabajo de docentes y estudiantes.

Ésta es la posición de partida que, en referencia a la evaluación, mantienen Carmen Cañabate, Mª del Carmen Díaz y Francisca Espinosa, maestras del Colegio Público de Educación Infantil y Primaria (CEIP) ‘Clara Campoamor de Huércal de Almería (España).




Cambiar las prácticas habituales de evaluación no es tarea fácil. Exige, más allá de buenos propósitos, la formación necesaria para la construcción de escenarios de aprendizaje con sentido y el dominio estratégico de herramientas de análisis de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Y, necesita, también, algo más. Precisa contar con el apoyo profesional de los colegas como, por otra parte, requiere todo proceso de innovación educativa. En el caso de Carmen, Mª Carmen y Francisca esto ha sido un hecho: desde hace años, forman parte de un colectivo de docentes (“Aprender Hablando”), que se acompañan en el desarrollo de su profesión y que evolucionan juntos tanto conceptual como actitudinalmente.

Para ilustrar este planteamiento de la evaluación, vamos describir una experiencia de trabajo de aula, desplegada en el CEIP ‘Clara Campoamor’, a lo largo de varios cursos y en distintos niveles de educación primaria.

De las distintas actuaciones de evaluación posibles, nuestras profesoras han decidido centrarse en la evaluación inicial; al fin y al cabo, una práctica de trabajo de aula bastante habitual.

La evaluación inicial suele ser la tarea escolar principal de los primeros días de septiembre, después de que niñas y niños hayan vivido a otro ritmo y disfrutado de dar ‘rienda suelta’ a otros intereses propios del periodo vacacional. Pues bien, en la mayoría de los casos y sin solución de continuidad, sin preparar la más mínima transición, sin valorar el distanciamiento que se produce en los escolares de las tareas académicas… los sometemos a una secuencia de pruebas de examen sin sentido.

Estas pruebas estándar de examen y registro, habitualmente en soporte de lápiz y papel, más allá de la lógica tensión y rechazo que generan entre los escolares, realmente, como comentan nuestras profesoras, ‘no suelen servir para nada’. En la mayoría de los casos, una vez cumplida la rutina de los exámenes, el profesorado, de nuevo, comienza el curso con el “tema 1” del libro de texto, más allá de los resultados de las pruebas.

Carmen Cañabate nos traslada su insatisfacción en el siguiente comentario:

“… evaluamos para que el alumando mejore sus aprendizajes y el resultado de toda evaluación, en la educación obligatoria, debe servir para cambiar cosas en la planificación del docente, para ayudar a que niñas y niños aprendan mejor…” (Carmen Cañabate, Evaluar qué, ésa es la cuestión)

En el Colegio Público ‘Clara Campoamor’, están de acuerdo con este propósito y, por esta razón, organizan la evaluación inicial de manera diferente. Construyen escenarios de confianza en los que la energía desplegada y las actividades planteadas sirven, son útiles… para el profesorado, como profesionales de la enseñanza, y los propios estudiantes, tomando conciencia de los diversos modos personales de aprender.

Planifican secuencias didácticas abiertas y significativas, en las que, de manera inclusiva y dentro de un mismo plan de trabajo, niñas y niños van avanzando conscientemente y a su ritmo.

“…cada cual va a su ritmo, de manera que lo que en unas criaturas cala de manera muy profunda, en otras apenas roza; y que en ocasiones de lo que esperabas que aprendieran no aprendieron nada y te sorprenden con aprendizajes que jamás hubieses esperado. Unas vuelan, otras corren, otras caminan y algunas parecen observar, pensando si lanzarse no las llevará al vacío.”
(Carmen Cañabate, Evaluar qué, ésa es la cuestión)





El artículo completo en El País (España)

Cómo aprender más rápido, según Elon Musk, Einstein y Feynman

Cómo aprender rápido y crear reglas generales realmente útiles son francamente cuestiones difíciles de responder. Sin embargo, quizá podamos aprender algo de algunos genios.

Figuras como Albert Einstein, su colega Premio Nobel de Física Richard Feynman, y el súper empresario Elon Musk han ofrecido consejos prácticos que cualquiera puede usar para acelerar su aprendizaje en cualquier tema de su elección.



Einstein

Según Einstein, los grandes saltos mentales y la diversión van de la mano, y cuanto más puedas disfrutar aprendiendo, más rápido acumularás información en tu cerebro y lograrás avances.

En 1915, escribió el siguiente consejo para su hijo de 11 años, que intentaba dominar el piano:

Estoy muy contento de que encuentres satisfactorio tocar el piano... así que toca el piano, incluso si el maestro no te lo pide. Esa es la forma de aprender más: cuando estás haciendo algo con tanto placer que no te das cuenta de que el tiempo pasa. A veces estoy tan envuelto en mi trabajo que me olvido de la comida del mediodía.

Feynman

El legendario físico Richard Feynman ganó el Premio Nobel por su trabajo en uno de los temas que resulta más difícil para la mente humana, la mecánica cuántica. Pero su principal consejo para acelerar el aprendizaje es hacer que todo lo que estés estudiando se pueda reducir hasta que sea simple. Tan simple, de hecho, que podría explicarse a un niño de ocho años.

Cuando escribe una idea de principio a fin en un lenguaje sencillo (consejo: usar solo las palabras comunes), se obliga a comprender el concepto a un nivel más profundo y simplifica las relaciones y conexiones entre las ideas.

Musk

Elon Musk ha demostrado dominar diversas áreas de conocimientos y, sobre todo, descubrir cuáles de ellas podrían tener una oportunidad de desarrollo y de negocio. ¿Cómo aprendió tanto sobre tantos campos diferentes? Cuando alguien en Reddit AMA (Ask Me Anything) planteaba esa pregunta, Musk respondió:

La mayoría de las personas puede aprender mucho más de lo que cree (...) Es importante ver el conocimiento como una especie de árbol semántico: asegúrese de comprender los principios fundamentales, es decir, el tronco y las ramas grandes, antes de entrar en las hojas / detalles.

Lea el artículo completo en:

Xakata Ciencia

2017-2018: cambia nuevamente el año, pero ¿qué es realmente el tiempo? ¿Es cierto que solo existe el presente efímero?

Termina un año y comienza otro... Y sí, otra vez caemos en la cuenta de que el tiempo pasa, implacable. 

Pero ¿te has preguntado alguna vez qué es realmente el tiempo más allá de lo que marcan los relojes y los calendarios?

Piénsalo un momento. 

En nuestra experiencia como seres humanos percibimos el tiempo como una secuencia de sucesos.

Es decir: un futuro que se vuelve presente y un presente que se transforma en pasado.

Sentimos que el presente es lo único que existe, pero es efímero, se esfuma a cada segundo. 

Pensamos que el pasado es lo que ha dejado de ser y se aleja de nosotros rumbo al olvido, aunque parte de él permanece en nuestros recuerdos.

Y creemos que el futuro es algo potencial que aún no ha sucedido y promete diversos caminos alternativos.

Pero ¿qué hay de cierto en todo esto? ¿Es el tiempo algo real o una mera ilusión? ¿O una mezcla de ambos?

Prepárate, porque lo que dice la física clásica y actual al respecto puede dejarte perplejo, ya que cuestiona algunas de las creencias más difundidas sobre nuestro devenir.

¿Distintos tiempos?

"Los físicos no se ponen de acuerdo a la hora de contestar la pregunta general de qué es el tiempo", le comenta a BBC Mundo el Dr. Chamkaur Ghag, reconocido investigador del Departamento de Física y Astronomía del University College de Londres (UCL).

"Pero sí hay consenso en aceptar lo que dice la teoría de la relatividad de Albert Einstein, que presenta un universo donde el espacio y el tiempo son inseparables y se influyen mutuamente, y donde los fenómenos se experimentan de distintas maneras según el estado de movimiento de los observadores".

En este cosmos el tiempo es relativo, explica Ghag: se dilata a medida que un cuerpo se mueve más rápido en relación con otros. Cuanto más se aproxima un objeto (o un individuo) a la velocidad de la luz, más notoria es la desaceleración del reloj.

Según Einstein, el tiempo también transcurre más lentamente cuando un cuerpo experimenta una fuerza gravitacional mayor.

En la película "Interstellar" (2014), de Christopher Nolan, hay una escena que lo explica bien: el protagonista desciende a un planeta sometido a una intensa gravedad por encontrarse cerca de un agujero negro. Cuando regresa a la nave nodriza tras lo que para él ha sido más de una hora, se encuentra con un compañero para el que han pasado... 23 años.

La dilatación del tiempo ha sido comprobada de manera experimental en las últimas décadas usando ultraprecisos relojes atómicos y modernos aceleradores de partículas. A lo que se ha sumado la reciente detección de las ondas gravitacionales generadas por las distorsiones en el espacio-tiempo. 

Varios triunfos para las ideas de Einstein.

"Otro de los principios aceptados por los físicos es que el tiempo va para adelante y nunca para atrás", dice el Dr. Ghag.
 
"Y esto lo explica la segunda ley de la termodinámica: la entropía. Significa que las cosas van del orden al desorden".

El artículo completo en:

BBC Mundo
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