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8 de enero de 2018

Cómo aprender más rápido, según Elon Musk, Einstein y Feynman

Cómo aprender rápido y crear reglas generales realmente útiles son francamente cuestiones difíciles de responder. Sin embargo, quizá podamos aprender algo de algunos genios.

Figuras como Albert Einstein, su colega Premio Nobel de Física Richard Feynman, y el súper empresario Elon Musk han ofrecido consejos prácticos que cualquiera puede usar para acelerar su aprendizaje en cualquier tema de su elección.



Einstein

Según Einstein, los grandes saltos mentales y la diversión van de la mano, y cuanto más puedas disfrutar aprendiendo, más rápido acumularás información en tu cerebro y lograrás avances.

En 1915, escribió el siguiente consejo para su hijo de 11 años, que intentaba dominar el piano:

Estoy muy contento de que encuentres satisfactorio tocar el piano... así que toca el piano, incluso si el maestro no te lo pide. Esa es la forma de aprender más: cuando estás haciendo algo con tanto placer que no te das cuenta de que el tiempo pasa. A veces estoy tan envuelto en mi trabajo que me olvido de la comida del mediodía.

Feynman

El legendario físico Richard Feynman ganó el Premio Nobel por su trabajo en uno de los temas que resulta más difícil para la mente humana, la mecánica cuántica. Pero su principal consejo para acelerar el aprendizaje es hacer que todo lo que estés estudiando se pueda reducir hasta que sea simple. Tan simple, de hecho, que podría explicarse a un niño de ocho años.

Cuando escribe una idea de principio a fin en un lenguaje sencillo (consejo: usar solo las palabras comunes), se obliga a comprender el concepto a un nivel más profundo y simplifica las relaciones y conexiones entre las ideas.

Musk

Elon Musk ha demostrado dominar diversas áreas de conocimientos y, sobre todo, descubrir cuáles de ellas podrían tener una oportunidad de desarrollo y de negocio. ¿Cómo aprendió tanto sobre tantos campos diferentes? Cuando alguien en Reddit AMA (Ask Me Anything) planteaba esa pregunta, Musk respondió:

La mayoría de las personas puede aprender mucho más de lo que cree (...) Es importante ver el conocimiento como una especie de árbol semántico: asegúrese de comprender los principios fundamentales, es decir, el tronco y las ramas grandes, antes de entrar en las hojas / detalles.

Lea el artículo completo en:

Xakata Ciencia

20 de septiembre de 2013

Las Lecturas de Física de Feynman: tomo uno disponible online

Las Lecturas de Física de Feynman son una serie de libros publicados en tres tomos, que resumen los cursos impartidos por el célebre físico en el Caltech durante los años 1961-1964. Se trata de textos muy particulares que aún día se consideran heterodoxos y por sobre todas las cosas, de imprescindible lectura para todo estudiante de física. Por su particular estilo es probable que estos textos no sean óptimos para seguir un curso tradicional o aprender a resolver problemas en forma sistemática. Pero no menos cierto es que a lo largo de la carrera de estudiante, profesor o investigador, la lectura y consulta de estos textos es absolutamente, y afortunadamente, inevitable.




Finalmente, en la web del Caltech están disponibles para su lectura on line el primer de los tres tomos de las célebres Lecturas: El Volumen I, dedicado a la mecánica, radiación y calor.
 
 Si bien la serie de videos está disponible en Youtube, la posibilidad de acceso mediante internet de estos libros siempre fue mediante malos escaneos de los originales, en el mejor de los casos. Esta publicación cuenta con el respaldo institucional del Caltech, la calidad del texto y las ecuaciones han sido tratadas para que el contenido sea correctamente leído online.
 Dos acotaciones importantes: los textos están en inglés, y por ahora, como hemos dicho está disponible el primer volumen. Según se indica en la web del Caltech los restantes dos volúmenes serán publicado lo antes posible. A pesar de estas restricciones esta es una oportunidad de oro para aproximarse a una formulación de la física que ha formado generaciones enteras de investigadores y que por suerte aún tiene sobrada vigencia. Que así sea.
 The Feynman Lectures on Physics para todos.

Fuente:

Zemiorka

8 de septiembre de 2012

Richard Feynman sobre el papel de la cultura científica en la sociedad moderna

“Para lograr un progreso, uno debe dejar la puerta medio abierta a lo desconocido, sólo medio abierta.”


“Realmente esperaba que, hacia el fin del siglo, habríamos conseguido substancialmente más de lo que realmente hemos hecho”, se lamentaba el paseante lunar original Neil Armstrong, que falleció a la edad de 82 la pasada semana. En este lamento esta incluído la inquietante cuestión del por qué. ¿Qué es lo que retiene a la humanidad?

Richard Feynman
Esto es precisamente lo que el gran Richard Feynman exploró cuando subió al escenario del Symposium Galileo en Italia en 1964 e impartió una conferencia titulada: “Qué es y cuál debería ser el Rol de la Cultura Científica en la Sociedad Moderna”, publicada en el también excelente The Pleasure of Finding Things Out: The Best Short Works of Richard P. Feynman (public library), titulado tras el famoso film del mismo nombre.
Feynman comparte el lamento de Armstrong:
A todos nos entristece mirar el mundo y ver que pocos logros hemos hecho, en comparación a lo que sentimos que son las potencialidades de los seres humanos. Las personas del pasado, en la pesadilla de sus tiempo, tenía sueños sobre el futuro. Y ahora el futuro que se ha materializado el futuro vemos que los sueños han sido superados de muchos modos, pero en todavía más modos muchos de nuestros sueños todavía son los mismos que los sueños de las personas del pasado.
Atribuye gran parte de esta desconexión a la profunda falta de un entendimiento general y un entusiasmo por la ciencia, defendiendo la maravilla de la ciencia:
… las personas, y me refiero a la persona media, la gran mayoría de la gente, la enorme mayoría de la gente, es absoluta y lamentablemente ignorante sobre la ciencia del mundo en el que viven, y así siguen… Una cuestión interesante sobre la relación de la ciencia con la sociedad moderna es esta: ¿por qué es posible que la gente sea tan lamentablemente ignorante y aún así razonablemente feliz en la sociedad moderna, teniendo en cuenta que hay tanto conocimiento disponible para ellos? De paso, Mr. Bernardino, sobre el conocimiento y la maravilla, el sr. Bernardini ha dicho que no debemos enseñar maravillas sino conocimiento.
Podría tratarse de una mera diferencia en el significado de las palabras. Yo creo que deberíamos enseñarles maravillas, y que el propósito del conocimiento es apreciar todavía más las maravillas. Y que el conocimiento consiste simplemente en situar la maravilla en el marco adecuado de la naturaleza.
Proseguía fijándose en lo anticientifica que resultaba la cultura popular, y de qué forma se condonaban ciertas creencias no científicas:
… Me gustaria mostrarle nuestro mundo a Galileo, y debería hacerlo con una gran dosis de vergüenza. Si miramos más lejos que la ciencia hacia el mundo que nos rodea, averiguamos algo bastante lamentable: que el medio en el que vivimos es activa e intensamente anticientífico. Galileo podría decir: “me di cuenta de que Júpiter era una bola con lunas y no un Dios del cielo. Decirme, ¿qué ocurrió con los astrólogos?” Bueno, pues que publicaron sus resultados en los periódicos, al menos en los Estados Unidos, en cada periódico de cada día. ¿Por qué aún tenemos astrólogos?
Creo que debemos atacar estas cosas en las que no creemos. No atacar mediante el procedimiento de cortar las cabezas de la gente, sino atacar en el sentido de discutir. Creo que deberíamos pedir a la gente que intenten obtener en sus mentes una imagen más consistente de su propio mundo; que no se permitan a sí mismos el lujo de partir en pedazos su cerebro, unos para el lado en el que creen esto y otros para el lado en el que creen esto otro, pero sin intentar comparar los dos puntos de vista. Porque hemos aprendido que, al intentar juntar los puntos de vista que tenemos en nuestra cabeza y compararlos con el otro, hacemos un cierto progreso en el entendimiento y aprecio de donde estamos y lo que somos. Creo que la ciencia ha seguido siendo irrelevante porque esperamos a que alguien nos haga las preguntas, o a que nos inviten a dar una charla sobre la teoría de Einstein a personas que no entienden la mecánica newtoniana, pero nunca nos invitan para atacar las curaciones basadas en la fe, o en el caso de la astrología, para mostrar cuál es la visión científica de la astrología.
La solución que propone consiste en una buena escritura científica y un debate crítico como la forma necesaria de pinchar la burbuja del interés público:
Creo que debemos escribir algunos artículos. ¿Qué pasaría entonces? La persona que cree en astrología tendrá que estudiar algo de astronomía. La persona que cree en la curación basada en la fe tal vez tenga que estudiar algo de medicina, dado que los argumentos van y vienen, y algo de biología. En otras palabras, será necesario que la ciencia se convierta en relevante.
Y luego tenemos ese terrible esfuerzo para tratar de explicar las cosas a gente que no tiene razones para querer saber. Pero si quieren defender sus propios puntos de vista, deberán aprender algo de tí. Sugiero, quizás correcta o quizás incorrectamente, que somos demasiado amables. En el pasado existió una era de conversación  sobre estos temas. La iglesia sentía que los puntos de vista de Galileo atacaban a la iglesia. Hoy la iglesia no siente que los puntos de vista científicos ataquen a la iglesia. Nadie está equivocado sobre esto. Nadie ataca. Quiero decir, nadie escribe tratando de explicar las inconsistencias entre los puntos de vista teológicos sostenidos hoy por distintas personas, o incluso las inconsistencias sostenidas alguna vez por el mismo científico, entre sus creencias religiosas y científicas.
Claro está, que desde 1964 hemos visto el auge de los “cuatro jinetes del nuevo ateísmo” (Richard DawkinsChristopher HitchensDan Dennett, y Sam Harris), quienes, juntoincontables científicos, se han segurado de proporcionar una consistente falta de “amabilidad” en el debate.
Feynman también reitera un argumento crucial sobre la naturaleza y el propósito de la ciencia y el pensamiento crítico, el papel de la ignorancia y la importancia de abrazar la incertidumbre, recibido con enorme resistencia en una cultura condicionada por aferrarse a las respuestas:
Un científico nunca está seguro. Todos lo sabemos. Sabemos que todas nuestras afirmaciones son afirmaciones aproximadas con distintos grados de certeza; que cuando se hace una afirmación, la cuestión no es si es verdadera o falsa, sino más bien qué probabilidad tiene de ser verdadera o falsa.  ¿Existe Dios? Cuando se coloca en forma de pregunta, ¿“qué probabilidad tiene”?, se provoca una terrible transformación en el punto de vista religioso, y por esto el punto de vista religioso no es científico. Debemos discutir cada cuestión dentro de las incertidumbres que nos son permitidas.
Debemos dejar sitio a la duda o de lo contrario no hay progreso ni aprendizaje. No hay aprendizaje sin haber planteado una pregunta. Y una pregunta requiere duda. La gente busca certezas. Pero la certeza no existe. La gente está aterrorizada, ¿cómo puedes vivir y no saber? Pero no es raro en absoluto. Solo piensas que sabes como cuestión de hecho. Muchos de tus actos están basados en conocimiento incompleto  y realmente no sabes de qué tratan, o cuál es el propósito del mundo, ni sabes mucho de otras cosas. Es posible vivir y no saber.
Feynman concluye haciendo lo que hace mejor, tendiendo un puente entre la ciencia y la filosofía para expandir la cuestión específica dentro de una meditación más amplia sobre la existencia humana:
Hoy no estamos en una buena posición, no vemos lo que hemos hecho demasiado bien. Los hombres, los filósofos de todos los tiempos, han intentado encontrar el secreto de la existencia, el significado de todo. Porque si eran capaces de encontrar el significado real de la vida, entonces todo este esfuerzo humano, toda esta maravillosa potencionalidad de los seres humanos, podremos movernos en la dirección correcta y marchar hacia adelante con gran éxito. Por eso intentamos estas ideas diferentes. Pero la cuestión del significado de todo el mundo, de la vida y de los seres humanos, ha sido respondida muchas veces por mucha y muy variada gente. Desafortunadamente todas estas respuestas son diferentes; y la gente con una respuesta contempla con horror los actos y el comportamiento de la gente con otras respuestas. Horror, porque ven las cosas terribles que han hecho; el modo en que el hombre es impulsado hasta un callejón sin salida por sus rígidos puntos de vista sobre el mundo. De hecho, quizás es debido al tamaño fantástico del horror por lo que queda claro lo grandes que son las potencialidades de los seres humanos. Es posible que nos den esperanza para dirigir las cosas en la dirección correcta y que mejoren. ¿Entonces cuál es el significado de todo el mundo?
No sabemos cuál es el significado de la existencia. Como resultado del estudio de todos los puntos de vista que hemos tenido, averiguamos que no sabemos el significado de la existencia, pero al decir que no sabemos el significado de la existencia, probablemente hemos hallado un canal abierto, con sólo permitir que, a medida que progresamos, dejemos oportunidades abiertas a las alternativas, y que no nos entusiasmemos por el hecho, el conocimiento, la verdad absoluta, sino que nos mantengamos siempre en la incertidumbre a la que nos arriesgamos. Los ingleses, que han desarrollado el gobierno en esta dirección, lo llaman “salir al paso” (muddling though), y aunque suena bastante estúpido, es el modo más científico de progresar. No es científico decidir la respuesta. Para conseguir un progreso, debemos dejar medio abierta la puerta a lo desconocido, sólo medio abierta. Sólo estamos al comienzo del desarrollo de la raza humana, del desarrollo de la mente humana, de la vida inteligente. Tenemos años y años en el futuro. Es nuestra responsabilidad no dar la respuesta hoy a todo de lo que se trata, forzando a todo el mundo en esa dirección y diciendo: “Esta es la solución a todo”.
Porque estaremos encadenados a los límites de nuestra presente imaginación. Sólo podremos hacer aquellas cosas que hoy pensamos que hay que hacer. Mientras que, si siempre dejamos sitio a la duda, algún sitio a la discusión, y procedemos de un modo análogo a las ciencias, entonces no surgirá esta dificultad. Creo, por tanto, que aunque no es el caso de hoy, algún día llegará la hora, espero, en la que podremos apreciar completamente el hecho de que el poder del gobierno es limitado; que no debemos conceder a los gobiernos el poder de decidir sobre la validez de las teorías científicas, que es ridículo para ellos intentar hacerlo, que ellos no deciden las distintas descripciones de la historia de nuestra teoría económica o de la filosofía. Sólo de este modo pueden desarrollarse en último término las posibilidades futuras de la raza humana. El placer de averiguar cosas es un tesoro de genios completa y totalmente recomendable.

Tomado de:

Tercera Cultura

28 de mayo de 2012

La esencia de la ciencia en 1 minuto, gentileza de Richard Feynman


Es Richard Feynman quien nos explica en solo un minuto la esencia de la ciencia.
Podéis verlo en el vídeo que encabeza el post, o leer la transcripción, si lo preferís:

En general, buscamos una nueva ley siguiendo el siguiente proceso: Primer hacemos una suposición; después calculamos las consecuencias de esta suposición para averiguar qué implicaciones tendría si esta suposición fuera correcta; entonces comparamos los resultados de este cálculo con la naturaleza, con el experimento o la experiencia, comparándolos directamente con la observación, para ver si funciona. Si no cuadra con los experimentos, es errónea. En este sencillo enunciado está la clave de la ciencia. No importa lo bonita que sea tu suposición, no importa lo inteligente que seas, quién hizo la suposición o su nombre. Si no cuadra con los experimentos, es errónea.

Tomado de:

16 de junio de 2011

Feynman: Una mosca cojonera en la NASA


¿No conocéis todavía a Richard Feynman? Premio Nobel de Física, declarado deficiente mental por el ejército de los EEUU, estuvo en el proyecto Manhattan y, por si fuera poco, fue la (perdón por la expresión) mosca cojonera de la NASA en la comisión Rogers por la explosión del Challenger. Si tenéis la suerte de no haber leído “¿Está Ud. de broma, Sr. Feynman?” y “¿Qué te importa lo que piensen los demás?”, aprovechadla, leedlos y disfrutad.

Un detalle que quería desmentir en este artículo es que no fue realmente Feynman quien descubrió él solo el problema de la junta tórica. Realmente, fue otro miembro de la comisión Rogers quien le puso sobre la pista: el general Kutyna, con quien se hizo muy buen amigo. Lo interesante de esta historia, sin embargo, es conocer la inquietud que tenía Feynman por averiguar cómo funcionan las cosas por sí mismo. El escepticismo que siempre queremos inculcar desde este blog y otros en los demás: plantea tus dudas y compruébalas por ti mismo: no te fíes de los demás. Piensa por ti mismo y saca tus propias conclusiones.

Feynman nos explicaba:

Esa mañana, el general le llamó por teléfono:

- Estaba trabajando esta mañana en el carburador de mi coche y estaba pensando: el transbordador despegó cuando la temperatura era de 2 o 3 grados bajo cero. Antes de eso, la temperatura más baja había sido de unos doce grados [bajo cero]. Usted es profesor de física. ¿Cuál es, señor, el efecto del frío sobre los retenes tóricos?
- Bueno -dijo Feynman-, los pondrá rígidos. Sí, desde luego.

Eso le llevó a pensar y a preguntar. La respuesta le vino en un montón de papeles:

El papel que viene en lo alto dice, “El profesor Feynman, de la Comisión Presidencial, quiere conocer qué efectos tiene la temperatura sobre la capacidad y tiempo de recuperación de los retenes tóricos…”. Se trataba de un oficio dirigido a un subordinado.

Bajo este oficio hay otro: “El profesor Feynman, de la Comisión Presidencial, quiere conocer…” de aquel subordinado a su subordinado, y así a lo lago de toda la línea.
Hay un papel con unos números preparados por el pobre desgraciado que está en lo más bajo, y después otra serie de notas de documentos de remisión que explican que la respuesta está siendo enviada al siguiente nivel.

Así que tenemos esta pila de papelotes, como un sandwich, y en el medio está la respuesta… ¡a la pregunta errónea! La respuesta decía: “Se comprime la goma durante dos horas a una cierta temperatura y presión, y se observa después cuánto tarda en recuperar su forma primitiva”. ¡Horas! ¡Yo necesitaba saber con qué rapidez respondía la goma, durante un lanzamiento, en milisegundos! Aquella información no me servía de nada.

La mayoría de nosotros hubiéramos optado por aparcar el tema. ¿Iba a hacer eso Feynman?

Vuelvo a mi hotel. Me siento hundido; estoy tomando la cena. Miro la mesa y veo en ella un vaso de agua helada. Me digo para mis adentros, “Maldita sea, yo mismo puedo averigua qué le pasa a esa goma sin que la NASA se pase el día enviando notas adelante y atrás. ¡Voy a hacer yo el ensayo!”

Feynman, siempre aventurero, se avergüenza al decir que ya lo había hecho anteriormente, pero su idea era de hacer el experimento por primera vez delante de todos.

La situación fue de la siguiente manera: Lawrence Mulloy, explicaba con palabras difíciles, a la manera habitual en la NASA, cómo se esperaba que funcionaran los cierres herméticos. Feynman dijo:

- Durante el lanzamiento, se producen vibraciones causantes de que las junturas del cohete se muevan un poquito, ¿es correcto lo que digo?
- Es correcto, señor.
- Y por el interior de esas junturas se encuentran los llamados retenes tóricos, que han de expandirse para mantener la hermeticidad, ¿es así?
- Sí señor. En condiciones estáticas tendrían que mantenerse en contacto directo con la horquilla y la espiga [piezas macho y hembra de la unión].
- ¿Por qué no se eliminan los retenes?
- Porque entonces tendríamos gases calientes expandiéndose a través de la unión.
- Ahora, para que el cierre funcione correctamente es preciso que los retenes sean de goma. Por ejemplo, no serviría el plomo que cuando se deforma por compresión, permanece aplastado.
- Así es, señor.
- Según eso, bastaría que los retenes tóricos perdieran durante uno o dos segundos su capacidad de recuperación para que se creara una situación muy peligrosa.
- Sí señor.

Y a continuación hizo lo que veis en el siguiente vídeo. Delante del público, de la prensa, de todo el mundo…





Curiosamente, Feynman no había querido formar parte de esta comisión. William Graham, director de la NASA le había pedido formar parte. Todos los amigos de Feynman le habían dicho que la investigación de dicho accidente era de la mayor importancia para su país y que él debía participar. Así que pensó que si convencía a su esposa Gweneth de que no era necesaria su participación lo dejaría.

- Mira -le dijo- cualquiera podría hacerlo. Pueden encontrar a otro.

Y su esposa le contestó:

Si no lo haces tú, habrá doce personas, en grupo, yendo todas juntitas de un sitio a otro. Pero si entras en la comisión, habrá once personas, todas en grupo, dando vueltas de un sitio a otro; mientras el duodécimo mete las narices por todas partes, inspeccionando toda clase de cosas raras. Probablemente no habrá nada, pero si hay algo que encontrar, tú lo harás. No hay nadie que haga eso como tú.

Y viendo cómo se desarrollaron los hechos, parece que Gwenwth tenía razón.

A Feynman le hubiera gustado dedicarse a sus problemas de física, que era lo que le apasionaba pero, vistas las circunstancias, acabaría aceptando. Cuando le llamaron por teléfono para escuchar su última palabra, antes de descolgar le dijo:

- Voy a suicidarme durante seis meses.

Ojalá todos los suicidios fueran como el suyo.

Fuente:
Richard Feynman, ¿Qué te importa lo que piensen los demás?.

Tomado de:

Amazings
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