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5 de septiembre de 2017

Cómo averiguar si su hijo será un psicópata (con tan solo 5 años)

El psicópata... ¿nace o se hace?


Un estudio de 2015, realizado por psicólogos de varias universidades británicas y publicado en Biological Psychiatry, sometió a una curiosa prueba a 213 bebés de cinco semanas: los pusieron frente a un rostro humano y un objeto inanimado (una pelota roja) y anotaron cuál de las dos cosas atraía más su atención. Cuando cumplieron dos años y medio, pidieron a los padres que rellenaran un cuestionario sobre los rasgos emocionales de sus hijos. Tras cruzar los datos, se dieron cuenta de que los niños con mayor índice de rasgos de dureza e insensibilidad eran aquellos que de bebés habían centrado una mayor atención en el objeto inanimado.

“Los psicólogos estimamos que el 50% de este trastorno tiene un origen genético, sobre todo en cuanto a la frialdad, pero luego hay una parte ambiental y educativa, que responde al otro 50%”, sostiene Alicia Banderas. Al margen de los experimentos científicos, hay detalles que se manifiestan en el día a día de los niños. "Los primeros indicadores se dan en torno a los cinco o seis años de edad -señala Banderas-. Puede haber más brotes en la preadolescencia, más o menos a los 10 años, para luego irrumpir hacia los 15".

Estos son algunos de los comportamientos que aparecen más temprano, y pueden estar advirtiendo a los padres de que su hijo es un psicópata en potencia:

Es cruel con los animales

Esa actitud es una clara muestra de su falta de empatía con el dolor ajeno. “También es posible que exprese esa crueldad con otros niños e incluso con bebés”, indica Abel Domínguez Llort.

No tiene remordimientos

Ni se arrepiente de sus malas acciones, ni tiene sentimientos de culpa. “Puede llegar a pensar que la otra persona se merece lo que él le ha hecho”, dice Banderas.

Es insumiso

Desafía los límites, las normas y la autoridad en general. “He visto a muchos niños que dicen: ‘Quién se ha creído que es mi madre para decirme que no vaya a una fiesta’. Someten a los padres y terminan confundiéndose los roles: el hijo es quien acaba mandando”, añade la psicóloga.

Cuando algo no le sale bien, lo destruye

Se frustra con facilidad. Alicia Banderas pone un ejemplo: “Si está jugando con piezas de construcción y lo que quiere hacer no le sale, es capaz de tirarlo todo. No sabe autorregular sus emociones”.

Se cree el centro del mundo

Es muy egocéntrico y exigente: lo quiere todo y lo quiere ya. “Y cuando no lo obtiene, agrede, insulta o escupe", dice la especialista.

Es vengativo

Piensa que merece tener privilegios, y cuando considera que han sido injustos con él, su respuesta es hacer daño. “Tuve un caso en el que el niño había roto unas cartas manuscritas porque sabía que tenían mucho valor sentimental para su madre”, recuerda Banderas.

Miente más que habla

“Como quiere salirse con la suya, utilizará una mentira, pero para taparla tendrá que utilizar cien más”, asegura la experta.

Los castigos le resbalan

“Aunque tenga que estar una semana sin usar la tableta, le da igual. Antepone su objetivo a las posibles represalias, porque ante estas buscará una venganza y hará el mal, que es lo que le mueve”, dice Banderas. "No son niños felices -añade- y cuando les castigan no se sienten peor, porque ya se sentían mal antes de ese momento".

¿Ha reconocido a su hijo en este repertorio de señales? No se asuste, está a tiempo de reconducir la situación. Los expertos sostienen que el componente antisocial de la psicopatía se puede revertir. Domínguez Llort recomienda intensificar el entrenamiento de la empatía (“hacerles ver las consecuencias que han tenido sus acciones”) y de las habilidades sociales (“para que el niño aprenda a decir las cosas de forma asertiva, pidiendo lo que necesita pero sin hacer daño a otros”).

A modo de prevención, “en las casas hay que poner unos límites”, afirma Banderas. “Por ejemplo, mediante lo que llamamos ‘economía de fichas’: para ganar derechos, tienen que cumplir con obligaciones. Hemos visto que esta frialdad y esta tiranía se expanden más en familias muy permisivas y también en el otro extremo, en familias muy autoritarias”.

“Podemos leerles cuentos especialmente creados para inculcar esas habilidades sociales”, aconseja Domínguez Llort, así como "fomentar el trabajo en equipo, ya sea en el ámbito del deporte o haciendo excursiones. Es fundamental dar ejemplo: que vean que la solidaridad es buena. Hay que pedir a los hijos, por ejemplo, que compartan sus chuches, aunque ellos no vean la necesidad de hacerlo. También debemos ayudarles a enfrentarse a determinados mensajes que nos envía la sociedad y que empujan al individualismo”.

Fuente: Buena Vida (El País, España)

Por qué los grupos de WhatsApp del ‘cole’ son una pésima idea

Si no ha podido asistir a una reunión, alguien le pasará un resumen. Ahí acaban los beneficios de estos ‘chats’ que incrementan nuestra dependencia del móvil y nos impiden desconectar del colegio.





Si tiene hijos en edad escolar, sabrá de lo que hablamos: ese activísimo grupo de WhatsApp creado por algún progenitor diligente al que se ha unido pensando que es la forma idónea de estar al día de lo que ocurre en la clase de sus pequeños. ¿Lo es? De entrada, y como tantos otros grupos de mensajería del móvil, nace con el lastre de carecer de un propósito concreto. “Surgen por la pertenencia a un entorno, y no por un objetivo en particular”, explica la psicóloga clínica Vanessa Abrines, parte del equipo de Psicoterapeutas.com. “Así, cada miembro, al no ser explícito el objetivo, lleva a cabo su participación en función de lo que cree que es válido para el grupo”. Esto explica que, además de información práctica relativa al cole (el resumen de una reunión, la información sobre una excursión) se cuelen mensajes del tipo “¿Alguien ha visto un jersey rojo?” que dan pie a insólitos debates a la una de la madrugada, acompañados del característico silbidito.


Sin embargo, la falta de dirección inicial es propia de todos los grupos, que poco a poco se van autorregulando. En su constitución, y como explica Luis López-Yarto Erizalde, profesor de Psicología Social y de Dinámica de Grupos en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid) y autor de Dinámica de grupos 50 años después, los miembros de los nuevos grupos son como “una pandilla de niños que salen por primera vez de casa” y necesitan un padre o líder que les dirija. Al principio todo es ansiedad y tensión, además de preguntas como “¿qué hago aquí?”, “¿me aceptarán?”, o “¿qué es lo correcto en este grupo?”. Poco a poco el grupo se va conformando y van surgiendo roles y temáticas en función de lo que permite el grupo. Cualquier temática será posible en estos microchats instantáneos en los que, según Abrines, “se proporciona un medio fácil y accesible donde relacionarse con otros” (y que, como te despistes dos horas, te puedes encontrar con doscientos mensajes pendientes).

Una percepción errónea de los demás

El primer “pero” a estos grupos radica en que en el fondo nos estamos relacionando con desconocidos, que se van a llevar una imagen de nosotros basada únicamente en los mensajes que difundamos en el chat. “Cuando el mensaje es escrito, al no verse la expresión facial de quien lo escribe, las conclusiones de cada uno son mucho más arbitrarias. Es decir: alguien puede tener una intención conciliadora, pero desde fuera se puede interpretar como agresivo o invasivo al faltar la componente de la comunicación no verbal”, dice Abrines. Esto puede llevar a que unos padres etiqueten a otros como “el borde” o “el que no se entera” de forma errónea e injusta.

“Cuanto más nos manifestamos en un grupo, más opiniones sobre nosotros generamos en él, en ambas direcciones”, advierte Abrines. En el otro extremo, una escasa participación puede ser interpretada como indiferencia. “No posicionarse o no intervenir en realidad es posicionarse en la no intervención. Eso puede vivirse como una falta de interés por parte de los demás, aunque muchas veces sea solo timidez o prudencia”.

Impiden desconectar

El eterno soniquete del móvil, por otro lado, impide la desconexión, siquiera el fin de semana, respecto a las obligaciones adquiridas con los hijos, sus deberes e incluso su vida social, a menudo mucho más activa que la de sus padres. Porque si el hecho de desconectar del trabajo lo consideramos saludable, ¿por qué no habríamos de cortar con el colegio, y dedicar el tiempo libre a disfrutar de nuestros hijos en el ámbito de la familia? Vanessa Abrines avisa de que cada padre y madre deben “autorregularse y ser conscientes de su nivel de estrés y de lo que lo origina”. Y recomienda que, “si lo vivimos negativamente y como una obligación, lo mejor es que lo silenciemos”.

Incrementan nuestra dependencia del móvil

Independientemente de su mejor o peor funcionamiento, el grupo del cole termina siendo otro más en nuestro smartphone, como si el del trabajo, los primos del pueblo o la pandilla del gimnasio no fueran suficientes. Esto nos genera un enganche cada vez mayor a los dispositivos, algo poco recomendable, sobre todo por la noche: “El visionado del móvil o de cualquier otro dispositivo genera insomnio nocturno como consecuencia del impacto de la proyección de la luz y de la activación que produce en nuestro sistema nervioso”, explica Dan Siegel, profesor de psiquiatría de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).

El corrillo de la puerta del cole

Desde el sindicato independiente de la enseñanza pública ANPE cuestionan seriamente el papel de estos grupos de padres. Julio Díaz Escolante, presidente de ANPE Galicia, reporta un sinfín de quejas a su organización multiplicadas por lo que denomina “el efecto WhatsApp”de los padres. “Hemos pasado del corrillo a la puerta del cole o de la cafetería de la esquina, a estos grupitos de padres, con todo lo que supone el mal uso del mismo”, lamenta. Aunque considera que pueden ser una buena herramienta, señala haber presenciado usos poco convenientes e incluso destructivos, como la “difusión de rumores, las críticas a otros padres o situaciones de verdadero acoso a profesores”.

Tomado de: Buena Vida (El País, España)

¿De qué tamaño es el Perú comparado a otros países?

Una página permite que eliminemos mitos sobre la dimensión de los países. Su clave está en una proyección cartográfica vigente desde hace siglos.





Su nombre es The True Size y se vale de un mapa interactivo para revelar cuánta área cubrirían los países si los ubicamos en otras latitudes. Para realizar estas comparaciones solo es necesario ingresar a la página, seleccionar el país y arrastrar su silueta por los diferentes lugares del mundo. 


Por ejemplo, los 1'285,2016 kilómetros de área del Perú podrían tapar, entre parcial y totalmente, hasta diez países europeos. En Asia, la silueta del país cubre Corea del Norte y Corea del Sur, además de varias zonas de Japón. Sobre China, de 9'572,900 kilómetros cuadrados, el Perú no se ve tan pequeño como se creería. En Oriente Medio, podría cubrir Siria, Líbano, Israel, Jordania e incluso parte de Irak y Arabia Saudí.


La Proyección Mercator. El mapa desarrollado por los estadounidenses James Talmage y Damon Maneice se inspira en la creación de alguien que falleció hace siglos: el geógrafo belga Geert de Kremer.

Conocido en Latinoamérica como Gerardus Mercator, tuvo un papel destacado en la Historia al calcular sobre un plano el tamaño de los continentes dentro de la superficie esférica del planeta Tierra. Por supuesto, su proyección cartográfica no fue exacta, pero sirvió de base para otros estudios. 

El principal descubrimiento de la Proyección Mercator, presentada por su autor en 1569, es que las dimensiones de los países se distorsionan de acuerdo a la distancia que tengan de la línea ecuatorial. Este principio se utiliza hasta hoy en aplicaciones como Google Maps.

El artículo completo en: RPP Noticias

Magdalena colocó bebedores ecológicos en la Costa Verde para deportistas y mascotas

Se captura la humedad de la atmósfera, se condensa y purifica, teniendo como producto final agua potable. 





La Municipalidad de Magdalena puso en marcha “Agua para tu distrito”, el primer proyecto ecológico que ofrecerá - mediante bebederos- agua potable gratuita a las personas que realizan diversas actividades de recreación en la explanada de la Costa Verde.


Esta iniciativa ecologica tiene cero gastos de mantenimiento, porque utilizará la infraestructura de telecomunicaciones colocada en la zona a través de un sistema de ósmosis inversa. Para ello se captura la humedad de la atmósfera, se condensa y purifica, teniendo como producto final agua potable que se utilizará mediante dos bebederos instalados en puntos estratégicos.

Este proyecto ecológico forma parte del plan de sostenibilidad que viene impulsando la Municipalidad de Magdalena con el objetivo de tener un distrito con calidad ambiental, donde el ahorro y eficiencia energética, fuentes de energías renovables, reciclaje, entre otros, estén presentes.

La comuna de Magdalena precisó que se encuentra en la tendencia de crear tecnología amigable con el medio ambiente y se suma, al igual que otras importantes ciudades del mundo, a la protección del planeta.

Fuente: El Comercio (Perú)
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