12 de febrero de 2014
Esta semana, en una pequeña tertulia en la residencia del embajador
de Holanda en España, el neurólogo
Dick Swaab (Ámsterdam, 1944) mostraba
una foto de sus hijos cuando eran pequeños: la niña entretenida con
unas muñecas y el chico con un coche. A continuación, mostró la misma
escena pero protagonizada por dos monos, hembra y macho. Las
preferencias de unos y otras por unos juguetes y no otros, explicó, no
tienen nada que ver con el ambiente o la educación recibida de los
padres, sino con las preferencias del cerebro femenino por los rostros
(las muñecas) y por los objetos en movimiento (los coches) en el caso
del cerebro masculino.
Swaab ha visitado esta semana Madrid invitado a los 'Diálogos por la
Ciencia' que organiza la Obra Social La Caixa para presentar su
best seller Somos nuestro cerebro (Plataforma actual), un libro que lleva vendidos más de 400.000 ejemplares en Holanda y al que acompaña la
polémica
desde su publicación por sus puntos de vista sobre la homosexualidad o
la religión, entre otras cuestiones. "Sé cuántos se han vendido, pero no
cuántos de los lectores lo han acabado o comprendido", bromea con EL
MUNDO ante las más de 600 páginas de su manuscrito.
- Probablemente uno de los aspectos más controvertidos de su libro es
el que indica que la orientación sexual se determina durante la
gestación del embrión en el embarazo.
-
- La orientación sexual del individuo se determina en el útero materno
por una serie de factores. Un 50% de ellos son genéticos y los otros
son interacciones entre las hormonas y las células en el cerebro en
desarrollo. Puede haber muchos factores implicados, también externos.
Como el estrés de la madre durante la gestación, que segrega altos
niveles de hormonas como el cortisol que atraviesan la placenta e
interactuan con las hormonas del cerebro en desarrollo, también el
tabaco (la nicotina también afecta al cerebro en desarrollo), ciertos
fármacos, compuestos de tipo hormonal... Hay otro factor interesante que
también influye: el número de hijos varones nacidos antes que tú. Es
una cuestión inmunológica, cuando la madre está embarazada de un niño,
éste genera una proteína que el organismo de la madre reconoce como
extraña, y produce anticuerpos contra este compuesto que reconoce como
extraño. Cuantos más hijos varones haya tenido, más eficientes son esos
anticuerpos y eso influye en la orientación sexual del cerebro del niño
en desarrollo.
- Sus puntos de vista sobre la homosexualidad han sido criticados por
quienes consideran que se trata de una manera de 'patologizar' o
medicalizar la cuestión.
-
- La ciencia es una búsqueda de la verdad. En los años 60 ó 70 se creía que la homosexualidad era fruto de una madre dominante, era la madre a la que se patologizaba sin ningúna razón.
Ahora sabemos que la base está en el cerebro, hay variabilidad en todo
lo que hacemos, todos nuestros potenciales. La variabilidad es el motor
de la evolución. Hay variabilidad en todos los aspectos del
comportamiento, y debería aceptarse. Nada más lejos de patologizar, sino
aceptar que la gente es diferente, que hay que proteger esas
diferencias y permitir a cada uno vivir de acuerdo a lo que marca
nuestro cerebro.
- Algunos colegas argumentan que sus afirmaciones no se han replicado
en otros ensayos, que no hay evidencias científicas suficientes.
-
- Sí, hay estudios que demuestran eso. No estoy muy de acuerdo con esa
afirmación. Además, se demuestra también porque la gente ha intentado
corregir la homosexualidad de diversas maneras hasta la fecha sin éxito.
Se ha tratado con hormonas, castración, trasplante de testículos,
psicoanálisis, compuestos como la apomorfina... También se ha
encarcelado a la gente, pero nada de esto logra cambiar la orientación
sexual. Hay otra línea de investigación más reciente, sobre los hijos
adoptados de parejas homosexuales, y se ha demostrado que criar a un
niño en este entorno no influye en su orientación sexual, porque todo está programado desde muy temprano en el desarrollo cerebral.
- Según esos puntos de vista, ¿no hay nada entonces que podamos hacer
para cambiar lo que viene escrito de serie en nuestro cerebro? ¿Nada que
la educación o el ambiente social puedan aportar?
-
- No es una cuestión de nada, pero la orientación sexual no se puede influenciar después del nacimiento. Por supuesto que todo lo que aprendemos cambia nuestro cerebro,
nuestras sinapsis. El cerebro está cambiando por todo lo que
aprendemos, lo que hacemos, lo que vemos, lo que pensamos... el cerebro
tiene una cierta plasticidad, pero para algunos comportamientos -como la
orientación sexual- no hay esa plasticidad. Igual que la identidad de
género. Si eres hombre o mujer está escrito en el cerebro desde que
nacemos, y los niños pueden tener fuertes convicciones a la edad de dos o
cinco años de que han nacido en un cuerpo equivocado, sin que se pueda
hacer nada más que cambiar ese cuerpo, el cerebro no se puede cambiar,
me refiero a la transexualidad.
- También ha dicho que hay diferencias físicas entre el cerebro de un hombre y una mujer. ¿Cuáles son?
-
- Hay diferencias a todos los niveles. Los genes del
cromosoma Y de los varones están ya expresados en todo el cerebro
masculino desde la segunda mitad del embarazo, por lo que hay
diferencias moleculares, funcionales, también de la conexión entre los
hemisferios izquierdo y derecho, que es mayor entre las mujeres. Ellas
son capaces de combinar distintas piezas de información para llegar a
conclusiones, ésa es la base de la intuición femenina, son mejores en la
interacción social, el lenguaje, mientras que los hombres son más
capaces de focalizar y centrarse en un aspecto. En todos los niveles,
del molecular al tamaño, hay muchas diferencias entre hombres y mujeres.
- ¿Qué hay sobre la inteligencia? ¿Hay una especie de gen de la inteligencia?
-
- El cociente intelectual [IQ en inglés] es un 88% genético, por eso
es importante elegir bien a tus padres. La inteligencia es el producto
de todos los genes que componen el cerebro, no hay un gen de la
inteligencia. Es la forma en que el cerebro reacciona al entorno y
soluciona los problemas.
- ¿Pero hay algo que las madres puedan hacer durante el embarazo para que sus hijos sean más inteligentes?
-
- Las madres pueden hacer mucho para evitar daños, dejar de usar
fármacos que no sean absolutamente necesarios, evitar el tabaco, el
alcohol, la contaminación... Todo eso es muy importante para el
desarrollo del cerebro en el útero. También se puede ejercitar el
cerebro después de nacer si el niño nace en un entorno sano y
estimulante, la estimulación es ejercicio para el cerebro.
El niño tiene unos potenciales que debe desarrollar, en base a la
estimulación que recibe de su entorno. Si crece por ejemplo en un hogar
bilingüe, se puede retrasar hasta cuatro años la aparición del
Alzheimer. Se pospone porque estás estimulando el cerebro con las dos
lenguas. Una buena educación, un trabajo interesante y mantenerte activo
hasta una edad tardía son algunas cosas que se pueden hacer para
mantener tu cerebro intacto.
- De alguna manera admite entonces que el entorno es importante.
-
- Sí, yo no he dicho lo contrario. Pero sí hay cosas importantes que
están programadas en el cerebro en el momento de nacer y que no se
pueden cambiar después. Tenemos memorias, cambiando todos los días, pero
son cambios microscópicos, la plasticidad es muy limitada en algunas
cuestiones.
- Fuente:
- El Mundo Ciencia