11 de septiembre de 2018
¿Cómo es el fenómeno de los fuegos fatuos?
Se cree que son restos orgánicos en descomposición que producen gases (metano y fosfina, sobre todo) que, en contacto con el oxígeno, pueden provocar combustiones efímeras en forma de luces tenues y que son visibles al caer la tarde o por la noche. Se dan sobre todo en zonas pantanosas y en cementerios, por razones obvias. Pero no hay unanimidad en la explicación científica de este fenómeno, lo que ha dado lugar a mucha leyenda popular, como la del hada Morgana (Italia) y a su aparición en libros de Saramago y Goethe, por ejemplo.
26 de marzo de 2014
¿Por qué la lejía blanquea los tejidos?
- Comenzó a usarse para eliminar manchas en un taller de tapices en el siglo XVIII
- La lejía fue clave para frenar el contagio de enfermedades a través del agua
La lejía es un producto de limpieza presente en casi todos lo hogares. Sirve para labores de lo más dispares: desinfectar superficies, potabilizar aguas y blanquear la ropa. ¿Cuál es su secreto?
La lejía, agua de lavandina o agua Jane es hipoclorito sódico. La lejía doméstica es una disolución de agua con un 5% de hipoclorito. Es de color transparente amarillo verdoso y desprende un olor a cloro muy característico. Ese mismo olor es el que desprenden las piscinas ya que la cloración es una exigencia en la mayoría de las normativas para mantener libre de gérmenes sus aguas.
La lejía mata microorganismos. Ataca las paredes celulares de las bacterias y terminan muriendo. Lo observó el bacteriólogo alemán Robert Kochal microscopio en el laboratorio en 1881. Por este efecto destructivo de los microorganismos también se usa para potabilizar el agua de consumo humano. Fue el médico inglés John Snow el primero que intentó usar el cloro para desinfectar el abastecimiento de agua de la calle Broad en Londres después de un brote de cólera en 1854. Los resultados fueron buenos y décadas más tarde en 1897 durante un brote de fiebre tifoidea, el médico alemán Sims Woodhead usó una solución de lejía para esterilizar las cañerías de distribución de agua potable en Maidstone, Kent (Inglaterra).
El invento funcionaba y allá donde se usaba desaparecían las enfermedades asociadas a patógenos transmitidos por el agua contaminada, como el cólera, fiebre tifoidea, disentería y hepatitis A. Por ello, poco a poco, la cloración de las aguas se extendió por distintas ciudades del mundo.
Nació en un taller francés de tapices reales
La lejía también sirve para eliminar manchas sobre tela blanca, sea cual sea su origen. Lo consigue porque es un potente oxidante, es decir, captura con avidez electrones.De manera simplificada el color se produce porque la luz blanca incide sobre un material, los electrones de los átomos de ese material absorben un poco de su energía y devuleven la luz sin esa fracción de energía. Esta luz rebotada ya no será blanca, sino de color. Cada material tiene un color según la energía que sean capaces de absorber sus electrones. La lejía captura los electrones. Al no estar disponibles para absorber energía, la tela rebota todas las radiaciones visibles y se muestra blanca a nuestros ojos.
El efecto decolorante de la lejía lo descubrió el químico del siglo XVIII Claude Louise Berthollet. Fue designado director de la Manufacture des Gobelins, unos afamados talleres reales de fabricación de tapices.
En su afán por mejorar los procesos de blanqueo probó a utilizar una disolución de un elemento que se había descubierto tres décadas antes, el cloro, pero aplicarlo en forma de gas era complicado y tóxico para los trabajadores. En poco tiempo se dio cuenta de que lo ideal era disolverlo en agua. Se instaló en Javel, un pueblo cerca de Paris, donde empezó a fabricar el producto, que bautizó como ‘agua de Javel’. El resultado del invento, ahora llamado lejía, fue magnífico. Tanto que aún hoy seguimos usándolo.
Fuente:
RTVE Ciencia
14 de noviembre de 2012
¿Qué es una llama?
“No hay mejor forma, no hay otra puerta abierta por la que puedas entrar al estudio de la filosofía natural que considerando el fenómeno físico de una llama” (Michael Faraday, La historia química de una llama).
Cuando el actor estadounidense Alan Alda tenía once años, le preguntó a su profesora qué era una llama. La respuesta no es sencilla, pues detrás de algo tan simple y cotidiano como una llama están implicados fenómenos físicos y químicos a nivel atómico. Pero lo que ella le contestó, tras meditarlo brevemente, fue frustrante: “Es oxidación”.
La anécdota debió dejar una profunda huella en él, porque ahora, varias décadas después, el hoy famoso actor se ha propuesto evitar que les pase algo parecido a otros niños. En colaboración con el Center for Communicating Science de la Universidad de Stony Brook (Nueva York), decidió plantear hace unos meses a científicos, profesores y divulgadores la misma pregunta que él hizo a su profesora: ¿qué es una llama? La respuesta, esta vez sí, debía darse de manera que un niño de once años pudiera entender y hasta resultara divertida. Así surgió The Flame Challenge, cuyo objetivo último no es otro que “encender la llama del conocimiento en la gente a través de la ciencia”.
¿Y quién mejor que un niño para valorar los trabajos presentados? Más de seis mil niños de un centenar de escuelas de todo el mundo participaron en la labor de seleccionar al ganador. Y el elegido fue el vídeo de arriba, realizado por Ben Ames, un estadounidense de 31 años que está haciendo su doctorado en óptica cuántica en la Universidad de Innsbruck, explorando cómo actúan los átomos con la luz a nivel cuántico. Un vídeo que, siguiendo el espíritu de The Flame Challenge, explica de manera sencilla y muy entretenida lo que es una llama.
(Tampoco está de más que te des una vuelta por la web y veas los otros finalistas.)
21 de agosto de 2012
¿Por qué se oscurece la manzana cortada?
30 de noviembre de 2011
El oxígeno tendría más de 2480 millones de años en la Tierra
Un nuevo estudio sugiere que la aparición del oxígeno en la Tierra ocurrió hace 2 480 millones de años.
El grupo de investigadores dirigidos por el Profesor Kurt O. Konhauser de la Universidad de Alberta en Canadá publicó en la revista “Nature” que obtuvo las muestras a partir de las rocas de la región australiana de Pilbara.
Las bacterias de respiración aeróbica (como las cianobacterias) contribuyeron a la oxidación de la pirita liberando un ácido que disolvía las rocas y los suelos (ente ellos, el cromo), posteriormente estos minerales fueron arrastrados hacia los océanos a través del agua de lluvia.
A partir de este evento, los niveles de cromo se incrementaron drásticamente originando el Gran Período de Oxidación (evento en el cual apareció el oxígeno en la Tierra hace 2480 millones de años) acelerando el desarrollo de nuevas clases de bacterias.
“Tenemos un grupo de muestras de las formaciones de hierro bandeado y hemos analizado los isótopos de cromo así como de otros elementos porque así tendremos la evidencia más sólida acerca de la oxidación.” dijo el Profesor Mark E. Barley, co-autor del artículo.
Fuente: