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18 de mayo de 2011

¿Por qué tengo claustrofobia?

Fotograma de la pélicula 'Buried'. | El Mundo

Fotograma de la pélicula 'Buried'. | El Mundo

  • Los afectados proyectan su 'espacio personal' más allá de sus cuerpos

A los ascensores, a los túneles, al metro, a las habitaciones pequeñas... Los claustrofóbicos tienen miedo, pánico, a todos estos lugares, más bien a quedarse atrapados en ellos y... no poder respirar. ¿Por qué? Emory Stella Lourenco y Matthew Longo, de la Universidad Londres (Reino Unido), han dado con una de las causas de este tipo de fobia.

Al parecer, todos nos movemos en una burbuja de protección llamada 'espacio cercano', más comúnmente conocido como 'espacio personal'. Pero esta burbuja no es del mismo tamaño para todas las personas. Aquéllas que proyectan su espacio personal mucho más allá de sus cuerpos son más propensas a experimentar miedo claustrofóbico, según un nuevo estudio. Publicado en la revista 'Cognition' , es uno de los primeros en centrarse en los mecanismos de percepción del miedo claustrofóbico.

En él han participado 35 estudiantes con una media de edad de entre 18 y 33 años. Los investigadores les sometieron a pruebas para determinar su percepción del espacio así como a un cuestionario sobre claustrofobia con el fin de poder diagnosticar o no la patología.

En declaraciones a ELMUNDO.es, Matthew Longo reconoce: "Hemos encontrado que las personas con más niveles de claustrofobia tienen un exagerado sentido del espacio que les rodea. En este momento, no sabemos aún si es la distorsión en la percepción espacial la que lleva al miedo, o viceversa. Ambas situaciones son probables".

Todo el mundo experimenta miedo claustrofóbico, en cierta medida, pero hay una amplia gama de diferencias en el grado entre los individuos. Cerca de un 4% sufren esta fobia, que se clasifica dentro de las fobias específicas (pánico a algo concreto) de forma grave, lo que puede provocar ataques de pánico cuando entran en un ascensor o se quedan atrapados en un habitación.

"Si aumentamos nuestra comprensión sobre los factores que contribuyen a la claustrofobia, tal vez podamos ayudar a los médicos a desarrollar terapias más eficaces contra este tipo de miedo que puede ser muy debilitante", afirman investigadores.

La claustrofobia se asocia a menudo con una experiencia pasada traumática, como quedarse atrapado en un túnel durante un largo periodo de tiempo. "Sin embargo, sabemos que algunas personas que experimentan estos sucesos en espacios reducidos no desarrollan claustrofobia", recuerdan los científicos británicos.

"Este hecho nos llevó a preguntarnos si otros factores podían estar implicados. Nuestros resultados muestran una clara relación entre el miedo claustrofóbico y los aspectos básicos de la percepción espacial. Las pruebas neuronales y de comportamiento muestran que tratamos de forma distinta el espacio que se alcanza con la mano que el que está más lejos. Se trata del sentido de adaptación para ser más conscientes de las cosas que están más cerca del cuerpo, tanto con fines utilitarios como defensivos", insiste el doctor Longo.

Ahora, los científicos están analizando cómo la gama de diferencias individuales en la percepción espacial se relaciona con el miedo. "Sabemos que los sujetos con más niveles de claustrofobia subestiman las distancias horizontales y sobreestiman las verticales", agrega.

Fuente:

El Mundo Salud

12 de enero de 2011

¿Por qué los adolescentes son temerarios?

El cerebro sufre cambios durante la adolescencia que suprimen los miedos aprendidos en la infancia, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Esto podría explicar por qué los adolescentes son a veces tan temerarios.

En experimentos con ratones, científicos estadounidenses de la Universidad de Cornell, la Universidad de Brown y la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York examinaron la actividad cerebral de roedores de diferentes edades y comprobaron que los ratones adolescentes mostraban menos actividad en las dos áreas del cerebro asociadas al procesamiento de las experiencias de miedo, la amígdala y el hipocampo. No se trataba, por lo tanto, de que los ratones adolescentes no aprendieran a tener miedo, sino de que sus cerebros no enviaban las mismas señales que los ratones adultos o niños, suprimiendo el miedo contextual y la actividad neuronal asociada.

La respuesta temeraria a estas edades podría ser útil desde el punto de vista evolutivo, según los autores, porque ocurre en un momento en que los adolescentes están explorando y poniendo a prueba los límites de su independencia, cosa que no podrían hacer si estuvieran paralizados de miedo.

Fuente:

Muy Interesante

15 de noviembre de 2010

Cómo cambia nuestro olor corporal al ver Indiana Jones o Ace Ventura

Después de ver la película Indiana Jones y el templo maldito, las personas desprenden un olor corporal. Cuando hemos visto la comedia de Jim Carrey Ace Ventura, además de tener ganas de estrangular a Jim Carrey, desprendemos un olor corporal distinto.

Es lo que se ha encargado de comprobar la doctora Denise Chen, profesora asistente de psicología en la Universidad de Rice, en Houston, a fin de averiguar si el miedo puede olerse, es decir, si las personas que tienen miedo desprenden un aroma diferente.

Para ello, hizo ver a sus sujetos experimentales 13 minutos de la película de Harrison Ford y también 13 minutos de la película de Jim Carrey. Antes, bajo los brazos, les colocó paños de gamuza. En la primera película aparecen insectos, serpientes y cocodrilos, que a la mayoría de gente producen temor. En la segunda, aparecen sólo animales amables o presentados desde un punto de vista cómico.

Luego, Chen introdujo los paños en jarras de cristal y los congeló a -44 Cº.

Una semana después, Chen descongeló los paños y los hizo oler a sus sujetos. Según Chen, experta en el campo de la llamada “comunicación olfativa de la emoción”, el miedo produce señales químicas y cambios en el olor corporal, como también lo hace la felicidad. Y los seres humanos serían capaces de captarlo, sobre todo las mujeres, como señala Ben Sherwood:

Cuando les pidió que reconocieran el olor de la felicidad o del miedo, un importante capaz de identificar el olor del miedo en los paños de los hombres que vieron las espeluznantes escenas de Indiana Jones. Además, una parte importante de ellas también fueron capaces de detectar la esencia de la felicidad en los hombres que vieron la comedia. Esos descubrimientos fueron consecuentes con otra investigación que demostraba que las mujeres pueden percibir las diferencias emocionales que se comunican a través del olor.

Lo que también descubrió Chen es que los hombres que olían paños impregnados de miedo, aumentaban sus niveles de precaución y vigilancia, pues los sujetos que olían este aroma sacaban mejores resultados en las pruebas de asociación de palabras (por ejemplo, puerta-ventana), aunque no se observaron diferencias en la velocidad o precisión para las palabras no relacionadas (pez-taburete). Como si estuvieran más motivados para no cometer equivocaciones.

En cuanto a la precisión, la esencia del miedo mejoró la actuación de las personas que hicieron las pruebas en un 5 % sobre aquellas a las que les entregaron los paños neutrales, una diferencia significativa en términos estadísticos.

¿Para cuándo un Eau de Temor para concentrarnos mejor en un examen?

Fuente:

Gen Ciencia

11 de noviembre de 2010

Entendiendo los circuitos del miedo


Las sensaciones básicas, como el miedo, son reguladas por la amígdala cerebral.

Puede que se sienta primero en el estómago o en las rodillas, o que adquiera la forma de una corriente de sangre helada capaz de hacer que a uno "se le ericen los pelos".

Desde hace tiempo, sin embargo, los científicos saben que esa poderosa sensación que llamamos miedo es regulada por una pequeña región del cerebro que tiene forma de almendra está situada en el lóbulo temporal: la amígdala.

Y ahora, dos nuevos estudios que analizaron más de cerca los circuitos neuronales involucrados en el proceso, pudieron determinar que son dos grupos de neuronas diferentes las que se activan en la amígdala para regular la adquisición del miedo y nuestra repuesta.

Los hallazgos, que serán publicados en dos artículos diferentes en la revista Nature, corrieron por cuenta de investigadores del Instituto de Investigación Biomédica Friedrich Miescher en Basilea (Suiza) y el Instituto de Tecnología de California en Pasadena (Estados Unidos).

Y se espera que faciliten el desarrollo de mejores tratamientos para enfermedades psiquiátricas como el estrés post-traumático y diferentes tipos de fobias.

Como un "subibaja"

Utilizando ratones, el equipo de investigadores suizo, liderado por Andreas Lüthi, comparó la actividad eléctrica registrada en el cerebro con las respuestas al miedo.

Miedo

Los hallazgos ayudarán a mejorar el tratamiento de las fobias.

Y encontraron que mientras que el acto de asustarse activaba las neuronas de la subdivisión lateral de la amígdala, las respuestas al miedo parecían involucrar a la subdivisión medial.

Los investigadores estadounidenses dirigidos por David Anderson, por su parte, siguieron un camino menos tradicional y aplicaron métodos de genética molecular.

Y así pudieron permitió identificar un microcircuito inhibitorio dentro de la subdivisión lateral que ayuda a controlar el nivel de parálisis que se produce en respuesta al miedo.

Los dos equipos luego combinaron sus métodos y encontraron que las neuronas identificadas por los electrodos de Luthi eran las mismas etiquetadas por los marcadores genéticos de Anderson.

Esto parece indicar que los dos grupos de neuronas actúan como un balancín ("subibaja") que presiona alternativamente dos extremos de una manguera de jardín: la presión en un extremo contiene los impulsos de miedo, y cuando esta presión se traslada al otro extremo la sensación se libera.

Eventualmente, explicaron los científicos, el mejor conocimiento de este "circuito del miedo" podría permitir tratar los desórdenes psicóticos con medicamentos diseñados para actuar únicamente sobre un grupo específico de neuronas o células, lo que reduciría la posibilidad de efectos secundarios.

Fuente:

El Mundo Ciencia

25 de octubre de 2010

Cuatro pasos para superar una fobia




El miedo a las arañas es común pero se puede superar gradualmente.

Los temores son difíciles de superar pero, con un poco de ayuda de la psicología, Daniel Bennett lo logró en cuatro pasos.

Identificarlo

Lo primero que hay que hacer para superar un miedo es asumir que se tiene. Aunque pueda parecer algo obvio, a la hora de superar una fobia, antes que nada hay que identificarla a partir de un punto de referencia concreto.

Payaso

El momento crucial llega con el "modelado": exponerse directamente a las fobias, de forma gradual.

Eso puede ser más fácil de definir, por ejemplo, cuando a lo que se le tiene miedo es a las arañas, pero no así en casos como el de la agorafobia, el miedo a lugares públicos o espacios abiertos.

Miedos como la agorafobia pueden partir de una causa fundamental algo más abstracta que se manifiesta como aversión a las multitudes o a determinadas situaciones sociales.

También el reconocimiento de incidentes del pasado como posible causa del surgimiento de la fobia puede ayudarle a entender que ya no hay nada que temer.

Entenderlo

Si tienes miedo de las arañas e intentas ver la película Aracnofobia, sólo conseguirás empeorar las cosas

Andy Field, Universidad de Sussex

Los psicólogos clínicos suelen utilizar la terapia cognitivo-conductual (TCC) para tratar las fobias.

Se trata de un abordaje de doble enfoque: en primer lugar, hacer frente a los pensamientos y actitudes respecto a lo que le produce miedo; y, en segundo lugar, combatir la respuesta física a lo que se teme.

Uno de los procesos que se emplea es la restructración cognitiva, práctica según la cual es posible reparar un "pensamiento erróneo" discutiendo las ansiedades con un tercero o hablando solo.

De lo que se trata es de poner de manifiesto que si uno enfrenta lo que le causa pánico, no hay ninguna posibilidad de sufrir ningún daño.

Actuar

Calavera

Con la restructuración cognitiva se busca reparar el pensamiento erróneo a través del diálogo.

El segundo ramal de la TCC requiere tomar medidas contra las fobias. Ambos pasos del proceso son cruciales, pero es en este momento en el que hay que enfrentarse realmente a la fobia, cara a cara.

Una técnica común es conocida como el "modelado", que consiste en observar o pasar tiempo con alguien que regularmente trata con aquello a lo que se tiene miedo.

Por ejemplo, quien sufre de aracnofobia, lo ideal es observar cómo alguien manipula una de las más espeluznantes. Cuando eso se consigue hacer sin dificultad, lo siguiente será acercarse cada vez más, sin llegar a sobrepasar lo que se puede asumir en cada momento.

De esta forma, con una práctica regular, se puede desarrollar una "resistencia" a lo largo del tiempo.

Trabajar gradualmente

Logo de la revista BBC Focus

Más en www.bbcfocusmagazine.com

Aunque exponerse de a poco a la peor de las fobias puede ayudar a superarla, lanzarse de lleno a lo más profundo de ella puede empeorar las cosas.

Andy Field, de la Universidad de Sussex, investiga en la adquisición del miedo. El investigador advierte que al enfrentarse directamente al miedo, puede llegar a agravarlo.

"Si tienes miedo de las arañas e intentas ver la película 'Aracnofobia', dejarás de verla a la mitad. Sólo conseguirás empeorar las cosas", afirma Field.

"Al evitar la situación, sólo consigues reforzar la idea de que debes tener miedo. Lo mejor es la 'exposición terapéutica': nunca tomar más de lo que se puede manejar".


Fuente:

BBC Ciencia

26 de agosto de 2010

El interruptor del miedo

El circuito cerebral que hace pasar de la parálisis a la huida o la lucha, desentrañado en ratones

El miedo puede producir reacciones muy diferentes, como la huida, la parálisis o la lucha y todo el proceso se desarrolla en una zona específica del cerebro. Los científicos han delimitado esta zona en ratones y también han identificado el tipo de neuronas que determinan la reacción a un estímulo que produce miedo. Su estudio indica que el proceso de decisión sobre si quedarse o no paralizado es una tarea cerebral más compleja de lo que se creía.

Investigadores del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL) en Monterotondo y de la empresa GlasoSmithKline en Verona, ambos en Italia, combinaron técnicas farmacéuticas y genéticas con la resonancia magnética funcional. Así pudieron controlar la actividad de células específicas en el cerebro de ratones que experimentaban miedo y publican los resultados en Neuron.

Eran ratones genéticamente modificados, de forma que sólo las células citadas contienen un receptor químico para un medicamento concreto. Cuando los científicos inyectan ese fármaco en un ratón actúa sobre el receptor y bloquea la actividad cerebral de esas células, lo que permite a los investigadores deducir su papel en el control del miedo.

En este caso, informa el EMBL, apagaron las neuronas de tipo I, en la amígdala cerebral, que ya se suponía que están relacionadas con el miedo. Para poder medir esta emoción, entrenaron a los ratones para asociar un sonido a un estímulo desagradable, lo que les dejaba paralizados cuando lo oían.

"Cuando inhibimos estas neuronas, no me sorprendió ver que los ratones ya no quedaban paralizados, porque eso es lo que se supone que hace la amígdala. Pero nos sorprendimos mucho cuando hicieron otras cosas, indicativas de que estaban calibrando el riesgo", dice Cornelius Gross, director del trabajo. "Nos dimos cuenta de que no estábamos bloqueando el miedo, porque pasaban de una estrategia pasiva a otra más activa y eso no es lo que se suponía que hace esta parte de la amígdala".

Al escanear el cerebro de los ratones, también se sorprendieron los investigadores cuando vieron que el cambio de comportamiento estaba acompañado de una gran actividad en otras partes del cerebro, concretamente la corteza. Al bloquear esta zona con otra droga, volvió el comportamiento de parálisis asociada al miedo.

Este circuito era hasta ahora desconocido, lo que implica que los investigadores tienen un amplio campo de trabajo para lograr desentrañar el mecanismo del miedo.

Fuente:

El País Ciencia

10 de diciembre de 2009

¿Miedo yo?

Jueves, 10 de diciembre de 2009

¿Miedo yo?

El título de este post me recuerda una canción de Alex Ubago, muy popular en toda Latino América, a mi, la verdad, no me gusta mucho, pero el título del tema "Sin miedo a Nada" le cae de pelos a la siguiente nota...



Investigadores de la Universidad de Nueva York en Estados Unidos han desarrollado un método no invasivo sin fármacos que bloquea de forma semipermanente la reaparición de recuerdos de miedo en humanos.

Estudios previos habían tratado de bloquear el almacenamiento en el cerebro de los recuerdos vinculados al miedo. Sin embargo, muchos de los métodos anteriores utilizaban componentes que eran tóxicos para los humanos y sólo surtían efecto durante unos días.

En el nuevo trabajo, los científicos, dirigidos por Elizabeth Phelps, superaron estos componentes utilizando una fase de la formación de memoria conocida como reconsolidación, en la que los viejos recuerdos pueden cambiar. Tras entrenar a sujetos para que tuvieran miedo frente a estímulos visuales, los investigadores introdujeron nueva información 'segura' mientras reactivaban los recuerdos de miedo. De este modo, lograron volver a 'escribir' los pensamientos negativos asociados con el estímulo. Los autores aseguran que los efectos de este tipo de intervención duran al menos un año y no parecen afectar a otros recuerdos.

“Nuestra investigación sugiere que durante el tiempo de vida de la memoria hay ventanas de oportunidad durante las cuáles la información almacenada puede ser cambiada de manera permanente", explica Daniela Schiller, coautora del estudio.

Fuente:

Muy Interesante

14 de octubre de 2009

Gelotofobia, el miedo a la burla

Miércoles, 14 de octubre de 2009

Gelotofobia, el miedo a la burla


La risa es una expresión emocional innata en los seres humanos. Por ello, reírse de los demás también es considerado un fenómeno universal. Sin embargo, a algunas personas el hecho de que se rían de ellas les produce un miedo extremo que dificulta enormemente su vida social. Es lo que se conoce como gelotofobia, un trastorno que, según publica la revista científica Humor, afecta por igual a todas las culturas.

A esta conclusión llegaron varias decenas de investigadores de 73 países, entre ellos dos españoles, tras aplicar un cuestionario para evaluar la presencia de la gelotofobia en una muestra de 22.610 personas.

“Existen muchas razones por las que unas personas se ríen de otras”, explica Victor Rubio, psicólogo de la Universidad Autónoma de Madrid y coautor del estudio. Según los expertos, los individuos se pueden clasificar en dos dimensiones implicadas en el miedo a que se rían de uno mismo: reacciones de inseguridad, es decir, tratar de ocultar a los demás la falta de confianza en uno mismo o creer que uno es involuntariamente gracioso; y reacciones de evitación de situaciones en las que se han reído de uno. Aunque esto es común en todas las culturas, el estudio identifica ciertas diferencias. Así por ejemplo, países como Turkmenistán o Camboya destacan por presentar reacciones de inseguridad, mientras que los habitantes de Iraq, Egipto y Jordania tienden a evitar las situaciones en las que se rieron de ellos.

Otro dato curioso que pone en evidencia el estudio es que los ciudadanos finlandeses son los que menos sospechan que si alguien se ríe en su presencia es porque lo está haciendo de ellos (8.5%), mientras que en esa misma situación el 80% de los tailandeses está convencido de que ellos son los causantes de las risas que escuchan.

Fuente:

Muy Interesante

30 de octubre de 2006

Las consultas por ataques de pánico aumentaron el 30 por ciento entre los más jóvenes

Crece entre los 18 y 30 años
Las consultas por ataques de pánico aumentaron el 30 por ciento entre los más jóvenes
Hace algunos años, la detección de la enfermedad ocurría entre los 30 y los 40. Los expertos lo adjudican a las dificultades de los jóvenes para insertarse en el mercado laboral.
30.10.2006 | 18:40


Los ataques de pánico están considerados como la enfermedad del momento.


Cada vez son más los jóvenes que sufren de ataques de pánico, una afección que –según los especialistas- solía diagnosticarse entre los 30 y los 40 años, pero que ahora se volvió frecuente a partir de los 18.

Las dificultades a la hora de insertarse en el mercado laboral y la presión que ejercen las sociedades modernas, que incitan a consumir pero ofrecen pocos recursos económicos para hacerlo, son factores que inciden fuertemente entre los jóvenes y que, según los expertos, funcionan como caldo de cultivo para el surgimiento de la enfermedad.

La "figura paterna en crisis", con graves dificultades a la hora de poner límites y con menos legitimidad por haber perdido, en algunos casos, la función de sostén de la familia, es otro de los puntos que esgrimieron psicólogos y psiquiátras para explicar el avance de la afección entre los más jóvenes.

"Los modelos adultos -señaló- están bastante complicados, y la incertidumbre que genera la falta de trabajo y los modelos familiares endebles, dificultan el crecimiento de los jóvenes”, dijo la psicoanalista Alicia Díaz Farina.

A su vez. el presidente de la Asociación de Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires, Hugo Pisanelli, confirmó que en los últimos cuatro años, buena parte de los pacientes que presentan síntomas propios de los ataques de pánico oscilan entre los 18 y los 30 años, una tendencia que revirtió la generalidad de las consultas que habitualmente se hacían a partir de esa edad.

FUENTE: PERFIL.COM
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