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20 de septiembre de 2012

¿Qué tiene de malo meterse el dedo en la nariz?

hurgar-narizRinotilexomanía es el nombre que recibe la desagradable costumbre de hurgarse compulsivamente la nariz. Aunque según un estudio llevado a cabo en Wisconsin (EE UU) hace algunos años, esta modalidad de trastorno obsesivo compulsivo solo afecta a un 1% de la población, que normalmente acaba dañándose la mucosa nasal, el resto de los seres humanos también lo hacemos ocasionalmente. Más del 90 % de los encuestados por los investigadores de Wisconsin confesaron que introducían de vez en cuando el dedo en la nariz, sobre todo en la oficina y en el coche (por sentirse menos observados). Y un estudio posterior realizado en Reino Unido sugería que un tercio de la población practica este hábito más de 5 veces al día.

La cuestión clave es: ¿se trata de una práctica buena o mala para la salud? Según el médico austríaco Friedrich Bischinger, especialista en salud pulmonar, los dedos son mejores que los pañuelos y ayudan a mantener la nariz más limpia. Sin embargo, otro estudio holandés dirigido por el microbiólogo Heiman Wertheim indica que al hurgarnos la nariz introducimos en las fosas nasales una bacteria, Staphylococcurs aureus, lo que nos convierte en portadores nasales del patógeno. Este microbio provoca desde afecciones superficiales de la piel hasta patologías severas como neumonías, meningitis, intoxicaciones alimentarias, shock séptico y desórdenes autoinmunes.

Y además…
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1 de agosto de 2012

Jamie Oliver: "Si los niños no saben lo que es, nunca lo comerán"


 La escena transcurre en una guardería. Jamie Oliver enseña a los niños una pera, una coliflor, acelgas... La mayoría no lo ha visto en su vida. Este detalle, aparentemente sin importancia, es la punta del iceberg de un drama que afecta de modo especial a los países anglosajones pero que se extiende a escala global. "No estamos enseñando a nuestros niños a comer", explica el cocinero británico, "somos la primera generación cuyos hijos vivirán un promedio de 10 años menos que sus padres".

La labor de Jamie Oliver divulgando la cocina sana, y enseñando pequeños trucos para comer mejor, le ha valido el premio TED 2010. Esta es la charla de agradecimiento del premio, en la que explica cómo el sistema nos ha metido en una trampa a la que debemos buscar una salida. Algunos ejemplos: los productores han multiplicado el contenido de azúcar de la leche para que les guste a los niños, en los comedores americanos están prohibidos los cuchillos y tenedores, de forma que los críos terminan comiendo preferentemente cosas que se pueden coger con la mano, como pizzas y hamburguesas... Si tenéis un rato, sentáos a ver este Ted Talk porque es un ejemplo de tenacidad y de la búsqueda de un sueño que podría mejorar la vida de millones de personas. Los subtítulos están en español, basta activarlos en la pestaña "subtitles".

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11 de julio de 2012

¿Si dejas de fumar empezarás a ganar peso?




fumar-mujeresLas personas que dejan de fumar ganan entre cuatro y cinco kilos después de 12 meses sin encender ni un cigarrillo. Así lo indica un estudio que publica la revista British Medical Journal, que muestra como los exfumadores aumentan de peso sobre todo durante los primeros tres meses de dejar el hábito.


La investigación europea, basada en 62 estudios clínicos, ha analizado los cambios en el peso de los pacientes que dejaron de fumar después del primer año, con y sin tratamiento. Los pacientes que no siguieron ninguna terapia aumentaron 1,1 kg el primer mes, mientras que su peso subió a 2,3 kg el segundo mes, 2,9 kg el tercero, 4,2 kg al medio año, y 4,7 kg a los 12 meses. En relación con las personas que dejaron el hábito con ayuda de un tratamiento, los resultados son muy similares.


No obstante, como aclara a la agencia SINC Esteve Fernández, director de la Unidad de Control del Tabaquismo (UCT) del Instituto de Oncología de Cataluña (ICO) y coautor de un editorial sobre el hallazgo, los beneficios de dejar de fumar superan notablemente los posibles riesgos de ganar peso.


Sin embargo, hay excepciones en los resultados del estudio. Mientras que el 13% gana más de 10 kg después del año, un 16% de los exfumadores pierde peso. Los investigadores concluyen que son necesarios más análisis para identificar qué personas corren más riesgo de aumentar peso y prevenirlo, ya que el trabajo señala que ganar peso es algo que inquieta a las personas que intentan abandonar el hábito tabáquico, sobre todo a las mujeres. Según los resultados, las fumadoras solo están dispuestas a engordar, como máximo, 2,3 kg si dejan de fumar.

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10 de julio de 2012

Cuidado: La crisis te puede hace engordar






obesidadLa crisis ha supuesto un cambio en los hábitos de vida de las personas, y las consecuencias también se observan en la báscula. Según un informe realizado por el Instituto Sondea para la empresa Herbalife, un 25 por ciento de los españoles afirma haber aumentado de peso desde el comienzo de la crisis.


Los ciudadanos españoles se han apretado el cinturón en los últimos años, y esto ha supuesto disminuir las salidas a bares y restaurantes, consumir alimentos más baratos y, en muchas ocasiones, reducir la actividad deportiva. Por ejemplo, más de un 60 por ciento de los encuestados indica que no podrá pagarse un gimnasio a no ser que mejore su situación económica.


Cerca de un cuarto de los encuestados dice haber aumentado de peso desde que comenzó la crisis, y un 30 por ciento de los mismos podría haber engordado más de 7 kilos, según la encuesta. Los expertos recomiendan seguir una dieta sana, algo fácil de hacer sin necesidad de gastar más dinero. "Es el momento de realizar un consumo racional de alimentos y una compra más inteligente. Llenar la cesta de la compra con fruta y verdura, más barata en España en comparación con otros sitios, acudir a los productos de temporada, compra de carnes y pescados frescos", ha explicado Julián Álvarez, miembro del Consejo Asesor de Nutrición de Herbalife.

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Muy Interesante



Y además…

22 de junio de 2012

Comer lento y cuatro veces al día ayuda a mantenerse delgado

Los adolescentes que siguen ciertos hábitos alimenticios, como comer lentamente y consumir cuatro comidas o más al día, tienen menores niveles de grasa corporal, independientemente del ejercicio que hagan, revela un estudio en España.

Obesidad

Los adolescentes más delgados consumían más de cuatro alimentos al día y más lentamente.

Los investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de la Nutrición (ICTAN) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, estudiaron a cerca de 2.000 adolescentes de entre 13 y 18 años en cinco ciudades españolas.
 
El objetivo, dice el estudio publicado en Journal of Adolescent Health (Revista de Salud Adolescente), era investigar qué factores específicos del estilo de vida y la nutrición tienen una influencia en la prevención de la obesidad.
"Son muchos los factores de la dieta que influyen en la prevalencia de obesidad: composición, la cantidad de energía y macronutrientes, el tipo de alimentos, momento en el que se consumen etc." explica a BBC Mundo la doctora Sonia Gómez, quien dirigió el estudio en el ICTAN.

"El objetivo de nuestro trabajo era encontrar patrones de hábitos de alimentación y actividad física relacionados con la obesidad y que pudieran ser utilizados como medida preventiva de este problema que nos genera y generará problemas a corto y medio plazo" agrega.

Para el estudio los investigadores analizaron los registros de jóvenes que estaban participando en el estudio Alimentación y Valoración del Estado Nutricional en Adolescentes (AVENA), un sondeo nacional sobre salud y nutrición de adolescentes españoles.

Los investigadores compararon los hábitos dietéticos de los participantes: las comidas que hacían, el tiempo que pasaban en cada una de ellas, el número de comidas, consumo de bebidas gaseosas y alimentos de comida rápida.

También registraron sus niveles de grasa corporal tomando medidas de los pliegues cutáneos en seis partes del cuerpo y su circunferencia de cintura.

Y se preguntó a los participantes cuánto ejercicio y actividad física llevaban a cabo en su tiempo libre.

Comer más y más lento

Los resultados, como explica la doctora Gómez mostraron que los pliegues cutáneos y la circunferencia de cintura eran menores entre los adolescentes que consumían más de cuatro comidas.

Estos incluían: un refrigerio a media mañana, un refrigerio a medio día y cuatro comidas cada día.
Y según el estudio, los delgados también pasaban más tiempo del normal en cada comida.

"Nuestros resultados muestran que el consumo de un refrigerio a media mañana, un refrigerio a medio día, consumir más de cuatro comidas al día y pasar un tiempo adecuado en estas comidas son hábitos dietéticos importantes asociados con un nivel más bajo de grasa corporal en adolescentes españoles" dice la doctora Gómez.

El estudio mostró además que los adolescentes que consumían desayuno regularmente eran más delgados que los que se saltaban este alimento. Y los beneficios se observaron principalmente entre los varones que no llevaban a cabo ninguna actividad física en el día.

Tal como explica la doctora Gómez, los estudios en España muestran que 25% de los adolescentes -uno de cada tres niños y una de cada cuatro niñas- son obesos o tienen sobrepeso, y este período de desarrollo "es decisivo en la vida".

"La obesidad es una enfermedad crónica asociada al desarrollo prematuro de enfermedad cardiovascular, diabetes y cáncer" dicen los investigadores.

"Es necesario poner especial atención a la obesidad durante la niñez y adolescencia porque muchos estudios han revelado que los niños obesos tienen más probabilidades de convertirse en adultos obesos" agregan.

Dieta especial

El crecimiento que experimentan los jóvenes durante la pubertad -desarrollan casi 20% de altura y 50% de masa muscular y ósea- determina sus necesidades nutricionales.

Según la doctora Gómez, "durante la adolescencia se requiere una enorme cantidad de energía y nutrientes y se debe diseñar una dieta para satisfacer esas necesidades, especialmente con tres importantes minerales: calcio, hierro y zinc".

La recomendación para los adolescentes, agrega la investigadora, es que incluyan en sus alimentos tres o cuatro vasos de leche o yogur para obtener calcio, vitamina D y riboflavina; cinco o más porciones de frutas y vegetales; dos porciones de alimentos proteínicos magros; de seis a doce porciones de cereal, pasta, arroz y papas y consumir con moderación alimentos ricos en grasas y azúcar.

"Como conclusión podemos decir que determinados hábitos como comer menos de 4 veces al día o muy deprisa están asociados con mayor cantidad de grasa corporal en nuestros adolescentes" afirma la investigadora.

Fuente:

BBC Ciencia


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16 de febrero de 2012

Dime qué y cómo comes: así lo harán tus hijos

La alimentación y otros aspectos relativos a la nutrición están en continua revisión. Periódicamente se publican trabajos que ofrecen nuevas pautas y nos invitan a dejar atrás prácticas que, aunque tengan un buen fundamento, son mejorables. Por ejemplo, aspectos como la suplementación con ácido fólico (vitamina B9) en la mujer durante el embarazo. Se ha podido demostrar que hay más beneficios cuando el ácido fólico va acompañado de una fórmula múltiple de calidad, en lugar de la administración aislada de dicha vitamina.

De lo que no hay duda, y existen evidencias que así lo indican, es de la influencia tan importante que ejercemos en la salud de nuestra siguiente generación. Los grupos de alimentos, la calidad de la dieta, el tamaño y la cantidad de las ingestas en casa determinan dichos parámetros en nuestros descendientes. Lo dicta el sentido común, pero de cuando en cuando nuestra frágil memoria precisa que nos lo recuerden desde los estamentos científico-médicos para tomarlo en serio.

Desde esta perspectiva, no resulta demasiado desencaminado culpar al entorno familiar de los malos hábitos de algunos jóvenes. Desgraciadamente, esta influencia —mala o buena— se extiende a otros ámbitos de la esfera de la educación en el hogar. Existen numerosos estudios que demuestran que una estimulación temprana a nivel psico-social capacita a la persona para el futuro (edad adulta).

Pero centrémonos en la salud a través de la alimentación. Algo tan sencillo como la excesiva exposición a la fructosa añadida y otros azúcares simples en la niñez está relacionada con problemas en los niveles de ácido úrico y de hipertensión. Estas son conclusiones de un estudio representativo con más de 4.800 adolescentes, publicado en una de las revistas más prestigiosas de pediatría, Journal of Pediatrics, en 2009.

En este mismo sentido, podríamos criticar la fuerte impronta que dejan costumbres o películas en las que se recurre al azúcar para ganarse a los niños y endulzar la medicina o el chupete. Como dicen Nguyen y Lustig en un artículo: “Si Mary Poppins no hubiese utilizado el azúcar para mejorar el sabor de la píldora de los niños, quizá los niños no necesitasen ni siquiera esa medicina”.

¿Quiere usted dejar de ver a sus hijos sufrir por problemas relacionados con el acné? ¿Qué tal si deja de ingerir leche y otros derivados lácteos insulinotrópicos delante de ellos? Según Ngunen y Lustig, existe una relacion directa entre las elecciones de los alimentos por parte de los hijos y lo que ven en casa. Además, las conclusiones de otro trabajo del Departamento de Dermatología de la Universidad de Osnabrück (Alemania) hablan del acné como síndrome relacionado con el efecto insulinotrópico de la dieta actual, con los lácteos jugando un papel fundamental al respecto. Terminan aseverando que ambas acciones, restricción de leche y reducción general del efecto insulinotrópico de la dieta, tendrán un impacto enorme en el control y la prevención de enfermedades propias de países occidentales como la obesidad, la diabetes, el cáncer, las enfermedades neurodegenerativas y el acné.

En cuanto al uso lúdico o a modo de extra que suele hacerse de la comida rápida (nótese que aquí debemos incluir no sólo las hamburgueserías y pizzerías americanas, sino todo tipo de comida procesada, incluidos muchos bares de tapas, heladerías, cafeterías, etc), ¡mucho ojo con crear el hábito!, pues se ha observado en un estudio que todas esas opciones obesogénicas se caracterizan por elevar en exceso la insulina e inducir lo que se denomina resistencia a la insulina en el Sistema Nervioso Central, su relación con alteraciones de la hormona leptina y las señales de saciedad o las respuestas hedonistas respecto a la comida… Decida qué tipo de comportamiento quiere mostrar con la próxima generación.

Para finalizar, sólo imagine que en lugar de comportamientos obesogénicos o de cualquier otra naturaleza patogénica, usted decidiera hacer uso del conocimiento respecto a los efectos saludables de algunos complementos entre la población adolescentes. Por ejemplo, se ha observado que el uso de complementos nutricionales con HMB en adolescentes practicantes de voleibol protege y mejora su perfil hormonal. ¿Tendrá sentido fomentar este tipo de hábitos durante la práctica deportiva de nuestros hijos para asegurarnos de que tengan una mejor calidad de vida y aprovechen al máximo los beneficios del ejercicio? Claro que sí. De lo que no deberíamos tener duda es de que cómo y qué comamos nos dirá qué harán y cómo será la salud de nuestros hijos.

Francisco Carreño-Gálvez, doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y experto en Nutrición Celular Activa y Nutrición Ortomolecular (pacocarrenogalvez@gmail.com)

Fuente:

Más que Ciencia

7 de diciembre de 2011

Las personas que sufren insomnio son más puntuales

Las personas insomnes son mucho más puntuales que quienes duermen cada noche a pierna suelta. Es la conclusión a la que han llegado científicos alemanes y británicos tras realizar un experimento con más de 600 pacientes del laboratorio del sueño de la Universidad de Freiburg (Alemania). En concreto, los datos revelan que los insomnes llegan 4 minutos antes a las citas que las personas que duermen bien. Según los investigadores “se trata de una puntualidad obsesiva indicativa de una personalidad perfeccionista que podría ser una de las causantes del trastorno del sueño”. O tal vez es al revés: puede que sea el insomnio lo que provoca un exceso de perfeccionismo.

En cualquier caso, los autores del estudio, que se publica en la revista Journal of Sleep Research, sugieren que habría que comprobar si la psicoterapia para reducir el comportamiento obsesivo podría ayudar a combatir el insomnio, aunque eso suponga que los pacientes empiecen a llegar unos minutos más tarde a sus citas.

Muy Interesante

12 de agosto de 2011

¿Por qué la gente se vuelve adicta a las bebidas gaseosas?

Especial: Medicina y Salud

Gaseosas II

Habla: ¿Cuántas gaseosas toma al día o a la semana?


Imagen

(Foto: Amy / Flickr)

“Cuando uno toma una bebida con bastante azúcar, siente un efecto estimulante que muchas personas perciben como una alza de energía”, explicó Sian Porte, de la Asociación Dietética Británica, al “Daily Mail”.

Pero resulta que una vez que el cuerpo utiliza la sacarosa y glucosa de la gaseosa, uno siente un bajón de energía. Según el experto, eso es lo que hace que la gente tenga la necesidad de tomar otra, y otra, y otra.

Efectos negativos

Existen estudios que señalan altas posibilidades de que la azúcar en sí sea adictiva. Si, además, tenemos en cuenta de que muchas gaseosas contienen altas dosis de cafeína (el equivalente de media taza de café instantáneo, según el periódico inglés), se puede entender porqué el constante consumo de bebidas gaseosas se vuelve un círculo vicioso: se generan síntomas de abstinencia como dolores de cabeza, insomnio y fatiga.

Eso no es todo, las gaseosas también contienen ácido fosfórico. “En grandes cantidades, este compuesto puede afectar la piel y los músculos, y hasta dañar el corazón y los riñones con el paso del tiempo, de acuerdo a estudios en animales realizados en al Universidad de Harvard”, dice el artículo.

Además, también se ha demostrado que aquellas personas que toman gaseosas con regularidad no son capaces de controlar su consumo de calorías con efectividad, a diferencia de lo que ocurre con los que beben agua, por lo que comen más de lo que deberían.

Y lo reiteramos... ¿Cuántas gaseosas toma al día o a la semana?

3 de agosto de 2011

Una vida poco saludable encoge el cerebro

Precisamente ayer dialogaba sobre el concepto de evolución y el concepto psiquiátrico de involución, y recordaba como me impresionó descubrir este último concepto, el de involución. Es decir un ser humano puede sers cada día más humano (evolución) o menos humano (involución); y precisaba que las grandes ciudades deshumanizan a las personas, o sea las hacen involucionar. Ahora descubro este artículo que le da mayor consistencia a mis declaraciones y nos deja una moraleja: O cambias tus estilos de vida sedentarios o MUERE (o vive, pero como una m...)

Reuters

Reuters

  • Los malos hábitos incrementan el riesgo de demencia
  • Las medidas preventivas a partir de los 50 reducen el peligro

Hace poco nos enteramos de que el cerebro humano es el único que pierde volumen con los años. Otros primates no sufren este efecto, pero proporcionalmente viven bastante menos que nosotros. Puede ser que el tributo por tener una vida más larga sea que nuestro órgano pensante encoja y padezcamos enfermedades neurodegenerativas. Es nuestro destino y no lo podemos modificar... o tal vez sí. Un nuevo estudio revela que ciertos cambios cerebrales asociados a la demencia se producen con más frecuencia en las personas que fuman, tienen hipertensión arterial, son obesas o sufren diabetes. Estos factores de riesgo pueden controlarse y, con ello, reducir el riesgo de males como el Alzheimer.

Todos esos hábitos y patologías dañan los vasos sanguíneos, produciendo lo que se conoce como enfermedad vascular. Ésta es la causante de los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares, pero también está muy relacionada con el deterioro de las funciones cerebrales que conducen a la demencia. Así lo han demostrado diversos estudios. El último de ellos, publicado en la revista 'Neurology', aporta datos clave sobre cómo evoluciona el cerebro de los individuos de mediana edad según el tipo de vida que lleven y las patologías que padezcan.

Un equipo de investigadores liderados por Charles DeCarli, de la Universidad de California (EEUU), estudió a más de 1.300 personas sin demencia cuya edad media rondaba la cincuentena. Se evaluaron los factores de riesgo de todos estos individuos y se les hicieron escáneres cerebrales mediante resonancia magnética. También se les realizaron test para analizar sus funciones cognitivas.

Transcurrida una década, se observó que las personas con factores de riesgo vasculares presentaban una pérdida de volumen cerebral general más acusada, así como una reducción de la zona del hipocampo, que es la más susceptible al Alzheimer. Además, se apreció un aumento de las lesiones de la denominada sustancia blanca, que también pueden ser indicativas de deterioro cognitivo. En las pruebas de habilidades cognitivas se observaron problemas en cuestiones como la toma de decisiones.

Curiosamente, no todos los factores producían el mismo efecto. Mientras que la hipertensión arterial estaba más relacionada con las lesiones de la sustancia blanca, la diabetes y el tabaquismo iban asociados a una mayor pérdida de volumen en el hipocampo. Finalmente, los obesos presentaban una reducción del tamaño del cerebro en su conjunto. Se trata, no obstante, de matices. Lo fundamental es que todos estos signos de una vida poco sana acababan dejando una huella potencialmente dañina.

Estudios como este alientan la posibilidad de prevenir la enfermedad de Alzheimer. "Empezamos a tener datos fehacientes de que un cambio de hábitos de vida a partir de los 50 años puede reducir el riesgo de padecer demencia a los 70", asevera Pablo Martínez-Lage, coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología. Esa apuesta por la salud neurológica se traduce, en la práctica, en los mismos consejos que se dan para evitar los infartos de miocardio o los ictus: dejar de fumar, evitar exceso de peso con una dieta equilibrada y ejercicio físico...

Esto no significa que una persona que siga a rajatabla esas recomendaciones se vaya a librar definitivamente del Alzheimer. El desarrollo de la enfermedad depende de más factores. Pero la adopción de hábitos saludables puede ayudar a los sujetos más predispuestos a padecerla a compensar el daño cerebral que produce y frenar o retrasar su aparición.

Martínez-Lage precisa que aún no se conocen bien los mecanismos por los que peligros como el tabaco o la obesidad provocan neurodegeneración. Mientras que los problemas cardio y cerebrovasculares se producen por roturas u obstrucciones de los vasos sanguíneos, las demencias se generan por procesos más sutiles. "Es un daño que se detecta más a nivel celular y a lo largo de mucho tiempo", señala el neurólogo. "Lo que ocurre es que los vasos pequeños del cerebro dejan pasar la sangre, pero no cumplen adecuadamente la función de llevar oxígeno y nutrientes a las células nerviosas", añade. El resultado final es la muerte neuronal.

Fuente:

El Mundo Ciencia

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