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24 de mayo de 2014

La universidad virtual donde los títulos son gratis

Sitio de UoPeople

Naylea, de Perú, es una de las estudiantes en UoPeople.

Ali Patrik Eid es un hombre feliz. Hace unas semanas se graduó de una universidad. No tuvo que asistir a clases para hacerlo ni tampoco debió pagar por ello.

Y cuando su esposa dio a luz a mellizos, poco después de que él empezara su curso en gestión empresarial, no tuvo ningún problema en tomarse seis meses libres para ayudar a cuidarlos.
Estaba inscrito a la Universidad del Pueblo (UoPeople), una de un número creciente de universidades en línea que están abriéndole nuevas puertas a la gente, particularmente en el mundo en desarrollo.

"Yo siempre soñé con tener un título pero nunca pensé que lo lograría", le dice a la BBC este jordano de 34 años.

Los cursos en línea no son nuevos -la Universidad de Phoenix, en Estados Unidos, por ejemplo, ha estado ofreciendo cursos 100% en línea desde 1987-, pero la UoPeople es la primera en otorgar títulos sin cobrar nada.

A los estudiantes se les pide que paguen US$100 por cada examen, pero si no tienen con qué, pueden aprovechar una gama de becas a su disposición.

Eid no pagó por ninguno de sus 35 exámenes y asume que "fueron financiados".

"Fallándole a millones"

"Yo siempre soñé con tener un título pero nunca pensé que lo lograría"

Ali Patrik Eid

El año pasado, Microsoft anunció que le proveerá a mil estudiantes en África pasantías, entrenamiento técnico, tutorías, así como el costo de los exámenes en la UoPeople.

La universidad también firmó recientemente un acuerdo con el gobierno de Nigeria para darles becas a estudiantes potenciales.

El mes pasado, la universidad recibió una acreditación oficial del Consejo de Educación y Entrenamiento a Distancia de EE.UU. (DETC), que probablemente elevará su estatus significativamente.

La UoPeople fue inaugurada en 2009 por el empresario israelí Shai Reshef, quien cree que el acceso a la educación superior es un derecho básico que debe estar disponible para todos.

"Le estamos fallando a miles de personas que quieren estudiar pero no tienen acceso. En vastas regiones del mundo, la educación superior es algo inalcanzable para la gente común", declaró.

"Yo quería crear una alternativa, trastocar el sistema educativo actual".

En el momento sólo ofrece dos títulos: el de gestión empresarial por el que optó Eid y otro en ciencias de la computación.

La universidad es deliberadamente de baja tecnología. Aunque los estudiantes necesitan una conexión de internet básica, no requieren banda ancha ni hay contenido de audio o video.

Los postulantes tienen que ser mayores de 18 años, tener un nivel competente de inglés y ser capaces de probar que terminaron el bachillerato.

En este momento, cuenta con 700 estudiantes de 142 países, y Reshef tiene la esperanza de que para 2016 la cantidad llegue a 5.000.

Él invirtió US$3,5 millones de su propio dinero para que el proyecto despegara, pero ahora funciona con un presupuesto anual de apenas US$1 millón.

Profesores voluntarios

Graduduación

Los estudiantes de UoPeople necesitan el título, y trabajan duro para conseguirlo.

Los costos se mantienen bajos pues no hay salones de ladrillo y cemento para mantener ni libros de texto.

"Hasta los profesores, que son lo más caro tradicionalmente, acuden libremente y trabajan sin cobrar", señala Reshef.

Tiene a 3.000 catedráticos inscritos de universidades tan prestigiosas como Yale, Oxford y Columbia.

Pero la relación entre los estudiantes y sus profesores voluntarios no siempre es ideal, revela Eid.

"Tuve algunas dificultades con uno de mis instructores. No me estaba ayudando y le tomaba semanas contestar mis preguntas".

"Nadie los forzó a ser voluntarios y si se ofrecieron, tienen que responder".

Grandes expectativas

La tasa de deserción de los cursos en línea es alta.

Un estudio reciente de la Universidad de Pensilvania, en EE.UU., reveló que del millón de personas que se inscribieron en un curso de Coursera -la plataforma de educación virtual creada por la Universidad de Stanford- entre junio de 2012 y junio de 2013, sólo el 4% completó las clases.

Escuela en África

Algunos niños no tienen mucho chance de ir a la universidad.

Eso se debe en gran medida a que mucha de la gente que se inscribe no está en busca de calificaciones serias, opina William Lawton, director del Observatorio de Educación Superior Sin Fronteras.

"La mayoría lo hace por interés personal o en busca de autoperfeccionamiento".

Pero en la UoPeople es diferente. Los estudiantes esperan conseguir un título tan prestigioso como los que se ofrecen en una universidad de ladrillo y cemento en EE.UU., y están dispuestos a trabajar duro para lograrlo.

¿Útil?

Para suplir lo que se gana al asistir personalmente a una universidad, a los estudiantes se les pone en un salón de clase virtual con entre 20 y 30 otros y se les anima a que hablen entre ellos en línea.

"Todos los estudiantes deben contribuir en las discusiones", dice Reshef.

Eid confirma que llegó a "conocer" a estudiantes y profesores y que sigue en contacto con ellos a través del correo electrónico y Skype.

Pero la pregunta del millón es: ¿cuán valioso es un título de esa institución?

Eid aún no ha conseguido empleo y admite que en una entrevista que tuvo en los Emiratos Árabes, el entrevistador no sabía de la existencia de esa universidad. A pesar de ello, dice, el potencial empleador quedó "feliz" con el título que Eid le presentó.

Ahora está considerando empezar su propio negocio, inspirado por su tiempo en la universidad.

"Toda la vida soñé con ser mi propio jefe y en este curso aprendí cómo gestionar un negocio empezando de cero. Así que si consigo ayuda financiera, lo haré".

Fuente:

BBC Ciencia

22 de febrero de 2013

Internet es gratis aunque estemos pagando por acceder a él


A menudo, cuando se habla de temas como la cultura libre, software libre, legitimidad a la hora de compartir contenidos sin el permiso expreso del autor y demás, los que se posicionan en contra del “todo gratis” (sin advertir que todo gratis no significa no ganar dinero con ello, ya sea por publicidad o de forma indirecta) arguyen que Internet no es gratis. Que pagamos el acceso. Y que frente a eso no nos rebelamos ni exigimos un Internet gratis.

Antes hay que desmentir ese aserto: los que promulgan la existencia de contenidos gratuitos en la Red (lo quiera o no el autor original) también aspiran a una conexión a Internet más barata, sobre todo en España, donde el coste es superior a otros países de nuestro entorno. Y quién sabe: quizá la conexión a Internet acabe siento totalmente gratuita, como escuchar la radio, porque la sufragaran las empresas que hacen negocio en Internet. 

Por otro lado, la crítica “Internet no es gratis” parte de un error categorial: lo que paga el usuario, en realidad, paga la infraestructura de transmisión, pero no subvenciona toda la Red, no mantiene todo lo que circula por Internet. Es decir, pagamos por recibir bits, pero no por lo que valen esos bits. Lo transmitido no es gratis, pero el contenido sí puede serlo. 

La cuota mensual que abonamos a nuestro proveedor de servicios de Internet cubre el envío del contenido, pero la creación del contenido está regulado por un modelo económico diferente. Al menos de momento.

Chris Anderson lo explica así en su libro Gratis:

Hablando según el sentido común, este error proviene asimismo de medir el valor de una cosa mediante unidades erróneas. Por su contenido mineral, mi hijo pequeño vale unos 5 dólares a precio normal de mercado, pero no lo pienso vender. Para mí es más valioso por la forma en que esos minerales se han unido, por todos los demás átomos, el estado de energía y el resto de cosas de las que está hecho un niño. Confundir el coste de transmitir megabits con el coste de producirlos, o con lo que valen para el receptor, es una consecuencia de no comprender dónde reside en realidad el valor. Que no se encuentra en la Red. Donde transformamos los bits dándoles un sentido es en los extremos, la producción y el consumo.


Fuente:

Xakata Ciencia

5 de febrero de 2013

Internet público y gratuito: Guerra entre Silicon Valley y la telefonía móvil por el espectro estadounidense


Celular y teclado

Una inmensa red de wifi, capaz de penetrar anchas paredes de concreto, con señal disponible entre cerros y árboles. El sueño de cualquier usuario de internet. Si a eso se le agrega que sea pública y gratuita, pareciera una utopía.

Pero no lo es. A grandes rasgos es el plan que el gobierno estadounidense propone y cuya aprobación la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC según sus siglas en inglés) se encuentra discutiendo por estos días.

Con partidarios, como Google y Microsoft, y detractores, como las principales compañías proveedoras de telefonía celular y banda ancha, la iniciativa ha encendido el debate en el mundo tecnológico estadounidense.

Guerra por un pedazo de aire

Julius Genachowski, presidente de la FCC.

Julius Genachowski, presidente de la FCC e impulsor de la medida.

Pero la verdadera discusión que desató la guerra no tiene que ver con gratuidad, sino con acceso.
La realización del plan está directamente relacionada con la liberación de una porción -195 MHz de la banda de 5 GHz- del espectro electrónico disponible para usuarios sin licencia, un segmento apetecido por las grandes compañías de celulares.

El espectro electromagnético es la distribución energética de ondas electromagnéticas. Por él viajan las ondas de telecomunicaciones, radio y televisión, entre otras.

La discusión no es nueva. Ya en 2008 y justo antes de que el paso de la televisión análoga a digital liberase parte importante del espectro electromagnético, el tema fue materia de debate en el congreso.

Con Obama en el poder, el tema se volvió una prioridad para la Comisión, la cual en 2010 lanzó el National Broadband Plan, el cual buscaba fortalecer y masificar la provisión de banda ancha en todo Estados Unidos.
Hoy volvió a ponerse en el tapete, ya que la decisión se zanjará el 20 de febrero, con el presidente de la FCC, Julius Genachowski, como el gran impulsor de la medida.

Partidarios, detractores y el lobby

La idea tuvo una amplia acogida dentro de proveedores tecnológicos, entre ellos, Google y Microsoft.
Particularmente porque la experiencia indica que el acceso de gente común y corriente a parte del espectro es una de las semillas más claras y potentes para los procesos de innovación tecnológica como la creación de software y nuevos desarrollos, los cuales al mediano y largo plazo terminan por beneficiar a las grandes compañías de Silicon Valley.

Logo de Google

Google es uno de los que está a favor de la medida. Incluso ha liberado internet gratuita en las 20 cuadras coaledañas a su oficina en Manhattan.

"La liberación de espectro sin licencia es un acercamiento vibrante al libre mercado, que ofrece escasas barreras de entrada a los innovadores de desarrollo tecnológico del futuro, y que beneficiará a los consumidores", señaló Julius Genachowski, presidente de la FCC en un mail interno, publicado por el Washington Post.

En esto coinciden los expertos.

"Existe una ganancia en la actividad económica al estimular a los creadores de aparatos, software y apps que está asociada a los usuarios de la plataforma sin licencia", le comenta a BBC Mundo Jeffrey Silva, analista de tecnología y telecomunicaciones de Medley Global Advisors.

Los que no están tan felices son los operadores de telefonía celular y sus proveedores de hardware.

"La verdadera pelea es entre los operadores móviles y los amigos de Silicon Valley", asegura Silva.


Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia


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