15 de enero de 2019
¿La luz de las farolas provoca cáncer?
Así planteado la respuesta es no, pero también es verdad que aquí hay mucho que hablar. Es casi seguro que la pregunta viene por una serie de estudios que se han hecho a partir del año 2008 y que vinculan las áreas urbanas con más luz nocturna con un aumento del riesgo de padecer dos tipos de cáncer: mama y próstata. Lo que hicieron los investigadores fue medir la luz reflejada en el cielo que captan los satélites y una vez que identificaron las ciudades más iluminadas, comprobaron si había algún tipo de asociación con un aumento de la incidencia de estos cánceres, mama y próstata, que son los que, en principio, se vincularían con mayor exposición a luz nocturna. Los autores del estudio encontraron que sí había una asociación entre mayor iluminación y un mayor riesgo. El problema de estos estudios, y que es una pega real, es que no detectan qué luz recibe individualmente cada sujeto, sino la que hay reflejada en el cielo y que no tiene que coincidir necesariamente con aquella a la que cada uno se expone en su casa.
También hay que tener en cuenta que el hecho de vincular la luz nocturna con el cáncer es un tanto controvertido, no se puede decir así. Lo que sí se sabe es que la luz nocturna hace que el organismo produzca menos una hormona llamada melatonina. Y sabemos también que esa falta de melatonina altera el sistema circadiano. Debes saber que el sistema circadiano tiene un reloj biológico que está en nuestro cerebro y está preparado evolutivamente para detectar la alternancia entre la luz y la oscuridad, entre el día y la noche. Sabemos igualmente, gracias a los estudios epidemiológicos, que las alteraciones en nuestro sistema circadiano sí se vinculan a una serie de enfermedades como el síndrome metabólico y otras alteraciones cognitivas y afectivas. Se sabe, por ejemplo, que las personas que trabajan en turnos y que tienen alterado su sistema circadiano son más proclives a este tipo de enfermedades.
En el año 2008, la Organización Mundial de la Salud publicó un informe que decía que la disrupción circadiana, que incluye la luz y otros aspectos, es potencialmente carcinogénica para humanos y la incluía en el grupo 2A. El grupo 2A incluye a los factores que no muestran evidencias experimentales en humanos con la aparición de cáncer sino que la relación es asociativa, no causal. Es decir, las dos cosas parecen ir juntas pero no podemos demostrar que una lleve a la otra. En animales de experimentación en cambio las evidencias sí son suficientes para decirlo pero no en el caso humano.
Lea el artículo completo en: El Páis (España)
2 de diciembre de 2013
Experimentos: una bombilla casera que da luz sin electricidad
Lo ha publicado la empresa coreana de diseño Hobbydesign, y se trata más bien de un trabajo manual artesanal que de un proceso técnico altamente complejo. Solo hace falta yeso, silicona y pigmento fotoluminiscente.
Lo primero es fabricar un molde de yeso de una bombilla normal. Este es el mismo proceso que se utiliza para hacer piezas de plástico: se introduce la bombilla en una cajita llena de yeso fresco y se deja secar. Cuando se endurece, se parte el yeso por la mitad y se saca la bombilla (previamente tratada para no quedar adherida al yeso). El resultado es que la forma de la bombilla queda en hueco.
Ese hueco se rellena con una mezcla de silicona y pigmento fotoluminiscente (se puede comprar en internet o en tiendas de pinturas especializadas). A continuación, se debe dejar secar y al separar el molde se extrae la nueva bombilla, que será de textura gomosa y color blanquecino.
No se calienta
Esta bombilla de silicona emitirá una suave luz verdosa en la oscuridad, sin necesidad de electricidad ni ninguna otra fuente de energía. Esto tiene sus ventajas y, claro, sus inconvenientes.
Por un lado, no se calienta, por lo que se puede colocar en cualquier superficie, como tela o papel, sin riesgo a que la queme y se produzca un accidente. Por otro, su potencia lumínica es limitada, sirviendo sobre todo para funciones decorativas y no tanto de iluminación principal.
Limitaciones aparte, este ingenio es un buen ejemplo de cómo la imaginación puede proporcionar nuevos enfoques para problemas diarios que a muchos nunca se les habrían ocurrido.
En Teknautas ya hemos publicado gadgets similares como la bombilla de los pobres, fabricada a partir de botellas de plástico.
Tomado de:
TekNautas
24 de septiembre de 2012
Una "nube" interactiva hecha de luz
…un hidrometeoro que consiste en una masa visible formada por cristales de nieve o gotas de agua microscópicas suspendidas en la atmósfera. Las nubes dispersan toda la luz visible, y por eso se ven blancas. Sin embargo, a veces son demasiado gruesas o densas como para que la luz las atraviese, y entonces se ven grises o incluso negras. Las nubes son gotas de agua sobre polvo atmosférico. Luego, dependiendo de unos factores las gotas pueden convertirse en lluvia, granizo o nieve.
2 de septiembre de 2012
¿Cómo me deshago de las bombillas de bajo consumo?
- Hay que reciclar las lámparas eficientes para evitar que contaminen
- Se recomienda tomar ciertas precauciones a la hora de recoger los residuos
- Organizaciones ecologistas consideran que no existe suficiente información
Pese a teorías que denuncian los riesgos para la salud de estas bombillas por integrar mercurio en su composición, el doctor Miguel Ángel Martínez, especialista en medicina paliativa, considera que no hay razones para la alarma: "El mercurio en sí mismo no es tóxico. El problema es el metil mercurio, el mercurio al combinarse. La posibilidad de que suponga un riesgo para la salud es remota, ya que estas bombillas contienen como máximo 6 mg. de mercurio", aclara a ELMUNDO.es
Aunque la legislación permite que las nuevas bombillas contengan hasta 6 mg. de mercurio, la Organización de consumidores y usuarios (OCU) pretende conseguir que el nivel permitido se reduzca aún más, puesto que los grandes fabricantes (Philips y Osram) han conseguido comercializarlas con sólo 3 mg. Así se evitaría las bombillas con mayores niveles producidas por fabricantes 'más baratos'.
La fabricación es una de las fases más delicadas. Los productores sí utilizan cantidades a niveles industriales, por lo que toman medidas de seguridad especiales, sobre todo, en la gestión de residuos. Si el mercurio se vierte al mar, entrará en la cadena alimenticia de los peces. "Además, el mercurio no se elimina del organismo, por lo que si nosotros consumimos esos peces acabaríamos ingiriendo ese metil mercurio. Esto sí puede suponer un riesgo, especialmente para las mujeres embarazadas y los niños pequeños", añade.
Reciclaje adecuado
Las emisiones de metil mercurio tampoco se eliminan de la atmósfera, según denuncia la ONG Ecologistas en Acción. Para evitar este daño, es preciso depositarlas en el contenedor adecuada a la hora de deshacernos de estas lámparas. Para aclarar dudas se puede recurrir a Ambilamp, sistema integrado de gestión de las lámparas gastadas en nuestro país. En su página web www.ambilamp.es podemos informarnos de los puntos cercanos donde encontrar contenedores para depositar las bombillas de bajo consumo o los fluorescentes una vez gastados.La gestión de residuos afecta además a otros componentes electrónicos recogidos en la Directiva Europea y concretamente a otras lámparas, como fluorescentes, bombillas de descarga o neones, que pueden liberar partículas tóxicas perjudiciales para el entorno.
Leticia Baselga, Coordinadora del Área de Residuos de esta organización, considera que los usuarios no están lo suficientemente informados. "Hace dos años, cuando el Ministerio de Industria repartió bombillas de bajo consumo como parte de una campaña para reducir el consumo de electricidad, no se informaba al usuario para gestionar el reciclaje una vez gastadas las bombillas. Desde Ecologistas en Acción, enviamos varias cartas al Ministerio para que se visibilizara esta necesidad, pero no nos hicieron caso", comenta Baselga.
Por su parte, Julio Barea, el responsable de la Campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace España, cree que hay que evitar la alarma: "La emisión de mercurio es mínima y compensa si tenemos en cuenta el descenso que supone para la emisión de toxinas mucho mayor que se daba con la lámpara incandescente". Este activista está de acuerdo en la falta de información respecto al reciclaje: "En la caja debería explicarse qué hacer para reciclar las bombillas de bajo consumo; el volumen de reciclaje se ha incrementado pero sigue sin ser el óptimo".
Barea también augura un futuro brillante para las bombillas de LED "Ahora son muy caras, pero también lo fueron en su origen las de bajo consumo. Además, no contienen mercurio, por lo que su implantación será un paso más en la reducción de emisiones nocivas para el medio ambiente".
Fuente:
El Mundo Ciencia
27 de agosto de 2012
Hasta siempre Sr. Foco (bombilla incandescente)
7 de noviembre de 2011
¿Por qué no se deben tocar las lámparas halógenas con las manos?
Se deben manipular con guantes o con una esponjita o con un plástico, como el de la funda en las que suelen venir envueltas.
¿Y eso por qué? Pues porque se reduce su vida útil, se funden antes.
Pero para saber por qué ocurre esto, antes veremos cómo funcionan las lámparas.
Las lámparas de incandescencia —las bombillas de toda la vida— constan de una ampolla de vidrio que contiene un gas inerte (argón o criptón) y un filamento de wolframio. Y es el paso de la corriente eléctrica la que hace que el filamento de wolframio alcance altas temperaturas —que oscilan alrededor de los de 2000 ºC— que dan como resultado la emisión de luz visible.
Comoquiera que el color de esta luz es algo amarillento —como corresponde a la zona de menor energía del espectro visible— se hace necesario aumentar la temperatura del filamenteo para conseguir una luz más blanca. Pero el wolframio puede sublimar y el filamento hacerse más delgado en algunos puntos. Y es en estos puntos en los que puede fundirse, dando como resultado un filamento roto y una bombilla oscurecida por el wolframio enfriado y depositado. Decimos entonces que la bombilla se ha fundido.
Para obtener una luz más blanca se utilizan actualmente las lámpara halógenas, que permiten que el filamento alcance una temperatura más elevada sin que el wolframio llegue a fundir.
¿Y cómo lo consiguen?
Las lámparas halógenas además de su filamento de wolframio o tungsteno, contienen una atmósfera gaseosa formada por el gas inerte y por un halógeno (generalmente yodo o bromo), que consigue que el wolframio se mantenga más estable de la siguiente manera: cuando el wolframio pasa a estado gaseoso y entra en contacto con las paredes de la lámpara se enfría, combinándose con el halógeno para formar el halogenuro correspondiente. Por otra parte, en las zonas del filamento donde haya sublimado más wolframio, el conductor disminuye de grosor y por tanto aumenta la temperatura. Y es en estas zonas donde el metal se deposita sobre el filamento reparándolo.
Este ciclo regenerador permite una temperatura mayor de lo habitual y ofrece una luz más blanca, pero requiere de un compuesto de cuarzo —que soporta mejor las altas temperaturas— para la fabricación de la bombilla.
Pero el compuesto de cuarzo no se puede tocar con los dedos, porque restos de grasa corporal quedan adheridos a la superficie. Esta fina capa adherida se calienta y presenta diferente temperatura que el resto de la lámpara. Cuando el wolframio llega al cuarzo ya no se enfría y se rompe el ciclo regenerador. Además la huella de suciedad provoca una alteración química del cuarzo que es conocida como desvitrificación y que provoca su deterioro y contribuye a que el filamento se funda.
Tomado de:
15 de julio de 2011
Ley de Eficiencia Energética: La 'batalla' de la bombilla
La bombilla es ahora el símbolo de la 'resistencia' conservadora.
- Los republicanos no consiguen sabotear la ley de eficiencia energética
- La bombilla incandescente es el símbolo de la 'resistencia' conservadora
La bombilla incandescente, que ha evolucionado bien poco desde que la patentó Thomas Alva Edison en 1879, se ha convertido en el último e irrenunciable símbolo de los conservadores norteamericanos en su afán por dar marcha atrás en todo lo relacionado con la energía y el medio ambiente.
En el 2007, bajo los auspicios del ex presidente Bush y en medio de un clima político menos caldeado, republicanos y demócratas hicieron causa común y aprobaron la Ley de Seguridad e Independencia Energética, que exigía a los fabricantes incrementar gradualmente la eficiencia de las bombillas del 2012 al 2020.
Cuatro años después, los republicanos (espoleados por General Electric y otros fabricantes) se han rebelado contra la ley y se han erigido en defensores de la “libertad de los consumidores” frente a la injerencia del Gobierno.
El comentarista ultraconservador Glenn Beck se convirtió en uno de los más conspicuos detractores de cualquier medida de eficiencia energética. La congresista Michele Bachman -caricaturizada como la estatua de la Libertad con la bombilla en lugar del antorcha- ha decidido incluso abanderar el tema en su candidatura a las primarias republicanas, consciente de las pasiones que despierta entre la parroquia conservadora.
Los republicanos han llevado esta semana la cuestión al Congreso, pero han fracasado a la hora de lograr la mayoría necesaria de dos tercios para derogar la ley. Aun así, aseguran que la mayoría “simbólica” lograda el martes (233 votos frente a 193) les da fuerzas y argumentos para volver a intentarlo antes de la entrada en vigor de la ley.
Fracasos republicanos
“Los republicanos están a oscuras”, asegura el portavoz demócrata en el Congreso, Steny Hoyer. “No hacen más que presentar leyes totalmente equivocadas como ésta, en vez de concentrarse en iniciativas para generar empleo. No ha sido una de las ideas más brillantes ésta de derogar la ley de las bombillas”.
“El Gobierno no puede decidir lo que la gente debe o no debe comprar”, argumenta por su parte Myron Ebell, del grupo ultraconservador Freedom Action, que asegura defender los principios de “libre mercado”.
La ley del 2007 fue respaldada en su día por 37 congresistas republicanos, “bendecida” por el presidente Bush y celebrada incluso por el congresista de Michigan Fred Upton como “un decisión de sentido común que servirá para ahorrar energía y crear nuevos empleos en Estados Unidos”.
El propio Upton, al frente del Comité de Comercio y Energía de la Cámara de Representantes, ha decidido sin embargo alinearse ahora con la mayoría republicana: “La respuesta de la gente es así de clara: el mercado, y no el Gobierno, debe ser el motor de los avances tecnológicos”.
La Ley de Indepedencia y Seguridad Energética determina que las bombillas deberán ser entre un 25% y un 30% más eficientes en el 20124, y hasta un 60% en el 2020. El ahorro estimado sería el equivalente a 12.000 millones de dólares al año (unos 85 dólares por hogar). Al cabo de ocho años se calcula que la ley puede eliminar la necesidad de 33 centrales térmicas de carbón.
Los detractores señalan, sin embargo, que la ley es un “certificado de defunción” prematuro de las bombillas incadescentes, que siguen siendo mucho más baratas que las fluorescentes de “bajo consumo” y por supuesto que las bombillas LED de emisión de diodos.
Pese a las diferencias de precio, Kathleen Hogan, máxima reponsable de eficiencia en el Departamento de Energía, aseguró que el ahorro energético de las bombillas de “bajo consumo” es incuestionable. “Aunque haya que pagar más en el momento de comprar, las nuevas bombillas ahorrarán 50 dólares al año por hogar en el 2015”, declaró Hogan. “Los americanos ahorrarían seis mil millones de dólares al año con estas medidas”.
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