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12 de noviembre de 2018

La agricultura intensiva es tan sostenible como la ecológica

La agricultura intensiva usa menos tierra y genera menos emisiones por kilogramo que los sistemas tradicionales u orgánicos.

El cultivo de arroz es muy intensivo en agua y fertilizantes, ya sean químicos u orgánicos.

La agricultura, la producción de alimentos para los humanos, es la principal amenaza para la vida del planeta. La producción agrícola y ganadera para alimentar a los 7.550 millones de personas ocupa ya el 43% de la tierra disponible (sin contar desiertos y regiones heladas). El porcentaje tendrá que aumentar para poder atender a los otros 2.500 millones que se sumarán para 2050. Pero si lo hace con sistemas de producción tradicionales o los llamados ecológicos, que rinden menos, no habrá espacio libre para la biodiversidad. Un amplio estudio sugiere que la agricultura intensiva puede ser la respuesta a este dilema.

Revisando centenares de trabajos previos y entrevistando a decenas de expertos, una treintena de investigadores ha determinado los costes ambientales de la producción de alimentos. Se han centrado en cuatro grandes sectores: el cultivo de trigo en Europa, la producción de carne de vacuno en América Latina, el arrozal asiático o el sector lácteo europeo. Para determinar su impacto relativo solo revisaron trabajos que compararan distintos sistemas de producción, desde los más intensivos y tecnificados hasta los más tradicionales y extensivos, pasando por distintas modalidades de producción orgánica. Los resultados los acaban de publicar en Nature Sustainability.

El trabajo cuestiona varias ideas muy extendidas, como que la llamada agricultura sostenible sea tan sostenible como se vende o que la intensiva sea tan dañina para el medio como se cree. Para determinarlo, la investigación comparó cuatro costes ambientales de la producción de alimentos: las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), uso de agua, filtración de nutrientes (nitrógeno y fósforo) y ocupación de tierra.

Aunque los autores del estudio reconocen que no hay muchas investigaciones que comparen rendimientos y externalidades entre distintos sistemas de producción, encontraron que muchos de los de alto rendimiento tienen un coste ecológico menor y, en especial, necesitan de menos tierra por unidad de producto. De esta manera, el presumible aumento de la producción de alimentos exigiría arrebatarle menos superficie al entorno natural con estos métodos de producción.

El artículo completo en: El País (España) 

19 de enero de 2016

Los icebergs gigantes fertilizan el mar y fijan CO2

El estudio de las imágenes por satélite tomadas entre 2003 y 2013 ofrece una sorpresa: los gigantescos pedazos de hielo que se desprenden de la Antártida contribuyen a fijar una parte importante del dióxido de carbono de la atmósfera.


Imágenes del Iceberg B-09B tomadas por el satélite Aqua en la Antártida - Foto NASA

Parece una paradoja, pero los pedazos de hielo que se desprenden de la Antártida como consecuencia del calentamiento global podrían estar contribuyendo a su vez a eliminar CO2 de la atmósfera. El equipo de Grant Bigg  ha analizado 175 imágenes tomadas desde el satélite entre 2003 y 2013 en los océanos del sur del planeta y los resultados indican un aumento de la producción de fitoplancton asociada a la presencia de los icebergs de más de 18 kilómetros que se separan del continente antártico.
Los icebergs contienen hierro y nutrientes que fertilizan el mar
"Hemos detectado un aumento sustancial de los niveles de clorofila, con un radio típico de entre 4 y 10 veces la longitud del iceberg", asegura Bigg. "Este nuevo análisis revela que los icebergs gigantes juegan un papel importante en el ciclo de carbono de los mares del sur". El estudio de las imágenes se basa en el análisis del color, que es un indicador de la actividad de los microorganismos en la superficie. Cuando uno de estos gigantes de hielo se derrite, el hierro y otros nutrientes que contiene fertilizan el mar, de modo que aumenta la población de fitoplancton y otros organismos que contribuyen a la fijación del carbono atmosférico en el lecho marino.



Los autores del trabajo, publicado en Nature Geoscience, calculan que estos icebergs son responsables del almacenamiento del 20 por ciento del carbono en el hemisferio sur del planeta. Las pruebas sugieren que hasta una décima parte de la fijación de carbono del planeta se produce en estos océanos y que los icebergs tienen un papel principal, a pesar de que estudios anteriores decían lo contrario "Si el desprendimiento de icebergs aumenta en este siglo como esperamos, esta retroalimentación negativa del ciclo del carbono puede ser más importante de lo que esperábamos antes", incide Bigg.

Referencia: Enhanced Southern Ocean marine productivity from fertilization by giant icebergs (Nature Geoscience) DOI 10.1038/ngeo2633
Tomado de:

2 de marzo de 2015

La selva del Amazonas necesita del desierto Sahara para sobrevivir



Tiene nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas. Se midió además la cantidad de polvo procedente de África.



Un antiguo proverbio chino dice que el aleteo de una mariposa puede provocar un tsunami en otra parte del mundo. Y aunque pudiera sonar desproporcionado o exagerado, a medida que la ciencia amplía el conocimiento sobre fenómenos climáticos y atmosféricos, se comprueba que los ecosistemas de las distintas partes del mundo están más interconectados de lo que imaginamos.
Así, una de las regiones más áridas del planeta, el desierto del Sahara contribuye con la exuberante forma de  crecer de la selva amazónica. Los científicos han conocido por mucho tiempo que el polvo desértico africano viaja atravesando países y que incluso una parte se deposita en el Océano Atlántico antes de depositarse en la Amazonía en Sudamérica, Norteamérica, y otras regiones.
El artículo completo en:
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