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24 de diciembre de 2012

Tregua de Navidad, cuando los soldados cambiaron las armas por el balón

Nos encontramos en plena Navidad. Una época del año en la que todo el mundo, de manera directa o indirecta, se preocupa más por el prójimo y en la que parece mas fácil perdonar que en cualquier otra época. Un claro ejemplo fue la tregua de Navidad de 1914, cuando los soldados cambiaron las armas por el balón.

En diciembre de 1914 ya se había iniciado la Primera Guerra Mundial. Miles de soldados combatían por toda Europa en una contienda no había hecho nada más que empezar. El frente belga de Ypres era uno de los tantos que había abiertos por Europa. Un frente en el que cada día caían numerosos soldados. Cuando no eran las armas, era una enfermedad y cuando no, el tremendo frío el que acababa con la vida de muchas personas.

En esas llegó la Navidad y los mandos alemanes, viendo lo bajo que estaban los ánimos de sus soldados, decidieron enviarles para el 24 de diciembre ración doble de comida, tabaco, alcohol, abetos y adornos navideños para que por unas horas pudieran evadirse de su triste realidad.

Por ello, aquel día 24 todo eran risas y cánticos en el frente alemán. Una escena que cuando la vieron los aliados les dejó boqueabiertos. Sin embargo, éstos, en lugar de aprovechar la ocasión para atacar a su enemigo, decidieron emularles y se pusieron a cantar también villancicos en una bonita escena. Tal fue la cosa que varios soldados de ambos bandos se atrevieron a salir de sus trincheras y se desearon una feliz Navidad.

El día 25 el ambiente festivo siguió en el frente. De hecho, un soldado escocés sacó un balón de fútbol y se disputó un partido que enfrentó a los soldados alemanes con los aliados que acabó con victoria de los germanos por 3-2. Una escena curiosa, ya que durante el partido primó una gran deportividad cuando días antes se disparaban los unos a los otros con balas y no con un balón de fútbol.
Así lo contó el propio Teniente alemán Niemann en una carta: “Un soldado escocés apareció cargando un balón de fútbol; y en unos cuantos minutos, ya teníamos juego. Los escoceses ‘hicieron’ su portería con unos sombreros raros, mientras nosotros hicimos lo mismo. No era nada sencillo jugar en un terreno congelado, pero eso no nos desmotivó. Mantuvimos con rigor las reglas del juego, a pesar de que el partido sólo duró una hora y no teníamos árbitro. Muchos pases fueron largos y el balón constantemente se iba lejos. Sin embargo, estos futbolistas amateurs a pesar de estar cansados, jugaban con mucho entusiasmo. Nosotros, los alemanes, descubrimos con sorpresa cómo los escoceses jugaban con sus faldas, y sin tener nada debajo de ellas. Incluso les hacíamos una broma cada vez que una ventisca soplaba por el campo y revelaba sus partes ocultas a sus ‘enemigos de ayer’. Sin embargo, una hora después, cuando nuestro Oficial en Jefe se enteró de lo que estaba pasando, éste mandó a suspender el partido. Un poco después regresamos a nuestras trincheras y la fraternización terminó. El partido acabó con un marcador de tres goles a favor nuestro y dos en contra. Fritz marcó dos, y Tommy uno”.

A aquel partido y los hechos que sucedieron se les denominó como ‘Tregua de Navidad’.


La gran película Joyeaux Noel (Feliz Navidad) del año 2006 narra esta 
increíble historia. Veanla si pueden.

La tregua fue también recordada en el vídeo de Paul McCartney Pipes of Peace (1983)



Fuentes:

ISCC Historia

Infobae

29 de noviembre de 2012

Jugar al fútbol lesiona el cerebro

¿Alguna vez te has preguntado si a los futbolistas les afecta dar tantos cabezazos al balón durante los partidos? El fútbol es de los pocos deportes en los que la cabeza, siendo un punto de contacto frecuente con el balón, queda totalmente desprotegida. Un grupo de investigadores de la Escuela Médica de Harvard (EEUU) y la Universidad de Ludwig-Maximilian en Munich (Alemania) se hicieron esta pregunta y llegaron a interesantes conclusiones.

Los científicos emplearon tensores de difusión de imagen para comparar los cerebros de doce futbolistas de élite con los de ocho nadadores, ya que la natación es un deporte con baja exposición a golpes en la cabeza. La técnica del difusor de imagen proporciona información sobre la difusión de moléculas de agua en el tejido biológico, y por lo tanto puede revelar detalles acerca de su arquitectura microscópica. En la materia blanca del cerebro, responsable de la trasmisión de mensajes entre neuronas, la difusión de moléculas de agua refleja la coherencia, la organización y la densidad de las fibras, lo que hace que esta técnica de imagen sea altamente sensible a los cambios en su arquitectura.

Los resultados, publicados en la revista Journal of the American Medical Association, revelaron diferencias en la materia blanca en varias partes del cerebro responsables de la atención, del procesamiento visual y de la memoria. "En el estudio hemos incluido a personas sin diagnóstico de síntomas de conmoción cerebral", explica Inga K. Koerte, autora del trabajo. "Aún así, hemos encontrado cambios en el cerebro de los jugadores similares a los que se producen en pacientes con lesiones traumáticas leves".

"El origen de estos cambios no está claro", reconoce Martha Shenton, una de las autoras. "Una explicación podría ser el efecto de un trauma cerebral, aunque otros aspectos como el estilo de vida también pueden contribuir a los resultados observados". Los científicos destacan la importancia de seguir investigando en esta línea para entender el significado de los cambios producidos en el cerebro de estos atletas.


Fuente:

Muy Interesante

17 de junio de 2010

Identificando a los verdaderos buenos jugadores con análisis de redes sociales

Identificando a los verdaderos buenos jugadores con análisis de redes sociales

Después de que ayer (16 d ejunio de 2010) España fuera apisonada por un queso suizo, se me viene a la mente si realmente nuestra “roja” está formada por los mejores jugadores. Y si realmente los mejores jugadores hacen al mejor equipo.
El debate sobre qué jugador es mejor que otro es, posiblemente, el tema de conversación más manido en toda la sociedad occidental. Desde que uno es niño, hasta que se convierte en viejo, la eterna pregunta, o la eterna afirmación (Fulanito es el mejor), persigue las charlas de fútbol.
Luis Amaral, profesor de la Universidad Northwestern, creció en su Portugal natal observando y hablando de fútbol con sus amigos y debatiendo apasionadamente sobre que jugadores eran “los mejores”. Pero, siempre ha sido sólo una cuestión de opinión.
A diferencia del baloncesto, donde cada jugador tiene estadísticas hasta de los pasos que da, no hay una gran cantidad de información estadística que detalla cómo cada jugador de fútbol contribuye a un partido. Los datos se hacen a nivel global, pues “lo importante es el equipo”.
Por eso Luis Amaral ha combinado su amor por el fútbol con las habilidades de cálculo de su equipo de investigación para cuantificar y clasificar el éxito de los jugadores de fútbol basándose en una medida objetiva de resultados en lugar de la opinión de tasca habitual.
Para encontrar una forma cuantitativa de clasificar a los jugadores, utilizó un software para extraer información de las estadísticas por jugada del sitio web de la EuroCopa 2008 y, junto a Jordi Duch, profesor asistente de Matemáticas Aplicadas y Ciencias de la Computación en la Universitat Rovira i Virgili, utilizaron los datos para medir el rendimiento de los jugadores mediante la generalización de los métodos de análisis de redes sociales.
Definieron una red en la que los elementos de la malla eran los jugadores. Las conexiones entre los jugadores tienen forma de los pases de balón entre unos y otros, así como las relaciones de las redes sociales se basan en los mensajes entre unos y otros. Además, se puede añadir un elemento más en esta red, que es gol, el éxito, el fin último. El equipo de Amaral trazó el flujo de la pelota entre los jugadores en la red, así como información sobre el disparo y se analizaron los resultados.
Según los investigadores, las formas y las veces en que un equipo toca la pelota y ésta termina en un tiro bajo los palos es lo que determina lo bueno que es un equipo. Y, por tanto, cuantas más veces la pelota pasa por un determinado jugador para terminar en un tiro, eso es lo que determina que sea el mejor jugador.
Al final, los mejores jugadores que obtuvieron para la Eurocopa de 2008 fueron exactamente los mismos que habían sido nombrados por consenso por los expertos en fútbol de aquellos años, uniendo de esta forma la subjetividad de las charlas y la opinión futbolera con los datos científicos extraídos de un ordenador.
Este enfoque podría ser útil en otros contextos donde la cuantificación de las contribuciones de cada miembro del equipo es importante. Las empresas podrían utilizarlo para clasificar y evaluar el desempeño de los empleados que trabajan juntos en un proyecto de equipo, por ejemplo.
Aunque lo principal es marcar el gol (que el marrón salga adelante), ni siquiera está claro cómo asignar puntos positivos a los miembros individuales del equipo. De ahí que la forma de determinar quién ha currado mejor, quién es el mejor jugador del equipo de oficina se base, simplemente, en una cuestión de opinión. Y no de números.
Nos sabemos si el equipo de Amaral, y sobre todo Jordi Duch, estarán con una sonrisa cómplice instalada en sus labios después de ver lo que hizo ayer España en el Mundial. Aunque tocaron la pelota casi infinitas veces, ésta nunca llegó a gol. El fin no se alcanzó; el trabajo no salió. Y nuestros “mejores jugadores” se convirtieron, por números y por opinión, en unos paquetes de tomo y lomo.
El estudio, con todos sus detalles, aquí.
Tomado de:
google.com, pub-7451761037085740, DIRECT, f08c47fec0942fa0