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16 de septiembre de 2007

Especial: Simios.
¿Somos los humanos los únicos primates capaces de utilizar un lenguaje complejo?


Los chimpancés parecen estar casi a nuestra altura, pero nuevas investigaciones parecen marcar una diferencia crucial.

El 27 de abril de 1997, tenía lugar un curioso experimento. Se trataba de una conversación pública por Internet, un "chat" de entrevista, en los que quienes se conectan pueden hacer preguntas a un invitado y éste va respondiendo. Lo insólito es que quien contestaba a las preguntas y los comentarios de los internautas era Koko, una gorila de 30 años de edad capaz de comunicarse empleando el sistema norteamericano de signos y de emplear más de quinientas palabras. Desde 1982, Koko y la doctora Penny Paterson fueron aprendiendo a comunicarse, convirtiéndose en el ejemplo más querido por quienes piensan que tampoco nos separamos tanto de los otros primates.

Los experimentos con gorilas como Koko y chimpancés han mostrado a lo largo de los últimos decenios que, adecuadamente adiestrados, estos animales pueden no sólo reconocer y utilizar signos determinados para expresar objetos, acciones o emociones, sino que además son capaces de utilizar una gramática que combine esos signos para construir frases (sujetos y predicados) inteligibles. Estos animales que viven en contacto con los humanos que les enseñan son capaces por lo tanto de acercarse en sus posibilidades a lo que consideramos la base del lenguaje humano. Sólo la base: un adulto humano maneja unas 20.000 palabras diferentes, mucho más que las que ha llegado a aprender Koko. Y la diferencia es más profunda: los contenidos de las charlas de Koko son muy cercanos al presente, a lo que sucede en cada momento. Por el contrario, el lenguaje humano suele discurrir entre el pasado y el futuro. Aunque la irrupción de los móviles podría hacernos pensar que volvemos hacia un lenguaje primate (siempre en las conversaciones se incluye un "estoy en..."), lo cierto es que frases como "estoy comiendo" no son las que comunicamos normalmente a los demás.

Tampoco podemos negar a los monos la capacidad de comunicar contenidos interesantes, incluso emotivos. En los años 60, el estudio de sociedades de primates viviendo en su entorno natural en África permitió comprobar cómo los miembros del clan se comunican con sonidos específicos para informar de la presencia de predadores o peligros, comida u otros sucesos relevantes para la supervivencia del grupo. Disponen por lo tanto de un lenguaje hablado, en el que los sonidos tienen un significado. Y es cierto que no son los únicos animales que hacen lo mismo. La pregunta que surgía ya en los años 60 era si el lenguaje primate era ya de por sí diferente a los sistemas de comunicación de los demás mamíferos, sobre todo si podrían encadenar diferentes "palabras" para crear contenidos más complejos.

A finales de los años 70, el primatólogo Herbert Terrace y sus colaboradores en la Universidad de Columbia de Nueva York (EEUU) dieron a conocer los resultados con Nim Chimpsky, un chimpancé que había aprendido el sistema de signos y podía comunicarse. (Su nombre, por cierto, era un juego sobre el nombre de uno de los principales estudiosos del lenguaje humano, Noam Chomsky). En aquella época se generó una importante polémica, sobre todo en torno a la forma en que se evaluaba la habilidad lingüística de los monos. ¿No podrá tratarse de que sus cuidadores interpretaran conductas repetitivas aprendidas por los animales como el uso de un lenguaje? En estudios sobre el aprendizaje y la conducta, los animales aprenden a realizar labores, incluso complejas, cuando son premiados. En cierto modo, los simios podrían estar realizando tareas de este tipo motivados por los premios de los cuidadores. Más aún, quizá la inteligencia lingüística estaba más en el lado humano, que interpretaba como lenguaje original algo que no eran más que signos sin mayor pretensión... Con el tiempo, sin embargo, estas dudas se disiparon: nuevos estudios, más trabajo y publicaciones realizadas con más controles que evitaban esas posibles vías de error han ido confirmando la capacidad de los primates de utilizar el lenguaje.

La cuestión es ¿hasta qué nivel? Koko parece un niño humano pequeño en su capacidad de construir frases. En el año 2000 el psicólogo de la Universidad de Harvard Marc Hauser publicaba "Wild Minds" (Mentes Salvajes), un libro de divulgación que mostraba las capacidades en torno al lenguaje de diferentes especies animales, con especial hincapié en los primates más próximos a nosotros los humanos. Desde un punto de vista evolutivo, afirma Hauser, el lenguaje en los primates es una progresión de una herramienta útil para sobrevivir. Las habilidades cognitivas de los animales sirven como herramientas para que una especie prospere en su nicho ecológico. En este sentido, el lenguaje sería una de las herramientas cognitivas que, en diferentes especies, responde a desarrollos que han sido propiciados por las mismas fuerzas evolutivas.

Lea el artículo completo en:

El pez por la boca muere


"Language and the primate brain", publicado en los "Proceedings, Thirteenth Annual Conference of the Cognitive Science Society"

Adquiera Wild Minds

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Aunque la mona se vista de seda...

Simios y Comunicación
Especial: Simios.
¿Proyecto Gran Simio?: Las ocho grandes diferencias entre humanos y chimpancés

Un estudio de la Universidad de Pennsylvania concluye que los rasgos en común se ven superados por una gran ‘brecha cerebral’ que los separa.

Hace algo más de un año el grupo socialista en el Congreso pretendía que el Parlamento español reconociera que los simios son personas, amparándose en la ideología del filósofo Peter Singer y su Proyecto Gran Simio. Ahora, un estudio de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos) muestra la gran ‘brecha cerebral’ que separa a los chimpancés de los seres humanos.


Según el investigador de esa universidad David Premack (1), los humanos y los simios tienen rasgos en común en su comportamiento, pero son mucho mayores las diferencias que las semejanzas que comparten.


Premack ha estudiado los rasgos únicos de la especie humana que subyacen a nivel microscópico en el cerebro y ha encontrado contrastes insalvables en capacidades como el aprendizaje, la memoria, el lenguaje, el engaño o la empatía, entre otras.


Los humanos, múltiples metas

Su informe, publicado en la revista Proceedings of National Academy of Science (PNAS), concluye que “los comportamientos animales son adaptaciones centradas en la búsqueda de alimento, mientras que los humanos tienen otras muchas metas”.

Las neuronas están organizadas de otra forma y muchas de ellas son muy distintas, dice el análisis del experto, que llega a utilizar en su estudio hasta ocho características del conocimiento bien diferenciadas.


1. Educación

Mientras los animales pueden enseñar a sus crías como cazar o evitar peligros, o sea una adaptación para comer o acechar a otros, en los humanos las metas son muy diversas. Además, para educar hay que observar, emitir un juicio y modificar la conducta del niño.


2. Memoria

El estudio de Premack dice que humanos y chimpancés tienen la misma capacidad de memoria a corto plazo, o sea que no recuerdan más de cinco a siete asuntos. Sin embargo, en el chimpancé se trata de cinco palabras, mientras que los seres humanos pueden recordar e incluso escribir cinco historias.


3. Razonamiento causal

Los humanos podemos asociar ideas de manera que los niños perciben que un acontecimiento está causado por otro anterior, aunque estén lejos en el tiempo (activo un interruptor y se enciende la luz). Los simios pueden entender la acción física (si presiono un botón, me dan comida), pero no la razón por la que se congela el agua o el viento arranca un árbol.


4. Planificar el futuro

En los chimpancés consiste en guardar comida, pero son incapaces de planificar conjuntamente la vida de otros o hacerlo a largo plazo, como ocurre con los humanos.


5. Engaño

Ciertos animales pueden engañar con un objetivo concreto, por ejemplo para defenderse, pero no utilizan el engaño con fines tan variados como los seres humanos, como estafar, tener amantes o conseguir el poder.


6. Inferencia transitiva

A diferencia de los chimpancés, los humanos utilizan el razonamiento deductivo, tienen la capacidad de llegar a conclusiones verdaderas en base a su capacidad de deducción a partir de premisas verdaderas: La marca ‘X’ de camisetas es mejor que la marca ‘Y’.


7. Teoría de la mente

Premak se fija, por ejemplo, en la empatía que siente un niño de 18 meses por quienes le rodean, una peculiaridad que no se da en otras especies; o en qué puede opinar de alguien, mientras que los chimpancés no podrán nunca atribuir un estado mental a un tercero.


8. Lenguaje

A diferencia de los seres humanos, para los chimpancés el lenguaje es limitado y equivalente al de un niño de tres años, y no tienen control sobre su propia voz.


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Proyecto Gran Simio

El proyecto Gran Simio, ¿qué sentido tiene?

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Fuente:

ForumLibertas.com


Proyecto Gran Simio

(1) David Premack y la Regulación de Conductas
  • David Premack hizo un experimento muy importante, se saltó una norma. Hasta él siempre se había hablado de estímulos y respuestas, a él se le ocurrió conceptualizar las cosas en términos de conducta solamente. Hizo experimentos en ratas y en lugar de tener una palanca había una rueda dónde se podía poner encima y correr.

  • En lugar de tener comida, simplemente tenía bebida. Durante la primera semana la rata era privada de agua y tenía que ponerse en la rueda para recibir un poco, así demostraba que el agua era un reforzador de dar vueltas a la rueda, pero dijo que beber es una conducta que refuerza la conducta de correr. Esto es decir lo mismo pero de otra manera.

  • Ese experimento tenía una segunda parte, a la rata antes de meterla en la caja se le dio de beber todo lo que quiso, pero estaba restringida de movimientos, no podía moverse, después la puso en la caja, pero le exigía beber un poco para dejarle la rueda libre y que pudiera correr. De esto desprendemos que el reforzamiento es reversible, las respuestas del reforzador no son tan simples cómo parecen.

  • Experimento de Mazú. Midió en porcentaje las veces que una rata pasaba el tiempo bebiendo y corriendo. La más probable era la de beber y según Premack ésta reforzaría la de correr. Mazú hizo:

  • Correr 15 segundos para poder beber segundos, con lo cuál la rata se pasaba 3 veces más corriendo que bebiendo, haciendo que la rata corra mucho.

  • La rata tenía que beber 45 segundos para correr 5 segundos, con lo cuál bebía muchísimo.

  • La clave está en que el caso 2 la conducta de correr (menos probable) podría reforzar la conducta de beber, luego las dos conductas se van a ajustar la una respecto a la otra. La importancia de esto está en el restringir las conductas, no en la probabilidad de una o de la otra. Así, ya no hay que restringir la conducta que ocurre con mucha probabilidad, sino que sirve cualquier conducta. Este experimento es de los años 70 y no se le da mucha importancia en los textos.

    • Economía Conductual. Es una rama de análisis de la conducta a la que pertenece Premack, Mazu, etc. tiene que ver con las conductas animales, estudian las relaciones entre reforzadores y respuestas. Los organismos ajustan sus conductas para obtener el máximo de reforzadores. Hay que mencionar el Punto de Placer, que es el punto óptimo de beneficio y esfuerzo. Si analizamos dos conductas determinadas vemos que si hacemos sólo una conducta vamos a tener menos placer que si repartimos el tiempo y hacemos las dos; hay un nivel óptimo para cada persona. La representación es similar a una curva de demanda de Economía. Los economistas dicen que la gente es racional y que hace lo que hace en función del beneficio que obtiene. Estos principios coincide con los psicológicos. Ahora unos economistas de Harvard estudian la bolsa y cómo la gente no se comporta de forma racional. Moraleja: todo es relativo.


    Especial: Simios. Los chimpancés también son capaces de resistir tentaciones.

    Especial: Simios.Los chimpancés también son capaces de resistir tentaciones.
    Estudio de la Universidad de Georgia, en los Estados Unidos.




    Mathieu Rached LE MONDE. ESPECIAL

    Para contenerse y no ceder a una tentación, es natural tratar de distraer la propia atención del objeto deseado. Evidente en el hombre, este comportamiento acaba de ser observado en chimpancés por dos psicólogos del Centro de Investigaciones del Lenguaje, de la Universidad de Georgia, en Atlanta, Estados Unidos.

    "El dominio de sí" era ya conocido en los chimpancés. En la naturaleza, saben inhibir pulsiones "que no se corresponden con su interés de largo plazo", explican los autores del estudio. En lugar de "comer rápido lo que tienen a mano", prefieren recorrer una distancia mayor y buscar frutos más calóricos. O incluso elaborar herramientas para romper la cáscara de las frutas en lugar de contentarse con simples vegetales. Del mismo modo, cuando está a punto de aparearse con una hembra, un chimpancé optará por esperar a que se haya ido otro macho que merodea en la zona para no ser molestado.

    La novedad estriba en "la adopción de una estrategia para distraerse". Para su estudio, publicado en Biology Letters, los investigadores sometieron a prueba con éxito la capacidad de los chimpancés para "desarrollar una estrategia" en un ejercicio en el cual la recompensa era mucho más importante si los simios lograban tener paciencia. Esto exige "un nivel de sofisticación del comportamiento rara vez observado fuera del hombre", explican.

    Cuatro chimpancés fueron colocados, uno a uno, frente a un recipiente donde se iban acumulando los caramelos si ellos no los tomaban. Los chimpancés a cuya disposición se habían puesto juguetes lograron tener paciencia más tiempo que los demás y, por lo tanto, obtener más golosinas. Contrariamente, cuando los caramelos no estaban accesibles, los monos jugaban menos tiempo.

    "Los chimpancés se dieron cuenta de que había una ventaja en ocuparse de los juguetes", afirmó Theodore A. Evans, coautor de la publicación.

    Fuente:

    El Clarín
    Especial: Simios.
    Al hombre se le conquista por el estómago... y al chimpancé también
    .
    Un grupo de chimpancés que vivía cerca de un pueblo en Guinea acudía asiduamente a la localidad para robar fruta, especialmente papayas, que regalaban a sus parejas para asegurarse sus favores, según un estudio publicado por la revista de internet PLoS One.




    Un chimpancé come un helado en el zoo de Riad, en abril de este año.
    Un chimpancé come un helado
    Según el responsable de este estudio internacional, Kimberley Hockings de la universidad británica de Stirling, éste es el primer caso conocido de reparto sistemático de alimentos vegetales por los chimpacés salvajes.

    Este comportamiento fue observado en el pueblo de Bossu, a unos 500 km al sureste de Conakry, cerca de la frontera con Liberia.

    'Consideramos que los machos intentan demostrar así su valor a otros miembros del grupo, en primer lugar a los del sexo opuesto', afirma el científico. 'Su audacia parece dar resultados y atraer la atención principalemente de las hembras', agrega.

    Así, el macho que acostumbra a compartir una gran parte de su botín con una hembra es 'espulgado' por ésta -un gesto social elemental de los primates- más amenudo que los otros, incluído el jefe del grupo.

    Los machos eligen preferentemente a hembras en edad de procreación, señalaron los autores del estudio, que así se dieron cuenta de que a los chimpacés también se les conquista por el estómago.

    Fuente:

    Terra Actualidad - AFP

    15 de septiembre de 2007

    Las 10 ciudades más contaminadas.
    La Oroya se encuentra entre las diez ciudades más sucias del mundo. China encabeza la lista.

    Un médico en una sala de maternidad en Dzerzhinsk, Rusia. El porcentaje de niños con malformaciones congénitas es más elevado que en otros lugares de Rusia. (AP)

    Un médico en una sala de maternidad en Dzerzhinsk, Rusia. El porcentaje de niños con malformaciones congénitas es más elevado que en otros lugares de Rusia. (AP)

    Actualizado viernes 14/09/2007 13:57
    EL MUNDO

    MADRID.- Más de 12 millones de personas viven en las 10 ciudades más contaminadas del mundo. Están expuestas a graves problemas de salud que van desde el asma hasta las malformaciones congénitas y muertes prematuras.

    El Instituto Blacksmith de los Estados Unidos, en colaboración con la Cruz Verde Suiza, ha elaborado la lista de los diez lugares más contaminados del planeta. Esa lista es una selección de los 'Dirty Thirty' -los 30 sucios-; los 30 lugares más contaminados.

    En esos diez sitios, ciudades industriales o mineras, viven 12 millones de personas, muchas de las cuales padecen serios problemas de salud. Richard Fuller, fundador y director del instituto Blacksmith, pone el acento de que "en estos lugares los niños están enfermando y muriendo". La Oroya, en Perú, es un buen ejemplo de ello. Fuller señala que "este año ha habido más interés por la contaminación en los medios de comunicación, pero ha habido muy pocas intervenciones en función de la implantación de nuevos programas."

    La lista de este año puede ser consultada pinchando aquí. China, India y Rusia tienen dos de esas localizaciones. otras cuatro corresponden a dos antiguos países de la Unión Soviética -Ucrania y Azerbayán-, Perú y Zambia. Por orden alfabético son:

    - Sumgayit, Azerbayán. 275.000 habitantes expuestos a metales pesados y productos químicos orgánicos.

    - Linfen, China. Tres millones de habitantes afectados por cenizas y compuestos orgánicos volátiles en suspensión.

    - Tianjin, China. Plomo y metales pesados afectan a 140.000 personas.

    - Sukinda, India. Más de 2,5 millones de personas expuestas a hexavalente de cromo.

    - Vapi, India. Productos químicos y metales pesados afectan a sus 70.000 habitantes.

    - La Oroya, Perú. Plomo, cobre y zinc afectan a sus 35.000 habitantes.

    - Dzerzhinsk, Rusia. Sus 300.000 vecinos están sometidos a altos niveles de sarín, plomo y polifenoles, a menudo procedentes de industrias bélicas.

    - Norilsk, Rusia. La minas de níquel contaminan con metales pesados y fenoles a 134.000 habitantes.

    - Chernóbil, Ucrania. Unos 5,5 millones de habitantes sufren niveles altos de radiactividad tras la explosión de la central nuclear en 1986.

    - Kabwe, Zambia. Plomo y cadmio contaminan esta población de 255.000 habitantes.



    Fuentes:

    El Mundo

    BlackSmith Institute


    Terra


    BBC

    El peligro del arsénico

    También en República Dominicana
    Protocolo de Montreal: 20 años protegiendo el ozono y atrasando el cambio climático.

    Imagén del agujero de la capa de ozono en septiembre de 2000. (NASA)

    Imagén del agujero de la capa de ozono en septiembre de 2000. (NASA)

    Actualizado domingo 16/09/2007 02:14

    MADRID.- Hoy se celebra el 20 aniversario de la firma del Protocolo de Montreal, un tratado global de 190 países para proteger la capa de ozono, que tras dos décadas de implantación se puede considerar un gran éxito, aunque todavía queden lagunas por resolver.

    Este convenio ha logrado en este plazo reducir en un 95% las sustancias perjudiciales para la capa de ozono, fundamentalmente los gases con compuestos de cloro que se utilizaban –fluorocarbonos (CFC)– y que una vez renovados para causar menos daños –hidrofluorocarbonos (HCFC)– se siguen usando en los sistemas de refrigeración, aire acondicionado, sprays o extintores. Los cloruros de metilo utilizados como biocidas en la agricultura son el otro grupo de sustancias dañinas. Ambas atacan las moléculas de oxígeno del ozono destruyéndolo.

    La capa de ozono que recubre la atmósfera filtra las radiaciones ultravioletas, muy perjudiciales para los seres vivos. En 1984, el científico Mario Molina –quien fue premiado con el Nobel– detectó el agujero en la capa de ozono sobre la Antártida, que en los años sucesivos se fue agrandando causando una gran preocupación mundial.

    Tan sólo tres años más tarde, la comunidad internacional adoptó el protocolo, cuyo objetivo final es acabar con todas las nuevas sustancias dañinas para el año 2040. Sin embargo, las medidas adoptadas hasta ahora han permitido importantes avances: se calcula que hasta 2020 se habrán evitado 100 millones de cánceres de piel, además de evitar números similares de casos de cataratas y otros efectos graves en la naturaleza.

    "Es la historia de un éxito: un acuerdo multilateral, basado en la ciencia, ratificado por 190 países y que ha alcanzado su objetivo", ha afirmado estos días el director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Achim Steiner. La agencia de la ONU considera que el éxito puede ser aún mayor si dentro de una semana, en la reunión anual del Convenio, se adopta el acuerdo de adelantar 10 años el objetivo.

    La eliminación definitiva de los gases hidrofluorocarbonados (HCFC) una década antes, permitiría evitar la emisión equivalente de 35.000 millones de toneladas de CO2. Es decir, una cantidad 15 veces mayor de lo que pretende el Protocolo de Kioto en sus primeros cinco años de vigencia: 2.000 millones de toneladas, el 5,2% menos cada año de lo que se emitió en 1990.

    Tanto los CFC como los HCFC tienen un elevado potencial de efecto invernadero, por lo que la eliminación de los primeros en la pasada década tuvo ya efectos beneficiosos en la lucha contra el cambio climático. La industria química, y en concreto la gran transnacional estadounidense Dupont, ha anunciado que tiene desarrollados los nuevos refrigerantes alternativos (ISCEON), y pide que se acelere la sustitución de los HCFC.

    Si salen adelante los objetivos de la ONU, se habrán matado dos pájaros de un tiro: proteger la capa de ozono y frenar parte del cambio climático. Un éxito rotundo gracias a la estrecha colaboración –desconocida en otros convenios mundiales– de las agencias internacionales, los gobiernos, los científicos, la sociedad y la industria implicada.



    Fuente:

    El País
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