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4 de marzo de 2018

Niños mimados, adultos débiles: llega la 'generación blandita'

¿Mimamos demasiado a los pequeños? Una nueva ola de expertos aboga por endurecer su carácter.

Suma escolar: padres que llevan la mochila al niño hasta la puerta del colegio + padres que piden que no se premie a los mejores de la clase porque los demás pueden traumatizarse + padres que le hacen los deberes a los niños que previamente han consultado en los grupos de WhatsApp = niños blanditos, hiperprotegidos y poco resolutivos

Cuenta Eva Millet, la autora de Hiperpaternidad (Ed. Plataforma), que ya hay niños que, al caerse, no se levantan: esperan esa mano siempre atenta que tirará de ellos. En ciertos colegios han empezado a tomar nota. Y, en algunos países, el carácter ya forma parte del debate sobre la Educación. 

Esto no es la nueva pedagogía. Gregorio Luri, filósofo y autor del libro Mejor Educados (Ed. Ariel), suele recordar que la educación del carácter es tan tradicional en ciertos colegios británicos como para que haya llegado a nuestros días una frase atribuida al Duque de Welington: «La batalla de Waterloo se empezó a ganar en los campos de deporte de Eton». En los campos de Waterloo o en las canchas del mítico colegio inglés, cuna del establishment, ningún niño esperaba que le levantaran si podía solo. 

En España, se habla de «educación en valores», pero puede que no sea lo mismo. El carácter se entiende como echarle valor, coraje, actuar en consecuencia cuando se sabe lo que está bien o está mal, no limitarse a indignarse. Como dice Luri, «ahora mismo en España les fomentamos la náusea en lugar del apetito». En su opinión, los niños de ahora saben cuándo se tienen que sentir mal ante determinadas conductas, pero educar el carácter es animarles a dar un paso, a ser ejemplo, a que sus valores pasen a la acción. Si están acosando a un niño, no callarse y protegerle. Decir no a la presión del grupo. 

El carácter ha vuelto cuando se ha sido consciente de que podríamos estar criando a una oleada de niños demasiado blanditos. Con padres que se presentan a las revisiones de exámenes de sus hijos, que abuchean a los árbitros en los partidos y que han hecho el vacío a niños que no invitaban a sus retoños a los cumpleaños. «Yo he tenido a un chaval de 19 años que se me ha echado a llorar porque le suspendí un examen», cuenta Elvira Roca, profesora de instituto. «Le dije que no me diera el espectáculo. Vino su madre a verme y me dijo que había humillado a su hijo. Le tuve que decir que estaba siendo ella quien le humillaba a él». 

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El Mundo (España)

Sin educación emocional, no sirve saber resolver ecuaciones

Los grados de Magisterio (facultades de Educación) no forman a los profesores en gestión de las emociones, clave para el desarrollo de los niños.

Rafael Guerrero es uno de los pocos profesores de la Universidad Complutense de Madrid que enseña a sus alumnos de Magisterio técnicas de educación emocional. Lo hace de forma voluntaria porque el programa académico de los grados en Maestro en Educación Infantil y Primaria -nombre de la carrera de Magisterio tras la llegada del Plan Bolonia- no incluye ninguna asignatura con ese nombre. “Muchos de los problemas de los adultos se deben a las dificultades en la regulación de las emociones y eso no se enseña en la escuela”, explica Guerrero.
 
Se trata de enseñar a los futuros maestros a entender y regular sus propias emociones para que sean capaces de dirigir a los niños y adolescentes en esa misma tarea. “Mis alumnos me cuentan que nadie les ha enseñado a regularse emocionalmente y que desde pequeños cuando se enfrentaban a un problema se encerraban en su habitación a llorar, era su forma de calmarse”, cuenta el docente. Inseguridad, baja autoestima y comportamientos compulsivos son algunas de las consecuencias de la falta de herramientas para gestionar las emociones. “Cuando llegan a la vida adulta, tienen dificultades para adaptarse al entorno, tanto laboral como de relaciones personales. Tenemos que empezar a formar a profesores con la capacidad de entrenar a los niños en el dominio de sus pensamientos”.

La inteligencia emocional es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos, según la definición de quienes acuñaron el término a principios de los noventa, los psicólogos de la Universidad de Yale Peter Salovey y John Mayer. La inteligencia emocional se traduce en competencias prácticas como la destreza para saber qué pasa en el propio cuerpo y qué sentimos, el control emocional y el talento de motivarse, además de la empatía y las habilidades sociales.

Tras revisar los programas académicos de los grados en Magisterio, Pedagogía, Psicología y Psicopedagogía de las univerisdades públicas españolas en 2016, el Grup de Recerca en Orientació Psicopedagògica (GROP) de la Universidad de Barcelona (UB) concluyó que en España solo hay una universidad pública que ofrece desde 2012 la asignatura Educación Emocional en el grado de Magisterio, la Universidad de La Laguna, en Tenerife. “Cuando pensamos en el sistema educativo, por tradición creemos que lo importante es la transmisión de conocimientos de profesor a alumno, a eso se dedica el 90% del tiempo. ¿Qué pasa con el equilibrio emocional? ¿Quién habla de eso en la escuela?”, señala Rafael Bisquerra, director del Posgrado en Educación Emocional de la UB e investigador del GROP.

Los jóvenes con un mayor dominio de sus emociones presentan un mejor rendimiento académico, mayor capacidad para cuidar de sí mismos y de los demás, predisposición para superar adversidades y menor probabilidad de implicarse en comportamientos de riesgo -como el consumo de drogas-, según los resultados de varios estudios publicados por el GROP. “La educación emocional es una innovación educativa que responde a necesidades que las materias académicas ordinarias no cubren. El desarrollo de las competencias emocionales puede ser más necesario que saber resolver ecuaciones de segundo grado”, apunta Bisquerra.

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El País (España)

Biodiversidad desaparece mil veces más rápido

La secretaria general adjunta de Naciones Unidas, Amina Mohammed, advirtió sobre la reducción de la población de grandes felinos en el marco del Día Mundial de la Vida Silvestre celebrado el 3 de marzo.


La secretaria general adjunta de Naciones Unidas, Amina Mohammed, advirtió que la diversidad biológica desaparece mil veces más rápido de lo normal debido a múltiples factores, entre ellos el cambio climático.

"La diversidad biológica está desapareciendo a una velocidad mil veces mayor que la natural debido a la pérdida y degradación del hábitat, el cambio climático, el tráfico ilícito y los conflictos entre los seres humanos y la vida silvestre", dijo Mohammed.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) decretó el tres de marzo como el Día Mundial de la Vida Silvestre para crear conciencia sobre la necesidad de conservar la fauna y protegerla ante el cambio climático.

La cámara del Consejo Económico Social acogió el evento "Todos tenemos un papel que desempeñar" donde también se presentó la 25 edición de los sellos de especies en peligro de extinción de la ONU.

ONU alerta sobre la disminución de los grandes felinos

Los grandes felinos están expuestos a distintas amenazas como la pérdida de su hábitat, la caza furtiva y el comercio ilegal, entre otros factores. 

En este sentido, Mohammed alertó sobre la radical disminución de la población de los grandes felinos en el mundo y llamó a redoblar los esfuerzos para proteger a chitas, jaguares, leopardos, leones, panteras y tigres, animales ancestrales cuyo número desciende cada día.

"Hace poco más de un siglo, había unos 100.000 tigres salvajes que vivían en Asia. En la actualidad quedan menos de 4.000. Se ha perdido el 96 por ciento de su población", resaltó la diplomática nigeriana. 

La alta representante agregó que la conservación de la vida silvestre es una responsabilidad compartida y la humanidad debe actuar para velar por la supervivencia de los grandes gatos, además, añadió que es necesario un modelo de crecimiento económico que no pugne con la conservación.

Fuente:

TeleSur

28 de febrero de 2018

La física del “gol imposible” que hizo Roberto Carlos hace 20 años


Hace 20 años (28 de febrero de 1998) el jugador brasileño Roberto Carlos hizo uno de los mejores goles de la historia. 


Tal es así que aquel recordado tanto, que convirtió para el Real Madrid contra el Tenerife, es catalogado como "un gol imposible".

Es que el lateral izquierdo no solo corre a máxima velocidad rumbo a una pelota que está en movimiento, a punto de irse por la línea del fondo, sino que además logra patear con un ángulo de 0,8° y meter el gol.

Ante la sorpresa del portero, la pelota cambia su trayectoria esperable por una diferencia de un metro.

Pero ¿es este tanto de Roberto Carlos realmente imposible?

Ernesto Blanco, investigador y docente del Instituto de Física de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República de Uruguay, explica la física detrás de este gol y qué lo hace especial.

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