Cuando en la mesa de billar las bolas se introducen por las troneras
ya no vuelven a salir. Pero la bola blanca sí. ¡Siempre vuelve a salir!
¿Cómo lo hace?
Hay varios sistemas. Uno de ellos consiste en que la bola blanca
tenga unas dimensiones ligeramente superiores al resto. Según la fuente,
las bolas de colores estándar pueden estar en torno a un diámetro de
5,72cm, mientras que la blanca tiene un diámetro de 6cm.
Gracias a esta diferencia de tamaño se evita que la bola blanca pase
por el mismo sitio que el resto, y siga por una rampa diferente que nos
devolverá la bola.
Pero hay otro sistema que mantiene la igualdad en el peso y el tamaño
entre todas las bolas. Este sistema es mejor ya que así se evitan
jugadas con efectos extraños causadas por estas diferencias físicas. ¿Y de qué consta este sistema?
La bola blanca contiene partículas de metal y un imán nos ayuda a separarla del resto. Sencillo, ¿no?
Veamos a continuación un vídeo explicativo. Eso sí… que a nadie se le ocurra hacer lo que hacen estos individuos.
La medicina moderna y las
comodidades de la civilización han cambiado el modo en que la selección
natural nos afecta, pero aún no podemos escabullirnos por completo de su
alcance.
Sin embargo, no importa cuánto evolucione la raza humana, seguirá siendo la misma especie.
Para
que la humanidad se divida en una nueva especie, necesitaría
reproducirse por separado. De otro modo, los genes se seguirán
mezclando.
La Tierra es demasiado pequeña para que haya barreras
geográficas o culturales que eviten que diferentes naciones y razas se
crucen.
Haría falta colonizar Marte u otro planeta con una
comunidad que permanezca separada durante cientos de generaciones antes
de que se forme una nueva especie.
El humo está compuesto por partículas de carbono sin quemar que se liberan cuando se rompe la cadena de hidrocarbono de la cera.
Cuando
una vela está encendida, gran parte del carbono de la parafina se quema
y se transforma en dióxido de carbono, pero algunas moléculas se
escapan.
Si uno sostiene un plato sobre la llama de una vela, podrá ver que se acumula carbono en la forma de una mancha negra.
Cuando
se apaga la llama, la mecha ardiente tiene calor suficiente para romper
las moléculas de la vela durante un rato más, pero no lo suficiente
como para quemar el carbono, por eso deja un rastro de humo hasta que se
enfría.
Ecuador puso en órbita su primer satélite artificial,
llamado “Pegaso” y que fue completamente construido en el país. El
satélite fue lanzado desde China al espacio, y cumplirá objetivos
educativos y de investigación científica. El satélite viajó junto al “Capitán Beto”, puesto en órbita por Argentina.
El nanosatélite tiene forma de cubo y mide 10 cm por lado, con
paneles solares para captar energía y un peso total de 1,2 kilos. El
satélite debe estabilizarse en la órbita para que la estación
“Hermes-Minotauro” en Guayaquil, desde donde se controlará al aparato,
se comunique con él.
El proyecto fue ideado por el astronauta ecuatoriano Ronnie Náder,
quien supervisó el proceso de lanzamiento y despliegue del Pegaso junto a
la Agencia Espacial Civil Ecuatoriana (EXA). Las autoridades también
estuvieron presentes al momento del lanzamiento, encabezadas por el
presidente Rafael Correa.
Bueno, no siempre hay uno, aunque sí, es muy corriente. ¿Y por qué hay un espejo en el ascensor? ¿Para que veamos nuestro aspecto? ¿Para que nos acicalemos? ¿Para que hagamos muecas?
En los ascensores exteriores hay cristaleras que permiten ver el
exterior y no hay espejos. En los modernos y rápidos ascensores de gran
capacidad de personas, tampoco suele haberlos.
¿Y por qué en estos no? Pues porque aquí no son necesarios.
En los acensores de pequeño tamaño, es decir, en la mayoría, suele
haber un espejo para dar una sensación de un espacio más grande, de
amplitud. Así se alivia la angustia al encierro que a algunas personas
les pueda producir el reducido habitáculo del ascensor.
Por otro lado, la existencia del espejo nos distrae. Nadie se resiste
a echar una mirada (a veces es imposible al haber tres paredes de
espejo) y así se ocupa nuestro tiempo causándonos la impresión de que el
trayecto es más corto.
Como se ve, son motivos psicológicos que perduran de los tiempos de
los primeros ascensores instalados en edificios altos, cuando los
usuarios se quejaban del reducido espacio y la lentitud de esos antiguos
aparatos.
Un interesante proyecto es el que está impulsando Microsoft a través de la contratación de nuevos ingenieros para hacerse cargo del desarrollo de una nueva tecnología, capaz de concretar videollamadas realistas a través de tecnología holográfica 3D, en
un sueño que hasta ahora hemos visto sólo en las películas de ciencia
ficción y que ahora podría estar cercano a hacerse realidad.
La idea se llama “Viewport”
y consiste en captar el rostro del hablante a través de varias cámaras
normales e infrarrojas, las que utilizan su imagen para luego proyectar
una reunión virtual en un escenario común y concretar la tele-presencia,
sirviendo tanto para espectadores que podrían presenciar una reunión
virtual, como para los protagonistas que verán en pantallas a sus
interlocutores.
Ahora, si bien la tecnología no es exactamente nueva, pues compañías
como Cisco ya ofrecen soluciones de videoconferencias 3D, sería la
primera que Microsoft incursiona en este campo, siendo más interesante
aún el hecho de que no se esconden sus intenciones por integrar esta
función a Skype, en algo que la masificaría a un nivel nunca antes visto
y podría establecerla como una revolución y estándar en al industria de
las telecomunicaciones.