Supongo que muchos recordaréis la película Evasión o victoria (1981)
en la que la selección alemana de fútbol se enfrentaba a una selección
formada por prisioneros de guerra durante la Segunda Guerra Mundial y en
la que se planteaba la disyuntiva de aprovechar el partido para una
evasión masiva o derrotar a los alemanes en el terreno de juego, pues,
como casi siempre pasa, la realidad superó a la ficción.
A comienzos de los años treinta el régimen estalinista, con su
programa de colectivización, había provocado una terrible hambruna que
acabó con la vida de más de 7 millones de ucranianos (Holodomor o Genocidio Ucraniano);
por lo que cuando los alemanes comenzaron la invasión de la Unión
Soviética, en 1941, algunos ucranianos los apoyaron al verlos como sus
salvadores de las garras del tirano Stalin. Aún así, la
mayoría luchó junto al ejército rojo en la defensa de Kiev, donde tras
dos meses de asedio sufrieron más de 700.000 bajas entre muertos,
heridos y prisioneros. El brutal régimen impuesto por los alemanes en
los territorios ocupados convirtió a sus inicialmente partidarios en
opositores. Los alemanes, conocedores de esta situación, decidieron
congraciarse con el pueblo ucraniano y crearon un campeonato de fútbol
entre varios equipos locales. Uno de estos equipos, el FC Start,
estaba formado por varios jugadores del Dynamo de Kiev que, tras la
ocupación, trabajaban en una panadería. El FC Start derrotó a todos los
equipos locales e incluso a otros compuestos por húngaros y rumanos. Y
aquí vieron los alemanes su ocasión para demostrar su superioridad…
deportiva. En Kiev, el 6 de agosto de 1942, se disputó un partido entre
el FC Start y un equipo de pilotos de la Luftwaffe alemana. Lo que iba a
ser una muestra de la supremacía de la raza aria se convirtió, para
alegría de los ucranianos, en una humillación… el FC Start venció por 5-1.
Pero aquello no iba a quedar así. Se organizó la revancha tres días
más tarde y se preparó todo a conciencia: se reclutaron a los mejores
jugadores alemanes, el árbitro era un miembro de las SS, antes del
comienzo del partido recibieron una visita en los vestuarios para
indicarles qué hacer y las consecuencias de su hipotética victoria… Además, el estadio fue tomada por las SS para controlar
la euforia del público. Los equipos saltaron al terreno de juego e
hicieron los correspondientes saludos: los alemanes brazo en alto al
grito de Heil Hitler y los ucranianos, por su parte, parecía
que iban a seguir las recomendaciones cuando extendieron el brazo… pero
se llevaron la mano al pecho y gritaron Larga vida al deporte
para regocijo de los espectadores. A pesar del nefasto arbitraje los
ucranianos llegaron al final de la primera parte ganando 3-1. Durante el
descanso, volvieron a recibir otra visita recordando el peligro que
corrían sus vidas si ganaban. Cuando se quedaron solos discutieron qué
hacer… si no podemos luchar contra ellos con las armas, los derrotaremos
en el campo de fútbol y, además, devolveremos la esperanza a nuestros
compatriotas. Saltaron al terreno de juego y consiguieron la victoria
por 5 a 3. El público estalló de alegría y las SS comenzaron, como ellos
sabían hacer, a rebajar la euforia. ¿Qué pasaría ahora con los jugadores?
A los pocos días del partido, los jugadores fueron detenidos por la
Gestapo y llevados al cuartel de la policía secreta de Korolenko Street,
donde fueron interrogados y torturados. Después los deportaron al campo
de exterminio de Babi Yar. En este punto hay varias versiones pero todas coinciden en asegurar que tres jugadores fueron ejecutados: Nikolai Trusevich (portero y capitán del equipo), Alexei Klimenko (el jugador que poco antes de terminar el partido y a puerta vacía se giró 180º y disparó hacia el centro del campo) e Ivan Kuzmenko. Se cuenta que las últimas palabras de Trusevich fueron “el deporte rojo no morirá jamás“. En 1971, se erigió un monumento escultórico en el estadio Zenit de Kiev en memoria de aquellos héroes.
Fuente:
Historias de la Historia
12 de junio de 2018
El fútbol no lo inventaron los ingleses sino los chinos
Si hace poco descubrimos en el juego de la paganica el origen el golf, hoy descubriremos el origen del fútbol… en el siglo III a.C en China.
El fútbol moderno fue creado en Inglaterra tras la formación de la Football Association, cuyas reglas de 1863 son la base del deporte en la actualidad pero los primeros registros del cuju o tsu chu (literalmente patear una pelota) datan del siglo III a.C. Aparecen en un manual militar que incluye el juego en el programa de pruebas físicas a las que eran sometidos los soldados como entrenamiento. Los soldados se dividían en dos equipos y, sin utilizar las manos, debían meter una pelota de unos 30-40 cm. de diámetro (hecha de cuero y rellena con pieles o plumas) en la portería contraria. La portería en cuestión, que no estaba protegida por un portero, era un agujero recortado en una tela seda y colgada en lo alto de dos palos de bambú… a unos 9 metros. Por tanto, se requería una especial habilidad para practicar este juego… sólo estaba hecho para jugones.
Al principio, los partidos de tsu chu únicamente se celebraban entre militares y durante los festejos de cumpleaños del Emperador pero durante la dinastía Han, desde el 206 a. C. hasta el 220, el juego se popularizó de tal forma que se extendió por toda China y ya servía cualquier pretexto para celebrar un partidillo. En tiempos de la dinastía Ming (1368 a 1644) el tsu chu cayó en el olvido… ¿Tendría que ver que los famosos jarrones peligraban con la práctica del tsu chu?
Otra versión del origen del fútbol… el juego japonés Kemari. (Gracias Chema)
Fuente:
Historias de la Historia
El fútbol moderno fue creado en Inglaterra tras la formación de la Football Association, cuyas reglas de 1863 son la base del deporte en la actualidad pero los primeros registros del cuju o tsu chu (literalmente patear una pelota) datan del siglo III a.C. Aparecen en un manual militar que incluye el juego en el programa de pruebas físicas a las que eran sometidos los soldados como entrenamiento. Los soldados se dividían en dos equipos y, sin utilizar las manos, debían meter una pelota de unos 30-40 cm. de diámetro (hecha de cuero y rellena con pieles o plumas) en la portería contraria. La portería en cuestión, que no estaba protegida por un portero, era un agujero recortado en una tela seda y colgada en lo alto de dos palos de bambú… a unos 9 metros. Por tanto, se requería una especial habilidad para practicar este juego… sólo estaba hecho para jugones.
Al principio, los partidos de tsu chu únicamente se celebraban entre militares y durante los festejos de cumpleaños del Emperador pero durante la dinastía Han, desde el 206 a. C. hasta el 220, el juego se popularizó de tal forma que se extendió por toda China y ya servía cualquier pretexto para celebrar un partidillo. En tiempos de la dinastía Ming (1368 a 1644) el tsu chu cayó en el olvido… ¿Tendría que ver que los famosos jarrones peligraban con la práctica del tsu chu?
Otra versión del origen del fútbol… el juego japonés Kemari. (Gracias Chema)
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Historias de la Historia
El bar donde nació el fútbol moderno
Londres, 26 de octubre de 1863. En Long Acre, cerca de Covent Garden, se encuentra situada una taberna llamada Freemason’s Tavern (que aparece en la imagen), en la que un grupo de hombres se reúnen para tomar unas cervezas. Este
hecho de por sí no resultaría significativo; pero si la consecuencia de
esa reunión fue el nacimiento de un espectáculo que mueve miles
de millones de euros y apasiona también a miles de millones de personas,
el contenido de esa reunión cobra mayor interés. En 1863, en Londres y
en toda Inglaterra existían equipos que practicaban el balompié y se
enfrentaban entre ellos; pero no había un reglamento común sobre las
reglas de este nuevo deporte. Fue en ese año cuando Ebenezer Morley pensó que se hacía necesario dotar al fútbol de un conjunto de normas unificadas como las que ya existían en el cricket.
Morley convocó a un grupo de representantes de una docena de equipos londinenses (tanto directivos como jugadores). Los asistentes decidieron crear una asociación, la conocida como FA (Fooball Association), que estableciera un conjunto de reglas comunes para todos los jugadores y equipos practicantes del balompié en Inglaterra. Morley, designado secretario de la recién creada FA, redactó un reglamento que fue aprobado por la asociación y unificaba por primera vez las reglas que a partir de ese momento serían de aplicación a todos los partidos de fútbol disputados en Inglaterra. El primer encuentro que se celebró con el reglamento redactado por Morley tuvo lugar el 19 de diciembre de 1863 en Limes Field entre Barnes y Richmond, y acabó con el resultado de empate a cero.
Poco a poco el fútbol fue popularizándose, primero en las Islas Británicas, y después en el resto del mundo, siempre ya bajo las reglas aprobadas por la FA a raíz de la reunión mantenida en Freemason’s Tavern. A menudo esta expansión del fútbol en otros países venía auspiciada por ingleses residentes en los mismos.
Tomado de:
Historias de la Historia
Morley convocó a un grupo de representantes de una docena de equipos londinenses (tanto directivos como jugadores). Los asistentes decidieron crear una asociación, la conocida como FA (Fooball Association), que estableciera un conjunto de reglas comunes para todos los jugadores y equipos practicantes del balompié en Inglaterra. Morley, designado secretario de la recién creada FA, redactó un reglamento que fue aprobado por la asociación y unificaba por primera vez las reglas que a partir de ese momento serían de aplicación a todos los partidos de fútbol disputados en Inglaterra. El primer encuentro que se celebró con el reglamento redactado por Morley tuvo lugar el 19 de diciembre de 1863 en Limes Field entre Barnes y Richmond, y acabó con el resultado de empate a cero.
Poco a poco el fútbol fue popularizándose, primero en las Islas Británicas, y después en el resto del mundo, siempre ya bajo las reglas aprobadas por la FA a raíz de la reunión mantenida en Freemason’s Tavern. A menudo esta expansión del fútbol en otros países venía auspiciada por ingleses residentes en los mismos.
Tomado de:
Historias de la Historia
Este perro fue el héroe del Mundial de fútbol del 66
Cuando pensamos en el protagonista de un evento futbolístico como una
Copa del Mundo, seguramente nos venga a la mente un delantero capaz de
anotar un gol de un remate imposible. O quizás un portero que en el
último minuto detiene un penalti. O algunos pensarán que el papel
corresponde a un entrenador que con una novedosa técnica logró un
resultado inesperado. Pero el principal protagonista del mundial que se
disputó en Inglaterra en 1966 no pisó jamás un terreno de juego. De
hecho, seguramente no tenía mucho interés en el fútbol. Y para más inri,
ni siquiera era humano. Con esta descripción, uno puede empezar a
pensar que se trata de una confusión, pero si el capitán Bobby Moore
pudo levantar la copa de lo que hasta la fecha es el único triunfo de
Inglaterra a nivel mundial fue gracias a una mezcla de border collie que
de la noche a la mañana se convirtió en héroe nacional.
Era principios de 1966, y con intención de implicar a la población en la Copa del Mundo que se iba a celebrar en Inglaterra, la UEFA decidió realizar una exhibición del trofeo Jules Rimet, la copa que se entrega al vencedor de dicha competición. En marzo fue expuesta en el Salón de Westminster, junto a otros objetos de valor. Todavía se desconoce que sucedió exactamente, pero la tarde del día 20, y a pocos meses de que tuviera lugar dicho evento, se produjo el robo de la misma en un descuido de los guardias de seguridad encargados de su custodia. Las alarmas saltaron y Scotland Yard se puso a trabajar. Poco después de hacerse pública la noticia, se recibió una petición de rescate de una persona que resultó ser un farsante, que aprovechándose de la situación quería sacar un beneficio económico. Tras varios días de búsqueda con infructuosos resultados, la organización temió lo peor, e incluso ordenó crear una réplica en caso de que la original no pudiera ser localizada.
Paralelamente a todo este tumulto, un ciudadano anónimo, llamado David Corbett, paseaba con su perro en un parque del sur de Londres. El can, que respondía al nombre de Pickles, se desvió hacia unos setos fuera del camino, donde comenzó a escarbar en la tierra. Sorprendido por la inusual conducta del perro, su dueño se acercó a ver lo que éste buscaba, y para su sorpresa dio con el trofeo extraviado, que se encontraba semienterrado y envuelto en papel de periódico. David Corbett se dirigió inmediatamente a la policía. En un primer momento se le consideró el autor del robo, y fue puesto bajo arresto, pero tras indagar en ciertos detalles se le declaró inocente.
De la noche a la mañana Pickles y su dueño se habían convertido en celebridades. Su dueño fue remunerado con 6.000 libras, una compañía de pienso para perros premió al autor del hallazgo con comida gratis durante un año e incluso ambos fueron invitados al banquete inaugural de la competición. Pickles llegó incluso a protagonizar una película basada en la historia, titulada “El espía con la nariz fría”.
Desgraciadamente, la anécdota no termina con un final feliz. El año siguiente, Pickles murió ahogado con su propia correa mientras perseguía a un gato, siendo por tanto incapaz de acudir al mundial del 70 donde había sido invitado. Y para rizar el rizo, y en lo que parecía ser su destino, la copa fue de nuevo robada, esa vez de forma definitiva. Nadie pudo saber jamás que fue del trofeo, aunque se sospecha que fue fundida para aprovechar el oro y la plata con la que estaba fabricada.
Tomado de:
Historias de la Historia
Era principios de 1966, y con intención de implicar a la población en la Copa del Mundo que se iba a celebrar en Inglaterra, la UEFA decidió realizar una exhibición del trofeo Jules Rimet, la copa que se entrega al vencedor de dicha competición. En marzo fue expuesta en el Salón de Westminster, junto a otros objetos de valor. Todavía se desconoce que sucedió exactamente, pero la tarde del día 20, y a pocos meses de que tuviera lugar dicho evento, se produjo el robo de la misma en un descuido de los guardias de seguridad encargados de su custodia. Las alarmas saltaron y Scotland Yard se puso a trabajar. Poco después de hacerse pública la noticia, se recibió una petición de rescate de una persona que resultó ser un farsante, que aprovechándose de la situación quería sacar un beneficio económico. Tras varios días de búsqueda con infructuosos resultados, la organización temió lo peor, e incluso ordenó crear una réplica en caso de que la original no pudiera ser localizada.
Paralelamente a todo este tumulto, un ciudadano anónimo, llamado David Corbett, paseaba con su perro en un parque del sur de Londres. El can, que respondía al nombre de Pickles, se desvió hacia unos setos fuera del camino, donde comenzó a escarbar en la tierra. Sorprendido por la inusual conducta del perro, su dueño se acercó a ver lo que éste buscaba, y para su sorpresa dio con el trofeo extraviado, que se encontraba semienterrado y envuelto en papel de periódico. David Corbett se dirigió inmediatamente a la policía. En un primer momento se le consideró el autor del robo, y fue puesto bajo arresto, pero tras indagar en ciertos detalles se le declaró inocente.
De la noche a la mañana Pickles y su dueño se habían convertido en celebridades. Su dueño fue remunerado con 6.000 libras, una compañía de pienso para perros premió al autor del hallazgo con comida gratis durante un año e incluso ambos fueron invitados al banquete inaugural de la competición. Pickles llegó incluso a protagonizar una película basada en la historia, titulada “El espía con la nariz fría”.
Desgraciadamente, la anécdota no termina con un final feliz. El año siguiente, Pickles murió ahogado con su propia correa mientras perseguía a un gato, siendo por tanto incapaz de acudir al mundial del 70 donde había sido invitado. Y para rizar el rizo, y en lo que parecía ser su destino, la copa fue de nuevo robada, esa vez de forma definitiva. Nadie pudo saber jamás que fue del trofeo, aunque se sospecha que fue fundida para aprovechar el oro y la plata con la que estaba fabricada.
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