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9 de mayo de 2012

Ratones paracaidistas luchan cuerpo a cuerpo con serpientes invasoras


En medio de la noche oscura, se desplaza silenciosa por la selva tropical de la isla de Guam, en el Pacífico Occidental.

Su piel es de un color marrón indefinido, su vientre de un amarillo vibrante.
Y aunque sólo tiene cerca de un metro de largo, desde que llegó, hace 60 años, la Boiga irregularis -más conocida como culebra arbórea café o serpiente marrón de árbol- se ha convertido en el enemigo número uno de este territorio estadounidense.

Con una superficie que no supera los 540 km2, Guam alberga hoy día a más de dos millones de estas culebras.

Helicóptero

Tras el fracaso de métodos más tradicionales, las autoridades decidieron experimentar con nuevas técnicas.

"Creemos que llegaron aquí al final de la Segunda Guerra Mundial provenientes de la isla Manus en Papúa Nueva Guinea", le dijo James Stanford, del Servicio Geológico de Estados Unidos, a la periodista Rebecca Morelle de la BBC.

El equipo militar que se utilizó en esa isla durante el conflicto bélico, explica Stanford, fue enviado eventualmente a Guam y es muy probable que una de estas serpientes haya ingresado subrepticiamente a una de las embarcaciones o a uno de los aviones destinados a la isla.

Y a partir de un puñado de estos ofidios o de una hembra preñada se desarrolló esta población que está causando estragos en la vida silvestre del lugar y volviendo locos a los habitantes de Guam.

Ratones combatientes

Las autoridades no han escatimado esfuerzos en la lucha contra esta plaga que ha diezmado a las especies de aves nativas y que arremete también contra roedores, lagartijas y pequeños mamíferos por igual.

Recientemente, y ante el fracaso de metodologías más tradicionales, los locales recurrieron a una serie de estrategias poco usuales para acabar con esta invasión foránea.

La más llamativa consiste en lanzar desde un helicóptero -cual si fueran combatientes militares- ratones envenenados en paracaídas para tentar a las culebras con una deliciosa pero fatal cena.

"Ahora estamos usando paracetamol. Este fármaco se usa para calmar el dolor y bajar la fiebre en los seres humanos, pero es 100% letal para la serpiente marrón de árbol", le explicó a la BBC Dan Vice, del Departamento Estadounidense de Agricultura.

Ayuda canina

Perro

Se cree que estas culebras llegaron después de la Segunda Guerra Mundial.

La guerra también se desarrolla en otro frente, ya que el objetivo no es sólo eliminar las serpientes en la isla sino también evitar que el problema se expanda fuera del territorio. Y para eso, las autoridades recurrieron a los perros.

Cada cargamento que sale de Guam es examinado cuidadosamente por un ejército de canes que tienen la habilidad de detectar la presencia de este reptil gracias a su olfato.

Con un aeropuerto que funciona las 24 horas del día, la tarea es monumental pero necesaria, explica Vice.

Y saben por experiencia que las consecuencias de dejar escapar unas pocas culebras pueden ser desastrosas.

"El impacto se deja sentir en todos los sectores de la economía. Como muerden a la gente afectan el gasto en salud, también provocan daños en el sistema de suministro energético y generan pérdidas en las áreas vinculadas al turismo", señala.

"El problema es tan profundo que no queremos que se traslade a ninguna parte y la única manera de lograrlo es exterminarlas por completo", concluye el funcionario

Fuente:

6 de marzo de 2011

Control Biológico de Plagas

Mega Post de Fin de Semana

Control Biológico


Un poco de historia
El control biológico fue inicialmente estudiado por entomólogos, lógico si pensamos que la mayor parte de las especies conocidas son insectos (alrededor de 1,2 millones son insectos de los cerca de dos millones de especies conocidas) y pertenecen a este grupo la mayor parte de las plagas conocidas. No obstante otros animales como nemátodos, caracoles, peces, anfibios, aves y mamíferos han sido usados como agentes de control biológico (el controlador biológico más antiguo que se conoce es el gato, empleado ya en el Antiguo Egipto como control contra roedores).

Figura 1: Oecophylla smaradigna. Foto: Tuan Cao 2007.
Figura 2: Mariquita de siete puntos (Coccinella septempuncta)
Pese a que estas técnicas se dieron a conocer en los años 70 del pasado siglo bajo el nombre de Manejo Integrado de Plagas (MIP), lo cierto es que llevan estudiándose con detalle desde el siglo XIX, aunque ya en el siglo XVIII se habían hecho algunas observaciones. Los controladores biológicos básicamente se pueden reunir en dos grupos: depredadores y parasitoides. Primero se descubrieron los depredadores, quizá por ser más evidente su proceder en la naturaleza. Henry C. McCook en 1882 señala que los citricultores chinos, desde hace siglos, colocaban en los árboles de cítricos nidos de la hormiga predadora Oecophylla smaragdina (Hymenoptera, Formicidae) (fig. 1) con el fin de reducir a los insectos comedores de hojas. Uno de los predadores más preciados son los coleópteros de la familia Coccinelidae, las mariquitas (fig. 2), de las que Asa Fitch (1856) hablaba como sigue “...es extraordinario que hace mucho tiempo, en una época de supersticiones y cuando los hábitos de esta tribu de insectos no se conocía sino en forma vaga, fue considerada de la misma manera en diferentes países y así obtuvieron en Francia el nombre de “las vacas de Dios” y “el ganado de la Virgen” y en Inglaterra “las aves de nuestra Señora”. Parece que fue el propio Erasmus Darwin quien sugirió que los invernaderos podían limpiarse de áfidos (pulgones) mediante el uso de coccinélidos.

Posteriormente se descubrieron los parasitoides, cuyo modo de vida pasa más desapercibido. Uno de los primeros en observar un parasitoide fuel el creador del microscopio Van Leuwenhoeck que en 1701 ilustró un himenóptero parasitoide de un sauce. Vallisnieri en 1706 fue el primero en interpretar correctamente el proceso de parasitismo en insectos, a partir de lo observado en la mariposa amarilla de la col (Pieris rapae) por Aldrovani en 1602, quien vio que en el interior de las larvas de P. rapae se formaban las pupas del parasitoide Apanteles glomeratus (Hymenoptera, Braconidae) y que confundió con huevos de la mariposa (ver video). Tal es la importancia e interés que los insectos parasitoides despertaron que Vincent Kollär así hablaba de las avispas ichneumónidas: “La manera en como los ichneumónidos realizan su trabajo de destrucción es sumamente curiosa e interesante. Todas las especies poseen en el extremo de su cuerpo un ovopositor compuesto por varias cerdas unidas entre sí, con las cuales agujeran las larvas de otros insectos e introducen sus huevos en la carne de los animales heridos. (…) Los huevos eclosionan dentro del cuerpo de los insectos vivos y los parásitos, en el sentido más literal de la palabra, engordan de las entrañas de su presa. Al final el gusano es abatido y el enemigo escapa a través de la piel; o el gusano (…) entra en estado de pupa, pero en lugar de una mariposa, aparecen uno o más ichneumónidos. A estos maravillosos animales, nosotros, a menudo debemos la conservación de nuestros huertos, bosques y granos”.

Así pues se sentaron las bases para el estudio del control biológico a lo largo del siglo XX, cuando los estudios se diversificaron y fueron cobrando importancia de la mano de figuras como Paul de Bach, D. Rosen, Andrew W. Sheppard o instituciones como el CSIRO Australia. Aunque su aplicación se vio eclipsada por los plaguicidas en la agricultura – incluso hoy día la situación persiste –, el combate contra las especies invasoras es uno de los campos donde mayor protagonismo ha adquirido el control biológico.

¿En qué consiste?
Los cuatro pasos clave para todo control biológico son: estudio, importación, incremento y conservación de los organismos benéficos. El estudio de organismos incluye fases tan básicas como la taxonomía, biología, ecología, genética, fisiología, demografía... Por ejemplo: Un controlador biológico de la retama de escobas (Cytisus scoparius) -planta leguminosa invasora en Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda - es el gorgojo Exapion fuscirostre (fig. 3). Para su uso es básico saber que se trata de un coleóptero de la familia Apionidae, que los adultos se alimentan de diversas especies de leguminosas pero que los huevos son colocados exclusivamente en el interior de las legumbres del género Cytisus y no en otras y las larvas sólo comen las semillas. Que tienen competidores como otros gorgojos y mariposas, depredadores como arañas, otros insectos o aves y parasitoides como el himenóptero Pteromalidae Pteromalus sequester. Que los adultos sólo se reproducen en la primavera y las larvas completan su desarrollo durante el verano. También es importante conocer su distribución: al tratarse de una especie paleártica, estará condicionado a vivir bajo unas determinadas condiciones ambientales que deben darse donde hay que introducir a nuestro beneficioso gorgojo, pero que además no tenga posibilidad de prosperar por sí sólo en el lugar de introducción (esto es de vital importancia en el caso de introducciones fuera del rango de distribución de especies)... Estos son sólo algunos de los ejemplos sobre lo que hay que conocer del organismo susceptible de convertirse en controlador biológico. No es una tarea nada fácil y si esto se hace mal, las consecuencias en el resto de etapas pueden ser nefastas.
Figura 3: a) Imago de E. fuscirostre: un controlador biológico de C. scoparius. Fuente: galerie-insecte.org.
b) Larva de E. fuscirostre en una semilla de C. scoparius. Foto: Erik Rodríguez 2009.
La importación consiste, como su propio nombre indica, en introducir al controlador en el medio donde se encuentre la plaga. Por lo general se introducen organismos fuera de su distribución natural debido a que la mayoría de las plagas (agrícolas o no) son consecuencia de la introducción accidental de las propias plantas en lugares exóticos donde no existen enemigos naturales. A la hora de introducir organismos fuera de su lugar de origen hay que prestar especial atención a que no pueda establecerse por sí mismo en el nuevo emplazamiento, desplazar a especies autóctonas y originar una nueva plaga. Para ello es útil realizar previamente experimentos en laboratorio donde uno puede controlar los factores a considerar. Un ejemplo de introducción de controlador biológico exitoso es Exapion fuscirostre. Este gorgojo es capaz de comerse entre el 28-80 % de las semillas de C. scoparius en los lugares donde esta planta es invasora, por ejemplo en Oregón (EE. UU), donde la media de predación de semillas es del 85 %. En el extremo opuesto, un error nefasto fue el uso del cangrejo señal (Pascifastacus leniusculus) (Decapoda, Astacidae) para frenar el avance del cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) (Decapoda, Cambaridae) en la Península Ibérica. No solo no frenó las poblaciones de P. clarkii sino que además pasó a ser una especie invasora que comprometió más aún la supervivencia del cangrejo autóctono (Austropotamobius pallipes) (Decapoda, Astacidae) (fig 4).
Figura 4: De Izda a Dcha: Austropotamobius pallipes, Pascifastacus leniusculus y Procambarus clarkii. Foto: David Gerke, 2007. David Pérez, 2009. Mike Murphy, 2006.
Una de las últimas plagas confirmadas para España es la del gorgojo “picudo de la platanera” (Cosmopolites sordidus) (Coleoptera, Dryophthoridae), que ya fue erradicado hacia 1945 en Gran Canaria, rebrotando la plaga en 1986 en Tenerife. En 2009 se confirmó su presencia en Málaga por M. A. Alonso-Zarazaga y M. Sánchez-Ruiz. Para esta plaga aún se está estudiando un posible control biológico. Hoy día lo lógico sería invertir en medidas preventivas para evitar la invasión de especies, pero las administraciones competetes no invierten en este tipo de actuaciones desviando todos sus esfuerzos hacia actuaciones a posteriori, cuando en numerosos casos ya es demasiado tarde, como es el caso del picudo rojo de las palmeras (Rhyncophorus ferrugineus) (Coleoptera, Dryophthoridae). También hay que tener en cuenta que los organismos plaga pueden ser autóctonos, en cuyo caso lo lógico sería buscar sus enemigos naturales el posible controlador. Incluso los organismos propios de una región pueden servir como controladores de plagas alóctonas. En definitiva, que antes de introducir algo hay que buscar entre lo que uno tiene.

El incremento del controlador biológico tiene que ver con el éxito que tenga por sí mismo tras su introducción. El hombre puede dirigir en gran medida este éxito controlando la introducción en el espacio y en el tiempo. En este caso podemos hablar de tantos métodos como controladores biológicos y plagas existen, pues va a depender enteramente de los organismos a controlar y de los controladores. Por ejemplo, supongamos que queremos controlar una plaga del gorgojo de las bellotas (Curculio elephas) (Coleoptera, Curculionidae) (fig. 5) mediante la suelta de aves insectívoras. Sería bastante estúpido hacerlo en invierno, cuando los adultos de C. elephas ya han muerto y los nuevos individuos aún no han emergido del suelo.
Figura 5: Curculio elephas. Foto: Erik Rodríguez, 2009.
Por último, la conservación implica el seguimiento en el espacio y el tiempo de los controladores, con el fin de evitar que se pierdan las poblaciones o su efecto beneficioso. En el caso de la agricultura, donde el medio es muy controlable por el hombre, siendo prácticamente absoluto el control en cultivos de invernadero, el margen de actuación es evidentemente más amplio que en el combate contra las especies invasoras, que se extienden por la naturaleza en detrimento de la especies autóctonas. De esta manera se puede modificar el medio en favor del controlador. El manejo del medio ha de hacerse con sumo cuidado, sobre todo cuanto menos aislada con respecto al entorno se encuentra la plaga, ya que cualquier modificación del medio puede desembocar en daños para las especies autóctonas. Al igual que sucedía con el incremento, la conservación va a depender del organismo, que nos obligará a actuar de una forma u otra dependendiendo de su identidad.

Esto es lo más básico que se puede contar sobre el control biológico, un tema harto interesante y que pese a la antigüedad de éstas prácticas no están en absoluto extendidas ni generalizadas. Si alguien tiene alguna duda espero el siguiente video les sirva para resolverlas, al menos sí resume en gran medida todo lo contado anteriormente: http://www.youtube.com/watch?v=CjIEARHwR40. Para ampliar la información pueden consultar la bibliografía seleccionada, en el caso de los artículos son de acceso libre en la red.

Videos

Ichneumonidae poniendo huevos: http://www.youtube.com/watch?v=o_k8t6qite0
Desarrollo ectoparásito de Ichneumonidae: http://www.youtube.com/watch?v=GM_faFZBcEA

Bibliografía

Barat, M., Tarayre, M. y Atlan, A. 2007. Plant phenology and seed predation: interactions between gorses and weevils in Brittany (France). Entomologia Experimentalis et Applicata 124: 167-176.

De Bach, P. XX. Control Biológico de las plagas de insectos y malas hierbas.

DeBach, P. & Rosen, D. 1991 (2ª ed). Biological Control by Natural Enemies. 418 pp. Cambridge University Press. New York (U.S.A).

Gurrea, M. P. 1997. Uso de curculiónidos seminívoros como controladores biológicos. Boletín Sociedad Entomológica Aragonesa 20: 161-165.

Syrett, P., Fowler, S.V., Coombs, E.M., Hosking, J.R., Markin, G.P., Painter, Q.E. & Sheppard, A.W. 1999. The potential for biological control of Scotch broom (Cytisus scoparius) (Fabaceae) and related weedy species. Biocontrol News and Information 20 (1), 17-34.

Van den Bosch, R., Messenger P. S. & Gutierrez A. P. 1982. An introduction to biological control. 247 pp. Plenum Press. New York & London.

Glosario

Entomología: del griego Entomos (= insecto); ciencia que estudia a los insectos. En sentido estricto recogería únicamente la dedicadión a la clase Insecta pero se recoge bajo la entomología el estudio de todo el phylum Artropoda – quelicerados (Ácaros, arañas, escorpiones...), crustáceos, insectos y miriápodos (ciempiés, milpiés, bichos bola, etc) – de manera general.

Especie autóctona: Aquélla naturale de una determinada región o que llegan a una determinada por sus propios medios de dispersión. Por ejemplo la encina carrasca (Quercus ilex subsp. Ballota) es natural de la península ibérica. La mariposa Apolo (Parnassius apollo) (Lepidoptera, Papilionidae) es una especie que llegó a la Península Ibérica migrando durante las glaciaciones del cuaternario.

Especie alóctona (exótica o introducida): Es una especie introducida por el hombre, intencionada o accidentalmente. Por ejemplo los eucaliptos son especies introducidas intencionadamente en la Península Ibérica para aprovechamiento maderero. La gineta (Genetta genetta) fue introducida por los árabes para controlar los roedores domésticos. Ejemplos de introducciones accidentales las encontramos en el escarabajo de la patata (Leptinotarsa decemlineata) (Coleoptera, Chrysomelidae) o el ratón casero (Mus domesticus). El primero llegó oculto en las plantas de patata y el segundo como especie comensal del hombre.

Especie exótica invasora: La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) define “las especies invasoras como todo animal, planta u otro organismo que es introducido por el hombre en lugares fuera de su distribución natural, donde se han establecido y dispersado, generando un impacto negativo en los ecosistemas y especies locales”. Por ejemplo el visón americano (Mustela vison) o el coipú (Myocaster coypus) son dos ejemplos de especies invasoras introducidas intencionadamente por el hombre y que han acabado ocasionando daños en el medio ambiente y las especies autóctonas. El mejillón cebra (Dreissena polymorpha) una de las 100 peores plagas según la UICN, llegó accidentalmente en las aguas de lastre de los barcos. El mosquito tigre (Aedes albopictus) (Diptera, Culicidae) es otro ejemplo de especie invasora introducida accidentalmente por vía marítima.

Factor(es) abiótico(s): En general es todo factor no biótico que limita la presencia de un organismo. Normalmente están relacionados con el clima, litología y edafología que condionan la existencia de un determinado organismo.

Factor(es) biótico(s): Características intrínsecas a los organismos y relaciones entre ellos (competencia, predación, simbiosis, parasitismo, etc) que condicionan la presencia de los mismos.

Nematodos o Nemata: Del griego Nema (= hebra). Phylum de gusanos de vida libre o parásitos, microscópicos y macroscópicos. Habitan tanto en aguas marinas como continentales y en el medio terrestre, presentan una gran diversidad biológica y ecológica. Se conocen alrededor de 25000 especies. Son entre otros, las lombrices del culo y los responsables de la filariasis/elefantiasis.

Paleártico: Región biogeográfica que comprende Eurasia (excepto el desierto arábigo, India y el sudeste de Asia), el norte de África hasta el Sahara y la Macaronesia (las islas Canarias, Azores, Madeira, Cabo Verde, etc).

Parasitoide: Organismo que vive a expensas de otro durante parte o todo el ciclo biológico al final del cual el hospedador muere a manos del huésped. Se diferencia del parásito en que este último no mata al hospedador.

Plaga: Aparición masiva y repentina de individuos de la misma especie que causan graves daños a poblaciones animales o vegetales.

Fuente:

Ciencia con Paciencia

27 de enero de 2011

¿Sabías el mecanismo de las trampas para mosquitos?

Desde los tiempos ya primitivos del papel “pegamoscas”, cuyo funcionamiento básico consistía en dejar pegados a todos los insectos que tuvieran la mala suerte de tropezarse con él, las trampas para mosquitos se han ido haciendo más sofisticadas y actúan sobre el principio básico de atraer a los insectos hacia ellas.



Los moquitos hembra (recordemos que los machos no pican) deben conseguir sangre para reproducirse y para ello disponen de sensores que les ayudan a localizar a sus víctimas. Pueden detectar el dióxido de carbono de la respiración, el calor y, a veces, incluso el sudor.

Un método muy usado desde hace unos años son los aparatos que mezclan dióxido de carbono y octenol para provocar una nube de gas que los mosquitos encuentran irresistible.

El funcionamiento es bien simple: un sistema difusor esparce una nube compuesta por octenol y dióxido de carbono; el primero simula los productos químicos de las plantas y el segundo es la principal guía de olfato de los mosquitos hembra cuando buscan sangre humana para chupar.

El gas resultante de esta mezcla atrae a los mosquitos en un área que depende de la potencia de la máquina, pero suele ser suficiente para cubrir un jardín de tamaño medio.

Cuando los insectos se dirigen a la fuente del gas son absorbidos por una boquilla succionadora hasta un recipiente donde mueren por deshidratación.

Algunos modelos más avanzados se ponen en marcha automáticamente al amanecer y al atardecer, las horas del día en que estos chupadores de sangre proliferan más.

Fuente:

Xataca Ciencia

21 de enero de 2011

El parásito que cambia el color de su víctima


Científicos británicos descubrieron el primer ejemplo de un gusano parasitario que cambia el color de su huésped para evitar ser devorado.

El nemátodo (Heterorhabditis bacteriophora) es un usurpador de cuerpos que ataca a las larvas enterradas en el suelo.

Una vez dentro de ellas licua su órganos y se alimenta del caldo, haciendo que la oruga cambie eventualmente a color rojo.

El nemátodo emplea esta táctica para engañar a sus depredadores, como las aves, y así evitar que se los coman.

Pesticida eficaz

El parásito ataca específicamente a los insectos y, es tan efectivo, que se vende como pesticida.

Pero aunque se utiliza ampliamente con este fin, hasta ahora los científicos no entendían porque los nemátodos cambian el color de su huésped tan radicalmente.

Pero Andy Fenton, y su equipo de investigadores de la Universidad de Liverpool, en el Reino Unido, que han estado estudiando el comportamiento de este parásito durante 12 años, concluyeron que la explicación es muy sencilla.

"Los nemátodos mueren si se comen a su huésped", explica Fenton.

"Por eso resulta lógico que un cambio de color dramático pueda ser una señal de advertencia para sus depredadores. Y es sabido que el rojo es un color que se utiliza para hacer una advertencia", añade el científico.

Mejor muerto que infectado

Para comprobarlo, con ayuda de sus colegas de la Universidad de Glasgow el equipo de Fenton desarrolló un experimento para poner a prueba las respuestas del petirrojo silvestre ante la presencia de una larva de la polilla de la cera infectada y otra no infectada.

Y descubrieron que los petirrojos preferían las larvas no infectadas.

A lo largo de varios experimentos, los investigadores observaron cómo las aves se acercaban, y, en algunos casos, tocaban a las larvas infectadas para, finalmente, desecharlas.

A medida que los gusanos se iban tornando más rojos, las aves los iban dejando de lado.

"Nos sorprendió que los resultados sean tan evidentes, sobre todo cuando comparamos insectos infectados con los que estaban muertos desde hace rato", comentó Fenton.

"Pensamos que los pájaros no se interesarían por las orugas muertas, pero preferían esas y no las infectadas", añadió el científico.

Además, el equipo cree que los gusanos infectados pueden tener un olor particular que espanta a las aves.

Fuente:

BBC Ciencia

Conozca más sobre este nemátodo en:

Terralia

15 de marzo de 2010

Una isla en guerra total contra las ratas


Lunes, 15 de marzo de 2010

Una isla en guerra total contra las ratas


El plan consiste en matar a todas las ratas con veneno, pero ¿no sería más adecuado colocar depredadores naturales de ratas para un control biológico? Para Conocer Ciencia esta es una muestra de pragmatismo llevada al máximo. Lea:

Estación ballenera en Georgia del Sur (Foto de 1989)

Los cazadores de focas y los barcos balleneros trajeron -sin quererlo- por primera vez las ratas y ratones a la isla.

Si la operación de exterminio masivo que se iniciará en un futuro próximo concluye con éxito, las ratas que desde hace más de dos siglos se apoderaron de la Isla de Georgia del Sur, en una esquina remota del Atlántico Sur, se convertirán en un capítulo superado de su historia.

clic Véala en el mapa

Llegaron inadvertidamente con los primeros cazadores de focas, allá por 1875 y más tarde recibieron refuerzos gracias al arribo de los barcos balleneros.

Sin depredadores naturales, las ratas y ratones se transformaron rápidamente en los dueños de la isla y destruyeron en poco tiempo a la población de aves.

"Cuando fue descubierta en 1775 era probablemente la isla con aves marinas más importante de todo el mundo", le dijo a BBC Mundo Tony Martin, director del Programa de Restauración del Hábitat de la Fundación para la Protección de Georgia del Sur (SGHT, por sus siglas en inglés).

Actualmente, esta isla que se encuentra bajo dominio británico y forma parte de la misma disputa que el gobierno del Reino Unido y el de Argentina mantienen sobre las Islas Malvinas o Falklands, alberga más de 30 millones de aves de 31 especies diferentes.

Allí abundan entre otros los albatros de cabeza gris, los petreles gigantes del norte y la mitad de la población total de pingüinos Macaroni (o de penacho anaranjado). Pero esto, "es una mínima fracción de la cantidad de aves que podrían vivir en la isla. Literalmente, se han perdido millones de pájaros", explica Martin.

Que no quede ni una

Petrel

Más de 31 especies de aves marinas habitan la isla.

La tarea que el científico tiene por delante no es sencilla: "no alcanza con erradicar a la mayoría o incluso al 99,9% de las ratas, tenemos que eliminar al 100%".

El problema es que las ratas se reproducen rápidamente. Alcanzan su madurez sexual a los dos meses y son capaces de producir siete camadas de entre 8 y 10 ratas al año. Con sólo dos ratas que sobrevivan al operativo, la isla volvería en pocos años a ser nuevamente una colonia de roedores.

El plan de erradicación, que tiene un costo de cerca de US$8 millones y una duración de cuatro años, consiste en la distribución por toda la isla -con la ayuda de helicópteros- de cebos con veneno.

El Plan

Este veneno hace además que las ratas y los ratones se vuelvan fotofóbicos y por ende busquen refugio en sus madrigueras. De este modo, no sólo mueren sino que se entierran ellas mismas, resolviendo de un solo golpe el problema de cómo deshacerse de los cadáveres.

Para minimizar el riesgo de que los pájaros consuman el veneno, la estrategia debe implementare en la temporada en que la isla cuenta con la menor población de aves posible, entre febrero y marzo, justo cuando las aves de verano se han marchado y antes de que llegue el invierno, para evitar que las bolitas de veneno quedan escondidas bajo la nieve.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia & Tecnología

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