Lunes, 15 de marzo de 2010
Una isla en guerra total contra las ratas
El plan consiste en matar a todas las ratas con veneno, pero ¿no sería más adecuado colocar depredadores naturales de ratas para un control biológico? Para Conocer Ciencia esta es una muestra de pragmatismo llevada al máximo. Lea:
Si la operación de exterminio masivo que se iniciará en un futuro próximo concluye con éxito, las ratas que desde hace más de dos siglos se apoderaron de la Isla de Georgia del Sur, en una esquina remota del Atlántico Sur, se convertirán en un capítulo superado de su historia.
Llegaron inadvertidamente con los primeros cazadores de focas, allá por 1875 y más tarde recibieron refuerzos gracias al arribo de los barcos balleneros.
Sin depredadores naturales, las ratas y ratones se transformaron rápidamente en los dueños de la isla y destruyeron en poco tiempo a la población de aves.
"Cuando fue descubierta en 1775 era probablemente la isla con aves marinas más importante de todo el mundo", le dijo a BBC Mundo Tony Martin, director del Programa de Restauración del Hábitat de la Fundación para la Protección de Georgia del Sur (SGHT, por sus siglas en inglés).
Actualmente, esta isla que se encuentra bajo dominio británico y forma parte de la misma disputa que el gobierno del Reino Unido y el de Argentina mantienen sobre las Islas Malvinas o Falklands, alberga más de 30 millones de aves de 31 especies diferentes.
Allí abundan entre otros los albatros de cabeza gris, los petreles gigantes del norte y la mitad de la población total de pingüinos Macaroni (o de penacho anaranjado). Pero esto, "es una mínima fracción de la cantidad de aves que podrían vivir en la isla. Literalmente, se han perdido millones de pájaros", explica Martin.
Que no quede ni una
La tarea que el científico tiene por delante no es sencilla: "no alcanza con erradicar a la mayoría o incluso al 99,9% de las ratas, tenemos que eliminar al 100%".
El problema es que las ratas se reproducen rápidamente. Alcanzan su madurez sexual a los dos meses y son capaces de producir siete camadas de entre 8 y 10 ratas al año. Con sólo dos ratas que sobrevivan al operativo, la isla volvería en pocos años a ser nuevamente una colonia de roedores.
El plan de erradicación, que tiene un costo de cerca de US$8 millones y una duración de cuatro años, consiste en la distribución por toda la isla -con la ayuda de helicópteros- de cebos con veneno.
El Plan
Este veneno hace además que las ratas y los ratones se vuelvan fotofóbicos y por ende busquen refugio en sus madrigueras. De este modo, no sólo mueren sino que se entierran ellas mismas, resolviendo de un solo golpe el problema de cómo deshacerse de los cadáveres.
Para minimizar el riesgo de que los pájaros consuman el veneno, la estrategia debe implementare en la temporada en que la isla cuenta con la menor población de aves posible, entre febrero y marzo, justo cuando las aves de verano se han marchado y antes de que llegue el invierno, para evitar que las bolitas de veneno quedan escondidas bajo la nieve.
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