IRIS (Interface Region Imaging Spectrograph), lanzado a
finales del mes pasado, está diseñado para observar las capas más bajas
de la atmósfera solar, poco exploradas, y sus primeras imágenes guardan
sorpresas.
A la izquierda, una imagen del Sol visto por el Solar Dynamics Observatory de la NASA. A la derecha, la misma sección, vista por la IRIS. Se puede observar un mayor nivel de detalle. Click para agrandar.
IRIS está equipada con una serie de instrumentos sensibles al ultravioleta y espectrógrafos que le permiten ver a través de la atmósfera solar externa y observar la cromosfera, la región intermedia que sirve de intermediario, comunicando la energía desde la fotosfera, la parte más superficial, hasta la corona exterior. Al hablar de dinámica solar, los astrofísicos suponen que es en la cromosofera donde tiene lugar la magia. En algún lugar de esta región, la temperatura superficial (que oscila entre 5000 y 6000 Kelvin) se dispara hasta llegar a los 1 000 000 – 3 000 000 K que se observan en las agitadas capas exteriores. Conducen el viento solar, y da lugar a emisiones en el ultravioleta que afectan a la Tierra.
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