Latest Posts:

9 de octubre de 2016

Los beneficios de quedarse calvo

Los vikingos utilizaban una loción de estiércol de ganso. El médico griego Hipócrates creía que lo mejor eran los excrementos de paloma con rábano picante, comino y ortigas.


Una receta egipcia de hace 5.000 años aconsejaba mezclar las espinas quemadas de un erizo, sumergidas en miel y aceite, con alabastro, ocre rojo y muestras de debajo de las uñas, y untar el brebaje sobre la zona afectada.

Miles de años más tarde, seguimos buscando soluciones a la calvicie; gastamos unos US$3.500 millones cada año en intentar curarla.

Tal y como dijo Bill Gates el año pasado, eso es bastante más de lo que invertimos en controlar la malaria (unos US$154 millones al año).

Según una encuesta de 2009 de la Sociedad internacional de Cirugía para la Restauración del Cabello (ISHRS, por sus siglas en inglés), cerca del 60% de los hombres preferiría tener la cabeza llena de pelo que tener más dinero o amigos.

Pero cada vez existen más indicios de que las cabezas calvas no son un espectacular accidente evolutivo, después de todo.

Los hombres calvos son vistos como más inteligentes, dominantes y de mayor estatus social; sus brillantes cabezas peladas podrían ayudarles a seducir a las mujeres o incluso a salvarles la vida.

Pero antes de adentrarnos en los detalles sobre por qué ser calvo puede ser tan genial, aclaremos algunos puntos.

Teorías equivocadas

Contrariamente a la sabiduría popular —y a la existencia de pelones supermasculinos, como Bruce Willis— la propensión a perder el cabello no te hace más hombre.

Fuente:

BBC 

6 de octubre de 2016

¿Qué son las "máquinas más pequeñas del mundo" y porqué ganaron el Premio Nobel de Química 2016?

¿Qué tan diminutas pueden ser las máquinas?

Tres científicos fueron los primeros en demostrar que son capaces de ser hasta 1.000 veces más pequeñas que el cabello humano.

Se trata de Jean Pierre Sauvage, Fraser Stoddart y Bernard Feringa, los galardonados del Premio Nobel de Química 2016.

Cada uno, en su tiempo, abrió las puertas a un nuevo campo de la química. El comité que otorga los Nobel comparó sus esfuerzos con los primeros intentos por desarrollar motores eléctricos en 1830, que dieron pie a una verdadera revolución.

Estos científicos de las universidades de Estrasburgo (Francia), Northwestern (EE.UU.) y Groningen (Holanda), respectivamente, fueron premiados por diseñar y sintetizar las llamadas "máquinas moleculares".

Son moléculas con movimientos controlables que pueden realizar una tarea cuando se les añade energía y que pueden tener múltiples aplicaciones en la industria, la medicina y los servicios eléctricos.

Nanomáquinas en nuestro cuerpo

Pueden ser usadas para desarrollar nuevos materiales, sensores y sistemas para almacenar energía.

"Piensa en microrobots, en nanomáquinas que en el futuro un médico podrá inyectar en el cuerpo humano para que busque células de cáncer", explicó por vía telfónica el holandés Bernard Feringa, quien no ocultó su emoción y su sorpresa por haber sido premiado.

"Me siento como los hermanos Wright que desarrollaron las primeras máquinas voladoras y ahora tenemos el Airbus", agregó.

Para que algo sea considerado una máquina, debe consistir en varias partes que semuevan de manera coordinada y desarrollen una tarea.

Jean Pierre Sauvage, quién irrumpió en este campo por accidente (al principio su campo era la fotoquímica), desarrolló en 1994 una cadena molecular -conocida como catenano- en la que un anillo rotaba de forma controlada alrededor de otro anillo cada vez que se le aplicaba energía.

Ese mismo año, Fraser Stoddart, quien creció en una granja de Escocia sin electricidad, pudo controlar los movimientos de anillos moleculares unidos por un eje.

Mientras que Ben Feringa, quien también creció en una granja, produjo en 1999 el primer motor molecular que giraba en una dirección particular.

Más tarde, en 2011, su equipo construyó un nanoauto con una carrocería molecular que constaba de cuatro ruedas y se podía mover sobre una superficie.

El nano automóvil

El artículo completo en:

BBC 

Las nano máquinas en 500 palabras (en inglés)

4 de octubre de 2016

El invento de un joven de 22 años que podría salvar más de 1 millón de vidas al año

A sus 22 años, el estudiante de la Universidad de Loughborough (Reino Unido) William Broadway ha creado algo que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), podría llegar a salvar 1,5 millones de vidas cada año.

El invento se llama "Isobar" y es un refrigerador de vacunas tan pequeño que lo puedes cargar a modo de mochila.


Su proyecto de final de carrera le valió el galardón nacional de uno de los premios de tecnología más prestigiosos del mundo, el James Dyson 2016, que organiza la Fundación James Dyson para animar a jóvenes diseñadores a solucionar problemas cotidianos, distinguiendo su creatividad e ingenio.

"Ningún problema es demasiado grande y, muchas veces, las soluciones más sencillas son las mejores", dijo el propio Dyson.

Broadway pareció tener en cuenta las palabras del ingeniero británico -quien creó la primera aspiradora sin bolsa- cuando se puso a trabajar en su idea.

Su invento no es especialmente complejo, pero gracias a su enfoque práctico podría solucionar un problema que causa miles de muertes al año: el riesgo de que las vacunas no lleguen a tiempo en los países en vías de desarrollo.

Y cómo funciona este invento

"Calientas el dispositivo durante una hora para cargarlo. Tiene una mezcla de agua y amoníaco, y el amoníaco se evapora primero. Retienes el amoníaco (el cual permanece atrapado en la parte superior del recipiente), y cuando le das la vuelta al dispositivo, éste se reevapora en el agua", dijo Broadway.

De esa forma, cuando las sustancias se mezclan de nuevo, obtenemos el efecto refrigerante. 

"Se llama higroscópico. Proporciona un efecto refrigerante muy potente", agregó.

Y no sólo potente, sino también con una temperatura estable; una característica fundamental.

Y por qué es tan importante

"En los países en vías de desarrollo hay muchos problemas con los programas de vacunas, pues éstas consiguen llegar casi hasta el final del camino, pero en el último kilómetro los canales de distribución y la logística se rompen", explicó Broadway.

Según el estudiante de ingeniería, una vacuna necesita de 2 a 8 grados centígrados para ser efectiva.

De lo contrario, "no llegan (al lugar donde se necesitan) de forma segura o eficaz".

Pero este refrigerador de vacunas es capaz de mantener esa temperatura de forma constante durante 30 días seguidos.
Además, según Broadway, también podría utilizarse para la donación de órganos, los trasplantes de sangre y la investigación de células madre.

El artículo completo en:

BBC

2016: Yoshinori Ohsumi gana el premio Nobel de Medicina por iluminar el sistema de reciclaje del cuerpo

El investigador japonés es galardonado por el descubrimiento de los mecanismos de la autofagia.



El japonés Yoshinori Ohsumi (Fukuoka, 1945) ha sido galardonado hoy con el premio Nobel de Medicina por el descubrimiento de los mecanismos de la autofagia, el sistema de reciclaje del organismo. La palabra autofagia tiene su origen en el idioma griego y quiere decir "comerse a uno mismo". El concepto emergió durante la década de 1960, cuando los investigadores observaron que las células podían destruir sus propios contenidos, encerrándolos en membranas y enviando los vesículos resultantes al lisosoma, un orgánulo celular encargado del reciclaje, según ha detallado en un comunicado el Instituto Karolinska, que otorga el premio.

Poco se sabía sobre este fenómeno, hasta que a comienzos de la década de 1990, "en una serie de experimentos brillantes" con levaduras de panadero, según el Karolinska, Ohsumi identificó los genes de la autofagia. El investigador japonés trabajaba entonces en el Instituto de Tecnología de Tokio.

"Los descubrimientos de Ohsumi condujeron a un nuevo paradigma en nuestra comprensión sobre cómo la célula recicla su contenido", prosigue el comunicado. El japonés observó que las células humanas empleaban una maquinaria similar a la de las levaduras. Desde entonces, la comunidad científica ha detectado que las mutaciones en los genes de la autofagia pueden provocar enfermedades. Y que el propio proceso de autofagia está implicado en varios trastornos, incluyendo el cáncer y el párkinson, además de participar en la respuesta a las infecciones y en la adaptación a la falta de alimento.

El científico belga Christian de Duve acuñó el término autofagia. Ganó el premio Nobel de Medicina de 1974 por el descubrimiento del lisosoma dos décadas antes. Su equipo había descrito un nuevo orgánulo celular que contenía enzimas que digerían proteínas, azúcares y grasas. Posteriormente, se observó que la célula podía llevar grandes cantidades de material al lisosoma para su degradación, dentro de vesículas llamadas autofagosomas.

Nuestras células tienen diferentes compartimentos. Los lisosomas son semejantes a basura de sus celdas. Contienen enzimas para la digestión de los contenidos celulares. Oshumi ganó el Nobel 2016 en Medicina por sus investigaciones en un compartmiento celular llamaado autofagosoma. Se envuelven porciones más grandes de la célula, antes de fundirse con el lisosoma, donde los contenidos se degradan en contenidos más pequeños. Este proceso proporciona a la célula nutrientes y bloques de construcción para la renovación.

El artículo completo en:

El País
google.com, pub-7451761037085740, DIRECT, f08c47fec0942fa0