Los vikingos utilizaban una loción
de estiércol de ganso. El médico griego Hipócrates creía que lo mejor
eran los excrementos de paloma con rábano picante, comino y ortigas.
Una receta egipcia de hace 5.000 años aconsejaba mezclar las espinas quemadas de un erizo, sumergidas en miel y aceite, con alabastro, ocre rojo y muestras de debajo de las uñas, y untar el brebaje sobre la zona afectada.
Miles de años más tarde, seguimos buscando soluciones a la calvicie; gastamos unos US$3.500 millones cada año en intentar curarla.
Tal y como dijo Bill Gates el año pasado, eso es bastante más de lo que invertimos en controlar la malaria (unos US$154 millones al año).
Según una encuesta de 2009 de la Sociedad internacional de Cirugía para la Restauración del Cabello (ISHRS, por sus siglas en inglés), cerca del 60% de los hombres preferiría tener la cabeza llena de pelo que tener más dinero o amigos.
Pero cada vez existen más indicios de que las cabezas calvas no son un espectacular accidente evolutivo, después de todo.
Los hombres calvos son vistos como más inteligentes, dominantes y de mayor estatus social; sus brillantes cabezas peladas podrían ayudarles a seducir a las mujeres o incluso a salvarles la vida.
Pero antes de adentrarnos en los detalles sobre por qué ser calvo puede ser tan genial, aclaremos algunos puntos.
Teorías equivocadas
Contrariamente a la sabiduría popular —y a la existencia de pelones supermasculinos, como Bruce Willis— la propensión a perder el cabello no te hace más hombre.Fuente:
BBC