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21 de julio de 2015

Aprendizaje. Así funciona el cerebro cuando estamos aprendiendo

Un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) ha descubierto de qué forma el cerebro humano es capaz de absorber y de analizar rápidamente nueva información, lo que llamamos aprendizaje. El estudio ha sido publicado en la revista Neuron.

Para el experimento, los investigadores realizaron varias pruebas de aprendizaje con monos mientras eran monitoreados mediante electroencefalografía (EEG) con objeto de medir las ondas cerebrales. En las tareas de aprendizaje, los científicos ya habían demostrado que las neuronas en la zona del cuerpo estriado del cerebro, la que controla la formación de los hábitos, eran las que se activaban en primer lugar y luego eran seguidas por una activación más lenta de las neuronas de la corteza prefrontal, el sistema de control ejecutivo del cerebro.

La clave estaba en averiguar si esta activación escalonada era provocada por una comunicación entre ambas regiones cerebrales o se trataba de dos sistemas independientes. Gracias a la medición de ondas cerebrales, los investigadores descubrieron que mientras los monos estaban aprendiendo la tarea, aparecieron nuevos patrones de ondas cerebrales, las llamadas ondas beta, que para sorpresa de los expertos, comenzaron a sincronizarse, lo que demuestra que ambas regiones, el cuerpo estriado y la corteza prefrontal, se están comunicando.

“Hay algún mecanismo desconocido que permite a estos patrones de resonancia formarse, y estos circuitos empiezan a 'sonar' juntos. Ese zumbido entonces puede fomentar posteriores cambios de plasticidad a largo plazo en el cerebro, pero la primera cosa que sucede es que empiezan a sincronizarse”, afirma Earl Miller, líder del estudio.

Según las conclusiones del estudio, nuestros 'circuitos' están en constante actualización para mantener la expansión de nuestro conocimiento, y “ahora estamos viendo la evidencia directa de las interacciones entre estos dos sistemas durante el aprendizaje, que no se había visto antes”, sentencia Miller.

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Muy Interesante

Anonymous lanza MINDS, una nueva red social que apuesta por la privacidad

Cuando mencionamos redes sociales y privacidad en una misma frase, generalmente no es para algo bueno. Y cuando publicamos la creación de una nueva red social, casi siempre se mira con recelo ante el dominio de Facebook, Twitter o Instagram. Pero, ¿qué tal una red social que apuesta por la privacidad y que haya sido creada por Anonymous?


Desde Conéctica, nos enteramos que Anonymous es el responsable de Minds, una nueva red social que tiene como meta principal, conservar la privacidad de los usuarios y licenciar todos los contenidos con Creative Commons.

El funcionamiento de Minds es similar a lo que ya conocemos de otras reds sociales, pero aquí se crean canales. Cada canal lo podemos alimentar de imágenes, textos, posts más largos llamados blogs, RSS y hasta un mensajero cifrado. Todo esto, gratis. Además, según Anonymous, tus datos no se compartirán con terceros, ni pretenden comercializar con Minds.

Una de las diferencias que tiene Minds con respecto a otras redes sociales, es que los votos, comentarios, subidas de contenido y demás actividades hechos desde el móvil, generan puntos que pueden canjearse por vistas adicionales a los posts que nosotros queramos. Es algo así como incentivar la participación desde el móvil, para promover nuestros contenidos.

Minds puede utilizarse desde la web, pero ya tiene listas aplicaciones para iOS y Android. Además, al ser una red open source, cualquiera puede participar para mejorarla. Interesante, ¿no?

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FayerWayer

20 de julio de 2015

Cómo empezar a aprender programación: consejos y recursos para hacerlo de adulto

Si el otro día hablábamos de cómo introducir a los niños en el mundo de la programación, hoy vamos a plantear un artículo similar pero con un enfoque diferente. Como aprender programación en verano siendo adultos.
La programación, una vez más, como herramienta que ayuda a estructurar la mente, a plantear nuevas formas de solucionar problemas de la vida diaria o, por qué no, a enseñar a tu hijo/a a dar sus primeros pasos en este mundo. La programación también puede ser un excelente tema que aprender durante este verano, y hoy te vamos a dar algunas pistas y trucos para ponerte con ello.

No queremos que te conviertas en profesional

En primer lugar debemos hacer un pequeño disclaimerno buscamos convertirnos en programadores profesionales, nunca, bajo ningún concepto. El que quiera encontrar su camino laboral como programador no encontrará aquí el post definitivo.
Hoy ahondaremos en cómo dar los primeros pasos en la programación como afición, aprovechando el punto divertido que tiene y las consecuencias de la fase de aprendizaje que son compartidas con las que ya mencionamos cuando hablábamos de la programación educativa. Se mejoran ciertas aptitudes tales como la resolución de problemas, el pensamiento lógico-matemático y, más en general, todo lo relacionado con el pensamiento computacional.
Daremos por hecho que un adulto no necesita socializar, compartir y dialogar con otros iguales, aunque por supuesto esto puede ser interesante en ciertos casos puntuales. Un adulto puede aprender de forma más individual e independiente del grupo, y éste será el enfoque que plantearemos con los siguientes consejos.

Puedes empezar igual que los niños

Nos referimos a los programas y la metodología. Scratch como herramienta principal y que te proporcionará una base sobre lo que es un algoritmo y la forma como "piensan" los ordenadores. Si no tienes conocimiento alguno sobre programación, debes empezar primero en los tutoriales de Code.org, para así aprender las nociones básicas.

Una vez las hayas obtenido Scratch es una muy buena segunda-opción, dada la variedad de programas y proyectos que nos permitirá crear. Aquí debemos activar nuestra mente para iniciar nuevas ideas que tengamos en la cabeza y, si es posible, añadir incrementos iterativos. Por ejemplo, a un simple Pong podemos añadirle marcadores, tiempos de duración de la partida, ranking, estadísticas, nuevos movimientos especiales, objetos de bonus... y será un Pong con esteroides, perfecto para aprender.
Si ya dominas Scratch con cierta soltura podrás abandonar los lenguajes 'de juguete' y pisar a fondo hacia lenguajes más serios y formales, de tipo texto. Opciones como Python que es para muchos el gran entorno 'real' después de los lenguajes visuales y de colores, o Arduino, sobre el que hablaremos específicamente más adelante al ser una opción genial.

Arduino: buscando la utilidad 'real' con robótica

Estamos acostumbrados a programar frente a una pantalla, y a que los resultados de esta programación aparezcan en el terminal. Con Arduino las cosas cambian, y precisamente uno de sus grandes atractivos es poder sacar resultados 'reales' a partir de la programación en pantalla.
Crear robots con Arduino es algo más complejo que hacerlo con LEGO MindStorms (si tuviese que recomendar un kit de robótica que no estuviese relacionado con Arduino ese sería, sin duda, MindStorms), pero también mucho más económico y en el camino aprenderemos mucho más. En Arduino deberemos reiniciar nuestra cabeza y poner el contador a cero, ya que es un mundo separado que requerirá que nos informemos sobre el mundo de la electrónica, motores, sensores y posibilidades.

Esto y mucho más en:

Zuckerberg: 'el futuro es que pensarás en algo y tus amigos lo podrán experimentar al instante'

Estoy seguro de que cuando habéis leído este titular se os ha quedado la misma cara de incredulidad que a mí cuando leí la noticia que ha publicado la CNN. Pero sí, parece que Zuckerberg confía en quela telepatía llegará a su popular red social. Y mucho más allá. Al menos esto es lo que aseguró durante una sesión de preguntas y respuestas dentro de Facebook para describir cómo cree él que será su red social en el futuro. Pero empecemos por el principio.
Zuckerberg está convencido de que la tecnología nos permitirá comunicarnos directamente, de «cerebro a cerebro», y enviar información y experiencias a otras personas de forma inmediata. Es lo que él llama «la tecnología de comunicación definitiva». No obstante, es importante que tengamos en cuenta que no está diciendo que vayamos a adquirir esta capacidad como resultado de la evolución selectiva natural, sino que será la tecnología la que nos la proporcionará.

Así es la «hoja de ruta» de Facebook

Es evidente que a Mark Zuckerberg le preocupa la forma en que se comunican los usuarios de Facebook. Durante los once años de vida de esta red social él y su equipo han ideado varios sistemas que han ido evolucionando con el tiempo. Su primera opción fueron las páginas con perfiles «planos», pero luego llegaron los comentarios, el muro, los «me gusta», los grupos y la mensajería personal, entre otras opciones.
Sin embargo, sus movimientos más ambiciosos, hasta ahora, han sido la compra de WhatsApp a principios del año pasado, y la de Oculus un mes después. Hasta ahora la app de mensajería instantánea mantiene una independencia sólida desde el punto de vista de los usuarios. Y, en lo que concierne a Oculus, parece estar destinada a fortalecer Facebook como plataforma de juegos recurriendo a la creación de nuevas experiencias sociales. En cualquier caso, es probable que la compra de estas dos empresas forme parte de una estrategia que a medio plazo permitirá a Zuckerberg ofrecer nuevas formas de comunicación a los usuarios de su red social.


En este contexto podemos contemplar la telepatía como el siguiente paso al que aspira esta compañía. Puede parecer una exageración de Zuckerberg con el propósito únicamente de acaparar titulares, pero lo cierto es que desde hace tiempo hay varios grupos de investigación que están trabajando en el diseño de interfaces capaces de transformar las ondas cerebrales en instrucciones digeribles por un ordenador. Y a la inversa.

Llega la «telepatía informática»

Hace tiempo unos investigadores de la Universidad de Washington consiguieron enviar a través de Internet señales cerebrales procedentes de una persona, que fueron transferidas a otra situada a kilómetros de distancia. Para conseguirlo acoplaron a la cabeza de los dos participantes unos cascos repletos de electrodos. Y funcionó. Al menos en parte. Al parecer esta tecnología permitió a la persona que emitió las señales cerebrales mover un dedo de la persona que las recibió. Como punto de partida no está nada mal.
Es evidente que en este terreno aún queda mucho trabajo por hacer, pero lo cierto es que los científicos están trabajando en ello. Cada vez conocemos un poco mejor el órgano más complejo de nuestro cuerpo, el cerebro, y con el respaldo financiero de Zuckerberg, y, quizás, también con el de otros empresarios interesados en esta tecnología, no parece descabellado pensar que podría llegar antes de lo que creemos. Les seguiremos la pista.
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La evaporación: nueva fuente de energía renovable

Todos los días, en todo el mundo, y casi cada segundo, una fuerza invisible está transportando desde el suelo el agua que hace crecer las nubes. Es la evaporación, una fuente de energía renovable aún sin explorar. Ahora, un grupo de científicos de la Universidad de Columbia (EE UU) ha creado un sistema que permite aprovechar este mecanismo de la naturaleza para generar energía.



La base del sistema se encuentra en las características de unas esporas bacterianas. Según explican los investigadores en un artículo publicado en la revista Nature Communications, estas esporas se hinchan cuando la humedad del entorno se incrementa y encogen cuando vuelve a estar más seco. Esta capacidad, observada por el investigador Ozgur Sahin, ofrece la posibilidad de empujar y tirar de objetos con una concentración energética mayor que otros materiales utilizados para estos menesteres en ingeniería.

Con ese sistema, los autores del trabajo crearon varios aparatos para mostrar la capacidad de su idea para aprovechar la energía de la evaporación. Uno de estos ejemplos es una rueda formada por esporas pegadas a cintas de plástico. La mitad de la rueda se mantiene en un entorno seco, haciendo que las esporas se encojan y las cintas de plástico se curven, provocando un tirón, mientras la otra mitad se sitúa en un entorno húmedo que hace que las esporas se hinchen y las cintas se estiren. Con ese mecanismo de alternancia, como si fuese un músculo que se contrae y se estira, la rueda se mantiene en movimiento. Después, uniendo ese mecanismo a una plataforma con ruedas, es posible crear una especie de automóvil en miniatura.

La idea de los investigadores consiste en perfeccionar el mecanismo para aplicarlo a una escala mayor y poder utilizarlo para producir electricidad en generadores de electricidad flotantes. “La evaporación es una fuerza fundamental de la naturaleza, está por todos lados y es más potente que otras fuerzas como el viento o las olas”, ha afirmado Sahin en una nota de prensa de la Universidad de Columbia.

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El País

19 de julio de 2015

Nuestro cerebro puede tener prejuicios incluso contra nuestra propia raza, y ni nos damos cuenta

La división del ser humano entre razas es una clasificación ideológica o estética cargada de prejuicios, no una verdad científica: las razas no existen. Y, aunque no lo parezca desde nuestra perspectiva, la discriminación racial sucede en todos los grupos étnicos, incluso dentro del mismo grupo.
Es un tipo de racismo menos evidente, que muestra algo que los antropólogos y neuropsicólogos llevan tiempo señalando: el prejuicio racial es una cuestión cultural, independiente incluso de nuestra propia etnia. Y un test de la Universidad de Harvard lo pone de manifiesto en poco más de 10 minutos.

¿Existe el racismo dentro de la misma raza?

Den FujitaLa respuesta corta es sí. Den Fujita, por ejemplo, introdujo McDonald's en Japón en los años 70, y la convirtió en la primera cadena de comida rápida capaz de seducir a la sociedad japonesa. Con un marketing tan agresivo que, en varias de sus charlas durante los 70, Fujita llegó a aseverar que “los japoneses somos amarillos y bajitos porque no hemos comido nada más que arroz y pescado durante los últimos 2.000 años. Si comemos hamburguesas y patatas fritas de McDonald’s durante los próximos mil años seremos más altos, nuestra piel se volverá blanca y nuestro pelo, rubio”.
Fujita estaba reconociendo un prejuicio explícito hacia su propia etnia. El mismo que ahora mismo viven en Corea del Sur con una obsesión por la cirugía estética para "suavizar" sus rasgos que les ha llevado a ser líderes mundiales en gasto per capita en el asunto. Con una diferencia sobre Occidente: las operaciones buscan un look muy concreto, que algunos cirujanos surcoreanos denominan "occidentalizado".
Korean BeautyOcho candidatas distintas a Miss Korea 2013.
La presión social -operarse antes de ponerse a buscar trabajo, por ejemplo- ha llevado a quecerca del 20% de los jóvenes del país se sometan a procedimientos para cambiar la forma de su cara y llevarla a un ideal de ojos más abiertos y mandíbulas limadas.
Con un problema adicional: la influencia de la cultura pop coreana en países como China está llevando a que el fenómeno se extienda fuera de sus fronteras, con miles de personas viajando al año al distrito de Gangnam -sí, ese Gangnam- para cambiar sus orígenes... Hacia un estereotipo clónico.

Ojo, también hay racismo "heredado"

Aunque no siempre sea evidente, o nuestra perspectiva de ello acertada. Por ejemplo, desde nuestra perspectiva eurocéntrica la mayor parte de los conflictos étnicos africanos pueden parecernos incomprensibles a priori, con el genocidio ruandés a la cabeza.
Pero la mayor desgracia racista desde el Holocausto nazi obedecía a raíces coloniales, a un racismo más conocido: el del hombre blanco sobre el “pobre salvaje” africano. Fueron los belgas quienes exacerbaron la separación entre tutsis y hutus. A principios del siglo XX, el Gobierno belga se apoyaba en teorías racistas para promover esa dominación entre etnias:
"El gobierno debe esforzarse en mantener y consolidar las estructuras tradicionales compuestas por la clase dirigente Tutsi, por sus importantes capacidades, su innegable superioridad intelectual y su potencial para liderar”.
El resultado: cerca de un millón de tutsis exterminados poco más de medio siglo después a manos de la mayoría hutu. A pesar de que entre ambos grupos no había diferencias étnicas evidentes, demostrando otra vez que cualquier creencia en la superioridad de un ser humano sobre otro -étnica, religiosa, política, clasista, de género- es un peligro para la Humanidad en general.
Pero sí, el prejuicio racial dentro de la propia raza existe, incluso en las mentes más progresistas. Y el estudio de los comportamientos implícitos lo pone de manifiesto.

¿Qué son los prejuicios implícitos?

Los comportamientos implícitos modulan nuestra existencia, aunque no seamos conscientes de ello. Atribuimos ciertos valores propios a los demás mediante su apariencia externa o ciertos detalles conocidos, desde la ropa que llevan hasta el color de piel, pasando por la religión, el trabajo o demás factores. Su estudio proporciona herramientas a varias disciplinas, desde la neurología hasta el marketing o la gestión empresarial. Y, lo más sorprendente, también nos descubren que ciertas actitudes inconscientes pueden sobrepasar incluso nuestra "pertenencia" a una raza, o lo que nos decimos a nosotros mismos sobre nuestras ideas.
El mejor ejemplo de este “prejuicio implícito” lo descubrió Theodore R. Johnson, escritor y exoficial de la Armada estadounidense, en The Atlantic. Johnson se sometió a los Test de Asociación Implícita de The Implicit Project. Los test son baterías de pruebas de entre 10 y 15 minutos de duración diseñadas por los psicólogos e investigadores de la Universidad de Harvard para enseñarnos que “no siempre sabemos todo lo que pensamos”.
Y cubren más de 90 materias: preferencias políticas, deportes, cultura… Entre ellos, destaca el de la percepción de las razas. Las pruebas son simplespiden clasificar imágenes de rostros incompletos entre razas y, al mismo tiempo, asociar palabras con los valores “bueno” y “malo”. Poniendo especial énfasis en que se hagan a la mayor velocidad posible, para que no podamos responder de forma consciente. Porque nos mentimos. Y mucho.
Johnson se sometió al test y su descubrimiento le provocó “una minicrisis existencial”: los resultados revelaban que tenía una “fuerte preferencia automática sobre los euroamericanos [los blancos] frente a los afroamericanos”. ¿La crisis vino porque Johnson comprobó que tenía prejuicios raciales a su pesar? Sí, pero con un problema añadido: Theodore R. Johnson es negro.
Theodore Johnson, de la Armada a Harvard
Johnson no está solo. Varios estudios que usan The Implicit Project -con más de cinco millones de pruebas realizadas durante la década pasada- demuestran que los norteamericanos en general tienen prejuicios implícitos hacia los negros aunque ellos mismos lo sean.

¿Todos tenemos prejuicios?

Todavía estamos intentando descubrirlo. Los estudios de Mahzarin Banaji, la principal impulsora de The Implicit Project, aún investigan si es posible cambiar nuestros estereotipos -respuesta actual: sí, pero poquito-, si es posible "curar" el racismo. Banaji cree que
"Los prejuicios implícitos vienen de la cultura. Creo que son la huella dáctilar de la cultura en nuestras mentes. Los seres humanos tienen la capacidad de aprender a asociar dos conceptos muy rápidamente. Eso es innato. Lo que podamos enseñarnos a nosotros mismos, lo que elijamos asociar, es cosa nuestra"
Banaji apunta a lo mismo que todos los estudios disponibles sobre el tema: es posible educarnos contra el racismo, implícito o no. Pero cómo hacerlo todavía es problemático, aunque existan algunas recetas.
La principal es el tiempo: nuestros cerebros pueden tomar decisiones inconscientes con muy poca información (unos 16 bits, comparado con los aproximadamente 11 millones de bit que puede procesar por segundo), que vayan incluso en contra de nuestros comportamientos explícitos. Contratar a alguien de la misma raza, en el caso de las minorías norteamericanas, puede verse afectado por esos prejuicios si el que decide no se toma su tiempo para considerar el asunto de forma consciente. Es sólo un ejemplo de cómo puede afectar el prejuicio implícito a la toma de decisiones dentro de la misma etnia.
El problema es que, cuando se intenta educar contra los estereotipos -otra de las recetas que dan los estudios sobre la materia- surge un problema de base: hay que hacerlo sobre los estereotipos ya construidos.

El experimento del Colegio Fieldston

Fieldston Ethical Culture SchoolFieldston es un nombre propio en la educación progresista neoyorquina, un colegio de los de 40.000 dólares al año, galería de exalumnos notables (Sofia Coppola, por ejemplo) y énfasis en la "educación ética". Uno de sus experimentos de este año consistía en "segregar" temporalmente a los estudiantes de primaria en grupos raciales. Para que entendiesen que existe el racismo y empezar a meter en sus cabecitas la idea de que está mal. El problema -aparte del experimento en sí, discutible- es que los padres han montado en cólera... Porque se han quedado cortos de razas y etnias.
El colegio dividía a los alumnos en "grupos de afinidad étnica", dándose el caso de que un padre judío ha puesto el grito en el cielo porque "sentar a mi hijo con los blancos es negar los prejuicios a los judíos". Y sabe de qué habla: ese padre vio de niño como el Ku Klux Klan le prendía fuego a su sinagoga. O el caso de una madre dominicana que es "de raza negra y origen latino, ¿qué casilla tienen que marcar mis hijos?". Aunque se declara a favor del experimento porque "en la vida, hay gente que marca esas casillas por ti".
Los test ofrecidos por la Universidad de Harvard no se quedan sólo en la raza: también incluyen el género o, en el caso español, la percepción que tenemos de los nacionalismos y nuestros propios prejuicios hacia catalanes o madrileños. Con sólo 15 minutos, podremos empezar a aprender si nuestra mente inconsciente no es tan abierta como nos gustaría... Y dar el primer paso para arreglarla.
Fuente:
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