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24 de febrero de 2008

Sobre ciencia y dialéctica

Manuel Martínez Llaneza intervino recientemente en las páginas de Rebelion (http://www.rebelion.org/docs/60179.pdf) con un documentado comentario a un ensayo de Alan Woods y Ted Grant -Razón y revolución- que había sido publicado en España por la fundación Federico Engels en los años noventa. En la discusión posterior, también en las (imprescindibles) páginas de rebelión, surgieron nuevamente cuestiones relativas a la ciencia, a su estatus gnoseológico, y a sus relaciones con la dialéctica.

Esta conversación con Martínez Llaneza intenta precisar algunas de estas problemáticas que siguen siendo, en mi opinión, temáticas abiertas, ni disueltas ni superadas. Tres ejemplos de ello de orden diverso: la vindicación por parte del gran bioeconomista Nicholas Georgescu-Roegen de las aproximaciones dialécticas en algunos campos de las ciencias sociales; el elogio reciente del gran escritor guatemalteco Mario Roberto Morales de la generación y uso de conceptos dialécticos, y la reflexión metacientífica, con indudable marchamo dialéctico, de grandes físicos contemporáneos. Murray Gell-Mann, el físico joyciano, entre ellos.

*

Si te parece podemos empezar por algunas definiciones, ¿cómo podríamos definir o caracterizar el conocimiento científico? ¿Crees que existe alguna línea de demarcación entre ciencias sociales, naturales y ciencias formales?

Si partimos de que existe un mundo exterior a nuestra mente –rechazo el solipsismo, aunque no es este el lugar de explicar por qué- en el que se encuentra la humanidad, concluiremos en que no existe ninguna línea de demarcación en el objeto del conocimiento que es el propio mundo. Sin embargo, es obvio que las formas de aproximación a los diversos aspectos de la realidad son en cada momento muy diferentes, pero, si lo miramos diacrónicamente, observamos que la aproximación científica, con todo lo impreciso que pueda ser este concepto, va ganando terreno y penetra en espacios cada vez más amplios. Pensemos en la genética: durante siglos se han utilizado precientíficamente los cruces de animales como método de mejora de determinadas cualidades; en poco más de cien años se ha pasado de los guisantes de Mendel a la secuenciación del genoma; las herramientas, métodos de trabajo y profundidad del conocimiento han evolucionado de forma espectacular. ¿Qué ocurriría con la psicología si pudiéramos ‘leer’ –y tal vez sea posible un día- las sinapsis neuronales? No hay línea de demarcación, hay estadios de conocimiento y niveles de complejidad.

¿Y en cuanto a las ciencias formales, a las matemáticas y la lógica, por ejemplo, respecto a las otras disciplinas?

Las matemáticas son muy formales, pero no son una ‘ciencia formal’. Aunque las relaciones con la realidad sean muy tenues y puedan pasar desapercibidas a un cierto nivel de análisis, los conceptos de número, punto y conjunto, por ejemplo, no dejan de ser abstracciones de la experiencia, y sin ellos no hay matemáticas. La lógica expresa aspectos de la forma en que creamos nuestros conceptos y las relaciones entre ellos; por eso subyace a todo el pensamiento, científico o no.

En cuanto a la dialéctica, ¿cómo podríamos caracterizarla?

El conocimiento no es necesariamente científico. La humanidad aprendió a navegar antes de que Arquímedes explicara por qué flotan los barcos. Todos tomamos continuamente decisiones sin analizar -y frecuentemente sin conocer- todos los datos de una situación y sin certidumbre absoluta de acertar. No se puede parar el mundo hasta que sepamos lo suficiente para continuar. Las ‘carencias’ de un conocimiento cierto las suplen costumbres, creencias religiosas o filosóficas, hábitos personales o sociales, etc., que marcan un punto de vista, una concepción del mundo o la aceptación de un hábito. A falta de una definición mejor fundada, para mí el materialismo dialéctico –no he inventado yo esta acepción, evidentemente- significa la necesidad de explicar las cosas por sí mismas, incluyendo en la explicación lo que no se explica y el propio materialismo dialéctico, sin recurrir a dioses ni filosofías autónomas de la experiencia. Recuerda el cuento de Borges: si se conocieran todos los detalles de un sistema no habría conceptos propiamente.

¿Incluyendo en la explicación lo que no se explica y el propio materialismo dialéctico? Podrías desarrollar este paso de tu respuesta.

Quiero decir que el materialismo dialéctico no es anterior a la búsqueda de explicaciones, sino que forma parte de esta actividad; que no justifica nada ‘desde fuera’, y que lo que no se explica forma parte necesaria del mismo mundo que se explica y está presente en la búsqueda. Soy consciente de que no estoy dando una definición, imposible por otra parte, porque la totalidad es analizable pero no reducible.

¿Y crees que sigue siendo razonable usar la expresión “materialismo dialéctico”?

No me preocupa que se llame materialismo dialéctico o no, que a los diversos aspectos de la realidad los llamemos contradicciones o negaciones, o que establezcamos otros criterios de aproximación a la realidad, siempre que estos conceptos –o palabras- sean una ayuda y no se conviertan en el corsé que ‘niegue’ el materialismo en nombre de una realidad superior.

¿Y qué entiendes por materialismo? No es un concepto tan unívoco.

Desde luego que no lo es si nos fijamos en el desarrollo histórico del concepto. Por eso es útil la denominación ‘materialismo dialéctico’.

¿Qué estatus otorgas a las leyes de la dialéctica? ¿Son leyes científicas en algún sentido razonable de la expresión?

De mi anterior respuesta puede deducirse que no considero que las ‘leyes de la dialéctica’ sean científicas. De hecho siempre me ha costado mucho llamarlas ‘leyes’.

¿Qué serían entonces para ti? ¿Metáforas, sugerencias, experiencia acumulada, rasgos de una concepción del mundo revisable?

He dicho anteriormente que no todo el conocimiento es científico. Si vemos las llamadas ‘leyes de la dialéctica’ en el contexto en el que se utilizaron originalmente (y aquí dejo fuera a Hegel), entendemos qué querían poner de manifiesto, particularmente Engels, porque vemos a qué visiones de la realidad o aproximaciones a la misma se oponían. Esto lo podemos expresar diciendo que cobran sentido en relación dialéctica con otras corrientes de pensamiento o considerando, con Saussure, que los significados se definen por lo que no significan. La consideración de la totalidad concreta como objeto de la investigación es, como expresó Lenin, el objetivo último de la visión dialéctica.

Te contesto en esta forma porque me has preguntado qué son para mí, porque el mejor tratamiento que conozco de esta cuestión está en la presentación de Manuel Sacristán a su traducción de 1964 del Anti-Dühring.

La dialéctica, en ocasiones, se presenta como una disciplina científico-filosófica que trasgrede o supera el principio de no contradicción. ¿Tiene esta aspiración algún sentido razonable?

No alcanzo a entender cómo puede afirmarse eso, ni conozco la escala de valores en que se podría considerar ‘superior’ esa alternativa. (Quizá la mejor aportación del positivismo fuera la preocupación por el lenguaje). Por ejemplo, la utilización de la lógica multivaluada en apoyo de esta interpretación me parece infantil: no cambia nada, sólo, por su mayor complejidad, lo hace más creíble al profano que quiere creerlo y busca una justificación. Tampoco sé qué sentido tiene la transgresión, fuera de la escena social (o penal), salvo en el sentido irónico que le da Sokal en su famoso artículo (“Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity” Social Text, Spring/Summer, 1996; fácilmente localizable en la red)

En un trabajo reciente publicado en www.rebelion.org con fecha 7 de diciembre, y ahora mismo también acabas de hace referencia, citabas elogiosamente la presentación que escribió Sacristán en 1964 para su traducción del Anti-Dühring de Engels. ¿Qué destacarías de ese trabajo? ¿Crees que sigue teniendo algún interés en la actualidad?

Lo destacaría todo, desde los aspectos científicos y filosóficos a los históricos, sin dejar de lado los humanos. Creo que es una de las mejores síntesis del pensamiento marxista que se han hecho, comparable al famoso prólogo a la ’Introducción a la crítica de la Economía Política’ de Marx. Es tan actual como todo el pensamiento marxista, es decir, cada vez más. El tratamiento de la dialéctica es esclarecedor.

¿Cuál es tu opinión sobre la actualidad y vigencia del pensamiento de Marx y Engels? ¿Qué aspectos de su legado teórico te parecen más revisables?

Creo que Marx, con Engels por supuesto, hizo una aportación decisiva para la interpretación de la historia y en particular del capitalismo, además de un conjunto importantísimo de observaciones y estudios en diversos ámbitos. La profundidad de su visión es tal que, aunque no se diga expresamente, las grandes opciones políticas y los modelos económicos se definen actualmente en relación con su pensamiento. Santiago Alba Rico, en su recomendable Capitalismo y nihilismo, analiza sesudamente (pág. 30) cuatro modernas y científicas definiciones de “globalización” para hacer ver a continuación cómo un párrafo del Manifiesto Comunista de 1848 las anticipa, engloba e integra en una concepción más profunda. (Por eso he combatido siempre la expresión ‘globalización neoliberal’ que, haciendo desaparecer la palabra ‘capitalismo’, trata de exonerarlo de responsabilidades que atribuye, nada dialécticamente, a un neoliberalismo nacido de malvadas desviaciones del buen capitalismo).

Claro que hay que revisar y actualizar lo dicho por Marx a la luz de la evolución histórica, pero me temo que mucho ha de cambiar el mundo para que su pensamiento deje de ser un referente y una guía esclarecedora.

¿Por qué crees que hay actualmente tanto desinterés por el enfoque o la concepción dialéctica? ¿Se puede ser, con consistencia, un científico informado y estar interesado en estos temas?

No sé si hay desinterés o es que, como en tantas otras cosas, la derecha nos ha arrebatado la bandera cuando estábamos jugando a mirarnos el ombligo y, en algunos casos, a teorizar sobre él. Me asombra el sentido de ‘totalidad concreta’ que tienen los grandes comediantes de la política y las finanzas. Y también, como he dicho antes, la poca capacidad de respuesta a la actividad disolvente de los “ni…ni…”

En cuanto a los científicos, los hay de todo tipo. Se ha dicho muchas veces que el 90% de los científicos de la humanidad están vivos, lo que incluye tanto a Newton como a miles de investigadores que hacen medidas, cálculos o estadísticas para publicar un artículo sin preocuparse de lo que hay detrás. En ningún caso hay incompatibilidad, pero tampoco una relación necesaria.

¿Por qué crees que irrumpió en la URSS en los años treinta el debate entre ciencia burguesa y ciencia proletaria? Se incluían en el primer saco disciplinas que, se afirmaba, no eran propiamente dialécticas, que negaban, por ejemplo, en el carácter dinamicista de la realidad.

He leído sobre el tema, pero no he llegado a formarme una opinión clara sobre la razón última del debate. Creo ver la utilización religiosa –en sentido lato, de justificación última- por problemas de poder.

Has escrito en alguna ocasión: “Las imposturas y mixtificaciones en las ciencias (en economía son obvias y se discuten más) son un elemento de opresión directo y, si personas de cuya filiación progresista no puede dudarse como son Alan Woods y Ted Grant han caído es esa trampa, eso nos da una idea muy precisa de su importancia”. ¿Y por qué crees que personas progresistas, informadas en general, han caído en esa trampa?

No lo sé con certeza, pero creo que fundamentalmente por pereza. Es mucho más cómodo poner una ‘verdad’ general asumida por delante que dedicar esfuerzos a profundizar en sus aplicaciones. El razonamiento por analogía es una potente fuente de sugerencias, pero a veces juega malas pasadas.

Has escrito también: “Viva la Ilustración; ni un paso atrás”. ¿Qué opinión te merecen entonces todas estas corrientes culturales, filosóficas, que se definen o se incluyen en el ámbito del postmodernismo? ¿Crees que pueden afirmarse que el postmodernismo es la arista cultural ideológica del capitalismo global (o mucho más globalizado si lo prefieres)? ¿Hay algo que aprender de esas críticas a la tradición ilustrada?

No he prestado excesiva atención al pensamiento posmoderno; lo poco que he leído siempre me ha sido antipático porque me ha parecido pretencioso, formalista y vacuo, lo que no me ha estimulado a profundizar en él. Cuando hace algunos años descubrí los primeros ataques de los ideólogos del sistema al pensamiento ilustrado –algo impensable unas décadas antes, salvo en los sectores eclesiásticos más retrógrados, y entonces daban risa- me di cuenta de que aquello nos llevaba de vuelta a la Edad Media, lo que se ha venido confirmando con la proliferación y ascendiente de sectas fundamentalistas, teocons y predicadores de toda laya. Ese hilo conductor casa bien con el irracionalismo decimonónico y el fascismo, y entiendo que es apoyado, al menos, en la intención de destrucción del pensamiento revolucionario, por lo que conozco del posmodernismo. Cada vez entiendo mejor las consideraciones de Marx y Lenin sobre su herencia ideológica y me preocupa la frivolidad –en el mejor de los casos- de muchos ‘pensadores’, cuando no la desvergüenza de los propagandistas que se permiten el descaro de criticar el derecho a la huelga aduciendo que previamente se había firmado ‘libremente’ un contrato. O cuando se apoya el descuartizamiento y la privatización de la Universidad en nombre de la ‘competitividad’ científica.

Insisto: en estos asuntos, ni un paso atrás.


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Fuentes:

Rebelion.org

Lea también:

Crítica de la Crítica precipitada

Descargue:

El Manifiesto Comunista

Anti Dûhring de Sacristán


Disfrute:

El Manifiesto Comunista en You Tube:




16 de mayo de 2007

El 'Hubble' detecta un anillo de materia oscura en unas galaxias.
Las observaciones se hicieron antes de que se estropeara el telescopio.
Es la primera prueba de que existe la materia oscura.

A. R. - Madrid - 16/05/2007

En un grupo de galaxias que están a una distancia de 5.000 millones de años luz de la Tierra unos astrónomos han detectado, gracias al telescopio espacial Hubble, un enorme anillo de materia oscura. Los expertos afirman que el hallazgo es uno de los indicios más sólidos que tienen de la existencia de dicha materia oscura, cuya presencia en el universo deducen por su efecto gravitatorio, aunque no saben en qué consiste.

Anillo de materia oscura en un grupo galáctico- NASA / ESA. El telescopio espacial 'Hubble' ha enviado la imagen de un anillo fantasmal en torno a un grumo de galaxias, que los astrónomos han descrito como la primera prueba de la existencia de la materia oscura.

Los científicos, por supuesto, no pueden ver ese anillo, ya que la materia oscura ni emite ni refleja luz o cualquier otra radiación electromagnética, pero lo han descubierto por el efecto de su gravedad, que distorsiona la imagen que el Hubble ha captado de unas galaxias situadas más lejos todavía, en la línea de visión desde la Tierra. Es lo que se llama efecto de lente gravitatoria, por el que la luz de unas galaxias del fondo acusa la deformación del espacio-tiempo que crea una gran masa, en este caso el anillo de materia oscura.

El cúmulo galáctico en cuestión se llama ZwC10024+1652 y el anillo mide unos 2,6 millones de años luz de diámetro.

Fue la observación de la dinámica de muchas galaxias lo que indicó hace tiempo a los astrónomos que allí había algo que no veían pero que se hacía notar por su influencia gravitatoria en la materia visible. En el caso del nuevo anillo, el cúmulo de galaxias se desmembraría si sólo contara con la gravedad de la materia corriente luminosa y las nubes de gas. Los cálculos de los cosmólogos indican que la materia oscura es un ingrediente esencial del universo: un 22% del todo lo que existe (el 4% es materia corriente y el 74% restante debe ser la más misteriosa aún energía oscura).

Los astrónomos explican la formación del anillo por un choque colosal de dos grupos de galaxias hace 1.000 o 2.000 millones de años. Ellos lo han reproducido en ordenador y han visto que se genera esa estructura con forma de rosquilla. "Estudiando esa colisión, estamos viendo cómo la materia oscura responde a la gravedad", comenta Holland Ford, uno de los astrónomos del equipo. "La naturaleza hace un experimento que no podemos reproducir en laboratorio, y concuerda con nuestros modelos teóricos". Las observaciones que han permitido descubrir el anillo de

CL0024+17 se hicieron con la cámara ACS del Hubble antes de que ésta se estropeara a principios de este año. El telescopio espacial es un programa conjunto de la NASA y la Agencia Europea del Espacio (ESA).

Fuente:

El País - Sociedad

El Mundo - Ciencia

15 de mayo de 2007

REFUTANDO A STEPHEN HAWKING
by D.R.A.G.R. Sunday, May. 13, 2007 at 7:09 PM

LEYENDO "HISTORIA DEL TIEMPO" DE S. HAWKING (1989)

Es necesario que los marxistas de hoy nos planteemos desarrollar el dialéctico partiendo de comprender las cosas nuevas, entre ellos los nuevos descubrimientos científicos. Así como Engels sostuvo ayer que la materia en eterno movimiento se desenvolvía en un movimiento infinito en calidad y cantidad, esto es en formas infinitas del mismo, debemos sostener hoy que la materia en movimiento infinito se desenvuelve en infinitas formas del tiempo y espacio cuantitativa y cualitativamente hablando, en cuanto a concreciones inagotables de la materia eterna.



Otra cuestión, no se debe absolutizar ¿por qué se juega con el criterio de infinito algo que es finito?. De lo que se conoce sobre la materia, del conocimiento de la parte de materia eterna, sólo se puede derivar leyes que rigen para esa parte y no tienen porque generalizarse para toda la materia en general. Así se podría enjuiciar mas objetivamente problemas como la llamada expansión del universo o la gran explosión (Big Bang).

Otra situación, tener en cuenta que en el proceso de la ciencia ha habido casos en que se ha llegado a verdades que contenían parte de error pero no obstante han sido aceptados ¿por qué?. Por que la parte de verdad que contenían implicaba conocimientos que resolvían los problemas y necesidades de la sociedad de su tiempo, por ejemplo, la teoría egocéntrica de Ptolomeo servía a resolver problemas de la navegación de los tiempos del helenismo así como posteriormente fue violentamente sostenido por la Inquisición como arma ideológica en defensa del feudalismo y la iglesia católica en particular.


MAS SOBRE EL LIBRO DE STEPHEN HAWKING

Pretende establecer una teoría completa, definitiva de la física que abarque el mega cosmos y el micro cosmos y toda la materia partiendo de la actual teoría de la relatividad general y la mecánica cuántica y considerar que así se llegará a un último y máximo conocimiento de la física es creer en verdades absolutas o en sistemas cerrados. Por más que se haya llegado a definir que los quants y los electrones son las partículas básicas como se afirma hoy y se presuma que no van a producirse cambios de estos en menos de 10 mil millones de años, no se puede arribar a este tipo de derivaciones aparentemente científicas y en el fondo metafísicas. Para afirmar esto basta considerar que el propio autor sostiene que así el hombre podría llegar a conocer el pensamiento de dios. Sistemas cerrados como el de Kant o el de Hegel por ejemplo, ya fueron cuestionados por el marxismo, por la filosofía materialista dialéctica ¿quién podría asegurar y con fundamento científico o filosófico que ya no habrá mas desarrollo o cambio o nuevos descubrimientos de realidades materiales ya existentes aunque desconocidos, o que la materia no crea nuevas formas?. Lo que sí podría concluirse es que basándose en la teoría de la relatividad general y en la mecánica cuántica, teniendo en cuenta el principio de la incertidumbre, se podría establecer los fundamentos de la teoría general de la física, lo que denomina "teoría de la gran unificación" y que se busca afanosamente hace décadas, el mismo Einstein lo buscaba.

Hay un gran peso ideológico idealista neopositivista tras esos criterios científicos se orientan hacia el descubrimiento de dios. No se concibe ni por asomo que la materia es que al autodisolverse genera la ley a través de aciertos y errores que en tal proceso van quedando como muñones antes de desarrollarse la ley tal cual es. Hoy se siguen formulando interrogantes metafísicas como en el medioevo sobre como dios y los ángeles. Sin embargo recordemos que en esos tiempos y sin ciencia como la actual, el franciscano aunque con una falacia abrió paso a posiciones materialistas al interrogar "¿piensa la materia?" y responderse "si, por que para dios no hay imposible". Llama la atención que Hawking no se refiere a grandes filósofos, importantes para la ciencia, incluso Hume (como Hume) en el siglo XVIII, sí a Berkeley y más aún a B. Russell en este siglo, pero sí a Popper y a Wittgenstein a quien considera el más grande filósofo del siglo XX (los dos últimos connotados neopositivistas). En él también subyace la idea de separar idea de espíritu. Por eso plantea que el tiempo es una elaboración conceptual, matemática; no lo ve como expresión de la realidad material. Así se llega a lo que ya dijeron otros que "Dios es matemático". Nuevamente hoy debaten como ayer sobre la luz, si la luz es partícula o es honda, cuando ya, en 1936 Varilov sostuvo que la luz es una contradicción con dos aspectos: honda y partícula. Ocurre que avanzan en la investigación de las hondas pero encuentran dificultades al profundizar en ellas y pasan a estudiar las partículas hasta que, sucede igual y otra vez se tiene que volver a las hondas como hoy con la teoría de las cuerdas. Sin embargo así es como avanza y se seguirá avanzando.

Por otro lado Hawking utiliza el principio... esto es el conocimiento de la materia y su comprensión en el hombre en las condiciones de su existencia y en su capacidad pensante esto expresa en este científico como en otros un trasfondo de idealismo subjetivo.

No se puede llegar a teorías únicas, completas y sobretodo definitivas sobre la materia, como Hawking plantea, por que la materia existe en eterno desarrollo, pero sí se pueden establecer teorías fundamentales incluso para largo ti~ sustentados en los conocimientos científicos históricamente generados en condiciones económicas sociales y técnicas completas. Más aún en la actualidad, dado el gran desarrollo científico del siglo XX como nunca antes, apoyado por una muy alta tecnología. Así, las condiciones están dadas para el establecimiento de la llamada "teoría de la gran unificación", esto es una teoría fundamental y general de la física basada en la relatividad general y la mecánica cuántica.

Finalmente, hoy menos que nunca, ni la ciencia ni la filosofía. tienen como objetivo la contemplación, sino como Marx sentara en su tesis XI, la transformación de la realidad material, natural o social, lo cual exige combatir todo criterio metafísico, religioso o no, que pretendo guarecerse en la ciencia que sirve al idealismo y, por tanto, a la lucha de los explotadores y opresores contra los explotados y oprimidos. Es en la actualidad a no dudarlo, una importante tarea ideológica dentro del repliegue político general de la revolución proletaria.

Lea el artículo completo en Indymedia Perú

30 de marzo de 2007

La gran convergencia tecnológica es la base del nuevo materialismo.
Las creencias tradicionales no encuentran espacio en las nuevas formas de pensamiento


El actual desarrollo de las nuevas ciencias y tecnologías no tiene precedentes y da la impresión de que alumbra un mundo que las religiones, las filosofías, las diferentes morales, no habían previsto. Este mundo emergente necesita, para ser comprendido, el recurso a formas de pensamiento en la que no tienen sitio las creencias tradicionales. Por eso es preciso crear un nuevo materialismo, basado en la gran convergencia tecnológica, y evitar que los fundamentalismos religiosos perjudiquen el alumbramiento de este nuevo momento de la especie. Por Jean-Paul Baquiast.

Big Bang. Claudio Ambrosini.

Cada día es más difícil proclamarse materialista, incluso en la ciencia. Sin embargo, es indispensable defender esta posición filosófica que, desde el Siglo de las Luces, ha caracterizado a Europa y fundamentado su cultura.

El postulado materialista reposa en la idea de que el Universo en su conjunto, incluido el hombre y su espíritu, muestra una evolución espontánea de sus constituyentes físicos, materia y energía, sin intervención de una potencia divina, en cualquiera que de las formas en que pueda presentarse. Se opone al espiritualismo, que postula lo contrario.

Para el espiritualista, más allá o más acá del universo material, existe una fuerza espiritual que es responsable de la aparición y de la organización de la materia, la vida y el pensamiento.

En las ciencias, el materialista rechaza explicar por medio de la intervención divina los fenómenos que no es capaz de comprender. Por el contrario, el espiritualista, sin poder demostrarlo, cree descubrir en todo el papel fundador u organizador de lo divino.
Se dice también que el materialismo es monista. El monismo es una concepción metafísica que afirma que el mundo se compone de una única sustancia, que esta sustancia se encuentra en todas las cosas y que es todas las cosas.

Sustancia y materia

Para el monismo materialista, esta sustancia es la materia. La definición de la materia ha variado a través del tiempo, pero el objeto de la ciencia materialista es precisar el contenido en función de la evolución de los conocimientos.

El espiritualismo por el contrario es dualista. Para el dualismo, el mundo está constituido no de una sustancia, sino de dos. El dualismo espiritualista (ya que existen diversas formas de dualismo en la tradición filosófica) distingue dos sustancias, la materia y el espíritu, este último irreductible a la materia y vinculado (para los espiritualistas religiosos) a lo divino.

El materialismo científico, en aplicación del postulado materialista y con la finalidad de verificar su pertinencia, se esfuerza por desvelar las causas físicas que permiten explicar los fenómenos, incluidos los fenómenos espirituales.

Siempre que puede, extrae leyes que cada vez más se organizan en un amplio conjunto de conocimientos. Estas leyes son constantemente revisadas y adaptadas para incorporar las nuevas experiencias de la observación. No pretenden describir directamente una realidad que existiría fuera del hombre.

Sólo son construcciones realizadas a partir de la interacción entre los cerebros humanos, los instrumentos, y un “real” cuya verdadera naturaleza permanece desconocida.

Consenso científico

Pero estas construcciones presentan, para los científicos y para los que creen en el valor de la ciencia, el inmenso interés del hecho de que a cada momento son el producto de un consenso en el seno de la comunidad científica internacional.

De esta forma, el materialismo no se contenta con las explicaciones que recurren a lo sobrenatural, incluso si estas explicaciones son aceptadas por muchas personas.

El recurso a lo sobrenatural rechaza el uso de los instrumentos de observación, que constituyen la base del trío “cerebro-instrumentos-real hipotético” evocado más arriba. No es demostrable por la experimentación científica, objetiva y reproductible, que fundamenta el conocimiento científico.

Se acusa al materialismo de desencantar al mundo, ya que rechaza los mitos e impone una visión a ras de tierra. Pero nosotros pensamos que en realidad no es nada de eso.

El materialismo concibe el mundo como un espacio abierto a todas las posibilidades, siempre que estén sujetas a los límites de la ciencia, unos límites que no paran de ampliarse en la medida en que progresan los conocimientos bajo el estímulo de la imaginación creativa.

Las religiones, en cambio, tienden a arrastrar al hombre a una concepción ancestral del mundo, no susceptible de cambiar y que es preciso admitir sin discusión posible.
Incluso en el mundo de las ciencias, no está bien visto llamarse materialisma. Es mejor calificarse de reduccionista, si no de cientifista.

Ventajas e inconvenientes del reduccionismo

El reduccionismo es un método científico que consiste en descomponer un objeto complejo en elementos más simples, de los cuales se analizará su naturaleza y función con la esperanza de comprender el funcionamiento del conjunto.

El método reduccionista es indispensable, pero tiene el inconveniente de perder la perspectiva de que la combinación de elementos simples crea una complejidad que no se puede percibir si no se la sitúa al nivel del conjunto, es decir, del todo. La consideración del todo, calificada en ocasiones como método “holista”, debe desarrollarse en paralelo con el análisis reduccionista.

El cientifismo designa la tendencia de algunos científicos a querer aplicar el método de análisis científico, incluyendo el recurso a las matemáticas y las estadísticas, a problemas muy complejos para resumirlos en algunas fórmulas. El cientifismo es desde luego un defecto del espíritu que resulta un poco irritante, pero que refleja una fe en la ciencia que sólo puede ser estimulada.

El recurso a las creencias

Siempre se puede discutir racionalmente con un cientifista y llevarlo a matizar sus hipótesis o deducciones. Esto no puede ocurrir cuando nos encontramos con un espíritu que rechaza sistemáticamente la visión científica argumentando que no está adaptada al tratamiento de los problemas. En este supuesto sólo es posible recurrrir a las creencias.

Cuando los enemigos del materialismo lo califican de reduccionista o cientifista, quieren decir también que el materialismo rechaza tomar en consideración el lado invisible de las cosas, el espíritu, el alma, que según ellos está en la naturaleza de las cosas y que se traduce a través de los mitos. Esta crítica es inacapetable para el materialista.

De un lado, el materialismo no pretende reducir todos los conocimientos humanos al conocimiento científico. Una gran parte de los conocimientos, incluidos los del mundo occidental, toman una forma intuitiva o empírica, a falta de haber podido ser objeto de suficientes trabajos científicos. El materialismo no niega su interés.

Por otro lado, el tema del espíritu constituye para el materialismo un campo de la investigación científica y de reflexión cada vez más importante. Se puede pensar al respecto que el análisis materialista interdisciplinar que se dedica a estudiar lo que significan conceptos como espíritu o alma, tanto en el animal como en el hombre, va mucho más lejos en la comprensión del supuesto inefable que lo que lo hacen los espiritualistas.

El poderoso regreso del dogmatismo religioso

El poderoso regreso, en el mundo contemporáneo, incluida la cultura europea, de un espiritualismo agresivo no puede ser disimulado por más tiempo ni tomado a la ligera. Hasta los científicos se ven presionados para elegir su campo por los nuevos combatientes de la fe. Sabemos dónde y cómo se expresa este espiritualismo militante.

En Estados Unidos se trata de la ofensiva de los partidarios del Diseño Inteligente o Intelligent Design (ID). La doctrina del Diseño Inteligente quiere demostrar que la evolución biológica ha creado formas demasiado complejas para que puedan ser únicamente el resultado de la selección natural, que desde Darwin es la que globalmente permite explicar la diversificación de las especies vivas.

Dios por tanto sería necesario para orientar la evolución y hacer aparecer al hombre y a su espíritu, reflejo por lo demás del espíritu divino. El ID se presenta como una teoría científica opuesta a la teoría contraria, el darwinismo.

Los materialistas consideran por el contrario que el ID no es una teoría científica. No ofrece ningún argumento científico serio que permita construir una teoría creíble capaz de refutar el darwinismo. Pero los biólogos y paleontólogos norteamericanos están obligados a defender, incluso ante los tribunales, su derecho a enseñar el darwinismo sin necesidad de recurrir a ninguna inspiración religiosa.

Dawkins, el referente

Afortunadamente, estos profesores encuentran el apoyo de la élite de la comunidad científica mundial, donde figura en primera fila el gran biólogo evolucionista Ricard Dawkins.
En Estados Unidos sólo los partidarios del ID combaten el materialismo científico.

Apenas se sabe que una gran mayoría de los cristianos evangelistas están convencidos de que el mundo avanza a marchas forzadas hacia un fin próximo de tipo catastrófico (Armageddon), el cual permitirá el advenimiento de Cristo-Rey resucitado como juez de los buenos y los malos.

Están en su derecho. Pero cuando ellos quieren obligar a los científicos a no hablar de crisis climática con el pretexto de que las grandes catástrofes naturales aproximan a los creyentes al apocalipsis final, se traspasa el límite de la tolerancia hacia ellos.

Preocupación islámica

La situación es todavía más preocupante en el mundo islámico, donde progresan los militantes de la fe, para quienes su creencia religiosa no es sino un argumento para conquistar el poder político. Pero se trata de un poder político pervertido, en el sentido en que lo entendemos en los Estados laicos, porque se pone al servicio de la religión, con la que se confunde.

Se sabe que estos militantes de la fe, ya sea en los grandes países musulmanes o en Europa, pretenden prohibir las enseñanzas e investigaciones científicas contrarias a las palabras del profeta Mahoma o a las tradiciones culturales de sus respectivos países.

Algunos imanes, incluso en Europa Occidental, intervienen en los centros escolares para pedir que el darwinismo no sea presentado como una doctrina científica. Rechazan igualmente el estudio de la anatomía, especialmente la femenina, así como de algunos autores considerados sacrílegos.

Detrás de estos comportamientos se aprecia su anhelo profundo: que como en las madrasas paquistaníes, el estudio del Corán sustituya las asignaturas de ciencias y de filosofía laica.

Fenómeno de gran amplitud

Los materialistas europeos se toman estas amenazas a la ligera. Después de todo, la confrontación entre la ciencia occidental y los múltiples irracionalismos que proliferan en nuestras sociedades, no es en absoluto históricamente nueva ni ha afectado nunca al materialismo científico ni al ateismo filosófico.

Sin embargo, lo que ocurre actualmente es un fenómeno geopolítico de una gran amplitud. Se trata de la expansión de las poblaciones y de las culturas no europeas a través de los territorios geográficos y culturales de Europa.

Esta expansión, lógicamente, ya que todas las sociedades son concurrentes, se desarrolla inevitablemente con un esfuerzo de conquista ideológica. El combate contra el materialismo es un componente esencial de esta ofensiva.

Los europeos deben saberlo y, sin excluir evidentemente el estudio de las religiones y de los textos considerados sagrados, deben hacer lo necesario para defender sus propias tradiciones intelectuales, entre las que el materialismo científico (completado, recordémoslo, con una igualdad absoluta entre mujeres y hombres) ha constituido históricamente uno de sus pilares.

Necesidad de actualizar el materialismo

Se nos reprochará que muchos materialistas son conscientes de la amenaza de los espiritualismos militantes. Es verdad. Pero nosotros pensamos que en este auténtico combate, no se apoyan lo suficiente sobre el avance de las ciencias, sostenidas en sí mismas por el indiscutible progreso de las técnicas, principalmente instrumentales (de las que se valen los instrumentos científicos).

En efecto, contrariamente a lo que dicen los detractores de estas nuevas ciencias y técnicas, siempre dispuestos a movilizarse para defender la virtud –a veces imaginaria- del pasado, sin interesarse por la del futuro, las teorías del conocimiento han sido profundamente transformadas por aquéllas.

En enriquecimiento correlativo del tejido social por las tecnologías de la información en red, otorga a esta transformación una dimensión democrática que resulta esencial. La filosofía materialista debería encontrarse gracias a ella considerablemente reforzada.

Ciertamente, los conocimientos científicos recientes no podrán más que los anteriores probar la no existencia de Dios, ni más genéricamente el postulado ateísta. Tampoco podrán fundamentar sobre bases indiscutibles el postulado materialista.

Gran convergencia tecnológica

En realidad, tienen otro efecto: pemiten reunir y completar las explicaciones científicas del mundo, adquiridas hace varios siglos, e incluso hace sólo unas décadas, y que inspiran todavía ampliamente al gran público.

¿Cuáles son las nuevas ciencias sobre las que basar un materialismo científico renovado? Se trata de la convergencia de las ciencias de la información (que comprenden la robótica inteligente o autónoma), las ciencias de la vida (incluída la vida artificial y la vida sintética), las nanociencias, que describen la materia a la escala de la mil millonésima parte de un metro, y finalmente las ciencias cognitivas o cognociencias, que exploran el cerebro y el pensamiento apoyándose en parte sobre los descubrimientos de las otras nuevas ciencias susodichas.

Añadiremos a ellas la física cuántica, incapaz de decir exactamente sobre qué tipo de realidad se fundamenta, pero gracias a la cual físicos e ingenieros son cada día más capaces de controlar ciertos fenómenos observables.

Sin embargo, no es suficiente que una teoría científica audaz o a una tecnología innovadora sea nueva para imponerse. Si los materialistas se apoyan sobre ellas para argumentar frente a sus concurrentes espiritualistas, ¿no se les va a reprochar caer en un cientifismo de segundo tipo?

Serán acusados de dejarse cegar por los efectos de moda y de aceptar los productos de una ciencia y una industria a la búsqueda de un beneficio más inmediato, prohibiéndose todo retroceso, toda elevación del pensamiento y de la moral.

Conservadurismo mediático

Constantemente, en efecto, los autores y políticos conservadores, ampliamente amplificados por los medios de comunicación, afirman que las nuevas ciencias y tecnologías, particularmente en el ámbito biológico, favorecen la degradación moral y la deshumanización de las relaciones humanas. Otros van más lejos: basta a menudo evocar los trabajos de la genética y de la embriología para ser considerado eugenista.

Los materialistas no pueden evidentemente pasar por alto este reproche sin reaccionar. Rechazan dejar el monopolio de la moral a los religiosos. Son los primeros en denunciar los abusos posibles y reales de las nuevas tecnologías.

Muchos de estos progresos se han orientado con fines militares que obligan a extremar las precauciones. Pero también sirven, incluso de forma pacífica, para asegurar el dominio de las superpotencias, para las que sólo cuenta la afirmación de su poder y las posibilidades de beneficio económico. Ellas también deben ser criticadas. Pero no es motivo suficiente para justificar su rechazo.

Momento sin precedentes

Los argumentos que aporta al materialismo el desarrollo de las nuevas ciencias y tecnologías son de una amplitud y pertinencia que no tienen precedentes. Sus perspectivas dan la impresión de que alumbran un mundo que las religiones, las filosofías, las diferentes morales, no habían previsto.

Este mundo emergente necesita, para ser comprendido, el recurso a formas de pensamiento en las que no tienen sitio las creencias tradicionales. Por eso es preciso crear un nuevo materialismo. Todavía no es posible precisar sus detalles, pero sus fundamentos, sus contextos, y sus principales métodos de construcción, comienzan a aparecer. Es lo que mi nuevo libro pretende mostrar.


Jean-Paul Baquiast, editor de la revista electrónica francesa Automates Intelligents, acaba de publicar un nuevo libro Pour un principe matérialiste forte. Ensayo. Edition Jean-Paul Bayol, marzo 2007. También es autor de un anterior ensayo: Comprendre - Nouvelles sciences, nouveaux citoyens. Introduction à la complexité, editado en Open Source.


Viernes 30 Marzo 2007
Jean-Paul Baquiast

Fuente:

Tendencias 21
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