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16 de diciembre de 2011

La rata "desnuda" que soporta las quemaduras del ácido


Rata topo lampiña, en el laboratorio

La extraña rata «desnuda» que resiste al ácido
C.M.D.
La rata topo lampiña

La rata topo lampiña africana (Heterocephalus glaber) es una superviviente nata. Ciega y sin asomo de pelo, su aspecto puede resultar repulsivo, pero la naturaleza ha compensado sus carencias estéticas con una enorme capacidad de resistencia. Estas criaturas son famosas por sobrevivir en condiciones extremas, en colonias bajo tierra donde apenas hay oxígeno y las proporciones de dióxido de carbono son muy altas. Además, son inmunes a las quemaduras del ácido, ante las que no sienten dolor. Esta capacidad de superhéroe inmune a los infiernos había resultado un misterio hasta ahora, pero científicos del Centro Max-Delbrück de Medicina Molecular en Berlín han conseguido desvelar el secreto de la resistencia de esta especie. Los hallazgos, publicados en la revista Science, pueden ayudar a entender el dolor crónico que los seres humanos pueden experimentar debido a la acumulación de ácidos en ciertos tejidos.

La extraña rata «desnuda» que resiste al ácido
C.M.D.
La rata topo vive en comunidad

Pese a su inusual insensibilidad hacia las quemaduras que causa el ácido, las ratas topo que habitan en Etiopía, Kenia y Somalia tienen las mismas moléculas detectoras de ácido dentro de sus receptores de dolor que el resto de vertebrados. Sin embargo, el equipo dirigido por el investigador Ewan St. John Smith muestra que los receptores de dolor de las neuronas de las ratas topo tienen una variante específica en sus canales de sodio. Los protones bloquean fuertemente esta variante y de este modo inhiben a la neurona de encender una señal de dolor.

Madrigueras pestilentes

La extraña rata «desnuda» que resiste al ácido
C.M.D.
Las extrañas ratas, bajo observación

Las ratas topo lampiñas comparten su madriguera con varios compañeros, en profundos túneles que contienen poco oxígeno y altos niveles de dióxido de carbono. Según los científicos, parece que la presión evolutiva ha seleccionado esta variante genética para permitir al animal sobrevivir en su difícil entorno subterráneo. Estos roedores son capaces de soportar media hora de extrema hipoxia o privación de oxígeno sin que sus células cerebrales queden dañadas, según otro estudio publicado en 2009 por expertos de la Universidad de Illinois. Las ratas topo desnudas ostentan el récord de aguantar sin respirar entre los mamíferos.

La vida de estas criaturas no es fácil. Están acostumbradas a un ambiente pestilente y se revuelcan en sus propios excrementos para mantener un olor uniforme en la comunidad. Sin embargo, tienen una longevidad excepcionalmente larga para un roedor de su tamaño -26 años de vida- y conservan siempre la capacidad infantil que todos los mamíferos tienen cuando están en el útero de proteger sus cerebros en bajas condiciones de oxígeno. Feas, pero resistentes a todo.

Fuente:

ABC Ciencia


6 de noviembre de 2010

Los niveles de ácido láctico podrían indicar el inicio del envejecimiento cerebral

Especial: Cerebro Humano


Según un estudio del Instituto Karolinska en Estocolmo (Suecia) que se publica en la edición digital de la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS).

Los investigadores podrían controlar el progreso del envejecimiento midiendo los niveles de ácido láctico en el cerebro. Los investigadores han sospechado durante largo tiempo que el envejecimiento se produce a partir de un daño gradual al ADN mitocondrial, el material genético necesario para producir energía a partir de los alimentos.

Estudios previos han vinculado las mutaciones en el ADN mitocondrial humano con los trastornos del sistema nervioso central asociados a la edad como el Alzheimer y el Parkinson.

Los científicos, dirigidos por Lars Olson, investigaron esta teoría al examinar los procesos metabólicos del cerebro de ratones de edad avanzada normales y con envejecimiento prematuro.

Los investigadores descubrieron que la alteración del ADN mitocondrial desencadena un cambio metabólico en el cerebro de los ratones que podría alterar la expresión de ciertos genes que controlan la formación del ácido láctico.

Según los autores, este cambio produce un aumento en los niveles de ácido láctico en el cerebro que podría detectarse utilizando técnicas de imagen no invasivas. Los descubrimientos también sugieren que los niveles de ácido láctico se elevan antes que otros indicadores del envejecimiento y que, a falta de posteriores investigaciones, se podría utilizar para detectar las enfermedades asociadas a la edad del sistema nervioso central.

Fuente:

Europa Press

6 de julio de 2010

El ácido más ácido de todos los ácidos


Martes, 06 de julio de 2010

El ácido más ácido de todos los ácidos


Todos tenemos grabados en la retina aquella escena de la película Alien en la que descubrimos que el extraterrestre tiene ácido en vez de sangre corriendo por sus venas: basta con herirlo de algún modo para que su sangre ácida nos salpique y nos empiece a disolverla carne, y luego las salpicaduras continuarán disolviendo el suelo de metal que pisamos, y llegarán al piso inferior, donde también continuarán disolviendo todo lo que se ponga a su paso.

¿Existe algo parecido en nuestro mundo?

Lo cierto es que no, pero casi.

El ácido más temido de uso corriente en los laboratorios es el ácido fluorhídrico (HF), que se utiliza para limpiar metales. Las soluciones de HF son transparentes e incoloras con una densidad similar a la del agua. La propiedad más extensamente conocida del HF es la de atacar el vidrio. También atacará esmaltes, cemento, caucho, cuero, metales (especialmente el hierro), y compuestos orgánicos.

En un accidente, a un técnico de laboratorio le cayó en el muslo una tacita llena de HF y, a pesar de que se metió inmediatamente en agua y de que lo llevaron corriendo al hospital, perdió la pierna. Y aun así, la reacción del HF con el calcio de los huesos prosiguió hasta 15 días después.

Resulta curioso que, a pesar de su acción feroz sobre los metales y el tejido vivo, el HF pueda almacenarse en botellas de plástico de ciertas clases.

Existen ácidos todavía más corrosivos, de uno especializado. Al mezclar varias de estas sustancias, los científicos han creado una mezcla de pentafluoruro de antimonio, de ácido fluorosulfónico y de óxido de azufre, cuya acidez es mayor que la de ningún otro compuesto conocido.

Fuente:

Gen Ciencia

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