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8 de mayo de 2012

Ver una cara sonriente te ayuda a alcanzar tus objetivos


sonrisa-ninoColocar una fotografía de nuestros hijos o sobrinos sonriendo a boca llena en la puerta del frigorífico puede ayudarnos a comer más sano, según se desprende de un estudio publicado en la revista Journal of Consumer Research.

Concretamente, los científicos han demostrado ver una cara sonriente no solo mejora el estado de ánimo, sino que nos hace sentir lo suficientemente bien para "esforzarnos más por el bienestar futuro, pensar de manera más flexible y tener la mente abierta a nueva información", explica Aparna A. Labroo, investigadora de la Universidad de Chicago (EE UU) y coautora del estudio. Sus experimentos revelan también que cuando estamos de buen humor tenemos más capacidad para distanciarnos de los problemas que debemos resolver, pensar de manera más abstracta y tomar mejores decisiones. También somos capaces de proponernos (y alcanzar) objetivos a largo plazo, y los objetivos a corto plazo nos cuestan menos esfuerzo que cuando nos sentimos malhumorados. Fuente: Muy Interesante
. 

12 de octubre de 2011

El cerebro rechaza los pensamientos negativos


Dibujos genéricos de niños

El cerebro es muy bueno procesando buenas noticias sobre el futuro.

Una de las razones por la que los optimistas mantienen una actitud positiva incluso cuando no hay motivos ha sido descubierta, revelaron investigadores.

Según un estudio, publicado en la revista Nature Neuroscience, el cerebro es muy bueno procesando buenas noticias sobre el futuro.

Sin embargo en algunas personas, cualquier cosa negativa es prácticamente ignorada -manteniendo con ello una visión positiva del mundo.

Los autores aseguran que el optimismo tienen beneficios importantes para la salud.

El estudio

Científicos del University College de Londres dicen que alrededor de 80% de las personas son optimistas, aunque no se etiqueten como tal.

Evaluaron a 14 personas por su nivel de optimismo y los pusieron a prueba con un escáner cerebral.

A cada uno se le preguntó qué tan probable era que sucedieran 80 diferentes "eventos malos" -como un divorcio o padecer cáncer.

Luego se les dijo la verdadera probabilidad de que sucediera. Al final de la sesión, se les pidió a los participantes que calificaran las probabilidades de nuevo.

En los resultados actualizados de los optimistas hubo una marcada diferencia dependiendo de si en la realidad era una buena o mala noticia.

El investigador principal, Tali Sharot, dio el ejemplo de los riesgos de cáncer fijados en 30%.

Si el paciente creyó que su riesgo era de 40%, entonces al final del experimento rebajó su propio riesgo alrededor del 31%, dijo.

Sin embargo, si el paciente pensaba originalmente que el riesgo era del 10%, sólo aumentó marginalmente el riesgo -lo "inclinó un poco, pero no mucho".

Felices por elección

Cuando la noticia fue positiva, todas las personas tuvieron más actividad en los lóbulos frontales del cerebro, que están asociados con los errores de procesamiento.

Con la información negativa, los más optimistas tenían menor actividad en los lóbulos frontales, mientras que los menos optimistas tuvieron más.

Esto sugiere que el cerebro está escogiendo y seleccionando lo que quiere escuchar.

Sharot dijo: "Los mensajes de que fumar mata no funcionan porque la gente piensa que sus probabilidades de contraer cáncer son muy bajas. La tasa de divorcios es del 50% pero las personas no piensan que sea para ellos. Hay un sesgo muy fundamental en el cerebro".

El doctor Chris Chambers, neurocientífico de la Universidad de Cardiff, dijo: "Para mí, este trabajo destaca algo que se está volviendo cada vez más evidente en la neurociencia, que una parte importante de la función cerebral en la toma de decisiones es probar las predicciones contra la realidad - en esencia, todas las personas son "científicos".

"Y a pesar de cuan sofisticadas son estas redes neuronales, es iluminador ver cómo el cerebro a veces viene con respuestas incorrectas y demasiado optimistas a pesar de la evidencia".

Así, el optimismo parece ser bueno para la salud. Un estudio sobre casi 100.000 mujeres mostró un riesgo menor de enfermedad cardíaca y muerte en los optimistas.

Pero como Sharot señala: "El aspecto negativo es que subestiman los riesgos".

Fuente:

BBC Ciencia

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31 de agosto de 2011

¿Influyen las bacterias intestinales en nuestro humor?

Cada uno de nosotros lleva a cuestas una pesada carga microbiana de convecinos a la que llamamos microbioma. En efecto, nuestro cuerpo cuenta con hasta 100 billones de bacterias, de 10.000 tipos diferentes, que pueden llegar a pesar en conjunto hasta los 2 kilos (existen 9 bacterias por cada célula propia). Como véis, las personas escrupulosas que viven obsesionadas por la presencia de gérmenes deberían relajarse un poco.


Buena parte de las bacterias que conviven con nosotros se encuentran tapizando las paredes del intestino, y es precisamente en este lugar donde habita la curiosa bacteria benigna Lactobacillus rhamnosus. La conoceréis porque forma parte de buena parte de los alimentos llamados “probióticos” (los famosos yogures Bio, por ejemplo).

Los científicos, sabían que algunos patógenos influyen en la química del cerebro liberando toxinas o estimulando el sistema inmunológico, pero nunca habían comprobado si las bacterias intestinales beneficiosas lograban también influir en nuestro comportamiento y humor de algún modo.

Ahora, un reciente estudio realizado por científicos de la Universidad McMaster en Canadá, liderados por John Cryan de la irlandesa Universidad de Cork, sugiere que en efecto, las bacterias benignas tienen ese potencial.

En un trabajo realizado con ratones, los investigadores alimentaron a los roedorescon un caldo que contenía Lactobacillus para estudiar sus efectos secundarios, los cuales resultaron ser beneficiosos. Los ratones que se alimentaron con el Bio-caldo durante 6 semanas mostraron menos señales de estrés y ansiedad que los del grupo de control.

Según Cryan: “estos ratones pasaban más tiempo explorando los pasos estrechos elevados y los espacios abiertos, lugares que normalmente asustan a los roedores. También exhibieron puntas menores en los niveles de la hormona del estrés cuando se les introducía en agua”. En resumen: estaban más relajados.

En sus cerebros, los científicos descubrieron cambios en la actividad de los genes que codifican ciertas partes de los receptores de los neurotransmisores GABA. Estos neurotransmisores sirven para relajar la actividad neuronal, y muchos de los fármacos que se usan para tratar los trastornos de ansiedad actúan sobre sus receptores. Ninguno de estos efectos se vieron en los ratones que no fueron alimentados con caldo enriquecido con Lactobacillus.

Los cambios en los receptores GABA y los efectos ansiolíticos desparecían cuando los investigadores cortaban el nervio vago antes de empezar a alimentar a los ratones con bacterias. Este nervio es un conductor de información de suma importancia entre el intestino y el cerebro, por lo que el experimento demostró que para que los efectos del L. rhamnosus fueran perceptibles en el cerebro, el nervio debía permanecer intacto.

¿Cómo influye la bacteria en la química cerebral? Eso es algo que aún debe dilucidarse, pero lo que parece claro es que regulando la microbioma se puede alterar el estado emocional de los ratones. Este hallazgo abre la posibilidad de usar alimentos probióticos para tratar los trastornos de humor en las personas, aunque lógicamente (y como siempre en estos casos) debemos recordar que el hecho de que funcione en ratones no tiene por qué significar que se puedan extrapolar los resultados a los humanos, cuyo comportamiento emocional es mucho más complejo.

El trabajo de estos investigadores se ha publicado en el Proceedings of the National Academy of Sciences. Me enteré leyendo Science.

Tomado de:

Amazings

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