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31 de agosto de 2011

¿Influyen las bacterias intestinales en nuestro humor?

Cada uno de nosotros lleva a cuestas una pesada carga microbiana de convecinos a la que llamamos microbioma. En efecto, nuestro cuerpo cuenta con hasta 100 billones de bacterias, de 10.000 tipos diferentes, que pueden llegar a pesar en conjunto hasta los 2 kilos (existen 9 bacterias por cada célula propia). Como véis, las personas escrupulosas que viven obsesionadas por la presencia de gérmenes deberían relajarse un poco.


Buena parte de las bacterias que conviven con nosotros se encuentran tapizando las paredes del intestino, y es precisamente en este lugar donde habita la curiosa bacteria benigna Lactobacillus rhamnosus. La conoceréis porque forma parte de buena parte de los alimentos llamados “probióticos” (los famosos yogures Bio, por ejemplo).

Los científicos, sabían que algunos patógenos influyen en la química del cerebro liberando toxinas o estimulando el sistema inmunológico, pero nunca habían comprobado si las bacterias intestinales beneficiosas lograban también influir en nuestro comportamiento y humor de algún modo.

Ahora, un reciente estudio realizado por científicos de la Universidad McMaster en Canadá, liderados por John Cryan de la irlandesa Universidad de Cork, sugiere que en efecto, las bacterias benignas tienen ese potencial.

En un trabajo realizado con ratones, los investigadores alimentaron a los roedorescon un caldo que contenía Lactobacillus para estudiar sus efectos secundarios, los cuales resultaron ser beneficiosos. Los ratones que se alimentaron con el Bio-caldo durante 6 semanas mostraron menos señales de estrés y ansiedad que los del grupo de control.

Según Cryan: “estos ratones pasaban más tiempo explorando los pasos estrechos elevados y los espacios abiertos, lugares que normalmente asustan a los roedores. También exhibieron puntas menores en los niveles de la hormona del estrés cuando se les introducía en agua”. En resumen: estaban más relajados.

En sus cerebros, los científicos descubrieron cambios en la actividad de los genes que codifican ciertas partes de los receptores de los neurotransmisores GABA. Estos neurotransmisores sirven para relajar la actividad neuronal, y muchos de los fármacos que se usan para tratar los trastornos de ansiedad actúan sobre sus receptores. Ninguno de estos efectos se vieron en los ratones que no fueron alimentados con caldo enriquecido con Lactobacillus.

Los cambios en los receptores GABA y los efectos ansiolíticos desparecían cuando los investigadores cortaban el nervio vago antes de empezar a alimentar a los ratones con bacterias. Este nervio es un conductor de información de suma importancia entre el intestino y el cerebro, por lo que el experimento demostró que para que los efectos del L. rhamnosus fueran perceptibles en el cerebro, el nervio debía permanecer intacto.

¿Cómo influye la bacteria en la química cerebral? Eso es algo que aún debe dilucidarse, pero lo que parece claro es que regulando la microbioma se puede alterar el estado emocional de los ratones. Este hallazgo abre la posibilidad de usar alimentos probióticos para tratar los trastornos de humor en las personas, aunque lógicamente (y como siempre en estos casos) debemos recordar que el hecho de que funcione en ratones no tiene por qué significar que se puedan extrapolar los resultados a los humanos, cuyo comportamiento emocional es mucho más complejo.

El trabajo de estos investigadores se ha publicado en el Proceedings of the National Academy of Sciences. Me enteré leyendo Science.

Tomado de:

Amazings

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