27 de noviembre de 2007
25 de noviembre de 2007
Chimeneas de una central eléctrica en Pekín (Foto: Efe)
GINEBRA.- La concentración de dióxido de carbono (CO2), uno de los gases culpables del efecto invernadero, en la atmósfera terrestre alcanzó en el año 2006 un nivel jamás registrado anteriormente, según informó hoy la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Según el 'Boletín sobre los gases de efecto invernadero' publicado hoy, el nivel en 2006 de CO2 fue de 381,2 partes por millón, lo que supone un 0,53 por ciento más que en 2005.
Las cifras se basan en las observaciones efectuadas mediante la Red Mundial de Vigilancia del dióxido de carbono y el metano, otro de los gases que provocan el efecto invernadero y por tanto el cambio climático, establecida por la OMM.
El dióxido de carbono, el metano (CH4) y el óxido óxido nitroso (N2O), son los tres gases de efecto invernadero más abundantes en la atmósfera terrestre, después del vapor de agua.
Los tres formaN parte de las principales causas del calentamiento planetario.
La concentración de óxido nitroso también alcanzó valores récord en 2006, hasta 320,1 partes por millón.
Según la OMM, la concentración de CO2 y de óxido nitroso en la atmósfera terrestre se ha incrementado en un 36% desde finales del siglo XVIII, antes de la era industrial.
Gran parte de este aumento se debe a las emisiones relacionadas con la combustión de combustibles fósiles.
Fuente:
El cerebro recompensa con mayor placer al individuo que gana más dinero que otros
- El nivel de satisfacción aumenta con ganancias superiores a los compañeros
Pago monetario en euros. (Foto: Rafa Martín)
MADRID.- El sentimiento individual cuando se recibe una recompensa monetaria por una tarea tiene mucho que ver con lo que gana el colega de al lado. Cuando se obtiene menos que el compañero, por hacer lo mismo, la motivación cae en picado, según han revelado científicos alemanes.
A esta conclusión ha llegado un equipo de investigación de la Universidad de Bonn que han utilizado la resonancia magnética funcional del cerebro para realizar su experimento, publicado en 'Science'.
Los investigadores, entre los que hay neurocientíficos y economistas, querían probar hasta qué punto la comparación social es importante como estímulo, frente a quienes pensaban que lo importante es lo que uno considera justo por la realización de un trabajo y no lo que pasa alrededor. En definitiva, trataban de averiguar cómo trabaja la mente del 'Homo economicus'.
Para el experimento contaron con 38 voluntarios masculinos, a quienes colocaron por parejas, acostados uno al lado el otro, con el tomógrafo de la resonancia magnética conectada en varias partes de sus cabezas. Este aparato detecta los cambios en la circulación de la sangre, lo que indica que las células neuronales están activas.
<>el centro de recompensa, y se apagaba cuando no se acertaba", explica Bernd Weber, uno de los neurólogos autores del experimento.
Envidia del colega
Lo sorprendente es que encontraron un factor inesperado: el papel de lo que ocurría con el otro jugador de la pareja. Descubrieron que cuando los dos participantes recibían el mismo pago, la activación del estriado ventral era moderada. Sin embargo, si a uno de ellos de recompensaban con 120 euros, mientras que el otro recibía sólo 60, la activación era mucho más fuerte en el primero.
Por el contrario, el flujo sanguíneo bajaba drásticamente en el segundo sujeto, pese a que también había recibido un dinero por su tarea.
"Estos resultados contradicen la teoría económica tradicional de que lo único importante es el tamaño absoluto de la recompensa, y no su comparación. Es la primera vez que se ha desafiado esta hipótesis con un acercamiento experimental, probando que también es importante su tamaño relativo", asegura Armin Falk, profesor de Economía en Bonn.
El siguiente paso será averiguar si se obtienen los mismos resultados con las mujeres, o con los asiáticos, para analizar factores culturales.
Fuente:El Mundo
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La soledad no sólo no es buena consejera. También resta eficacia a la respuesta defensiva de nuestro organismo. Un equipo de investigadores de la Universidad de California (UCLA) acaba de identificar un patrón de expresión genética en las células del sistema inmune propio de aquellas personas que padecen crónicamente altos niveles de soledad. Los resultados sugieren que el aislamiento social produce una sobreexpresión de los genes ligados a la inflamación, mientras que la respuesta antiviral y la producción de anticuerpos se ven mermadas. La investigación es la primera que explica desde un punto de vista molecular por qué el aislamiento social está normalmente ligado a un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, infecciones virales y cáncer. “Hemos comprobado que lo que cuenta a nivel genético no es a cuántas personas conoces, si no a cuántas sientes realmente cerca”, matiza Steve Cole, coautor del estudio que publica el Journal of Genome Biology. Journal of Genome Biology (http://genomebiology.com/) |
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