4 de septiembre de 2013
Galaxy Gear: el reloj inteligente de Samsung
Ya lo decíamos antes del comienzo de IFA 2013: Estamos en medio del auge de los relojes inteligentes. Si bien no es un concepto nuevo, las nuevas tecnologías basadas en la miniaturización de los componentes y las optimizaciones energéticas de estos, han permitido darle viabilidad a los proyectos que alguna vez quedaron como meros borradores.
Samsung con sus tropas de ingenieros de élite, pusieron manos a la obra para poder lanzar al mercado un producto destinado al segmento emergente de la nueva generación de relojes.
La sorpresa y la expectación se vio potenciada hace algunos días, luego de que Venture Beat lograra fotografiar una publicidad que mostraba el diseño del equipo.
La construcción basada en la elección minuciosa de los componentes, es algo que a primera vista llama la atención. Un gran aliado que permitió la elaboración de este reloj fue el conocimiento que Samsung tiene sobre los paneles con eficiencia energética como AMOLED, permitiendo que el equipo presente una pantalla táctil de 1.8 pulgadas sin que la autonomía de la batería se vea notablemente impactada. A eso hay que sumar el hecho de la integración de componentes como Bluetooth, el cual debió ser optimizado en cuanto al consumo energético.
A diferencia de los relojes inteligentes presentes en el mercado, este es un Reloj Inteligente Autónomo, pues no requiere una conexión a un teléfono móvil para poder funcionar en un 100% ya que posee una serie de aplicaciones integradas que le otorgan cierta independencia.
Aterrizando — técnicamente — lo dicho anteriormente, el reloj contará con un procesador de 800 MHz una pantalla de 1,63 pulgadas (41,4mm) Super AMOLED (320x240), una cámara principal de 1,9 Megapixeles con sensor BSI y A/F. Es capaz de grabar video en H264 (MP4) a 720p y audio AAC. En cuanto a capacidad de almacenamiento es bastante limitado; 4GB y 512 de RAM.
La batería de 315mAh sin duda es algo que sorprende pese a las pequeñas dimensiones del dispositivo (36.8 x 56.6 x 11.1 mm, 73.8g).
Integra de fabrica algunas interesantes aplicaciones que han sido adaptadas especialmente para el reloj, así como: eBay, Evernote, LINE, ChatON, Glympse (una app que permite compartir tu ubicación temporalmente), Path, y otras que guardan relación derechamente con el estado y monitoreo físico como RunKeeper y MyFitnessPal. Para dar sentido a la cámara también incluye una App llamada Vivino, que se encarga de mostrar información de maridaje del vino que estás tomando con tan sólo una foto.
Los usuarios de Samsung con el tiempo han visto que sus gadgets por mucho que compartan características con el resto, son notoriamente diferentes al momento de ser usados debido al firme rumbo que ha tomado el desarrollo de las UI de Samsung. Es notorio el esfuerzo que Samsung ha realizado durante todos estos años para crear un sello distintivo.
La experiencia se ve potenciada cada vez que el Galaxy Gear se conecta a otro dispositivo Galaxy, éste de inmediato se transformará en una cajita de notificaciones que será capaz de mostrar mensajes sms entrantes, llamadas, emails, etc. Una característica llamativa es Smart Relay, ésta se basa en la posibilidad de que el teléfono se sincronice con el Gear al momento de leer un email; muy útil en el caso de que el correo electrónico sea extenso y quieras seguir leyendo el mensaje en tu teléfono.
Por si no fuese poco, el teléfono tendrá un sistema de escucha activa el cual servirá para que S Voice en el Galaxy Gear sea usado en cualquier momento y sin presionar ningún botón.
En cuanto a seguridad el teléfono posee varios elementos importantes a considerar, uno de ellos es Auto Lock, una característica que bloqueará al Gear en caso de que se aleje más de 1,5 metros del smartphone. Además incorpora Find My Device, una tecnología que permitirá encontrar el Gear mediante vibraciones, alertas sonoras, entre otros.
Por ahora, el Galaxy Gear sólo funcionará con el Galaxy Note 3 y el nuevo Galaxy Note de 10.1 pulgadas, pero dentro de poco tiempo -- octubre, para ser exactos -- la surcoreana le otorgará retrocompatibilidad con algunos equipos más antiguos.
Tomado de:
FayerWayer
2 de marzo de 2012
El MIT aspira a diseñar un procesador de más de 100 núcleos
Desde que Intel lanzase al mercado el primer procesador, el Intel 4004 hace 40 años, los microprocesadores han cambiado mucho en tamaño, frecuencia de funcionamiento y consumo de potencia. Hoy en día, hablar de un procesador de cuatro núcleos es algo que nos parece muy normal pero, realmente, esta tecnología no lleva tanto tiempo en el mercado puesto que el primer procesador con dos núcleos se lanzó en el año 2006 (el Intel Core Duo) y, a día de hoy, Intel prepara los Sandy Bridge con seis. Sin embargo, si a nivel comercial se trabaja con 6 núcleos, en los laboratorios de investigación, los ingenieros siguen trabajando en el desarrollo de procesadores mucho más potentes con cada vez más núcleos y, en el caso del MIT, aspiran este año a llegar a un diseño que supere los 100 núcleos.
Para poder alcanzar dicha cota, los investigadores del MIT han desarrollado un entorno de simulación que les permita probar los diseños, evaluar posibles fallos y, lo más importante, medir el consumo de los dispositivos así como los tiempos de respuesta (acceso a memoria, comunicación entre núcleos, etc). El Hornet, que es como se llama este simulador, permitirá realizar labores de testing de los dispositivos sin necesidad de tener que esperar la fabricación de éstos en la fase de prototipado y, por tanto, se enviarán a fabricación diseños mucho más depurados.
Puedes usarlo para poner en marcha una arquitectura y probarla
El Hornet podría usarse como espacio de simulación con diseños de hasta 1.000 núcleos, por tanto, parece que podría tener un ciclo de vida relativamente largo y con continuidad en el tiempo. ¿Simular hasta 1.000 núcleos? Teniendo en cuenta que las simulaciones, en términos generales, necesitan bastante potencia de cálculo, un simulador que puede llegar hasta los 1.000 núcleos requiere una gran capacidad de procesamiento de datos, máxime cuando se realizan simulaciones que abarcan muchos ciclos de reloj y se requieren los resultados exactos de cada ciclo de computación durante la ejecución de un programa y, precisamente, una de las grandes ventajas del Hornet es la precisión con la que es capaz de medir los resultados.
Por ahora, el equipo del MIT ha sido capaz de elaborar un diseño de 64 núcleos que ha sido probado con éxito en el Hornet a todo nivel de detalle e, incluso, se han atrevido a probar diseños mucho más complejos pero con análisis algo menos exhaustivos.
Si diseñásemos sistemas de 1.000 núcleos necesitaríamos más computadoras para poder ponerlas en paralelo
Cuando más sube el número de núcleos mayor es la capacidad de computación necesaria. Para hacernos una idea, en un diseño de 256 núcleos, una simulación requeriría para cada núcleo (que es equivalente a un hilo en la aplicación) alrededor de un millón de instrucciones por ciclo y, por tanto, 256 millones de instrucciones por ciclo de reloj, un número muy alto que requiere de grandes infraestructuras de procesamiento en paralelo.
Gracias al Hornet, los investigadores del MIT tienen algo más cerca alcanzar el objetivo de un procesador con más de 100 núcleos, desde luego que el diseño debe ser espectacular.
Fuente:
26 de marzo de 2007
IBM desarrolla un prototipo de microprocesador capaz de transmitir 160 Gigabits por segundo, gracias a que introduce masivamente las conexiones ópticas
ELPAIS.com - Madrid - 26/03/2007
IBM va a desvelar hoy un prototipo de microprocesador que utiliza conexiones ópticas en lugar de las tradicionales (mediante semiconductores) y que, según publica el diario The Wall Street Journal es capaz de procesar 160.000 millones de bits por segundo, o lo que es lo mismo, 160 Gbit/s. Para entendernos, tantos datos como los que contiene una pelíucla de alta definición en una fracción de segundo.
Y no es simplemente un gesto de prepotencia tecnológica. La compañía planea tener este tipo de microprocesadores en la calle en un plazo de entre 18 y 30 meses, según declaran varios expertos al citado diario, pero eso sí, para un mercado especial: el de los supercomputadores y el de algunos servidores de red, ya que no sólo servirá para aumentar su capacidad de procesamiento, sino sobre todo para reducir drásticamente el espacio que necesitan, la energía que consumen y los gastos en refrigeración que conllevan.
Detrás de este salto tecnológico está un proyecto que ha sido cofinanciado por la conocida agencia DARPA, y una idea teóricamente obvia, pero que hasta ahora planteaba serias dificultades técnicas pero sobre todo de rentabilidad: sustituir las conexiones électricas (los datos se transmiten mediante electrones) por conexiones ópticas (en las que los fotones toman el papel de bits de información).
Como explica en el diario Dave Lammers, director de una comunidad social especializada en información técnica sobre microprocesadores (WeSRCH.com), en IBM "han trabajado en buscar modos de mantener bajos los costes", ya que la tecnología óptica "es el camino a seguir, pero hasta ahora era tan cara" que se hacía imposible adoptar soluciones basadas en ella.
Fuente:
El País - Tecnología