Enormes incendios devoran miles
de hectáreas de boques, los agricultores deben abandonar sus cultivos
soportando pérdidas millonarias y las autoridades se ven obligadas a
restringir el consumo de agua entre la población ante el constante
descenso de las reservas hídricas.
Las autoridades y los meteorólogos confían en que tras el fin del verano boreal lleguen las tan ansiadas lluvias que suelen darse en la región en los meses de otoño y, particularmente, de invierno, aunque nadie puede asegurar que ello vaya a suceder.
¿Es posible que la sequía se prolongue durante el resto de la década? ¿Y si la ausencia de precipitaciones va más allá?
Si nos atenemos a una de las últimas investigaciones científicas sobre este asunto el futuro no parece muy prometedor y la región podría vivir una situación similar a la experimentada 9 siglos atrás, sólo que ahora con una poblaciòn de 50 millones de habitantes que mantener.
BBC Ciencia