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15 de septiembre de 2012

Historia Criminal del Cristianismo ( Karlheinz Deschner )

“El que no escriba la historia universal como historia criminal, se hace cómplice de ella”

      


En 1970 Karlheinz Deschner comenzó su obra más ambiciosa, la “Historia Criminal del Cristianismo”, proyectada en principio a diez volúmenes, de los cuales se han publicado ya nueve hasta el presente y no se descarta que se amplíe el proyecto.
Se trata del más riguroso e implacable alegato jamás escrito contra el fondo y las formas empleados por los cristianos, a lo largo de los siglos, para la conquista y conservación del poder.

En 1971 Deschner fue convocado a una corte en Nuremberg acusado de difamar a la Iglesia. Ganó el proceso con una sólida argumentación, pero aquella institución reaccionó rodeando sus obras con un muro de silencio que no se rompió definitivamente hasta los años ochenta, cuando las obras de Deschner comenzaron a publicarse fuera de Alemania (Polonia, Suiza, Italia y España, principalmente).
Descarga “Historia Criminal del Cristianismo ” desde aquí:
  • Tomo I: Los orígenes, desde el paleocristianismo hasta el final de la era constantiniana.
  • Tomo II:La época patrística y la consolidación del primado de Roma.
  • Tomo III: De la querella de Oriente hasta el final del periodo justiniano.
  • Tomo IV: La Iglesia antigua: Falsificaciones y engaños.
  • Tomo V: La Iglesia antigua: Lucha contra los paganos y ocupaciones del poder.
  • Tomo VI:Alta Edad Media: El siglo de los merovingios.
  • Tomo VII:Alta Edad Media: El auge de la dinastía carolingia.
  • Tomo VIII:  Siglo IX: Desde Luis el Piadoso hasta las primeras luchas contra los sarracenos.
  • Tomo IX: Siglo X: Desde las invasiones normandas hasta la muerte de Otón III. 
     
    Fuente:
     

27 de agosto de 2012

Cuando el cristianismo “prohibió” la reencarnación


La mayoría de las religiones orientales creen en la reencarnación, incluyendo el hinduismo, el jainismo, el sintoísmo y, con matices, el budismo. Los hinduistas creen que el alma es inmortal y se encarna sucesivamente en distintos cuerpos, que no serían otra cosa que “contenedores” temporales de nuestra esencia más inmanente, el alma.

Los cristianos gnósticos también creían en la transmigración de las almas, una convicción que impregnó buena parte del cristianismo original hasta el siglo V, cuando se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano. En el año 543, el emperador Justiniano, al parecer influido por su esposa Teodora, decidió eliminar cualquier referencia a la reencarnación del Antiguo y el Nuevo Testamento.

Los motivos de Justiniano no eran religiosos, sino políticos: el emperador consideraba que la creencia en una nueva vida socavaba el poder terrenal de la Iglesia. Al contrario, la fe en un cielo y un infierno que premiara o castigara los actos cometidos en esta vida confería un poder superior a la Iglesia y, de rebote, a su valedor, en este caso el emperador.


Para dotar de legitimidad al nuevo dogma, Justiniano convocó un sínodo en Constantinopla, curiosamente la ciudad más próxima –geográfica y teológicamente- a la creencia en la reencarnación, cuyo máximo valedor era el filósofo y teólogo Orígenes. (Constantinopla era la capital del Imperio Romano de Oriente, desde que en 330 el emperador Constantino había provocado el cisma con Roma, por un quítame allá esas prerrogativas.) Según rezan las crónicas, aquel cónclave estuvo totalmente controlado por Justiniano, hasta el punto de que el mismo Papa Vigilio rehusó participar.

El concilio de Constantinopla calificó de anatema (tabú) la reencarnación, al considerarla incompatible con la resurrección. Si los orientales creían que el alma podía “reciclarse” en distintos cuerpos, los cristianos se ufanaron en que cuerpo y alma forman un todo, como el hardware y el software de un ordenador, para entendernos. Por si fuera poco, la resurrección es menos democrática que la reencarnación, porque si bien para los budistas todos somos almas reencanadas, la resurrección sólo está al alcance de unos pocos: Lázaro, Jesús, Eutico…

La reencarnación –creía con muy buen criterio el emperador- ofrecía una segunda (y tercera y cuarta) oportunidad, una bola extra con la que enjugar el karma de esta vida, por utilizar el término hinduista. No sorprende, por tanto, que la misma motivación –teológica en su argumentación, política en su intención- llevó al Islam a descartar la reencarnación como posibilidad. Según el artículo de Roger Riviére en la Gran Enciclopedia Rialp, órgano oficioso del Opus y, por tanto, autoridad en la materia:
El judaísmo y el Islam no aceptan la metempsicosis, como tampoco lo hace el Antiguo Testamento. Aunque algunos autores han discutido la creencia de ciertos sabios judíos en la metempsícosis, no debe confundirse con la preexistencia de las almas humanas que parecen admitir doctores palestinos, considerando que Yahveh había creado todas las almas juntas de una vez; algunos rabinos admitirían que las almas esperan en el séptimo cielo la posibilidad de encarnarse (…) La metempsicosis no es compatible con la revelación del Antiguo Testamento ni con la del Nuevo Testamento.
Pero por mucho que Roma se oponga a un concepto que considera “herético”, lo cierto es que la creencia en la reencarnación está cada vez más extendida en Occidente, en parte por la influencia de las religiones orientales que llegan filtradas por la Nueva Era, en parte por un creciente número de médicos disidentes que desconfían la visión materialista de la ciencia. Es el caso de los psiquiatras Brian Weiss o Ian Stevenson, convencidos de que la reencarnación es la única explicación posible a casos clínicos en los que el sujeto aparenta tener regresiones a vidas pasadas.

Más información en 144000, Wikipedia y Gran Enciclopedia Rialp .

Tomado de:

 

2 de octubre de 2011

Australia eliminará el «antes de Cristo» (AC) y «después de Cristo» (DC) de los textos escolares


Especial: Educación

¿Qué es la Era Común (o Nuestra Era)?

Era Común (EC) y Antes de la Era Común (AEC) son nombres alternativos para referirse a los términos "Anno Domini" (AD) y "Antes de Cristo (AC). Estas designaciones son usadas por algunas personas y científicos debido a su neutralidad puesto que los términos AD y AC denotan un matiz religioso. En algunas ocasiones, en lugar de EC se puede encontrar la abreviación e. v. (en latín, era vulgaris: ‘era común’). En arqueología suele utilizarse la denominación "Antes del Presente" (AP) que por convención se refiere al año 1950. 
Muchos escritores judíos, estudiosos musulmanes y otros prefieren la anotación como término neutral, mientras algunos cristianos interpretan las siglas e. c. como ‘era cristiana’. En sus publicaciones, los Testigos de Jehová usan exclusivamente EC y AEC y explican generalmente en los pies de página que el mismo se refiere a ‘era común’ y ‘antes de la era común’.4 Algunos intelectuales no religiosos en las áreas de historia, arqueología, sociología y antropología, han utilizado en recientes décadas esta referencia. 
Entre los mayores museos del mundo (como la Smithsonian Institution)5 también se ha popularizado la utilización de «era común».

Y ahora Australia da un paso adelante y adopta, de manera oficial, los nuevos términos: BCE ("Antes de la Era Común"), BP ("Antes del presente") y CE ("Era común"). Veamos:



Julia Gillard, Primera Ministra de Australia

Los cristianos en Australia han expresado su decepción y malestar ante la decisión de su Gobierno liderado por la primera ministra de Australia Julia Gillard, y lider del partido laborista, de eliminar la referencia al nacimiento de Jesucristo en los cambios que harán a los textos escolares.

Según directivas emanadas desde el Gobierno, se eliminará la terminología BC (que en inglés se usa para hacer referencia a "antes de Cristo") y AC (que se usa para indicar "después de Cristo") y será sustituida por una nomenclatura sin referencia religiosa. Los nuevos términos son BCE ("Antes de la Era Común"), BP ("Antes del presente") y CE ("Era común").

Según informa The Sun Herald, un portavoz de la Oficina Australiana de Evaluación y Administración de Información del Plan de Estudios ha indicado que los nuevos términos son cada vez más un referente estándar para la representación de fechas.

Sin embargo los cristianos ven esto como un intento absurdo de borrar cualquier referencia a Cristo en la historia de la humanidad y acusan a las autoridades de Educación de intentar “barrer con el cristianismo”.

El arzobispo anglicano de Sydney, Peter Jensen, dijo al diario local Daily Telegraph que esta iniciativa es un "intento intelectualmente absurdo por eliminar a Cristo de la historia de la humanidad"

"Es absurdo, porque la venida de Cristo sigue siendo el punto central para fechar y porque la frase ´era común´ no tiene sentido y lleva al error", dijo al diario.

Los cambios también han enfurecido a miembros del opositor Partido Liberal Nacional.

Tomado de:

Religión en Libertad

30 de agosto de 2011

El origen de las velas en las tortas de cumpleaños

La costumbre de rodear la tarde de velas viene de la antigüedad.

El círculo de velas formaba parte de un ritual que protegía al homenajeado de los malos espíritus durante un año. Esto causó durante años que la iglesia católica considerase que la celebración del cumpleaños era un rito pagano.

Hoy es costumbre celebrar el cumpleaños de una persona viva, pero, de haber prevalecido la tradición occidental, estaríamos observando celebraciones anuales del aniversario de la muerte de una persona, que en otro tiempo era un acontecimiento más significativo. Muchas de nuestras celebraciones han cambiado radicalmente en comparación con lo que eran en otro tiempo. Nunca se celebraban los cumpleaños de los niños, ni tampoco los de las mujeres, y el adornado pastel de cumpleaños, que fue por breve tiempo una tradición griega, dejó de confeccionarse durante siglos, aunque reapareció más tarde, adornado con velas y saludado con un coro de «Feliz cumpleaños».

¿De dónde proceden, pues, nuestras costumbres relacionadas con el cumpleaños?. En Egipto, y más tarde en Babilonia, los aniversarios del nacimiento eran registrados y celebrados en el caso de los niños pertenecientes a la realeza y de sexo masculino. Las fiestas de cumpleaños se desconocían entre las clases bajas, y entre todas las mujeres, excepto la reina. Sólo un rey, la reina o los varones nobles de muy alto rango tenían reconocida la fecha en la que nacieron, y sólo entre ellos se conmemoraba ésta anualmente. En la historia que ha quedado registrada, las primeras celebraciones de cumpleaños tuvieron lugar alrededor de 3.000 a.C., y fueron las de los primeros faraones.

Esta práctica comenzó después de unir el Alto y el Bajo Egipto. Dichas celebraciones consistían en brillantes fiestas en palacio y en las que tomaban parte sirvientes, esclavos y hombres y mujeres libres. A menudo, se ponía en libertad a presos de las cárceles reales. Dos antiguos cumpleaños de mujeres han quedado documentados. Gracias a Plutarco, el biógrafo y ensayista griego del siglo I, sabemos que Cleopatra IV, última soberana de la dinastía de los Tolomeos, organizó una fastuosa fiesta de cumpleaños para su amante Marco Antonio, en la que incluso los invitados quedaron colmados de obsequios reales. Una reina egipcia anterior, Cleopatra II, que se casó incestuosamente con su hermano Tolomeo y tuvo un hijo de él, recibió de su marido uno de los más macabros regalos de cumpleaños de toda la historia: los restos de su hijo asesinado y descuartizado.

Los griegos adoptaron la costumbre egipcia de celebrar los cumpleaños, y a partir de los persas, reputados entre los grandes reposteros de la Antigüedad, incorporaron un pastel especial. El escritor Filocoro nos explica que los adoradores de Artemisa, diosa de la Luna y de la caza, celebraban el cumpleaños de ésta el sexto día de cada mes, preparando una gran tarta a base de harina y miel. Ciertos datos sugieren que el pastel de Artemisa pudo haber estado adornado con velas encendidas, puesto que las velas representaban la luz lunar, la irradiación de la diosa hacia la Tierra. Los cumpleaños de las deidades griegas se celebraban con carácter mensual, por lo que cada dios era festejado con doce conmemoraciones al año.

En cuanto a los mortales, los cumpleaños de las mujeres y de los niños se consideraban indignos de celebrarse, pero el del cabeza de familia se conmemoraba con un banquete. Los griegos denominaban estos festejos dedicados a los varones vivos Genetblia, y las celebraciones anuales proseguían años después de haber muerto el agasajado, con unas conmemoraciones póstumas conocidas como Genesia.

Los romanos añadieron un nuevo matiz a las celebraciones del cumpleaños. Antes de comenzar la era cristiana, el Senado instauró la costumbre (todavía practicada hoy) de considerar los cumpleaños de los estadistas más importantes como festividades nacionales. En el año 44 a.C., el Senado aprobó una ley por la que el aniversario del asesinato de César se convertía en festividad anual, realzada por un desfile público, una sesión especial de circo, combates de gladiadores, un banquete vespertino y la representación de una obra teatral. Con el ascenso del cristianismo, la tradición de celebrar los cumpleaños cesó por completo. Para los primeros seguidores de Cristo, oprimidos, perseguidos y martirizados por judíos y paganos, y que creían que los niños entraban en este mundo manchadas ya sus almas por el pecado original de Adán, el mundo era un lugar duro y cruel, en el que no había razón para celebrar el cumpleaños de nadie. Sin embargo, puesto que la muerte era la auténtica liberación, el paso al paraíso eterno, el día de la muerte de cualquier persona merecía ser conmemorado con plegarias. 

Contrariamente a la creencia popular, eran los días de la muerte, y no del nacimiento de los santos, los celebrados y los que se convertían en sus «festividades».
Tomado de:

Yahoo Preguntas y Respuestas
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