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20 de marzo de 2012

¿Es verdad que el chocolate incrementa la inteligencia?

A nuestra mente se le da especialmente bien el inventar excusa que justifiquen nuestros deslices, incluidos nuestros actos más pecaminosos. Dado que comer chocolate es casi pornografía gastronómica (por el placer que produce y por las manchas en los labios de resultas de una ingesta voraz), dado que el chocolate parece ser el sustituto del sexo a nivel neuroquímico, nos hemos empecinado en averiguar si realmente comer chocolate es malo, neutro o, mejor, extraordinariamente positivo para nuestra salud y hasta nuestra inteligencia.

Pero ¿qué hay de cierto en ello?

Uno de los argumentos principales para defender el chocolate es que es rico en sustancias antioxidantes denominadas flavonoides. Los científicos creen que estas sustancias favorecen los beneficios del chocolate, pero es un argumento engañoso: el mecanismo exacto por el que los antioxidantes ejercen sus efectos mágicos no se ha entendido lo suficiente, pero se sabe que limpian los radicales libres (átomos cargados, iones o moléculas que dañana las células libres) en el cuerpo.

Un estudio realizado en 2009 por el centro de investigación de Nestlé en Suiza, suministró a 30 personas 40 gramos de chocolate negro al día durante dos semanas. La ingesta supuso una considerable reducción de las hormonas relacionadas con el estrés, lo cual explicaría quizá por qué un trozo de chocolate puede ayudar a recuperarnos tras un día agotador.

Tal y como explica Bjorn Carey en ¿Sabías que…?:

El efecto antioxidante del chocolate parece reducir la inflamación. Ello puede mejorar el flujo sanguíneo, disminuir los niveles de colesterol malo (LDL) y proteger contra las enfermedades coronarias. Un estudio de 2008 revelaba que la ingesta de 7 g de chocolate negro al día era suficiente para reducir considerablemente los niveles de proteína C reactiva, asociada a la inflamación.

Así pues, el chocolate parece que tiene efectos beneficiosos (siempre que sea negro y puro). E inluso mejora nuestra piel (es un mito que el chocolate pueda producir o agravar el acné). Un estudio llevado a cabo en Alemania sugiere que las mujeres que ingerían bebidas con flavonoides del chocolate experimentaban entre un 15 y un 25 por ciento menos de enrojecimiento cutáneo en respuesta a los rayos UVA. La hidratación y la textura de la piel también mejoraron, lo cual podría deberse a una mejora en el flujo sanguíneo hacia la piel.

Además, según los investigadores del Hospital Universitario de Colonia, en Alemania, el consumo de unas 30 calorías de chocolate cada día produce efectos positivos en la presión arterial. Además, una pastilla de chocolate ofrece el 10% de la cantidad recomendada de ingestión diaria de hierro.

Pero el argumento definitivo para comer chocolate es que podría mejorar nuestra inteligencia. Al menos si hacemos caso al experimento realizado en 2009 por científicos de la Universidad de Northcumbria. Descubrieron que una bebida de chocolate caliente que contuviera 500 g de flavonoides podía mejorar el rendimiento en un problema de matemáticas: contar de tres en tres hacia atrás a partir de un número aleatorio. El chocolate incrementa el flujo sanguíneo al córtex cerebral, la parte responsable de la gestión de problemas complejos.

Sin embargo, la parte negativa es que ese superávit de inteligencia tendría una consecuencia nefasta para tu salud: seguramente engordarías. Y es el equivalente a 500 gramos de flavonoides son cinco barras de chocolate enteras.

En cualquier caso, a comer chocolate… sobre todo porque en pocos años podría acabarse.

Fuente:

Xakata Ciencia

6 de febrero de 2012

10 cosas que no sabías sobre el chocolate

1. El chocolate da fuerza

La manteca de cacao es sólida a temperatura ambiente, pero se derrite a 35ºC, un par de grados por debajo de la temperatura del cuerpo humano. El chocolate contiene mucho azúcar. Sus moléculas contienen gran cantidad de energía, que nuestra biología sabe utilizar. Además, una pastilla de chocolate ofrece el 10% de la cantidad recomendada de ingestión diaria de hierro.

Hace más de 2.000 años, el pueblo olmeca, que vivía en una región del actual México, aprendió a elaborar una bebida que alteraba la mente a partir de las bayas de una planta: el cacao. Los aztecas, que vivieran cerca pero siglos más tarde, asociaban esa bebida, el chocolate, con su diosa de la fertilidad. Se dice que el emperador azteca Moctezuma II bebía nada menos que 50 tazas de chocolate al día en un intento de mantener su vigor sexual.

2. El chocolate previene el envejecimiento

El cacao tiene un gran poder antioxidante, lo que resulta beneficioso no solo para combatir el paso del tiempo, sino también para prevenir el cáncer.

3. ¿El sustituto del amor?

Hace poco, los investigadores han descubierto que el chocolate contiene feniletilamina: para resumir, una sustancia “del buen rollo” con concomitancias con la anfetamina. En experimentos de laboratorio, los animales se vuelven locos con esta sustancia y se comportan como si estuvieran en pleno cortejo. Sin embargo, en los humanos parece surtir menos efecto. Puede que nos sintamos más atentos, pero atento no significa necesariamente excitado.

El chocolate también contiene triptofano, un aminoácido que produce en el cerebro otra sustancia placentera, la serotonina. Lamentablemente, al cerebro llega muy poco triptofano del chocolate, así que es probable que no ejerza ningún efecto real. Aunque el chocolate ya ha sido llamado como el prozac vegetal.

4. El poder adquisitivo del chocolate

A todo el mundo, literalmente, le gusta el chocolate. Trasladado a cifras reales, esto quiere decir que alrededor del mundo se gasta más de 8.800 millones de euros al año en chocolate. Sin embargo, esta inversión podría dispararse en poco tiempo.

El problema es que cada año que pasa consumimos más cacao del que se produce, y la tendencia es que más tarde o más temprano terminará acabándose. ¿La razón? Su cultivo no sale tan rentable como plantar otros productos o dedicarse a oficios más estables en el sector servicios. De esta forma, los pequeños productores al Oeste de África cada vez están plantando menos cacao.

Las estimaciones dicen que en 20 años será tan raro y caro como el caviar y que muy poca gente podrá permitírselo. Por otro lado las compañías Hershey y Mars ya están trabajando con el genoma del cacao para crear plantaciones más resistentes y productivas.

5. Los perros y el chocolate

El chocolate posee un ingrediente llamado teobromina, el cual puede resultar tóxico para el sistema nervioso y los músculos del corazón de los perros. Por ello, es recomendable evitar que estos animales consuman chocolate. Al menos no demasiado.

¿Cuánto es demasiado? Depende del tipo de chocolate: el chocolate para fundir tiene 10 veces más teobromina que el chocolate con leche y miles de veces más que el chocolate blanco. Lo mejor es evitar que consuma chocolate en general: les provoca vómitos, diarreas, hiperactividad hasta llegar al paro cardíaco, infartos y muerte. Puede tardar horas e incluso días en manifestar los síntomas.

6. El chocolate es la fuente de la felicidad

El chocolate estimula la producción de hormonas de manera similar a cuando nos reímos. De mismo modo, ayuda a combatir la depresión, la hipertensión, los tumores e incluso el estrés del síndrome premenstrual.

También contiene anandamida, otro neurotransmisor que activa la secreción de dopamina y produce efectos de euforia similares a los de la marihuana.

7. ¡Mucho chocolate!

Según una encuesta publicada en The Guardian, los europeos que consumen más chocolate per cápita son los británicos, que en promedio consumen 10 kilos por año, seguidos de los alemanes 8,1 Kg, los franceses 6,8 kg, los españoles 3,9 kg y por último los italianos con 2,2 kg por año.

8. El chocolate más grande del mundo

El Libro de Récords Guinness certificó su peso de 4.410 kg en una ceremonia efectuada en el año 2010 en la capital de Armenia. Fue confeccionada por la fábrica Grand Candy, y todos sus ingredientes son naturales, entre ellos un 70% de cacao.

La barra tiene 560 centímetros de largo, 275 centímetros de ancho y 25 centímetros de grosor.

9. El chocolate y el acné

Muchas personas evitan consumir chocolate por temor a que les agrave el acné. Sin embargo, es solo un mito.

10. El chocolate y el sobrepeso

A diferencia de lo que se suele creer, el chocolate no posee un alto contenido de grasa. Por ello, es posible consumirlo sin pensar en los kilos de más. Sin embargo, no es recomendable exagerar en su consumo.

Además, según los investigadores del Hospital Universitario de Colonia, en Alemania, el consumo de unas 30 calorías de chocolate cada día produce efectos positivos en la presión arterial.

Vía | SoloListas

Tomado de:

Xakata Ciencia

8 de julio de 2011

Muerte (celular) por chocolate

¡Cuidado con morder ese Sublime! Antes de disfrutar de ese delicioso chocolate LEA esto:

Esas porciones extra de tarta de chocolate puede que hagan algo más que añadir unos kilos más – pueden crear un entorno tóxico que mate a tus células. Ahora, los investigadores dicen que han identificado un protagonista de este proceso: Un tipo de ARN que anteriormente se pensaba que sólo modificaba otras moléculas de ARN. Bloquear a estos sorprendentes villanos podría proporcionar una nueva forma de combatir la toxicidad de las grasas, una causa principal de los fallos renales y cardiacos.


El ARNpno (rojo) fuera del núcleo (verde) dispara la muerte celular

La mayor parte del tiempo cuando ingerimos más de lo necesario, el tejido adiposo, que está hecho de las células específicas del cuerpo para almacenar grasa, enjugan cualquier exceso de calorías que circulan por el torrente sanguíneo. Las células adiposas, sin embargo, no siempre pueden lidiar con la gran cantidad de grasa de las dietas modernas, y el exceso de grasa circula por el torrente sanguíneo. Cuando otras células del cuerpo toman la grasa extra, ésta puede interferir con su mecánica interna y actividad genética, provocando su suicidio. A gran escala, estos kamikazes celulares pueden llevar a fallos renales y cardiacos.

Hoy, en la revista Cell Metabolism, investigadores liderados por Jean Schaffer, cardiólogo de la Universidad de Washington en St. Louis, informan de la identificación de un gen que parece ser el responsable de esta muerte celular inducida por la toxicidad. Secciones del gen, conocido como rpL13a, no codifican una proteína, según encontraron los investigadores, sino un extraño tipo de molécula de ARN conocida como ARN pequeño nucleolar (ARNpno). La tarea principal de estas moléculas es modificar otras moléculas de ARN.

Para descubrir si estos ARNpno disparan la muerte celular en un entorno alto en grasa, Schaffer y sus colegas añadieron tres ARNpno codificados mediante genes para células con un gen rpL13a alterado. Las células se suicidaron. Otros experimentos demostraron que grandes cantidades de ácidos grasos incrementaron la producción de la proteína y el ARNpno codificado por rpL13a, y que bloquear la acción de los ARNpno producidos por rpL13a disminuía la muerte celular en respuesta a una variedad de situaciones de estrés, no sólo un exceso de grasa. Los investigadores añadieron un marcador fluorescente al ARNpno y encontraron que, en lugar de permanecer en el núcleo como se pensaba anteriormente, se localizaba en el citoplasma. Hallar ARNpno en una nueva posición puede significar que estas moléculas tienen un rango de funciones que los investigadores ni siquiera habían pensado anteriormente en buscar.

Este estudio abre una nueva forma de prevenir daños fisiológicos procedentes de enfermedades tales como diabetes y obesidad, comenta Schaffer, debido a que ahora los investigadores saben qué moléculas buscar en el futuro desarrollo de medicamentos. El estudio también es significativo, dice el biólogo E. Stuart Maxwell de la Universidad Estatal de Carolina del Norte en Raleigh, debido a que revela que el ARNpno ayuda a determinar si la célula se suicidará. “Esto va a hacer que la gente empiece a pensar en el papel que desempeñan estos ARNs” aparte de sus funciones tradicionales, que normalmente se pensaba que estaban limitadas a modificar otras moléculas de ARN, comenta.

Fuente:

Ciencia Kanija

11 de noviembre de 2010

El chocolate se acabará en 20 años

Una nueva droga legal podría desaparecer de nuestro entorno en sólo 20 años. El chocolate. El sustituto del amor. El placer pecaminoso. El llamado prozac vegetal.




El problema es que cada año que pasa consumimos más cacao del que se produce, y la tendencia es que más tarde o más temprano terminará acabándose. ¿La razón? Su cultivo no sale tan rentable como plantar otros productos o dedicarse a oficios más estables en el sector servicios. De esta forma, los pequeños productores al Oeste de África cada vez están plantando menos cacao.

Las estimaciones dicen que en 20 años será tan raro y caro como el caviar y que muy poca gente podrá permitírselo. Por otro lado las compañías Hershey y Mars ya están trabajando con el genoma del cacao para crear plantaciones más resistentes y productivas.

Algo que esperamos que funcione, porque, como se podía leer en una de las aventuras de Charlie Brown: “una buena manera de olvidar una historia de amor es comerse un buen pudin de chocolate.“

La feniletilamina, neurotransmisor liberado por el chocolate, induce la secreción de dopamina, otro neurotransmisor responsable de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que provoca placer. También induce a la producción de norepinefrina y oxitocina, mensajeros químicos del deseo sexual. También contiene anandamida, otro neurotransmisor que activa la secreción de dopamina y produce efectos de euforia similares a los de la marihuana.

Tomado de:

Gen Ciencia

18 de abril de 2007

¿Beso? ¡Mejor un chocolate!

Londres / AFP. - Un beso puede ser más romántico e inspirar poemas y boleros, pero no es tan excitante como el chocolate derretido en la lengua, asegura un estudio publicado este lunes por científicos británicos.

Un equipo de investigadores dirigido por el psicólogo David Lewis, del centro de investigación Mind Lab, efectuó el estudio comparativo que demostró la superioridad del chocolate sobre el beso, incluso el más apasionado.

En aras del estudio científico, varias parejas de jóvenes, a quienes se les colocó electrodos en la cabeza y monitores cardíacos, derritieron trozos de chocolate oscuro en sus bocas y luego se besaron, con pasión.

Los resultados fueron tajantes: el chocolate duplicó los latidos cardíacos de los 12 voluntarios, todos veintiañeros, lo que llevó a los científicos británicos a concluir que la excitación provocada por el chocolate es mayor que la generada por el beso.

“No hay duda de que el chocolate superó al beso, sin abrazo, al provocar un estímulo corporal y cerebral mayor”, explicó Lewis.

Según los resultados del estímulo causado por el chocolate oscuro o amargo fue en muchos de los participantes “hasta cuatro veces tan prolongado como el beso más apasionado”, y afectó todas las regiones del cerebro.

Las palpitaciones causadas por el beso no duraron tanto como las provocadas por el chocolate, que causó que los latidos del corazón aumentaran de 60 por minuto a 140, indicó el investigador.

Aunque dijo que ya se sabía que sustancias presentes en el chocolate tienen un efecto estimulante, Lewis destacó que los resultados habían “dejado sorprendidos e intrigados” al equipo de investigadores.

“Aunque esperábamos que el chocolate, particularmente el oscuro, aumentaría los latidos cardíacos debido a que contiene sustancias altamente estimulantes, ninguno de nosotros había anticipado la duración e intensidad del estímulo” causado por el chocolate, “junto con los poderosos efectos que tuvo en la mente”.

Fuentes:

Territorio Digital

La Razón

Al Día
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