Cae la noche en el Valle del
Elqui y una furgoneta llena de pasajeros trepa por un camino ventoso
hacia las alturas, muy por encima de las brillantes luces de Vicuña, un
pequeño pueblo ubicado en el corazón del reciente auge del turismo
astronómico en Chile.
"Yo solía ir a 'safaris astronómicos' con mis amigos canadienses. Llevábamos un telescopio, manejábamos hasta el valle y observábamos toda la noche, así que sabía que los visitantes extranjeros estaban interesados", dice Cristian Valenzuela, uno de los dos fundadores de Pangue.
El otro es Eric Escalera, un astrónomo profesional que dejó su Francia natal hace seis años.
"Allí los tours son imposibles", dice, "es un desastre con todas las nubes y problemas climáticos".
Pangue ofrece sesiones de observación astronómica con un telescopio de U$45.000 que pueden durar desde tres horas hasta toda la noche.
El máximo de personas por grupo es 15 y los programas están diseñados para entusiastas que saben más que el turista promedio.
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BBC Ciencia