Científicos de Harvard han elaborado una fórmula matemática para tratar de predecir la evolución lingüística del tiempo pasado.
El estudio se basa en el análisis diacrónico de los verbos irregulares
desde el inglés antiguo, pasando por el inglés medio hasta la
actualidad. A partir de la aplicación de varias reglas que compiten
entre sí, han creado una función matemática específica que predice
pautas de regularización en la evolución de las conjugaciones.
Han enunciado incluso una regla proporcional mediante la cual los verbos
se regularizan a un ritmo inversamente proporcional a la raíz cuadrada
de su frecuencia de uso. Una buena síntesis en español. Si te interesa el tema, sigue en la página ampliada.
Esto es algo que conocían ya los lingüistas de forma más o menos
intuitiva: los verbos irregulares se aprenden de memoria, no son fruto
de la aplicación de una regla mental (como por ejemplo: "añádase la
desinencia -ió"). Por ello, tanto en niños como en adultos, las formas
irregulares menos frecuentes son las que peor se recuerdan, lo que
activa la regla de regularización correspondiente, que había permanecido
bloqueada mientras somos capaces de recordar la forma irregular (como
en plugo->plació). Se sabe desde hace tiempo que muchos de estos
«errores», seleccionados inconscientemente por la comunidad de
hablantes, son los que han motivado cambios permanentes en las lenguas
con el paso del tiempo (el inglés antiguo y el inglés medio tenían
aproximadamente el doble de verbos irregulares que el inglés moderno), y
es ese mecanismo el que estos matemáticos de Harvard han tratado de
modelar matemáticamente.
Los verbos irregulares han sido también tradicional objeto de estudio sincrónico (no evolutivo) en la gramática generativa porque permiten comprender aspectos muy interesantes de las reglas de adquisición del lenguaje. Estas reglas y construcciones son en algunos casos muy complejas y difíciles de explicar y de abstraer (modelar) lo que no impide que un niño de tres años las maneje con total soltura y sin apenas errores (sus errores son, precisamente, con las irregularidades).
Los verbos irregulares han sido también tradicional objeto de estudio sincrónico (no evolutivo) en la gramática generativa porque permiten comprender aspectos muy interesantes de las reglas de adquisición del lenguaje. Estas reglas y construcciones son en algunos casos muy complejas y difíciles de explicar y de abstraer (modelar) lo que no impide que un niño de tres años las maneje con total soltura y sin apenas errores (sus errores son, precisamente, con las irregularidades).
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