La científica Helen Fisher señala
que la neurobiología del amor gira en torno a distintos núcleos de la amigdala produciendo uno de ellos la hormona dopamina, relacionada con el sistema de recompensa del cerebro. A través de esta hormona, y por medio del aprendizaje, se va a asociar a cierta persona que pasaremos a identificar como nuestro ser amado, cuyo recuerdo o cercanía producirán a su vez niveles más altos de dopamina, originando todos los efectos que caracterizan a algo tan trascendental para la vida de un ser humano como supone el amor romántico....
En este video comprenderemos mejor este aspecto y sus múltiples aristas:
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El porqué de la Naturaleza