Latest Posts:

18 de febrero de 2011

El exceso de ruido en Lima es alarmante

Un vetusto parque automotor y el auge de las construcciones son las principales causas. Un estudio revela que hay 38 zonas críticas.



Estar parado por más de media hora en el cruce de la avenida Abancay y el jirón Cusco, en el Centro de Lima, podría ocasionarle náuseas e insoportables dolores de cabeza.

Un estudio sobre la calidad de ruido desarrollado por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) indica que esa zona presenta la más alta contaminación sonora de nuestra ciudad. Solo en dicho cruce se ha llegado a registrar 81.7 decibeles, cuando el nivel máximo de sonoridad permitida en esa área es de 70.

Entre los 38 puntos críticos que hay en la capital figuran el mercado Ceres, en Ate, con 80.3 decibeles; el cruce de las avenidas Élmer Faucett y Morales Duárez, con 79, y la intersección de las avenidas Javier Prado y Petit Thouars, con 78.8 decibeles.

Asimismo, la plaza Bolognesi (78.3), el cruce de las avenidas Juan de Arona y Las Begonias (77.4), así como el de la Panamericana Norte con la Av. Angélica Gamarra (77.4).

NO FISCALIZAN. El informe también revela que los principales factores del alto grado de contaminación acústica en la metrópoli son la antigüedad del parque automotor y el auge de las construcciones.

En tal sentido, el director de Evaluación de la OEFA, Fausto Roncal, afirma que las vetustas unidades del transporte público han contribuido a que vivir en la ciudad sea casi insoportable. Al respecto, destacó la necesidad de que los vehículos sean obligados a pasar inspecciones técnicas constantemente.

Además, el funcionario indicó que no se percibe una adecuada educación vial entre los conductores pues la mayoría suele excederse en la utilización del claxon. Roncal advierte que otra de las causas de la alarmante contaminación sonora es el crecimiento de las obras de construcción en las urbanizaciones.

Igualmente, recuerda que, en dichas áreas, el nivel máximo de sonido permitido en el día es de 60 decibeles y en la noche, de 50. “La utilización de grandes máquinas para excavar la tierra y hasta los propios gritos de los obreros hacen que la bulla se acreciente y llegue a los 70 decibeles”, sostuvo.

Por ello, exhortó a los municipios a que fiscalicen el cumplimiento de las normas por parte de las empresas constructoras y, así, se evite el malestar entre los vecinos de las zonas residenciales. Sugirió a los alcaldes que coordinen con los constructores para que las obras se realicen en horarios de madrugada.

Fuente:

Peru21
google.com, pub-7451761037085740, DIRECT, f08c47fec0942fa0