Martes, 16 de marzo de 2010
El homínido que se impuso a los grandes depredadores
Hace un millón de años...
Fémur de hipopótamo con marcas de corte. | Joan Garcia y Kenneth Martínez | IPHES
- Habitó la costa mediterránea de la Península Ibérica, en Vallparadís (Terrasa)
- Subsistió gracias a una importante capacidad de adaptación al medio
- A pesar de su tecnología rudimentaria, se enfrentó a los grandes depredadores
- Es el mayor registro arqueológico del Pleistoceno inferior europeo
Sus limitaciones físicas e instrumentales no le impidieron adaptarse al entorno hostil. El 'eslabón perdido' entre los primeros habitantes de Orce, hace 1,3 millones de años, y el 'Homo Antecessor' de Atapuerca, hace 800.000, se ha revelado como un gran superviviente. Vivió hace un millón de años en la costa mediterránea de la Península Ibérica, y se ha encontrado su rastro en Vallparadís, Terrasa (Barcelona).
"El aspecto más importante del descubrimiento de estos restos es que demuestra la gran capacidad de adaptación al entorno que tenían estos homínidos", explica el doctor Joan García, director de la investigación del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES). "Con una tecnología muy simple y un físico muy primitivo, estos hombres supieron competir en un ecosistema frente a felinos de gran tamaño, como hienas y jaguares, y alimentarse de la carne de grandes herbívoros, como hipopótamos o rinocerontes", añade, aunque precisa: "No se sabe si consumían el cuerpo de animales vivos o muertos".
"Es un homínido que aún está muy lejos de las sociedades", matiza el doctor, "ni siquiera vivía en cuevas, eso es mucho más moderno". "Son los primeros humanos, de rasgos simiescos", continúa, "similares a familias de unos 15 chimpancés, muy conocedores del entorno y sin asentamiento fijo ni cultura material".
Punta denticulada de cuarzo | IPHES
Tecnología rudimentaria
"Los instrumentos que hemos encontrado son cuchillos de piedra muy básicos", comenta García. Los homínidos golpeaban el mineral y "al saltar un fragmento de cuarzo, les bastaba para cazar y despellejar animales". Se trata de rastros de tecnología Olduvayense, la industria africana más remota, que se caracteriza por su escasa elaboración. Utiliza principalmente materiales autóctonos como el cuarzo, el sílex o la lidita, que los hombres golpeaban sobre un yunque para confeccionar instrumentos muy cortantes y muy útiles para la carnicería.
Algunos de los restos de herbívoros que los investigadores han encontrado en Vallparadís presentaban marcas de cortes, "lo que demuestra un acceso primario de los humanos a las carcasas de los animales en relación al resto de los grandes carnívoros. Este fue el elemento clave del éxito adaptativo de las primeras poblaciones ibéricas", concluye Joan García.
El yacimiento de Vallparadís ha proporcionado el mayor registro arqueológico y paleontológico del Pleistoceno inferior europeo, una etapa clave en la primera ocupación humana de Europa.
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