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19 de septiembre de 2012

Los cuervos pueden "razonar sobre causas"

Cuervo en el experimento diseñado por los investigadores de la Univ. de Auckland Foto Mick Sibley

Los cuervos modificaron su comportamiento y mostaron más cautela cuando no podían atribuir los cambios en su ambiente a la acción humana.

Los cuervos que utilizan herramientas tienen la capacidad de razonar, según un nuevo estudio.

Un equipo internacional de investigadores constató en un experimento que era más probable que las aves adoptaran cierto comportamiento cuando atribuían los cambios en su medio ambiente a la presencia humana. 

Este comportamiento indica habilidades de "cognición compleja", según los científicos.

En el experimento, ocho cuervos de Nueva Caledonia (Corvus moneduloides) utilizaron una herramienta, un palillo, para extraer comida de un orificio en una caja de madera.

La prueba consistió en dos series de eventos separados. En una de las instancias, una persona entraba al sitio donde se encontraban los cuervos y un palo aparecía desde atrás de una cortina. En la otra, el palo aparecía pero no había presencia humana.

En las ocasiones en que nadie entraba al sitio los cuervos mostraron un comportamiento diferente, según Alex Taylor, investigador de la Universidad de Auckland, en Australia.

"Cuando los cuervos veían a una persona abandonar el sitio se acercaban cómodamente a la caja a extraer comida y no la inspeccionaban demasiado", explicó Taylor.

"Pero cuando veían que el palo se movía y nadie abandonaba el sitio su comportamiento fue diferente, se mostraban cautelosos e inspeccionaban el lugar con cuidado. Parecían anticipar que el palo podía moverse en cualquier momento porque no veían un potencial agente causal abandonar el sitio".

Inferencia

De acuerdo a los científicos, el estudio prueba que las aves atribuyeron el movimiento del palo a la presencia humana.

Cuervo en el experimento diseñado por los investigadores de la Univ. de Auckland

En el experimento, un palo aparecía por la izq. Los cuervos debían extraer alimento con un palillo de la caja de madera.

Los investigadores señalan que este tipo de inferencia razonada mostrada por los cuervos en condiciones controladas podría ser útil en el medio natural para anticipar un posible peligro o fuente de alimento.

"Este experimento muestra a los cuervos reaccionando en forma similar a las personas en una situación que requiere razonar sobre agentes causales ocultos o invisibles", dijo Taylor.

El estudio es el primero que sugiere esta habilidad de inferencia razonada en animales. Hasta ahora, la capacidad de hacer inferencias basadas en causas ha sido atribuida sólo a los seres humanos, pero los investigadores señalan que este fenómeno podría ser más común en animales de lo que se pensaba.
En el trabajo colaboraron investigadores de la Universidad de Auckland, la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, y la Universidad de Viena, en Austria.

El próximo paso, según Taylor es extender el experimento.

"Queremos probarlo con otras especies y ver si reaccionan en la misma forma", explicó el investigador.

"Queremos comprender qué tipo de presiones selectivas llevaron a la evolución de esta habilidad. ¿Fue el uso de herramientas, posibles depredadores o la socialización? Son las tres hipótesis que podrían explicar también cómo los seres humanos comenzaron a razonar sobre agentes causales y por qué lograron desarrollar tanto esta habilidad".

El estudio fue publicado en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, Proceedings of the National Academy of Sciences, PNAS. 

Fuente:

BBC Ciencia

26 de julio de 2012

Los cuervos resuelven el problema planteado en una fábula de Esopo




Un cuervo utiliza una herramienta.

“Un cuervo que fallecía sediento vio una jarra y esperando encontrar en ella agua...”, empieza una de las muchas fábulas que Esopo, por alguna razón, dedicó a esos pájaros de mal agüero. La jarra del relato tenía agua, en efecto, pero en tan exigua cantidad que el pobre grajo no se vio capaz de alcanzarla con el pico. Al poco diose cuenta el ave, sin embargo, de la solución y sin más que arrojar unas cuantas piedras al cicatero recipiente vio subir el líquido hasta ponerlo a su alcance y saciar así su sed. Esopo quiso ilustrar así lo mucho que las crisis aguzan el ingenio, una moraleja tal vez refutada por nuestra historia reciente.

Una mejor moraleja habría sido seguramente la de resaltar lo mucho que la inteligencia de los cuervos se parece a la de los cachorros de Homo sapiens. Nicola Clayton y sus colegas del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Cambridge acaban de demostrar (PLoS ONE, 25 de julio) que los cuervos y los niños menores de ocho años resuelven el dilema de Esopo con idéntica eficacia: al quinto intento. Es justo añadir, en descargo de nuestra especie, que a partir de los ocho años los niños les dan cinco vueltas a los grajos y resuelven el problema al primer intento. Son las ventajas de haber evolucionado más para tener un cerebro más grande.

Con respecto a los cuervos, en realidad, Esopo se quedó corto. Estos pájaros no resuelven el problema por mero ensayo y error, ya que utilizan la técnica de las piedras cuando se trata de extraer un gusano de una jarra con agua, en efecto, pero no de un recipiente con serrín. Parecen saber de algún modo que el truco no funcionará en el segundo caso y ni se molestan en probarlo, o al menos no con mucho ahínco. Además, cuando se les da a elegir entre piedras grandes o pequeñas, escogen las grandes, posiblemente para ahorrar tiempo. También suelen preferir tirar piedras que bloques de poliestireno, que como es sabido flotan en el agua y no sirven de gran cosa. El poliestireno no existía en tiempos de Esopo, ni en las épocas en que evolucionaron los cuervos, de modo que estas habilidades parecen realmente cognitivas, y no meros instintos.

Pese a que los cuervos y los niños pequeños muestran una eficacia similar en la resolución del problema, su forma de aprender parece distinta. Cuando los psicólogos manipulan el experimento para que, aparentemente, ocurra algo imposible en el mundo real, los cuervos no son capaces de utilizar ese resultado para incorporarlo en ensayos posteriores. Parecen más bien tener incorporada una 'comprensión' instintiva de las leyes de la física, y lo que no cuadra con ellas no les sirve para incrementar su pericia. Los niños, en cambio, utilizan una estrategia más práctica: lo que funciona, funciona. A veces, parece pensar nuestra especie, no es necesario comprender el mundo para utilizarlo a favor de uno. O en contra de los demás.

Fuente:

El País Ciencia

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