9 de agosto de 2014
El peligro de un apretón de manos
Si queremos evitar este riesgo, la forma más higiénica de saludar a otras personas es chocar los puños en vez del clásico apretón de manos. De esta manera, según los investigadores, disminuyen los riesgos de transmisión de gérmenes.
Para llegar a esta conclusión los investigadores emplearon guantes de goma cubiertos con la bacteria Escherichia coli (también conocida como E. coli) y realizaron pruebas de distintos tipos de saludo desde el choque de palmas, el tradicional apretón de manos o el choque de puños, muy habitual en el mundo del rap.
Los resultados, publicados en la revista American Journal of Infection Control revelaron que dar la mano supone el saludo con mayor riesgo de infección, ya que las bacterias pueden ser transmitidas directamente de mano a mano. De todas las pruebas realizadas, el saludo del choque de puños redujo la propagación de los gérmenes hasta en un 90%, convirtiéndolo en el más confiable.
“Las personas rara vez piensan en las consecuencias para la salud de darse la mano. Si el público en general comenzara a saludarse con un golpe de puños, existiría un auténtico potencial para reducir la propagación de enfermedades infecciosas”, afirma Dave Whitworth, líder del estudio.
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Muy Interesante
16 de marzo de 2011
Descubren el mecanismo por el que la bacteria 'E.coli' causa una infección
E.Coli
Científicos del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, siglas en inglés), dependiente de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, han mostrado cómo la cepa O157:H7 de la 'Escherichia coli' ('E.coli')causa infección y avanza manipulando la respuesta inmune de su anfitrión.
La bacteria segrega una proteína denominada 'NleH1' que dirige el enzima inmune del anfitrión IKK-beta para alterar respuestas inmunes específicas. Este proceso no sólo ayuda a la bacteria a evitar su eliminación por parte del sistema inmune, también trabaja para prolongar la supervivencia del anfitrión infectado, lo que permite a la bacteria persistir y extenderse a otros individuos no infectados.
Este mecanismo, observado tanto en laboratorio como en modelos animales, podría ser relevante para otros patógenos implicados en intoxicaciones alimenticias.
Aunque la mayoría de las cepas de 'E.coli' ayudan a controlar el crecimiento de bacterias dañinas en el intestino de animales y humanos, unas cuantas cepas, como la O157:H7, pueden causar diarreas severas, retortijones y a veces, la muerte. Los casos en humanos de 'E.coli' O157:H7 se han vinculado con el consumo de carne cruda, poco hecha o podrida.Los investigadores del NIAID planean utilizar esta nueva información en futuros estudios para averiguar cómo el sistema inmune del anfitrión prepara una respuesta a la 'E.coli' O157:H7 cuando comienza la infección y cómo la bacteria bloquea, de forma selectiva, estas defensas. Varios patógenos relacionados con la comida, como 'Shigella' o 'Salmonella', utilizan un sistema de secreción similar para interrumpir la respuesta inmune del anfitrión e infectar las células del intestino.
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12 de julio de 2008
Más 40.000 generaciones de bacterias
Profundizando en el estudio de la evolución: Un experimento de dos décadas ha analizado si las especies cambian al azar o por determinismo.
JAVIER YANES - Madrid - 09/06/2008 19:10
Si pudieramos pulsar el botón de stop en la película de la evolución de las especies, rebobinar el proceso y reproducirlo de nuevo, ¿volvería a surgir el Homo Sapiens? Esta pregunta ha servido de insumo durante décadas para alimentar una animada discusión entre los científicos partidarios del azar como principio que gobierna la evolución, y aquellos que defienden una secuencia casi determinista, donde la selección natural elige el mejor camino en cada encrucijada evolutiva.
Un experimento sin precedentes, que ha vigilado estrechamente la evolución de una dinastía de bacterias durante 20 años, descubre datos reveladores que tal vez no cierren la discusión, pero sí aportan al debate un caso real sin parangón hasta hoy.
En 1988, el microbiólogo de la Universidad de Michigan (EEUU) Richard Lenski aisló una sola bacteria de Escherichia coli, un microbio de la flora intestinal que se emplea como herramienta biotecnológica en todos los laboratorios del mundo. El científico clonó 12 colonias a partir de esa única célula y las mantuvo reproduciéndose durante dos décadas, congelando muestras a intervalos regulares como fotos fijas del proceso. En total, las 44.000 generaciones de bacterias que se han sucedido desde entonces equivaldrían, en términos humanos, a más de 10.000 años de evolución de la especie.
Devoradores de citrato
El estudio, que se publica hoy en PNAS, menciona que la larga dinastía bacteriana sufrió miles de millones de mutaciones –cambios en los genes– durante su historia, pero se centra en la aparición de un único rasgo, la capacidad de las bacterias para alimentarse de un nutriente que, en las condiciones del laboratorio, la especie original es incapaz de aprovechar: el citrato, un compuesto similar al ácido del limón.
Después de unas 31.500 generaciones, una de las 12 colonias comenzó a alimentarse de citrato. Una vez que la evolución había hecho su trabajo, el objetivo de Lenski era saber cómo y cuándo se había producido ese cambio, y qué posibilidades había de que se repitiera del mismo modo en otras colonias, lo que inclinaría la balanza hacia el azar o el determinismo.
Rastreando su registro fósil y descongelando algunas muestras para devolverlas a la vida, Lenski descubrió que la aparición de comedores de citrato era mucho más frecuente después de las primeras 20.000 generaciones. El patrón indicaba que esta habilidad surgía en dos pasos, que reflejaban dos mutaciones sucesivas pero, probablemente, independientes una de otra.
La interpretación de Lenski es que ninguno de los dos cambios por separado convertía a las bacterias en devoradoras de citrato, pero la primera mutación era un paso previo necesario para que una segunda dotara a los microbios de esta capacidad. El científico resume así su conclusión: “Es una demostración directa y empírica de la contingencia en la evolución”.
Para que, como defiende Lenski, se pueda razonar que la evolución es una deriva azarosa, deberá antes demostrar que la primera mutación no confiere ninguna ventaja para el éxito de la bacteria ni propensión al segundo cambio; de este modo, dice Lenski, probaría que éste es independiente y aleatorio.
De Darwin a los organismos digitales
Charles Darwin tuvo la lucidez de ‘pasar a limpio’ varias ideas que ya circulaban en su época para construir el paradigma de la evolución. Sin embargo, la importancia de la selección natural ha sido cuestionada por científicos que creen en un proceso donde prima el azar.
El estadounidense Stephen Jay Gould, uno de los más prominentes evolucionistas del siglo XX, defendía que la evolución de las especies es impredecible, ya que trabaja sobre contingencias aleatorias, ‘accidentes’ en la historia de los organismos. Fue él quien ideó la imagen de la evolución como una película. Si se rebobinase para reproducirla de nuevo, decía Gould, el resultado sería diferente.
Experimentos como el de las bacterias de Lenski son de enorme valor para desentrañar los mecanismos evolutivos. En los últimos años, este científico ha trabajado además en la simulación virtual de ‘organismos digitales’; programas que, como los seres vivos, se reproducen, evolucionan y se enfrentan al medio para vivir o morir.Fuente:
Público.es - Ciencias