7 de octubre de 2018
La acidificación de los océanos: el enemigo silencioso de la vida
Investigadores de la Universidad de Cardiff temen que la acidificación de los océanos podría alcanzar niveles sin precedentes en futuro próximo.
Oceanógrafos británicos advierten que la emisión continuada de dióxido de carbono puede derivar en un nuevo peligro para los océanos y organismos vivos, según se desprende de un estudio publicado en la revista Earth and Planetary Science Letters.
En concreto, los investigadores de la Universidad de Cardiff estiman que la acidificación de los océanos podría alcanzar niveles sin precedentes en un futuro próximo. Según Sindia Sosdian, coautora del estudio, las condiciones oceánicas en los próximos años cambiarán mucho y "serán distintas de las que han conocido los ecosistemas marinos durante 14 millones de años".
Según el estudio, una tercera parte de CO2 liberada mediante la combustión de carbón, petróleo y gas se disuelve en los océanos, lo que amenaza la vida marina. El agua ácida ha comenzado poco a poco a disolver conchas y caparazones de organismos marinos en determinados lugares.
Los científicos advierten que, de momento, el pH (medida de acidez o alcalinidad de una disolución) del agua en el Océano mundial es de UN 8.1, pudiendo disminuir a menos de 7.8 en 2100. El descenso de solo el 0,1 pH representa un 25% de aumento de acidez, según los investigadores.
Además, si no disminuyen las emisiones de CO2, al final de este siglo la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzará 930 partes por millón. Asimismo, actualmente la concentración de CO2 es de unas 400 partes por millón.
Tomado de: RT
20 de septiembre de 2014
Esta la química que encierra una piscina
27 de junio de 2010
Bicarbonato y explosiones
Domingo, 27 de junio de 2010
Experimentos:
Bicarbonato y explosiones
Hay que ver lo productivo que es el bicarbonato en el laboratorio. Los dos experimentos de hoy tienen que ver con la producción de gases debido a una reacción química. O sea, lo que hemos desarrollado es un propelente químico que lanza las tapas de los recipientes al espacio. En ambos casos se forma dióxido de carbono, tristemente famoso por ser uno de los culpables del cambio climático.
En el primero la reacción que hemos provocado es la siguiente: el bicarbonato sódico -un clásico cuando tenemos problemas gastrointestinales- reacciona con el vinagre -que contiene ácido acético- liberando dióxido de carbono, que ocupa mucho más espacio que el polvo y el líquido que lo formaron. Como la botella está cerrada, el gas se acumula en el interior, aumentando la presión sobre las paredes del recipiente. Por eso, al desenroscar un poco el tapón sale disparado.
En el segundo experimento la reacción la provocan el agua y el Alka-Seltzer, un fármaco diseñado para combatir la acidez gástrica. Eso quiere decir que también contiene bicarbonato sódico, una base o álcali (de ahí su nombre) que neutraliza el ácido. También contiene un poco de ácido cítrico que, al añadir el agua, reacciona con el bicarbonato liberando dióxido de carbono, como en el caso anterior. Y la tapa, claro, también salta por los aires…
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