Los Walipinis son un poco mágicos. Con su aspecto tosco, de tejados casi al ras del suelo, pueden pasar fácilmente desapercibidos en medio del paisaje árido y sepia del Altiplano de Bolivia.
Y
sin embargo, dentro, bajo tierra, pueden esconder un verde brillante,
desproporcionadamente vivo en esta gigantesca planicie de clima extremo,
donde al aire libre casi todas las plantas mueren.
Gabriel Condo lo sabe y por eso hace casi tres años decidió construir
una de estas estructuras baratas e ingeniosamente simples, con la que
ha podido mejorar la dieta de sus cinco hijos y aliviar el bolsillo.
"Ya
no compramos verduras en el mercado, ahora las producimos aquí", me
contó orgulloso frente a su Walipini, semienterrado a unos 4.000 metros
de altura en un remoto lugar del departamento de Oruro, al final de
media hora de viaje por una pista arenosa que se vuelve inaccesible
cuando llueve.
El sonoro nombre aymara de estos invernaderos
significa literalmente "muy bueno" o "muy bien", porque logran crear
bajo tierra un paraíso de suaves temperaturas en medio de un clima
imposible, de días calurosos y noches heladas, vientos fuertes y agua
escasa hasta cuando cae, solo durante tres meses al año.
El artículo completo en:
BBC Mundo
3 de agosto de 2018
Walipini, las ingeniosas huertas subterráneas "made in Bolivia" que pueden resistir al clima extremo del Altiplano
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