El área roja indica el lugar donde debería registrarse la señal de los neutrinos estériles sobre el IceCube Neutrino Observatory, en el Polo Sur.
Son unas de las partículas más abundantes del universo pero también de las más difíciles de detectar. Su masa es una millonésima parte de la de un electrón y apenas interaccionan con la materia, de ahí que consigan atravesar prácticamente cualquier cosa que se les ponga por delante, aunque sea la misma Tierra. Son los neutrinos, también conocidos como las partículas fantasma por exhibir un comportamiento tan particular. Hasta el momento se han descrito tres tipos diferentes, pero la comunidad científica trataba de encontrar un cuarto que, sobre el papel, explicaría por qué hay más materia que antimateria. En definitiva, la partícula que resolvería, entre otros misterios, por qué existimos.
Pero esa partícula no existe. O, al menos, no ha podido ser detectada. Ésa es la conclusión a la que ha llegado un grupo de investigadores del Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), después de desplazarse al Polo Sur para trabajar en el IceCube Neutrino Observatory, donde han analizado los miles de neutrinos que atraviesan nuestro planeta de un polo a otro. Pero no han hallado ni rastro de ese nuevo componente del grupo. Sus resultados los publica ahora la revista Physical Review Letters.
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