El Observatorio de la Hita, en Toledo, se
ha convertido en una referencia gracias al esfuerzo de tres
aficionados. Todo lo que utilizan, desde los telescopios hasta el
software, ha sido construido por ellos mismos sin ayudas
institucionales. Y ahora tienen convenios con institutos astronómicos
para prestar sus instalaciones.
Faustino, Leonor y Fernando son tres amigos aficionados a la astronomía que han construido un telescopio con sus propias manos y lo han convertido en un centro de referencia. Levantado con piezas recogidas en desguaces y herrerías de la zona, el Observatorio de la Hita cuenta en estos momentos con numerosos proyectos astronómicos que han proporcionado datos para artículos y estudios publicados en las más prestigiosas revistas científicas como Nature o Science, e incluso la NASA ha contactado con ellos para pedirles los registros de uno de los mayores impactos lunares registrados en toda la historia.
Esta hazaña quijotesca se sitúa en la toledana villa de Puebla de Almoradiel, donde algunos historiadores han ubicado el inicio de las andanzas del célebre hidalgo manchego. La historia se remonta a 1999 cuando Faustino Organero, un diseñador gráfico aficionado a la astronomía, comenzó la construcción de un telescopio para uso particular. Quince años después, y con siete telescopios de gran diámetro en sus instalaciones, el propio Faustino reconoce, entre risas, que quizá se le ha ido de las manos. “Cuando alquilé esta parcela al Ayuntamiento aquí no había ni agua, ni luz eléctrica y mucho menos internet”, recuerda. “Con el paso de los años hemos ido añadiendo todos los elementos necesarios para convertir esta tierra destinada a las viñas en un observatorio completamente profesional”.
Las obras de construcción del observatorio - Foto Fundación astroHita
Faustino, Leonor y Fernando son tres amigos aficionados a la astronomía que han construido un telescopio con sus propias manos y lo han convertido en un centro de referencia. Levantado con piezas recogidas en desguaces y herrerías de la zona, el Observatorio de la Hita cuenta en estos momentos con numerosos proyectos astronómicos que han proporcionado datos para artículos y estudios publicados en las más prestigiosas revistas científicas como Nature o Science, e incluso la NASA ha contactado con ellos para pedirles los registros de uno de los mayores impactos lunares registrados en toda la historia.
Esta hazaña quijotesca se sitúa en la toledana villa de Puebla de Almoradiel, donde algunos historiadores han ubicado el inicio de las andanzas del célebre hidalgo manchego. La historia se remonta a 1999 cuando Faustino Organero, un diseñador gráfico aficionado a la astronomía, comenzó la construcción de un telescopio para uso particular. Quince años después, y con siete telescopios de gran diámetro en sus instalaciones, el propio Faustino reconoce, entre risas, que quizá se le ha ido de las manos. “Cuando alquilé esta parcela al Ayuntamiento aquí no había ni agua, ni luz eléctrica y mucho menos internet”, recuerda. “Con el paso de los años hemos ido añadiendo todos los elementos necesarios para convertir esta tierra destinada a las viñas en un observatorio completamente profesional”.
Las instalaciones levantadas en origen por Faustino empezaron a llamar la atención de numerosos amateurs que acudían al observatorio. Así fue cómo Leonor y Fernando,
una pareja de aficionados a la astronomía, se dieron cuenta de que
pasaban demasiado tiempo conduciendo hacia La Mancha, de modo que en
2007 se construyeron una casa en el pueblo para unirse al proyecto
de Faustino. Durante los últimos años, y dedicándole todo el tiempo que
les permiten sus trabajos, los tres han robotizado las cúpulas, han
perfeccionado los instrumentos utilizando sus propias manos y han
desarrollando ellos mismos su propio sistema de software