- Kitty Genovese, de 28 años, fue asesinada a puñaladas el 13 de marzo de 1964 en Nueva York.
- Los informes iniciales indicaron que 38 personas escucharon o vieron partes del ataque, pero ninguno intervino.
- Una versión posterior de los hechos determinó que los testigos no habían estado conscientes del incidente en su totalidad.
- Eso, no obstante, impulsó una investigación en lo se conoce como el "efecto espectador".
¿Le cedería su asiento a alguien
que no puede mantenerse en pie o protegería a un extraño de un ataque?
Podemos decir que sí lo haríamos, aunque no siempre lo hagamos. ¿Acaso
es parte de la naturaleza humana o podemos aprender a ser amables?
Una mañana de marzo de 1964, una joven llamada Kitty Genovese, de regreso a su apartamento en Nueva York, fue atacada y asesinada por un asaltante armado.
El destino de Genovese, afirmaron, fue un símbolo de la sociedad fría y descuidada que terminamos por habitar y trazó un cuadro sombrío de la decadencia social.
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Aunque los detalles precisos han sido puestos en duda, el caso llegó a representar lo que los científicos sociales llaman "el efecto espectador" o el "dilema del voluntario".
La teoría sugiere que cuando estamos rodeados de otras personas, nos volvemos menos propensos a intervenir y ayudar a nuestros semejantes.
No obstante, investigaciones en Estados Unidos y Reino Unido están evaluando si este tipo de comportamiento está cableado en nuestra naturaleza o si se puede modificar mediante la formación.
La importancia de la compasión
En un experimento reciente, un equipo de científicos de la Universidad Northeastern, en Boston, promocionó una sesión de meditación y reclutó a un grupo de voluntarios. La mitad de los encuestados entró a las sesiones, mientras que a la otra mitad se le dijo que estaba en una lista de espera.Para aquellos que asistieron, el curso constó de varias formas de meditación sobre la compasión, la cual tiene sus raíces en el budismo tibetano. En esencia, las clases fueron diseñadas para estimular a la gente a enfocarse en las características comunes en lugar de sus diferencias, dice el profesor de psicología social David DeSteno, que ayudó a llevar a cabo la investigación.
Una vez que las clases se completaron, todos los encuestados -incluyendo aquellos que estaban en la lista de espera- fueron sometidos a un test en el mundo real que ellos no sabían que estaba ocurriendo.
Uno a uno, fueron llamados para una reunión. Antes de que la reunión diera inicio, entraron en una sala de espera con tres sillas. Dos fueron ocupadas por actores, lo que llevó a los participantes a sentarse en la tercera.
"Después de un par de minutos, una mujer empezó a andar en muletas, haciendo una mueca de dolor y luego apoyándose en la pared. Los actores miraron hacia otro lado y se quedaron en sus sillas ", dice DeSteno.
Entre los que habían recibido el entrenamiento de la compasión, cerca de la mitad se puso de pie para ofrecer su silla a la mujer. Y entre los que no lo había hecho, la cifra fue de sólo 15%.
Concluyeron que nuestra voluntad para ayudar a los extraños es flexible y puede ser moldeada por pequeños cambios en la percepción.
"El argumento subyacente en todo esto es que si podemos hacer que la gente vea las similitudes en lugar de las diferencias, su voluntad de ayudar aumentará", sostiene.
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BBC Ciencia