¿Qué es el alcohol ?
Es una sustancia química, cuyo nombre científico es etanol o alcohol etílico,
que está presente en todas las bebidas alcohólicas que existen. Hay que
decir que siempre existe un nivel mínimo de alcohol en sangre, incluso
aunque no hayamos bebido alcohol. Este etanol de la sangre procede de la
fermentacion de las bacterias de nuestra flora intestinal.
Cuando consumimos alcohol, toda una
maquinaria de reacciones bioquímicas comenzarán a producirse en nuestro
organismo. En primer lugar, el alcohol (etanol) se convierte en
acetaldehido por acción de una enzima llamada Alcohol deshidrogenasa.
Posteriormente, el acetaldehido se transformará en ácido acético, por
acción de otra enzima llamada Aldehido deshidrogenasa. En todas estas
reacciones se genera poder reductor (que equivale a unas moléculas
llamadas NADH).
La tolerancia al alcohol depende en
gran medida de los niveles de enzima aldehido deshidrogenasa
mitocondrial (existe otra enzima del mismo tipo pero citosólica) que
presente el individuo. En los paises asiáticos, los individuos presentan
niveles bajos de esta enzima y por eso, las personas asiáticas alcanzan
un estado de ebriedad con una cantidad de alcohol que para un europeo
no supone demasiado efecto.
En definitiva, una vez que hay alcohol
en el organismo habrá cinco sustancias químicas que van a actuar: el
etanol que no haya reaccionado, acetaldehido, ácido acético (o acetato),
los aditivos que acompañan al etanol en las bebidas
alcohólicas (generalmente aportando sabores) y el poder reductor (NADH).
1. Etanol que no ha reaccionado.
Va a afectar a la fluidez de las membranas biológicas (por ejemplo, las
membranas de las neuronas). Bloquea los canales de sodio dependientes
de voltaje en la sinapsis, con lo que influirá en la transmisión del
impulso nervioso. Esto explica que ebrios, razonar o pensar nos sea más
complicado de lo habitual.
2. Acetaldehido (o etanal).
Disminuye los niveles de neurotrasmisores ya que reacciona con la
dopamina endógena formando salsolinol. Esto explica que, cuando hemos
bebido, nuestros movimientos sean mucho menos coordinados y nos volvamos
bastante más torpes. Los niveles de algunas vitaminas (como la vitamina
B1) también se verán reducidos.
Vitamina B1 (Tiamina). Fuente: Wikimedia
3. Ácido acético (o acetato). Provoca la retroinhibición de la “beta”-oxidación de los ácidos grasos de modo que se acumulan las grasas en el hígado (hígado graso).
4. Poder reductor (NADH).
El poder reductor es usado por las células del organismo para
transformar la testosterona en estradiol (un estrógeno) mediante una
serie de reacciones químicas de hidrólisis y aromatización entre otras.
Al aumentar los niveles de estrógenos, aumenta el apetito sexual con el
estado de ebriedad. Sin embargo, como los niveles de testosterona
disminuyen, también lo hace la potencia sexual. De ahí el “quiero y no
puedo” del que todos hemos oido hablar.
5. Aditivos de algunas bebidas alcohólicas (aldehidos y polifenoles que dan sabores u olores agradables para el consumo). Son inhibidores, en muchos casos, de la aldehido deshidrogenasa que, como ya hemos comentado, es la enzima implicada en la tolerancia al alcohol. Si esta enzima se bloquea por consumo elevado de alcohol, llegará un momento que nuestro cuerpo tenga que eliminar el exceso de etanol por una vía alternativa a la vía química. Son los vómitos tan propios de situaciones en las que el consumo de alcohol ha sido excesivo.
En definitiva, el alcohol no deja de
ser una sustancia química y nuestro organismo, un gran laboratorio. Los
efectos del alcohol, por tanto, no son más que consecuencias de las
reacciones químicas que se producen cuando esas moléculas del vodka,
whisky o la cerveza viajan por nuestra sangre hasta nuestras células.
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