Uno de los indicadores más usados para medir la evolución
del bienestar es el nivel de pobreza de un país. De acuerdo con cifras
oficiales, el porcentaje de pobres en el Perú ascendió a 27.8% en 2011,
luego de ubicarse en 42.8% en el 2007. La meta para el 2016 es 15%. ¿Qué
significan estos números y cómo se llegó a ellos, es decir, cómo se
mide la pobreza?
Si queremos medir la pobreza
antes debemos definirla, asunto que constituye una tarea compleja
(intente conversar con amigos, pregunte qué es pobreza y notará la falta
de un acuerdo). Suponiendo que ya la definió, medirla es aún más
difícil. El problema es que al no existir una única definición de "qué
es ser pobre", tampoco habrá solo un método para calcularla. Entonces,
¿qué método se utiliza para calcular la pobreza 'oficial' en el Perú?
En el Perú se usa el método de "líneas de la pobreza monetaria".
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) define la pobreza monetaria
(también llamada por ingresos) como la insuficiencia de recursos
monetarios para adquirir una canasta de consumo mínima aceptable socialmente. En términos simples, pobre es aquel que no tiene el dinero para comprar la canasta mencionada.
Una línea de la pobreza es un límite o umbral, que indica el costo
(expresado en unidades monetarias) de una canasta básica. Aquellos cuya
capacidad de gasto es menor que la línea son considerados pobres. Por
el contrario, los que pueden gastar un monto mayor al indicado por la
línea son considerados no pobres. En otras palabras, la línea de la
pobreza divide a la población en dos grupos: pobres y no pobres.
Dicho de otro modo, la pobreza se mide en función de una
variable: la capacidad de gasto de la persona, con lo cual se asume que
si tiene el dinero, entonces lo gastará en aquellos bienes y servicios
que eleven al máximo su bienestar. Por lo tanto, si todas las personas
recibieran una transferencia de dinero que les permitiera gastar por
encima del costo de la canasta mínima, entonces no habría pobres. La
pobreza monetaria mide la posesión del medio para lograr el fin.
No obstante, la pobreza es un fenómeno multidimensional,
que no depende solo de la capacidad de gasto de una persona, más allá de
los problemas que tiene la definición de la canasta de consumo mínima
socialmente aceptable. Por ejemplo, una familia puede tener el ingreso
para comprar la canasta que lo clasifica como no pobre, pero vive en
condiciones de hacinamiento, sin agua ni desagüe, sin energía eléctrica y
en una vivienda precaria. A todas luces, también sería pobre, a pesar
de que con el método descrito aparecería como no pobre. Esa observación
nos lleva a otro método, conocido como el de las necesidades básicas insatisfechas (NBI).
A través de este segundo método, se listan cuáles son las necesidades
básicas y luego se procede a clasificar como pobre a una persona que no
satisfaga dos o más de esas necesidades.
Ambos métodos recogen información de las Encuestas
Nacionales de Hogares (ENAHO) y presentan subjetividades. Con el método
de la pobreza monetaria, ¿cómo determinar los bienes y servicios que
conforman la canasta básica? Del mismo modo, de acuerdo con el método de
las NBI, ¿cómo determinar las necesidades básicas? ¿Por qué a partir de
dos de ellas insatisfechas el individuo se considera pobre y no a
partir de tres?
Más aún, los dos métodos parten de información obtenida de
encuestas, de ahí que se ubiquen dentro de un grupo denominado "línea
de pobreza objetiva". Sin embargo, en los últimos años se ha avanzado en
el cálculo de una línea subjetiva que depende de la
autopercepción de cada persona. Bajo esta última definición, es pobre
quien se considera como tal, independientemente del nivel de ingresos y
otros aspectos relacionados con el bienestar.
Por lo tanto, las líneas de pobreza objetivas dependen de
criterios establecidos por especialistas para llevar una vida decente.
Por ejemplo, las necesidades biológicas de alimentación en términos de
requerimientos nutricionales mínimos. Las líneas subjetivas dependen más
de la idea que cada persona tiene sobre el nivel mínimo de ingreso o
consumo necesarios para ni ser pobre.
Existen varios métodos más para calcular la pobreza, de
ahí que surjan dos conclusiones: en primer lugar, es necesario
complementar los resultados de la pobreza con otros indicadores
relacionados con el bienestar y, en segundo lugar, el diseño de las
políticas sociales se hace a partir de la caracterización de la pobreza,
la que a su vez depende del método usado.
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