Reconstrucción del bosque del Pérmico. | Ren Yugao / PNAS
Un bosque de hace 300 millones de años conservado bajo ceniza volcánica al estilo de la ciudad romana de Pompeya ha sido desenterrado en una mina al norte de China. El yacimiento fósil, de una extensión inusualmente grande, ha permitido reconstruir la composición botánica y la estructura de un primitivo bosque del Pérmico, una época geológica anterior incluso a la época de los dinosaurios.
Se trataba de un terreno pantanoso, similar a una turbera actual, en la que prosperaban plantas primitivas como helechos arborescentes y otras formas vegetales de grandes dimensiones pero poco parecidas a los árboles actuales, ya que, por ejemplo, las coníferas actuales y las plantas con flor no existían todavía.
El estudio del bosque fósil ha sido publicado en la revista científica PNAS y ha sido llevado a cabo por investigadores chinos y estadounidenes, que descubrieron el bosque en una mina de carbón de Mongolia interior. La extracción del mineral, realizada en la mina con maquinaria pesada, permitió acceder a grandes extensiones de la capa inferior del terreno, realizando así una cata muy superior a la que los paleontólogos pueden llevar a cabo normalmente, pues estudiaron unos 1.000 metros cuadrados de bosque fósil.
Lo hicieron accediendo a tres grandes parches cercanos entre sí del estrato donde se encontraba el bosque, que estaba enterrado en ceniza y separado de los estratos superiores de carbón por una capa de piedra de toba volcánica. Sobre la ubicación del bosque bajo una mina de carbón, hay que tener en cuenta que los depósitos de ese mineral no son más que la materia orgánica de los bosques y pantanos del pasado que crecieron durante millones de años y fueron acumulándose, comprimiéndose y convirtiéndose en roca.
Los investigadores han datado el bosque fósil en una edad de 298 millones de años, al comienzo del Pérmico, cuando los continentes derivaban en distribuciones muy distintas a las de hoy. Las actuales Europa y América estaban unidas y China era un continente aparte. El clima era similar al del momento actual.
Reconstrucción del bosque fósil del Pérmico. | Ren Yugao
El trabajo lo firman tres investigadores chinos, Jun Wang, de la Academia China de Ciencias, Yi Zhang de la Universidad de Shenyang y Zhuo Feng, de la Universidad de Yunnan; y Hermann Pfefferkorn de la Universidad de Pennsylvania. Según este último, el yacimiento es extraordinario: "Está maravillosamente conservado", afirma, "podemos plantarnos allí y encontrar una rama con todas las hojas, y después encontrar la siguiente rama, y la otra, y la otra, hasta llegar finalmente al tocón principal del árbol". Pfefferkorn y sus colegas asiáticos han encontrado también hojas, ramas, troncos y conos fructíferos conservados íntegramente.
Además, los investigadores pudieron usar la ubicación actual de cada una de las plantas para entender cómo se distribuían en el bosque originario. Identificaron cada especimen y lo localizaron en un mapa, reconstruyendo así la estructura y ecología de la formación vegetal de la antigüedad. Los autores creen que esas excepcional condiciones de consercvción se deben a que la erupción volcánica cubrió con grandes cantidades de ceniza todo el bosque en apenas unos días. Eso hizo que todos los árboles cayeran rápidamente en la ubicación donde crecían y quedaran protegidos de toda perturbación posterior. En consecuencia, lo que quedó es como una fotografía exacta de aquel pantano del Pérmico.
Un gran estado de conservación
Los investigadores han identificado seis grupos de plantas, con helechos arborescentes formando el estrato más bajo y un dosel más alto compuesto por especies del grupo Cordaites - una conífera primigenia- y del grupo Sigillaria, un tipo de plantas relacionadas con los actuales musgos, productora de esporas y que alcanzaba tamaño arbóreo. Las copas más altas podían estar a 25 metros de altura, aseguran los investigadores.
Los paleontólogos también han desenterrado ejemplares casi completos de tres especies del grupo Noeggerathiales, un tipo de árboles productores de esporas que no han dejado descendientes en la actualidad.
El fragmento de bosque desenterrado alcanza los 1.000 metros cuadrados lo que ha permitido ver que las especies no se distribuían de forma homogénea, sino que en ciertos lugares predominaban los Noeggerathiales y en otros lugares no.
"Es como una cápsula del tiempo", asegura Pfefferkorn, quien considera que el bosque permitirá conocer más sobre la dinámica de los ecosistemas antiguos y sobre los cambios en la vegetación de nuestros días.
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