Por José Espinoza
Quisiera comenzar esta columna, parafraseando a Hayek: cuando alguien escribe un artículo político, su primer deber es decirlo abiertamente. Pues bien, este es un artículo político.
¿Qué quiero decir? Quiero decir que en el debate sobre cuál debe ser la energía o energías que muevan nuestro futuro no hay una respuesta científica y lo que, por el contrario, hay (o debería haber) son objetivos (o fines) y cifras o datos para guiar una decisión sensata por un modelo energético basado más en unas fuentes de energía que en otras; es decir, se trata de una respuesta (y apuesta) política.
Y, como nos recuerdan las recientes tragedias de Japón, es una apuesta también en el sentido de que cualquier decisión se implementará en el complejísimo mundo real en el que vivimos rodeados de variables aleatorias, incertidumbres -conocidas y desconocidas- y de errores humanos.
A continuación trataré de presentar algunas cifras que pueden ayudar a esa toma de decisión, en función de los objetivos que nos fijemos; entre otros, qué coste queremos pagar por la energía, cuánto estamos dispuestos a pagar por la independencia energética o la seguridad y continuidad de ese suministro respecto a terceros países, qué costes medioambientales estamos dispuestos a asumir y qué riesgos para la seguridad de las personas -incluso en eventos imposibles de efectos devastadores cuando se materializan… ¿les suena un tal Taleb y su Black swan? -.
Aquí van algunos materiales, centrados inicialmente en el debate de actualidad, entre nuclear y renovables. Empecemos por el coste de la energía nuclear:
" A un coste mínimo de inversión en países OCDE -sin tener en cuenta posibles medidas de seguridad adicionales a raíz de lo sucedido en Japón– de €3 mill/MW que, dividido en 40-60 años de vida útil y 7.500-8.000 horas de funcionamiento anual (factor de carga: 85%-91%), supone un coste de amortización de €7-10/MWh.
" Adicionalmente es preciso considerar el coste del capital empleado (rentabilidad para los financiadores y accionistas); asumiendo un coste medio ponderado del 7%-9% ello supone €26-36/MWh adicionales.
" A ello hay que añadir los costes variables del combustible nuclear, los costes de operación y mantenimiento (conjuntamente €15-20/MWh), los costes de desmantelamiento de la instalación, de tratamiento y almacenamiento del combustible usado, etc. Hasta este punto los costes directos de producción de la tecnología nuclear ascenderían a aprox. €50-70/MWh.
" Esta cifra resulta inferior al coste de la energía eólica en emplazamientos de bajo/medio recurso (ver abajo), pero hay que añadirle otros costes más difícilmente cuantificables como el coste de la seguridad de suministro (las reservas de uranio, como las de gas y petróleo, son finitas y se concentran en pocos países) o los costes económicos y humanos de posibles accidentes como el de Japón. Pongan Uds. un número si lo tienen para llegar al coste final de la energía nuclear.
A continuación analizaremos el coste de la energía eólica, como la representante de las energías renovables que resulta a día de hoy más barata:
" A un coste mínimo de inversión de €1,2 mill/MW en países OCDE, con 20 años y 2.000-2.400 horas anuales equivalentes de funcionamiento, resulta un coste de amortización de € 25-30/MWh; más € 35-40/MWh de coste de capital empleado (al 7% utilizado habitualmente por los analistas). En emplazamientos con 3.000 horas de funcionamiento, estos costes bajan a €20/MWh y € 28/MWh respectivamente.
" Añadan los costes de operación y mantenimiento (€10-15/MWh), para obtener un coste de la energía eólica de €70-85/MWh (emplazamientos de bajo/medio recurso eólico) o de €55-65/MWh (emplazamientos de alto recurso). Además, habría otros costes indirectos para el sistema (cuantificados p.ej. por el Departamento de Energía de los Estados Unidos en menos de 0,6 $/MWh asumiendo un 20% de producción eólica en ese país, nivel similar al de España actualmente [1]).
Para terminar, unas líneas sobre las otras energías renovables, aún en fase de desarrollo incipiente, y lo que ello puede enseñarnos sobre por dónde puede ir el mundo:
- Si bien es cierto que la energía solar presenta todavía costes muy superiores a los de la energía eólica o nuclear (en torno a €180/MWh para la fotovoltaica y algo más para la termosolar), no lo es menos que su coste ha experimentado una fortísima reducción en los últimos 3 años fundamentalmente debido a:
- la reducción de los costes de los equipos (la inversión por MW en instalaciones fotovoltaicas en suelo ha pasado de € 6-8 millones en 2006-2008 a € 3 millones/MW en 2010, y es previsible que se siga reduciendo a un ritmo similar en los próximos 3-4 años;
- el aumento de la eficiencia con la que las instalaciones transforman la energía del sol en electricidad, que ha crecido desde niveles del 6%-8% a cerca del 15% (y en laboratorio se llega al 30%-40%), lo que supone que con el mismo MW se puede generar una cantidad significativamente superior de energía –aunque sea preciso ajustar, en su caso, por el incremento de coste.
Este proceso industrial de reducción de costes ha sido favorecido por el crecimiento de la industria fotovoltaica, que ha pasado de instalar 300 MW anuales en 2000-2001 a más de 7.200 MW en 2009, con las consiguientes economías de escala, y por la fuerte competencia existente entre los fabricantes de equipos, impulsada fundamentalmente por compañías chinas.
Por cierto, que es significativo cómo en la eólica no se han producido (aún) unas mejoras comparables y el precio del MW se ha incrementado de forma notable desde 2000-2001, pese a que el crecimiento de la industria ha sido similar... ¿adivinan ustedes por qué?
Asuman Uds. que a futuro desaparece esa diferencia y se producen mejoras en el coste de los aerogeneradores y en la cantidad de energía producida por estos por unidad de recurso eólico similares a las conseguidas en el sector fotovoltaico y aplíquenlas al coste de la energía eólica antes calculado… ¿creen ustedes que tiene sentido apostar por las renovables como una fuente de energía básica a futuro?
*José Espinosa es socio director de Green Capital Advisors.
Fuente:
El Confidencial