Central nuclear de San Onofre. | awnisALAN.
- El congresista demócrata Ed Markey reclama un nuevo 'parón' nuclear
- 'Vamos a pisar el freno hasta que entendamos lo ocurrido', asegura Lieberman
- El secretario de Energía Steven Chu comparece el miércoles en el Congreso
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"El trágico suceso de Japón puede ocurrir muy fácilmente en Estados Unidos", ha advertido este lunes el congresista demócrata Ed Markey, en un duro comunicado que ha hecho temblar a la industria nuclear.
Markey ha reclamado un "parón" temporal de la construcción de nuevos reactores y ha pedido que no se renueven los permisos de funcionamiento de las centrales californianas de San Onofre y el Cañón del Diablo, construidas en zona de alto riesgo sísmico de la falla de San Andrés.
La petición de Markey ha tenido un amplio eco en el Congreso, dos días antes de la comparecencia del secretario de Energía Steven Chu para informar sobre los planes de prevención ante desastres naturales en las centrales nucleares de EEUU.
Hasta el senador independiente Joe Lieberman, uno de los más firmes impulsores del 'renacimiento' nuclear, ha admitido la necesidad de una reflexión colectiva: "No vamos a dejar de construir centrales nucleares, pero vamos a pisar el freno hasta que entendamos las ramificaciones de los que está pasando en Japón".
Estados Unidos cuenta hoy por hoy con 104 reactores en funcionamiento en 65 centrales, que generan el 20% de la energía del país. Una gran parte de los reactores están situados cerca de la costa o en las cercanías de grandes ciudades, como Los Angeles, San Diego o Nueva York.
Al menos 23 de los reactores funcionan con el sistema de contención conocido como Mark I, similar al de la planta de Fukushima Daiichi, dañada por el terremoto de Japón.
Alerta en California
"Las plantas más vulnerables en Estados Unidos son sin duda las dos que se encuentran sobre la falla de San Andrés", asegura a la CNN Robert Alvarez, experto en tecnología nuclear del Instituto para Estudios de Política y ex funcionario del Departamento de Energía.
"Fueron construidas para soportar terremotos de la magnitud 7,5, muy inferior al ocurrido en Japón o incluso en San Francisco en 1906. Pienso que no se deberían renovar sus licencias de funcionamiento".
La emergencia nuclear de Japón se produce apenas dos meses después que el presidente Obama anunciara el destino de 36.000 millones de dólares para impulsar la construcción de 20 centrales nucleares.
Bill Gates, accionista mayoritario de TerraPower, alardeó hace unos meses de su alianza con Toshiba para fabricar un reactor de 'cuarta generación' con uranio 'empobrecido'. El terreno estaba finalmente abonado para el 'renacimiento' nuclear en EEUU, por primera vez desde el accidente de Three Mile Island que supuso un 'parón' para la industria en 1979.
La opinión pública norteamericana le había perdido el miedo a la energía nuclear y republicanos y demócratas habían dirimido incluso sus diferencias.
La única voz 'insensible' al accidente de Japón ha sido estos días la del líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, que se ha quedado prácticamente solo ante el peligro en el momento de declarar: "No pienso que justo después de un gran desastre ambiental sea el momento para tomar decisión sobre la política doméstica y energética de América".
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